Deseando a Alicia (3)

Última parte de la serie. Es el momento más decisivo en el deseo de Herrera por conseguir a Alicia.

Deseando a Alicia ( III )

Capítulo V: Deseo concedido

Desde aquella situación en el baño, mi relación con Alicia se había vuelto mucho más fría, y disimular delante de Clara para que ella no notara que había pasado algo era lo único que nos había hecho seguir hablando.

Sin embargo, ambos sabíamos que aquella semana solos iba a ser distinta. Su hermana siempre había estado de por medio y ahora que faltaba en el piso debido a su curso, no teníamos motivos para intercambiar una palabra. Pasábamos las horas en silencio con el televisor encendido sin soltar ni un comentario, y a mi se me hacía insoportable. Ella observaba la pantalla del aparato sin prestarle atención, con una mirada pérdida en el infinito, adentrada en sus pensamientos que, por su expresión seria, podía adivinar no eran los más felices del mundo. Todo aquello había pasado hacía ya casi dos meses pero ella seguía dándole vueltas. Sin embargo cuando venían a visitarla sus amigas, cambiaba de actitud y se mostraba alegre.

El único día en que se rompió algo más el hielo fue cuando fuimos al hospital para el chequeo de Alicia. El médico se sorprendió de lo bien que se había recuperado y le quitó la escayola, no sin mandarle algo de rehabilitación.

Al regresar a casa ayudé a Alicia a salir del coche y la acompañé hasta la puerta de su casa. Entonces me despedí de ella.

-¿A dónde vas?

-Ya estás bien, así que ya no hace falta que me quede más tiempo.

-¿Por qué lo dices con ese tono?

-Alicia, no te hagas la tonta. No hemos cruzado palabra en los días que llevamos solos. En un par de días vuelve Clara. Lo siento pero...

-Bueno, quédate solo hoy, por favor. Aún no me veo del todo capaz.

-Pero si el médico te ha dicho que....

-¡Bueno, pues vete a donde quieras, joder!

-¡Mierda! De acuerdo, me quedaré esta noche, pero ahora voy a comprar tabaco. Ahora vuelvo.

La verdad es que tenía tabaco de sobra, pero me hacía falta separarme de ella aunque sólo fuera por diez minutos. Me había hecho a la idea de que aquel infierno se acabaría ese día y no me hacía ninguna gracia quedarme un minuto más. Es duro cuando una persona con la que te llevas cojonudamente bien, de repente te rechaza de esa manera por algo que sabes no te va a perdonar. Así era Alicia. Y la verdad es que tenía razón, y yo sabía perfectamente como era. Pero...¿tanto la cagué?

Pasaba de darle más vueltas al asunto. Compré un paquete en la máquina del bar de la esquina y un periódico deportivo. Sentado en los escalones del portal, encendí seguidos hasta cinco cigarrillos antes de decidirme a subir. Habría pasado media hora cuando cogí en el ascensor hasta la casa y entré.

Me llevé el susto más grande de mi vida nada más pasar a salón.

Me quedé callado pero con la boca abierta. Lo que vi al entrar no me lo hubiera esperado en mil años. Allí estaba Alicia vestida con ...

-¿No me dices nada, Herrera?

-A....Alicia, ¿Qué estás haciendo?

-Bueno, me preguntaba como me quedaría mi antiguo traje de ballet. Creo que se me ha quedado un poco pequeño...

¿¡Un poco pequeño!? Estaba "vestida" con un traje que le estaba pequeño por lo menos desde hacía varios años. El ajustado vestido dejaba ver claramente su sujetador negro que luchaba por contener sus enormes tetas. Llevaba un pequeño tutú, totalmente paralelo al suelo, que para nada cubría sus bragas a juego con el sostén. Sus piernas, perfectas, estaban enfundadas en una especie de medias rosas que conjuntaban con el traje y le llegaban a la mitad de los muslos. También se había calzado unas zapatillas de su época de bailarina, con sus lazos entrecruzados hasta por debajo de las rodillas.

