Deseando a Alicia (2)

Tras los intentos anteriores, Herrera se obsesiona más con Alicia y se acerca a su objetivo ¿O se aleja?

Deseando a Alicia ( II )

Capítulo III: Conocimiento

Sonó el despertador y abrí los ojos. Hubiera deseado que me doliera el brazo debido a los apretones que Alicia tendría que haberme dado durante la película, pero no era así. No es de esa clase de chicas que se asustan viendo una de terror barato.

De momento había ganado algo de terreno respecto a ayer. Ya le había visto el culo. Sin embargo, esto no bastaba.

En las semanas siguientes no me surgieron muchas oportunidades pero no me importó. Con mi novia lo pasé muy bien porque ella no tenía que estudiar y podíamos salir todos los días. De vez en cuando Alicia venia con nosotros. La verdad es que los tres solo nos bastábamos para estar haciendo cosas sin aburrirnos. Pero esto no iba a durar siempre. Pronto le cayeron otras practicas a Clara, y Alicia y yo volvíamos a quedar como antes.

Un viernes sacaron las notas de un examen muy difícil que había hecho una semana atrás. ¡Había sido de los pocos aprobados de todo el curso! (y ya sabéis cuanta gente hay en las universidades publicas) Mi facultad estaba al lado de la de Clara y no tardé en darle la noticia. Ella decía que estaba muy orgullosa de mí porque había aprobado la asignatura mas difícil de la carrera y quería darme una recompensa, así que planeó una cena romántica en su casa. Como no quería que me enterara de nada me dijo que hasta eso de las nueve y media no fuera para allá. Además, su hermana Alicia no iba a estar en toda la noche porque iba a una fiesta con las del equipo, así que estaríamos solos sin que nadie nos molestara. Ya se me empezaba a oscurecer la mente con todas las cosas que iban a pasar esa noche. " Aunque tampoco estaría mal que pasaran con tu hermana ", pensé.

La verdad es que estaba ansioso por pasar una noche íntima con mi novia. El que Alicia me atrajera tanto sexualmente no quitaba que su hermana también me resultara increíblemente atractiva. No aguantaba más, así que cogí la copia que tenía de su llave y salí de casa. A las ocho y media estaba en el coche para llegar a eso de las nueve menos diez.

Como la conocía bien, sabía que a esa hora todavía estaría arreglándose, así que tal vez podría hacer algo antes de cenar ;). Giré la llave de la puerta de su casa y vi todo apagado. Me resultó muy raro. Podía oler un pastel que aún seguía en el horno, y en el salón la mesa estaba medio puesta. En su cuarto había un revoltijo de ropa sobre la cama y no faltaba ninguno de los conjuntos que ella solía usar para las ocasiones así. ¿Dónde cojones estaba? No sé, podía haberme avisado, o tal vez se olvidó de lo nuestro. Soy un poco histérico para algunas cosas. Obviamente no había olvidado nada pues estaba casi todo dispuesto y se notaba que lo había preparado con todo su amor. Como aún no era tan normal que todos tuviéramos un móvil no podía localizarla, así que encendí la televisión y me senté en el sillón.

Pasó más de una hora antes de que escuchara el girar de la cerradura. De pronto apareció mi novia con Alicia apoyada en su hombro y vestida con su ropa de entrenar.

- Hola guapetonas. ¿Pero que ha pasado?

-Mi hermana, que en una de sus "jugadas mágicas" calculó mal. Cuando fui a recogerla me dijeron que estaba en el hospital. La muy burra se ha roto la pierna.

  • Nada, no es nada. No le hagas caso Herrera - dijo Alicia - así que me voy a vestir y me voy de fiesta y os dejo solos y....

  • Y tú no te vas a ninguna parte, hermanita. Tú te quedas con nosotros y punto, que tienes que reposar, ¿verdad Oscar? ¿O es que te crees que con esa escayola puedes moverte mucho? Tendrás que esperar a que te compremos las muletas.

La verdad es que no me importó. Hacía dos horas me moría de ganas por pasar la noche follando con mi novia, y al ver a Alicia no es que se me quitaran, pero...

