Deseando a Alicia

Capitulos I y II. La hermana de su novia le trae de cabeza y hará lo que sea para conseguirla.

Deseando a Alicia

Capítulo I: Aparece el deseo

Hace ya tiempo que sucedió, y aunque es de esas cosas que solo te pasan una vez en la vida, también es una de esas historias por las que podrías arruinar tu existencia si llega a los oídos equivocados. Es por esto que advierto que a pesar de la verdad de estas líneas, no he querido desvelar más de lo necesario y los nombres han sido cambiados. Entenderéis que es inevitable sobre todo cuando la protagonista del relato es mi cuñada.

Si la memoria no me falla, harán ya seis años que ocurrió y sin embargo los detalles los recuerdo como si hubiera sucedido ayer. No es algo fácil de soportar pues quiero a mi mujer y mi conciencia me reconcome cada vez que se dibuja en mi mente la figura de mi cuñada desnuda. Pero volvería a hacerlo.

Sí, definitivamente volvería a hacerlo, no lo dudo. Veamos, mi cuñada, que aquí llamaré Alicia, es una mujer preciosa según mi modelo de mujer. Tiene una cara redondita con las mejillas sonrosadas y sonrisa brillante. Sus ojos son totalmente negros, como su pelo, que es largo y rizado. Si miramos al cuerpo, no puedo evitar empalmarme cuando trato de describíroslo. Ella es muy blanca sin llegar a ser pálida, pero sin una sola peca. Debido a sus muchas clases de ballet y a su deporte favorito, el balonmano, ha desarrollado un cuerpo de escándalo. Por una lesión tuvo que relajar el ritmo de entrenamiento, y ya que una de las cosas que más le gusta en este mundo es comer, ganó algo de peso, lo que no quitó que siguiera siendo una mujer de infarto. Se podría decir que es jamona sin serlo, con un poquito de carne de más repartida de forma deliciosa, que le dan unas caderas perfectas y unos muslos que se pueden agarrar pero son firmes y estilizados. Si lleva falda es casi imposible no mirar sus piernas. Pero si me tengo que quedar con algo, es con sus pechos, enormes, de talla cien, muy ligeramente caídos, desafiantes a la ley de la gravedad.

Todo comenzó hace ocho años. En aquel entonces estaba cerca de acabar la carrera universitaria que cursaba y no echaba nada en falta salvo haber disfrutado más de la vida sexual que se le supone a un universitario. Sí, había tenido mis rollos y alguno que otro terminó en polvo, pero o la gente era muy fantasma o yo estaba por debajo de la media. Un día fui a una fiesta invitado por un muy buen amigo y conocí a una chica estupenda de la que terminé enamorándome. Mi relación con ella era maravillosa. De Clara, que así la llamaré, solo diré que tenia dos hermanas, una tres años mayor y otra a la que saca dos. Siempre estábamos con las bromas de cuando iba a conocer a mis cuñadas, y ese día llegó. La pequeña era Almudena, una adolescente muy viva de la que me hice amigo enseguida, sobre todo porque quería hacer la misma carrera que yo y me veia como un buen consejero. La relación con la familia había comenzado con buen pie. Además sus padres me dieron el visto bueno rápidamente. Pero la que mas me marcó fue su hermana mayor, Alicia. Yo tenia un año más que ella.. Al principio no la veía más que como mi cuñada y nos llevábamos muy bien. De hecho, cuando mi novia Clara tenia que estudiar y no podía salir, lo cual era frecuente, quedaba con Alicia , por lo que nuestro vinculo se fue haciendo más y más fuerte. Me resultaba curioso que una chica como ella no se interesara por los tíos, incluso llegué a preguntarle si era lesbiana. Ella decía que le gustaba la carne pero que simplemente prefería centrarse en sus cosas, su ballet, su balonmano....y dejar a los tíos de lado porque eran unos babosos.

-Ah, entonces, ¿yo que soy? Porque si no soy un baboso es que soy algo raro, ¿no?

-Ja, ja, no Herrera ( ella es la única persona que me llama por mi apellido) Ya sé que eres un tío, pero eres el novio de mi hermana y eres...digamos que...asexual... Sí, esa es la palabra. Eres asexual para mí. Es por eso que me siento tan bien contigo y eres el único tío con el que quedo.