La verdad es que no sabia como reaccionar. Para empezar, no estaba muy seguro de lo que pretendía Alicia con ese cambio de actitud tan repentino. ¿Qué estaría tramando? En la calle, no hacía ni media hora, estaba cabreada, y ahora...ahora ésto.

Algo había tramado pues sabía perfectamente el morbo que siempre me han dado esos trajes, como yo sabía el suyo por los monos de mecánico. Al ver mi cara de asombro habló.

-A ti siempre te ha dado morbo este traje, ¿verdad?

-Bueno, sabes que todos los trajes de danza tiene su punto picarón

-Sí, y creo que éste tan apretado que llevo es más sugerente todavía, ¿no crees?

Pretendía hacerse controladora de la situación pero no podía engañarme. Aunque hablaba decidida, los colores que se habían subido a sus mejillas delataban que estaba más nerviosa, y por supuesto, más avergonzada que yo. Sin embargo, joder, estaba allí, totalmente empalmado delante de mi cuñada y no sabía que hacer...

-¿Qué pretendes Alicia?

-Darte lo que quieres, cuñado. Porque es lo que quieres, ¿no? Me tienes delante de ti con más pinta de puta que de bailarina, muerta de vergüenza, totalmente entregada, y tú te quedas ahí parado como un pasmarote...

-Tengo unas ganas de arrancarte ese vestido que no te puedes ni imaginar. Pero eso de totalmente entregada...

-Lo de tener polla es una putada, ¿no?

-¿Cómo?

-Por lo visto no tenéis suficiente sangre para hacer funcionar la polla y el cerebro a la vez, ¿verdad? ¿Es que todavía no te has dado cuenta, Herrera?

Tras decir esto su gesto cambió. Ya no era arrogante sino más bien derrotista, estaba con una mirada ni triste ni decepcionada, algo intermedio que me encendió una bombillita y me hizo entender de repente lo que estaba pasando.

-Entonces tú...

-Sí, Herrera. Yo. Yo...llevo pensando esto desde hace ya...casi dos meses.

-No estabas enfadada. Era...

-Sí, estuve enfadada, pero fue algo casi momentáneo...Luego estaba enfadada conmigo misma, Herrera. Porque tú...porque yo...

Su tono de voz había cambiado a remordimiento.

-Pero Alicia, tu hermana...

-Ella no tiene por qué enterarse. No quiero hacerle daño pero no lo puedo evitar. Herrera, tú has sido el único tío que me ha tratado de igual siempre...Bueno, hasta el otro día. Pero es que....me gustó...Me gustó que me vieras como mujer...Y lo de la bañera...Bueno...En el fondo estaba excitadísima...

-Entonces estos días...

-Estos días estaba con remordimientos, enfadada conmigo misma. Para una vez que me...enamoro.....

-¿¡Qu...Qué!?

-...Para una vez que me enamoro resulta que es el novio de mi hermanita...Vaya zorra estoy hecha...Pero así es. Era inevitable. Tanto tiempo juntos, tan unidos.... Siempre me pareciste mono, no sólo eso, luego me gustaste, y....

No me lo podía estar creyendo.

-Intenté evitarlo, pero Herrera, con lo del otro día me di cuenta de que me habías ganado la partida.

-O sea que todo este tiempo, desde que nos conocemos...

-Todo este tiempo no, pero desde hace algún tiempo, sí. No me gusta que nadie me vea desnuda. Me pongo violenta, ya lo sabes...pero contigo es distinto...

Alicia se quito el tutu y el resto del vestido quedándose con la ropa interior y las medias.

-Contigo no es igual. Mírame. Estoy como ningún tío me ha visto antes delante de ti. Muchos lo han intentado y siempre me he cabreado por ello. Me daban asco...Y sin embargo cuando siento que recorres mi cuerpo con la mirada....me gusta...Me gusta que tú, y solo tú me deseés.

