Deseada frialdad

-No haces más que provocarme con tus palabras... ¿quieres ver lo que tus respuestas suscitan ? -¿Por qué no?, ya puestos-dijo en tono irónico -Te vas a tragar esas palabras y esto también – dijo mostrando sus veintidos centímetros de músculo duro y palpitante.

El gusto que destilan sus frases es un incentivo para los más excelentes catadores.

Su piel es dulce inocencia y tan solo con una mirada, te hace desear el exilio por poseerla.

¿Cómo puede alguién cosechar tal poder? Era una verdadera diosa, de rostro y cuerpo perfectos.

Haciéndome esa pregunta la vi deslizar su silla e incorporarse, creo que todos cuántos la estabamos obsevando notamos la tirantez bajo el pantalón.

Su pareja evidentemente se encontraba entre ellos, enfrascado en un debate con su compañero más cercano.

Justamente sonó mi móvil y para poder atender adecuadamente la llamada tuve que retirarme pidiendo disculpas a los ocupantes de la mesa

Salí al exterior y tras colgar, allí estaba ella apoyada sobre un coche llevando un pitillo a su boca.

-No deberías fumar, no lo aconsejan las autoridades sanitarias.-le dije tranquilamente

-Tampoco tú deberias lanzarme esas miradas de deseo que llevas toda la noche enviando-respondió descarada

-Igual que tú no ocultas tu sensualidad, no creo necesario ser discreto.

-Dime ¿qué quieres?- preguntó con aquella melódica voz, capaz de doblegar la fuerza de cualquier vikingo

-Todo cuanto tus gestos, ojos y boca prometen.

-No estoy a tu alcance.- descartó ella

-No opino igual, lo estás.

Ahora es ella la que ve en sus ojos la resolución y el dominio.

-Debo regresar-dijo con decisión

Pero antes de dar un paso, una mano la sujeto de la nuca y la otra de la cintura. Sus labios duros poseyeron su boca exigiendo rendición,

-Mañana –dijo cuando se separó de ella- pasaré a recogerte por tu casa sobre las siete de la tarde, busca una excusa pero no falles.

-No cuentes con ello-dijo descarada

-Créeme te conviene acudir, o entraré yo mismo a buscarte.

-Dudo que lo hagas-masculló mientras se alejaba

-Ponme a prueba.

Pasó a buscarla como le avisara el dia anterior, no fue sorpresa descubrir que no estaba en casa. Pero su precocidad siempre iba por delante. Tomó el móvil

-¿León? Si.. ¿Dónde está? Bien de acuerdo iré ahora.. gracias

Había sido una buena idea enviar a su chófer a seguirla durante todo el día. A las perras como ella les encanta complicar lo evidente.

Recien salida de su masaje semanal andaba con su habitual altaneria dirección a su coche, la falda blanca que llevaba se ajustaba entallada a sus caderas y seguía amoldándose a sus piernas hasta la medida justa donde se doblaba la rodilla, su camisa con tres botones desabrochados también se ceñia a sus pechos libidinosos, resaltando su nacimiento con el collar que caia despreocupado desde su cuello.

-Te dije que te buscaría- oyó que decia una voz fría y dura tras de sí

-Vaya ... ni me acordaba- dijo indiferente

-Mientes muy mal... entra en mi coche... no es una petición sino una orden

-No recibo órdenes y mucho menos de tipejos como tú.

-A partir de ahora eso ha cambiado... entra-dijo con voz autoritaria.

-Estas muy equivocado... –giró y siguió caminando

De nuevo la cogió del cuello pero ésta vez su mano era como una pinza que tiraba de ella

-He dicho que entres... te enseñaré a obedecerme.-dicho eso la empujó hacia el coche y colocando sus manos a la espalda las esposó y lanzó hacia el asiento de acompañante.

-Digno de cavernícolas, ¿te has escapado de algun libro prehistórico?- incitó deliberadamente

-No haces más que provocarme con tus palabras... ¿quieres ver lo que tus respuestas suscitan ?

-¿Por qué no?, ya puestos-dijo en tono irónico

-Te vas a tragar esas palabras y esto también – dijo mostrando sus veintidos centímetros de músculo duro y palpitante.