Bueno, no sé como me sentó eso que dijo. Por un lado bien. Era el único tío en que confiaba y cuando una mujer te dice eso de verdad que te sientes halagado... Pero por otra parte no es que no le atrajera nada. Es que le era asexual. Le ponía lo mismo que una mesa o una farola. No sé como explicarlo, pero en ese momento comencé a ver a mi "cuñada"( ya estábamos con esa coña) no como la hermana de mi novia sino como una mujer... Y joder como estaba esa mujer. Esa noche, al volver a mi estudio (donde vivía solo) me hice la primera paja pensando en Alicia. Luego, tumbado en la cama, se me metió entre ceja y ceja la idea de verla desnuda. Y lo iba a conseguir. ¡Vaya si lo iba a conseguir! Ahí me quedé toda la noche, mirando el techo, maquinando planes uno tras otro a cada cual más imposible para lograr mi objetivo.

Capítulo II: Las duchas

Había pasado ya un mes desde que Alicia me dijo aquello de que le resultaba asexual y la frecuencia de mis masturbaciones pensando en ella había aumentado. Aún no me había atrevido a intentar nada para verla desnuda. El verano estaba cerca y tal vez en la playa, haciendo como que es un accidente, podría caer sobre ella y quitarle la parte de arriba del bikini.....o podría ir al piso que compartía con su hermana, es decir, mi novia ( ellas y yo éramos de fuera y en esa ciudad solo estábamos estudiando) y cuando se estuviera cambiando entrar como el que se ha despistado y pedirle disculpas... Pero no, todo eso era bastante infantil y arriesgado, y un bofetón me lo podría llevar fácilmente. No quería joder las cosas con Alicia por una tontería, y no me podía justificar con lo de que soy asexual para ella porque es muy vergonzosa y no le gusta que incluso sus hermanas la vean desnuda.

¿Qué podía hacer? ¿Qué podía hacer? Recuerdo que aquella tarde estaba dándole vueltas a la cabeza cuando sonó el teléfono. Era Alicia:

-¡Herrera! ¿Qué pasa, cuñado? ¿Qué haces esta tarde?

-Hola Ali, que tal? Pues nada. Tu hermanita me dejó plantado porque tenia que hacer unas prácticas de no se qué. ¿Y tú?

-Yo ahora he quedado con las del equipo para jugar un partidillo, pero después estoy libre. ¿Te apuntas a un cine?

-Bueno, pero ¿vamos a ir con todas las de tu equipo o qué?

-No, tonto, seré toda para ti (Me acuerdo perfectamente de esas palabras. El corazón me dio un vuelco) ¡Es broma, tonto! Vamos los dos solos, ¿Te hace? (También me acuerdo de eso. Mierda)

-Eh, bueno, pero...

-Pues decidido. Pásate por las pistas a eso de las ocho que ya habré acabado. Hasta luego.

Joder, ya me había ilusionado antes de tiempo. Pero bueno, al menos podría estar con ella a oscuras durante dos horas...viendo una película. Menos da una piedra.

Cogí el periódico y me puse a buscar la película que pareciera que daba mas miedo. Al menos tendría la oportunidad de que me abrazara. Me la imaginé agarradita a mi y se me empezó a poner dura otra vez.

Iba a darle al tema cuando empecé a conectar ideas: " Va a jugar al balonmano pero la recojo en las pistas para ir al cine, y como las sesiones empiezan a las ocho y media, no nos da tiempo de pasar por su casa, luego se tiene que.....¡duchar allí! " En ese momento pegué un bote y salté a la ducha. En menos de diez minutos estaba totalmente listo...aunque tuve que esperar otros cinco porque me daba vergüenza salir a la calle empalmado como estaba. Bajé a la calle, arranque mi coche, y fui hacia las pistas.

Por el camino intenté cerciorarme si estaba en lo cierto. Si recordaba bien, en aquel polideportivo tan viejo las paredes estaban hechas una mierda, incluso con algunas grietas. Lo sabía porque había ido a jugar al tenis alguna vez con los compañeros de la facultad. Ellos ya se conocían los trucos del vestuario y yo como un imbécil me quedé siempre con la ducha pegada a la pared que no se por qué razón daba agua fría. La única ventaja que tenía aquello eran esas pequeñas roturas en la pared. ¿Por qué esto era bueno? Ahora podría aprovecharlo a mi favor...¡porque los vestuarios femeninos estaban pegados a los masculinos!....Joder, ¿pero eso que importaba? Habría por lo menos diez duchas. ¿Por qué iba a usar Alicia justo la que estaba pegada? Bueno, todos sabemos que de ilusión también se vive, así que decidí continuar con ese estúpido plan sin pies ni cabeza.