-Alicia, la verdad es que te deseaba de antes...Creo que fue desde que me llamaste asexual...

-Mentí. Entonces ya me gustabas, pero no podía ser...Pero es que....

Alicia hizo el amago de ponerse a llorar. Me acerqué a ella y la abracé con todas mis fuerzas acariciándole el pelo...

-Sabes que ésto nos puede acarrear muchos problemas....

-Los acarrearemos Herrera, de veras que no puedo más. Vamos...

Antes de que pudiera hacer nada, Alicia y yo nos fundimos en un beso que yo describiría como el más apasionado de mi vida. Segundos después me estaba sobando el paquete. Sonrió al ver lo duro que estaba. Sólo lo recuerdo tan duro cuando vi por primera vez a su hermana Clara desnuda. Me quité la camiseta y torpemente los zapatos con los pies mientras la seguía besando. Ella estaba temblando y parecía que gemía algo casi inaudible.

-Alicia...

-Nunca lo había hecho antes Herrera...

-Ya...No te preocupes...Yo...Lo haremos con cuidado.

-Éso no lo he hecho nunca, tonto, lo sabes de sobra. Me refiero a que nunca he besado a un tío en la boca.

-Me estás diciendo que...

-Sí, soy nueva en todo...o casi todo....¿o te crees que las mujeres no nos masturbamos?

-¿Ves cómo sí lo hacéis? Siempre lo negáis.

-No somos como vosotros que reconocéis a cualquiera que os pregunte que os la cascáis tres veces al día, cuñado, pero... Además, algunas del equipo son muy espabiladas y por lo que cuentan creo que sé lo que os gusta a los tíos...

En ese momento me separó de ella y se llevó las manos a la espalda. A los tres segundos el sujetador estaba cayendo a sus pies dejando libre el mayor espectáculo de la naturaleza que he visto en mi vida. Eran las tetas mas jodidamente grandes que había visto nunca. No sé como describíroslas pero no eran del todo redondas sino que se hacían un poco mas ovaladas por delante, firmes y desafiantes, muy ligeramente caídas. Sus pezones eran de color rojo muy claro, grandes, y describían un círculo perfecto. Estaban totalmente erectos, parecía que eran durísimos, y en el izquierdo se podía distinguir un lunar al pie de la montaña.

No sé si todos hemos tenido esa sensación producida por la excitación en la que estás a punto de correrte sin ni siquiera habértela tocado. Pues así era como estaba en ese momento. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando Alicia se acerco de nuevo a mí pegándome sus pechos. Eran tan suaves y calientes como había soñado y me resultaba hipnótico su movimiento cuando Alicia se contorneaba frotándose contra mí. Los agarré con fuerza, amasándolos, y jugué con sus pezones. Ella se ruborizó aún más cuando comencé a lamérselos. Me encantaban sus tetas y no podía dejar de chupárselas mientras ella dejaba escapar susurros de placer.

-No, aún no, Herrera. Todavía es mi turno.

En ese momento se puso de rodillas frente a mí y comenzó a desabrochar los botones de la bragueta. No me lo podía estar creyendo. Iba a chupármela la hermana de mi novia.... Tras quitarme los pantalones dirigió su atención a los gayumbos que no podían aguantar tan bien como los vaqueros la presión de mi polla. No es que sea un actor porno pero nunca se me han quejado. Ahora tenía ganas de ver como reaccionaría Alicia ante mi aparato. Metió los dedos por dentro de los gayumbos y acarició mi cintura suavemente, bajándolos con lentitud, observando como iba apareciendo poco a poco el cuerpo de mi pene, que por la barrera de los calzoncillos apuntaba hacia abajo. De poco en poco alzaba la vista y me regalaba una sonrisa picarona que me preguntaba hasta dónde iba a llegar mi falo . Tras unos minutos de jugueteo ya había alcanzado la altura del capullo y superado éste, mi polla saltó violentamente hacia arriba rozándole la cara. Alicia la tomó con una mano y comenzó a menearla suavemente descubriendo totalmente la cabeza. Con la punta de un dedo tocó el orificio y al separarlo quedó un hilo casi transparente que se limpió contra el pecho.