Clara me dio un beso en la mejilla y las gracias por ser tan comprensivo. Se puso el mandil y se metió en la cocina. Alicia esta sentada en el sillón con la pierna en alto y de vez en cuando soltaba una queja maldiciendo vaya Dios a saber qué. Yo terminaba de poner la mesa mientras charlaba con Alicia sobre su lesión:

-Alicia, Alicia, te esperaba más dura

-Ay, no te burles de mi que ya me jode bastante haberos fastidiado la cena. Por cierto, felicidades cuñado. Creo que habéis aprobado muy pocos. Si cuando le digo a mi hermana que tiene buen gusto...

  • Y lo tienes. ¿No crees, acaso, que soy la polla?

-Ja,ja,ja, ay, anda, baja de las nubes Modesto, que sube Herrera...Oye, ¿quieres qué te ayude?

-Nah, no te preocupes. Tu descansa...bueno, si llegas alcánzame ese vaso que hay en el mueble de abajo.

Alicia, sin levantarse del sillón, se agachó todo lo que pudo para coger el vaso. En ese momento las ideas malvadas volvieron a invadir mi mente. Volví la vista hacia ella y lo flipé. Tenia a Alicia, con su camiseta muy holgada, agachada justo delante mío. Mis ojos se clavaron en su escote que se veía perfectamente y dejaba asomar esos dos enormes melones que tenía por pechos que parecían empujar al sujetador para liberarse y salir. En ese momento Alicia se irguió y me alargo el vaso, no sin percatarse de que miraba algo. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que había visto y se puso roja como un tomate, cerrándose el escote con las manos. Mis ojos se encontraron con los suyos y no supe qué decir. Me intenté hacer el tonto pero ya era demasiado tarde. Se había dado cuenta. Para mis adentros pensé que no era tan grave, que todo tío ha mirado alguna vez las tetas de su amiga y ésta se ha dado cuenta pero pasa de decir nada. Yo estaba a punto de empezar a explicarme cuando Alicia se me adelantó:

-¡Clara! ¡Clara! ¿Puedes venir aquí un momento, por favor?

Me puse nervioso, iba a decírselo a mi novia...

-Oye Alicia, yo.....

-¡Clara!

-Ay, Alicia, ¿qué quieres? ¿No ves que estoy cocinando?

Me quedé helado. Mi novia estaba justo detrás mío esperando a escuchar lo que su hermana tenía que decirle y yo sabía lo que era: " El cerdo de tu novio me estaba mirando las tetas, Clara. Me equivoqué. Es como los otros. Un puto baboso que es incapaz de verme como una persona en vez de como un objeto de tetas grandes "

Joder, no era para tanto. No podía estar tan nervioso por tan poca cosa. Pero Clara era bastante celosa. Su hermana era la excepción, y si escuchaba algo así...

-Oye Clara, ya hemos acabado de poner la mesa. Voy a pegarme una ducha pero apenas puedo andar. ¿Me ayudas?

-Ah, vale. Toma - me dio el mandil - Termina tú de sacar las patatas y apaga el horno, ¿quieres?

Entonces las dos se metieron en el baño y se escuchó el correr del pestillo. Estaba muy tenso por lo sucedido. ¿Estaría esperando a decírselo en otro momento que yo no estuviera?¿O tal vez no se ha dado cuenta?¿O es qué...? Enseguida se escucharon sus risas y el salpicar de agua. Estaban haciendo el tonto en el baño y el peligro había pasado. Me sentí mucho mas tranquilo y me puse a acabar de preparar la cena, pensando en lo sucedido y riéndome de mí mismo por haberme puesto tan nervioso. Era una tontería y además parecía que Alicia era menos vergonzosa que antes pues incluso pidió ayuda a su hermana para ducharse, cosa que me sorprendió.