Hábil como era ella en el control de sus sentidos, apenas mostró sorpresa, pero por un breve instante en sus ojos se pudo leer el asombro y el deseo de poseer tan bizarro mástil

-No lo has podido evitar ¿eh zorra? A todas les encanta porque, si una cosa tiene, es que nunca las decepciona. Venga pruébalo- dijo en ese tono que tan bien se le daba emplear.

Él llevó su mano de nuevo a su cabeza y tirandole del pelo la hizo amorrarse a su dura y ansiosa verga.

-¡Chupa golfa! ¡Vamos que lo estas deseando! Abre de una puta vez esa boca. Y apretando sus mejillas la obligó a separar sus obstinados labios. ¡Ahora! y empujando hacia abajo con su mano y subiendo la pelvis con la polla en mano, en un rápido movimiento se la clavo de golpe hasta llegar al gaznate de la terca hechicera

La punta de su miembro reaccionó al instante segregando gotas de liquido preseminal. La puta tenia una boca castigadora y el hecho de haber pasado todo el día deseándola no ayudaba mucho a su control. Necesitaba distraerse.

-Vamos perra sigue chupando, conduciré hasta encontrar un lugar más íntimo dónde te pueda dar todo cuando mereces.

Su destino estaba a sólo diez minutos de allí, pero el trayecto se le estaba haciendo eterno. Cuándo tan sólo quedaba cruzar una calle para llegar, pensó que no aguantaría más. Astuta como era la golfa, chupaba el mango y rozaba con los dientes su sensible punta, pero cuando se sintió morir fue al notarla como chupaba sus huevos, los mojaba, lamia, y aspiraba de forma magistral, cualquiera que la observara diria que llevaba meses sin saborear un plato tan delicioso.

¡Por fin divisaba su casa.!

-Aparta tragapollas- y de un empujón la colocó sentada de nuevo.

Salió del coche y la sacó a ella soltando sus esposas.

-Cuento que te portaras bien, si no las usaremos de nuevo- y tomándola del brazo la llevó hasta su casa.

-Y ahora – dijo al entrar, mientras se bajaba de nuevo su cremallera y liberaba el falo embravecido - como estas familiarizada con ella no necesitas más presentaciones- a empujones la llevo hasta el comedor y sin mas palabra colocó su cara pegada a la mesa, dejando su culo a su entera disposicion. En segundos su falda estuvo subida hasta la cintura y sus tangas rasgados.

-¿Que piensas hacerme majadero?-masculló ella

-Justamente lo que imaginas voy a romperte el culo, lo mereces por desobediente

Dicho eso con la punta de su imponente daga hurgaba desesperado el encuentro con dicho agujero, nada más encontrar el anillo, la punta penetró entera gracias a la lubricación que segregaba su meato.

-Argggggg- gritó ella cuando notó esa estocada en su esfinter anal - eres un puto desgraciado.

-Claro divina, éste puto desgraciado te está desgarrando tu lindo culo, y puedes ir acostumbrandote porque no será la única vez, esto de hoy, sólo es el principio. – y advertida la penetró de un golpe seco clavándosela hasta encontrar la resistencia de sus pelotas.- ufffff delicioso.

-¿Te gusta repugnante bárbaro?- preguntó con voz enronquecida

-Claro que si, encular a una ramera como tú siempre me complace- los asaltos a aquel negro agujero, eran cada vez más duros y salvajes, sus movimientos más rápidos y fulminantes, y sus jadeos más agudos. Le era imposible retener por más tiempo aquel endemoniado líquido en sus testículos, desde que probara su boca había ansiado desesperado ese instante.

-Córrete ya jodido maricón- maldijo ella, y en su esfinter notó como endurecia aquel impúdico tronco que la estaba despedazando desde que la invadiera..

-Pídeme mi leche.-bramó él con voz quebrada

-Claro cerdo... dame tu puta leche-sentenció ella

-Ohh claro... ¡qué plaaacer!... prepárate reberenda peeerraaaa que voy a encharcarte la cueva con un buen chorreón de mi abrasador y agrio semen -Siiiiiii- gritaba mientras se incrustaba en el fondo del orificio – Ahora yaaaaaaaa.. ahí va toda – ohhhhhhhhhhhhh

Su polla engordó, sus huevos endurecieron y notó como el líquido bombeaba y recorría el estrecho canal hasta llegar a su punta dónde escupía borbotones de semen pastoso que chocaba en las paredes de aquel apretado orificio que se había amoldado a la perfección a su deseo.