-Como te he dicho antes, nunca he hecho nada de esto, así que luego me pondrás nota, ¿eh?

-Vamos Alicia, vamos....

Yo no razonaba. Sólo deseaba que empezara a chupármela de una vez. Alicia comenzó a lamer mi capullo moviendo la lengua de arriba hacia abajo, para continuar con el tronco que en poco tiempo reflejaba debido a su saliva.

- Prueba metértelo en la boca...Ah, así, así. Mételo y sácalo, mételo y sácalo ....

Alicia nunca había hecho una mamada y la verdad es que se le notaba, pero no me importó en absoluto. Tenía mucho más morbo ser la primera polla que se estaba comiendo. Al principio introducía hasta poco mas del glande, pero enseguida se la estaba engullendo casi toda, incluso podía notar su barbilla rozando los pelos de mis huevos. De vez en cuando la sacaba para menearla rápidamente y volvía a comérsela. Yo no podía evitar tener las manos en su cabeza guiándola en su movimiento y, por qué no decirlo, empujándola para que llegara cada vez más adentro.

-A...Alicia..Me...me voy a correr....Me....

-MMMNNFFFHH..MMMMNNNFFFHH...ahm...No me importa.

No le importaba. Nunca en toda mi vida me había encontrado con una tipa que me dejara correrme en su cara y mucho menos en su boca. Supongo que es una putada pero no iba a advertirlo dos veces. Si es que en ese momento tenía capacidad de razocinio, creo que pensé en hacerlo al mismo estilo que algunas películas porno, sacando el pene para masturbarlo ante ella y acabar. Pero no me dio tiempo. Me vine dentro de su boca y al sacarla pude ver como tras la primera ráfaga, mi campeón seguía disparando sin disminuir su intensidad.

-Abre la boca Alicia....Vamos...Ábrela..a..AAAAAH

Yo creo que tuve suerte porque de ésa creía que moría deshidratado. Nunca antes había soltado tanto semen junto. Apunté a su boca y acerté de lleno. Por la impresión, ella echó un poco su cabeza hacia atrás y luego volvió de nuevo. En las últimas ráfagas le cubrí toda la cara, y luego me restregué en sus tetas con las que concluyó haciéndome una especie de cubana mientras con la lengua me limpiaba el miembro.

Una vez que me calmé le dejé la camiseta para que se limpiara. Me daba cosa verla tan llena de semen, pero no parecía disgustada. Escupió lo que le había metido en la boca.

-Puede que más adelante me lo trague, Herrera, pero ahora mismo me da un asco que te cagas. Es asqueroso. Oye, ¿quieres darme un beso?

Me aparté diciendo que ni de coña, que se limpiara un poco, y ella siguió con la broma forcejeando conmigo. Nos reímos mucho. Volvía a ser la de siempre a pesar de estar en aquella situación. No había perdido la sonrisa ni siquiera cuando me corría sobre ella.

-Ahora me toca a mi

-¡Eso, eso!¡ Ja ja ja,!¡A cumplir, cuñado!

Se tumbó en el suelo y dejó que le quitara las bragas. Lo que había visto en el baño hizo que acertara en lo que esperaba. Tenía un coñito peludo, sin depilar, pero muy ajustado al contorno de sus braguitas. Era una mata de vello negro que no tardé en apartar para echar una ojeada a su conejito. Estaba muy húmedo y cerrado, el último que había visto así era el de su hermana menor. No es por echarme flores pero el cunnilingus siempre se me ha dado muy bien y al poco de comenzar ya estaba gimiendo de placer como una loca gritando mi nombre.

-A....Así Herrera. Ummh, así, ¡oh!

Jugué con mi lengua lo mejor que supe y alterné introduciendo con cuidado uno y dos dedos. Tenía miedo de romperle el himen antes de tiempo. También me fue dejando poco a poco introducirle un dedo en el ano, cosa que al principio rechazaba pero luego no discutía.