La cena fue increíblemente divertida. Alicia contó mil veces la jugada mágica que le costó dos meses de escayola pero por la cual ganaron el partido. Luego hicimos parodias de su caída hasta que se picó y seguimos así hasta por lo menos las cuatro de la mañana. Era tarde y habíamos bebido demasiado ron, por lo que decidí mandar a tomar por culo las clases del día siguiente y quedarme con Clara toda la noche, o lo que quedaba de ella, follando. Acostamos a Alicia, que estaba totalmente reventada, y nos pusimos al tema en pocos minutos.

Tras el polvo que nos pegamos Clara y yo, encendí un cigarro y empezamos a hablar. Le pregunté por lo que habían estado haciendo en el baño y me respondió que naturalmente enrollarse, que era por eso que había escuchado un salpicar de agua.

- Por supuesto, nos liamos con la bañera llena y todo.

-¿En serio? Vaya, que morbazo. Podías haberme avisado...

-Cariño, ¿de verdad te hubiera gustado participar? Lo siento, Je je

-Ay, no comprendéis a los hombres. ¿Qué os cuesta?

-Oye, mira el señorito. ¿Os pedimos que os enrolléis entre vosotros para ponernos? Creo que no.

-Oye, que era broma. Ya me supongo que no habéis hecho nada.

-¿Ah no?

-..........................

-Ja ja ja ja. Ay cariño, eres un cielo. Ya sabes como soy. Antes que esos juegos de tortillera o un trío con otra, te caparía.

-¿Ya tienes una motosierra?

-Ay, ay, ya salió el fantasma. Un beso guapo. Buenas noches que mañana tengo clase temprano.

Y ahí quedó la cosa. Conozco muy bien a Clara y sé que es verdad cuando dice que antes me caparía. De hecho, me habría echado la bronca si hubiera sabido lo del escote. Pero estaba todo en su sitio, así que cerré los ojos e intenté soñar con ese trío prohibido.

A la mañana siguiente en el lugar de Clara había un trozo de colchón con las sabanas arrugadas y un camisón rosa. Clara, como un reloj, había ido a la facultad mientras yo pasaba de las clases y seguía durmiendo. No había soñado con nada de lo que me propuse y al final lo único que recordaba del mundo de Morfeo era un perro que volaba y capaba penes de hermanas?????

Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina donde preparé mi desayuno. Había pasado media hora cuando escuché la voz de Alicia:

-¡Clara! ¿Puedes venir un momento?

-Alicia, Clara no está. ¿Qué quieres?

-Ah, Herrera......¿Puedes venir un momento?

Capítulo IV: Agua y lágrimas

Aún tambaleándome un poco a causa del sueño fui al cuarto de Alicia y toqué a la puerta. Tras su aprobación, abrí y vi que estaba tumbada en la cama, destapada y con el pijama de muñequitos que le habíamos regalado Clara y yo por su cumpleaños.

  • Buenos días Herrera. ¿Has dormido algo? Je, je.

  • Ja Ja y Ja. Si, he dormido algo. Tu hermanita fue muy comprensiva y no terminó de exprimirme del todo.

  • Ah, bien. Je je. Bueno, entonces ¿Clara no está?

  • No, se fue a la facultad. ¿Qué quieres?

  • Nada, déjalo, no es importante.

  • Oye, que de verdad puedo ayudarte en lo que quieras.

  • No, Herrera, en esto no. Bueno, anda, déjame que voy a ducharme. Estoy sudando como un pollo. Ayer me tapásteis mucho y estoy pringosa. ¡Beeeeej!- me rozó la cara con la mano pegajosa por haber sudado toda la noche.

  • ¡Argh, que asco!

  • Ja ja. Bueno, ahora en serio. Fuera.

  • No, mejor espérate a que venga tu hermana y te ayude.

  • ¿Pero qué dices? ¿No ves que ella tiene clases hoy hasta por la tarde? Me muero si tengo que apestar así hasta que llegue.

  • Bueno...pues entonces......te ayudaré yo – Todo mi ser estaba con una sonrisa de oreja a oreja

-No, no...-Se puso roja como el día anterior- Anda, vete fuera.

-Pero es en serio. Yo.....