Cuando dejé aparcado el coche agradecí que fueran las fiestas de la ciudad. Aunque no se cortaban todas las clases, los estudiantes se dedicaban a emborracharse durante esa semana, y poca gente, como Alicia, a la que no le gustaba salir en ese plan, iba a las pistas.

Saludé al conserje y me dirigí directamente a los vestuarios. Tuve mucha suerte porque estaban vacíos. Fui a la ducha. Estaba totalmente seca, se veía que el rumor del agua fría se había extendido y nadie la usaba. Busqué por la pared y me cagué en la madre de todo ser viviente. Habían mandado tapar esas grietas con algo blanco, no se que era. Lo raspé un poco y comprobé que no era muy duro, así que cogí la llave de casa y raspé con muy mala leche...¡Y lo conseguí! Había vuelto a romper la pared haciendo un agujerito no mas grande que la punta de un dedo. Seguí intentándolo pero nada. Tendría que conformarme con eso...si es que ella se duchaba allí, claro. Volví a deprimirme. Vaya puta mierda, para una oportunidad que tenía...

Me dirigí a las gradas de piedra para ver a las chicas jugar al balonmano. Cualquiera que me hubiera visto habría dicho que era un cerdo porque los ojos se me salían de sus orbitas. Allí estaba Alicia, con unos pantaloncitos de deporte cortos totalmente pegados y la camiseta de su equipo blanca a rayas azules, totalmente sudada. Al poco me vio y se acerco a saludarme:

-Hey Herrera, que raro que seas puntual. En cinco minutos acabamos y me ducho, ¿ok?

-Eh...ah... Vale, pero apúrate.

Y se fue a continuar jugando. Dios, se le transparentaba el sujetador deportivo...Aquello me animó, es más, me animó a pensar y....

En ese momento las chicas recogieron sus cosas y echaron a correr hacia el vestuario gritándose de todo. ¿Qué les pasaba? Al pasar por delante mío, cogí a Alicia del brazo:

-Oye, pero ¿qué pasa?

-Joder Herrera, suéltame rápido, que no llego.

-¿A qué?

-Pues que...ay..joder....¡Sois unas zorras! ¡No vale!... Hala, por tu culpa ya me ha tocado

-Oye, oye, no me eches la culpa, ¿Qué pasa?

  • No te enfades Herrera, es que nos están arreglando el vestuario ahora que hay poca gente por las fiestas y nos han dado los vuestros.

-Ah, entonces los de los tíos...

  • De momento los tíos tenéis que usar los de la piscina, allí, en el otro edificio....Pero joder, ahora me a va tocar a mí la ducha rota porque voy a llegar la última. Nos vemos en la puerta. Hasta ahora, cuñado.

No es que hubiera tenido suerte por no encontrar ningún tío. Es que ya no eran los de los tíos. Fui a la puerta y habían cambiado el cartel. Ni me había fijado. La de ostias que me podía haber llevado si hubiera habido alguna mujer. Me ilusioné de repente.

Los vestuarios femeninos antiguos tenían un rótulo de "no pasar" Entré con cuidado porque estaban de obras y fui a la ducha de la pared. Por eso estaba arreglada la grieta. La habían cubierto desde aquí. Ahora en el suelo de la ducha estaban los restos de la cosa blanca aquella. Lo iba a conseguir.

Se podía oir a Alicia maldiciendo a sus amigas que no querían salir de la ducha hasta que se duchara ella en la del agua fría. Yo empecé a empalmarme y puse el ojo en el agujero. Se veía muy mal. De repente algo de color carne se puso delante. Era Alicia. Lo intentaba pero no le conseguía ver los pechos o el coño, solo veía color carne. Me ladeé y nada. De repente se separo de la pared y pude distinguir su cintura pero no más.

Estaba cagándome en todo cuando escuché a una de sus amigas decirle que podía ducharse en la suya porque le daba lástima. ¡¡¡¡Noooo!!!! Mierda. Seguí mirando y pude por fin ver algo: ladeándome todo lo posible, vi como Alicia salía de la ducha, es decir, la vi completamente desnuda de espaldas. Se me quedó grabada esa imagen de su culo. Era increíble. Daban ganas de agarrarlo con las dos manos y apretar. Además tenia la cintura con unas tiras marcadas de rojo debido al elástico del pantalón. Era muy morboso. Pero tras ésto desapareció de mi pequeño campo de visión y no pude ver nada más. Con cuidado de no toparme con nadie, salí del vestuario y fui a la puerta de entrada donde esperé a Alicia fumando un cigarrillo.

-Ya estoy lista, cuñado. Vámonos al cine que no llegamos.

Continuará.