De repente sentí que todo se humedecía mucho a la vez que escuché un grito de placer. Se había venido y parecía que quería más.

-A...Ahora metemela...Quiero perder la virginidad contigo.

-Pero...oye...No tengo condones.

-No te preocupes. No puedo quedarme embarazada.

Era cierto. Alicia sufría un desorden hormonal y el ginecólogo le había recetado, entre otros, tomar la píldora para regularlo. Definitivamente era el mejor día de mi vida pues nunca me gustaron los condones.

Estando en la posición del misionero, acomodé mi miembro en la entrada de su coño y comencé lentamente a empujar.

-Ay...Me duele un poco...¡¡AY, duele mucho!!

-Tranquila, es normal, ahora desaparecerá

Saqué un poco mi polla y vi un pequeño hilo de sangre. Efectivamente era virgen y el privilegio de recibir ese regalo había sido mío. Comencé a moverme lentamente para poco a poco subir el ritmo. Poco tardó ella en comenzar a seguir mis movimientos. Sus ojos cerrados y su expresión decían que no lo estaba pasando nada mal para ser su primera vez. Cada vez parecía pedir más, así que levante sus piernas para poder llegar mas profundo. Era maravilloso que fuera tan elástica. Al principio se quejaba de la postura pero no tardo en ver la ventaja .

-Jo...Joder Herrera, ah, me ...me encanta. ¡Más, más, más...!

-¡Oh, Alicia....eres cojonuda!

-¡Dios! Va...vaya escena- La verdad es que sí. Tirados en el suelo, ella con las pierna rectas hacia arriba, siendo desvirgada por el novio de su hermana. El morbo se hizo mayor aún y aumente el ritmo.

-Pa...para, quiero cambiar. Me duele la pierna.

Ahora dominaba ella, encima mío, pegando botes salvajes y gritos que se mezclaban con mis gemidos. Parecía que los vecinos de abajo no iban a poder ver la tele en paz... Al cabo de un ratito se paró.

-He...Herrera, necesito descansar

-¡Ni de coña! Ponte de rodillas y apoya las manos en el suelo.

-¿Qué vas a hacer?

-¿Tú que crees?

Obediente, se puso de rodillas y se la metí por detrás bombeando salvajemente. Se podía oir el chocar de mi cuerpo con su culo y en un pequeño reflejo de la puerta de la terraza, podía ver como sus tetas bailaban a mi son y se estrellaban con su cuerpo excitándome más y más. Tras un rato de folleteo se me ocurrió una idea diabólica. Cambié mi polla de agujero y forcé la entrada en su culo.

-No estarás intentando hacer eso, ¿verdad? Joder Herrera, para que duele. Más adelante quizás....¡Ahora sigue como antes, por el amor de Dios!

Tenía razón, y además no quería lastimarla, así que desistí y continuamos con la posición de perrito hasta que no aguante más y me corrí dentro de ella. No sé si se corrió esta vez, pero para ser su primera vez lo pasó muy bien, o eso es lo que me Alicia me cuenta.

Nos quedamos los dos desnudos sobre una alfombra y recuperamos el aliento. Tras el placer venían las complicaciones. ¿Qué íbamos a hacer ahora con mi novia y su hermana, es decir , con Clara? Lo primero que se nos pasó por la cabeza es que sí teníamos claro lo que ella haría con nosotros: matarnos a los dos no sin antes haberme capado a mí. Teníamos miedo de acabar con la relación de "Trío" que teníamos. De momento, guardar el secreto era lo más sabio, pero la cosa no quedó ahí. Nuestras relaciones sexuales no paraban de aumentar y las cosas no iban a ser tan fáciles. Todo se iba a complicar...a no ser que Clara cambiara su forma de pensar con respecto a ciertos temas. Pero esto es ya otra historia que os contaré más adelante, si queréis.

Fin de

"Deseando a Alicia"