-¡Que te he dicho que no, joder ya!

Me quedé callado. En un momento el buen rollo se había esfumado para dejar paso a un cabreo que no le había visto nunca. Nunca me había gritado así. Sin duda alguna tenía que ver con lo de ayer.

Como no podía hacer nada, me senté en el sillón mirando a la ventana. Tal vez la había cagado ofreciéndome a ducharla, y la verdad es que aunque quería verla desnuda, también me preocupaba por que no le pasara nada.

No habían pasado ni cinco minutos cuando se escuchó un golpetazo que venía del baño- Joder, Alicia – pensé, y fui corriendo hasta la puerta.

-¡Alicia! ¿Estás bien?

-Ay ah, s..sí, solo he resbalado, y ...ay

  • Alicia, voy a entrar.

-No, ay, no entres. ¡Que no!

-Mira, me da igual como te pongas o lo que le digas a Clara, pero voy a entrar.

Y entré. Aún mientras empujaba el tirador, Alicia me gritaba que no entrara. Por un momento pensé que me la estaba jugando demasiado, pero ver que estaba bien era lo importante en ese momento por encima de sus vergüenzas y mis intereses, y por qué no decirlo, el morbo me había invadido por completo y me empujaba a cruzar esa puerta. Allí estaba, tendida en el suelo con una mano intentándo acariciarse la pierna a través de la escayola y la otra cubriendo sus pechos desnudos. Aun llevaba las bragas puestas, blancas y ajustadas. En cuanto a sus pechos , no le veia los pezones, solo la forma redonda y jodidamente grande de esas tetas que me traían de cabeza.

-Ay, joder, vete, no me mires.

-Oye, hagamos un trato. Ya te he visto, así que no hay nada que hacer con eso. Dúchate con la ropa interior puesta y ya está.

-¡Pero no digas gilipolleces...!

-No te voy a dejar sola así.

-Mira que Clara se va a mosquear contigo cuando le cuente esto...

-Y contigo, Alicia, pero no tiene que saber nada. Además no estamos haciendo nada malo.

Pasaron diez segundos de esos que se hacen eternos y sumamente incómodos hasta que recibí su respuesta.

- Alcánzame el sujetador y date la vuelta.

Obedecí sin rechistar. Al poco me dijo que ya podía mirar.

-Anda, ayúdame a meterme en la bañera. Ay, con cuidado. Un pie y ahora el otro.

-Si quieres me voy ya. Puedes ducharte sentada...

-No, déjalo. Ya me has visto, así que quédate.

Y esto fue lo ultimo que dijo durante todo el tiempo que estuvo duchándose. Yo la tenía cogida por una mano ayudándola a no perder el equilibrio pues se mantenía a la pata coja la mayor parte del tiempo. Definitivamente no me creía del todo la situación. Con lo orgullosa que era Alicia y allí estaba, resignada, aceptando la ayuda que le había obligado a aceptar. Sin embargo, incluso contando lo de su pierna, estaba demasiado torpe de movimientos. Tal vez quería que yo estuviera allí....o más probablemente se sentía humillada.

De todas formas, todas esas preguntas me vinieron posteriormente ya que en ese momento lo único que hacia era observar lo mas disimuladamente posible el cuerpo de Alicia en ropa interior. Era fantástico. No podía ver más de lo que vería si estuviéramos en la playa, pero la lencería y la situación le daban a la escena un peso sexual indescriptible. Ella enjabonaba y aclaraba su piel blanca con el agua caliente mientras yo deseaba ser la esponja. Lo único que no me gustaba del cuadro era su cara con la expresión de estar totalmente avergonzada. Incluso hubiera jurado que entre toda el agua que se deslizaba por su rostro había algunas lagrimas que se mezclaban y escondían con el resto del líquido. Me dio lástima no solo por verla tan débil, allí, semidesnuda y con la bolsa de plástico envolviendo la fuente de aquella situación, sino por estar a manos de un tipo como yo que disfrutaba del espectáculo sin pararse a pensar en lo que suponía para ella.

Cuando acabó la ayudé a salir y le acerque una toalla. Tenia los pezones totalmente erectos y formaban unos bultos considerables bajo el sostén. Siempre me los había imaginado pequeños pero parecía que estaba equivocado. También pude distinguir una zona ennegrecida en sus bragas mojadas. Una vez seca la ayudé a llegar a su cuarto.

  • Siento haberte hecho pasar esto, pero no podía dejarte sola así.- Ni yo me lo creía.

-Supongo que ahora te tendría que dar las gracias por preocuparte pero no creo que lo sientas mucho – y señaló mi paquete, totalmente erecto bajo el vaquero.

-Oye Alicia, yo no quería....

-Déjalo, supongo que es normal. La verdad es que no podías ser asexual, y al final explotaste ayer y acabaste en lo de hoy. Sé que te preocupas por mi y que me quieres por quien soy, pero no intentes negar que te encantaba la idea de tener una excusa para verme desnuda....

-Alicia....

-Lo mejor será que no digas nada de esto a mi hermana. Se lo tomaría a mal y con razón. A ti tampoco te gustaría que otro tío la bañara, aunque fuera tu hermano, ¿verdad?

-Tienes razón. No me gustaría, pero no lo....

-Pues ya está. No hablemos más del tema. Ahora, eso sí, esto no va a quedar así...

-Alicia, por favor...

-Quítate el pantalón y quédate en gayumbos.

-¿Qué?

-Tú me has visto a mi así que lo justo es que yo te vea a ti. Y no pienso esperar a que te rompas una pierna.

No lo dude mucho. Me sentía como dominado por ella y hacer lo que quería era lo mas sabio para no crear más tensión.

Era raro. Nunca me incomodó que me vieran desnudo pero la situación me agobiaba. Tal vez podría haberme excitado el que me pidiera verme así, pero en esa escena Alicia tendría que haber torcido su gesto como cuando está de broma y enseguida soltarme su "¡Cuñado!". Sin embargo, el cuadro era bien distinto pues su cara solo reflejaba enfado y un aura de seriedad se palpaba en el aire. Allí estaba, envuelta en la toalla, clavando sus ojos en los míos, como tratando de decirme por telepatía: "Sé lo incomodo que estás, lo sé porque tú me lo has hecho sentir a mí mucho más".

Se dio la vuelta y cerró de un portazo, sin decir nada, dejándome a las afueras de su habitación en calzoncillos.

A las pocas horas regresó Clara. En contra de todos mis temores, el tiempo que pasamos los tres juntos no fue muy tenso. Ella había decidido callar y de vez en cuando me lanzaba miradas cómplices, como las que un asesino manda al único testigo de su crimen dejándole claro qué es lo que tiene que hacer si quiere vivir. Clara no sospechó nada. Alicia no paraba de quejarse por su pierna y Clara me pedía que le hiciera compañía. Pero cuando mi novia no estaba delante, Alicia se sentaba en el sillón y no me hablaba. Este infierno personal se repitió día tras día durante casi dos meses.

Ya faltaban cuatro días para volver al médico y ver si Alicia podía quitarse aquella maldita escayola, cuando a Clara le surgió un curso en otra ciudad.

-Lo siento amor, pero no puedo faltar y lo sabes. No quiero que Alicia se quede sola, así que tendrás que trasladarte aquí esta semana. ¿Te importa?

-No, no te preocupes. Ve y pásalo lo mejor posible.

No me hizo la misma ilusión que cuando soñaba con esa situación mirando el techo de mi cuarto. El susto me había escarmentado por completo. Por su parte, Alicia parecía estar igual de poco ilusionada, aunque noté algo distinto en ella, como si su seriedad ya no fuera por mí.

Acompañé a Clara a la estación y me despedí de ella. La abracé muy fuerte. No iba a perderla, ni por Alicia ni por nadie.

Y regresé a casa de mi novia, donde me esperaba lo que tanto tiempo había soñado pero que ahora no quería: una semana a solas bajo el mismo techo con mi cuñada.

Continuará