Desde italia a un campo nudista

Por curiosidad decidimos asistir a un campo nudista en el vecino país, Eslovenia. Vivimos muchas sorpresas y gozamos no solo al poder admirar sino probar desnudos hermosos de dos parejas chinas.

DESDE ITALIA A UN CAMPO NUDISTA.

En mi relato anterior les platicaba que en medio de la cena en el camping, en el que estábamos hospedados, Fazio propuso que asistiéramos a algún campo nudista para que yo tuviera el gusto de ver muchos desnudos. Todos se emocionaron y deseaban ir, pero decidimos que solo los adultos íbamos a ir.

Dejamos nuestra Casa Rodante en el lugar del camping. Nos preparamos desde muy temprano, llevábamos suficientes sándwiches y comida para hacer un buen día de campo, vino y suficiente agua para beber y un pequeño cayac de inflar.

Todo eran emociones, no sabíamos cómo nos iba a ir al pasar la frontera, Horacio y yo sí llevábamos pasaportes, Alessandra y Fazio no, pero aseguraron que no lo iban a necesitar, nosotros no sabíamos cómo iba a ser.

El paso por la frontera fue normal, se paga y listo. Ya en la frontera saben que los turistas que entran por ésta frontera se dirigen e los campos nudistas y en la caseta le obsequian a uno varios panfletos invitando, con toda la información necesaria.

Después de una hora llegamos al campo que Fazio recomendó. Al entrar tiene uno que inscribirse y firmar de enterado que leyó todas las reglas que se las dan a uno en varios idiomas que no entendimos, pero al final del documento, en italiano, le dicen ‘No Fotos’.

Un salón muy bonito con un restorancito para llevar comida, un salón amplio para solo ahí tomar fotos. Hay gabinetes de seguridad en donde deposita uno todo lo de valor que traiga. Un Sauna, un salón de masajes, y en la parte trasera hay habitaciones en renta, para pernoctar.

Fazio arregló nos dejaran quedar en una  especie de bahía a un extremo del parque. El lugar está localizado entre puras rocas que forman especie de apartaditos y solo se tienen accesos por la playa angosta.

Cargamos con todo nuestro equipo de día de campo, una lona para recostarse y otra como parasol. Nos acomodamos e invadimos todo el hueco entre las rocas.

Los cuatro entramos medio cohibidos, ya en nuestro lugarcito nos quitamos la ropa, como que los caballeros no se atrevían, pero al final Alessandra le quitó el short a Horacio y luego a Fazio, ella todavía andaba con el calzón puesto, uno normal, de calle. Yo sí, inmediatamente me quité toda la ropa y me encueré totalmente. La vista de Alessandra inmediatamente se fijó en mí, me examinó con detenimiento todo mi cuerpo, lo noté y ella se dio cuenta, se quitó los calzones y me dijo entre señas, que quería hablar conmigo después.

Ya los señores estaban desnudos y echados en la sombra, así que le propuse a Alessandra saliéramos a caminar y echar un vistazo. Nos pusimos los sombreros que llevábamos. Ella se emocionó, pero noté que observaba a las otras mujeres, después de un rato ya se comportó normal. Nunca supe que era lo que le llamaba más su atención. Conmigo, probablemente, el que yo estaba depilada del pubis, axilas y piernas. Por lo menos eso creo.

Las personas que había en el campo, era de todas las edades, muchísimas y efectivamente había muchos menores de todas las edades. Se ve que asisten familias, creo que la mayoría son rusas porque casi todos los letreros están escritos en ruso y otros idiomas de la zona. Caminamos hasta el extremo del parque y yo gocé de los cuerpos que me agradaban, Alessandra me dijo que ella también sentía bonito ver. Con señas y el poquito idioma le pregunté si se fijaba en los penes de los caballeros. Soltó la carcajada, me tomó de los hombros y me dio un beso asintiéndolo.

Al iniciar nuestro paseo nos cruzamos con dos parejas con aspecto oriental, o eran japoneses o chinos, que tenían el mismo problema de nosotros, desorientados, no entendíamos lo que nos decían, pero deducíamos, los dejamos ir, un joven del lugar los guio. ¡Gran sorpresa! Al regresar a nuestro espacio encontramos a nuestros señores en gran ‘plática’ con los orientales. Les habían tenido que hacer un espacio para que ellos se acomodaran entre las dos rocas que nos quedaban a derecha y la otra a la izquierda, limitando el espacio que era nuestro espacio. Saludamos y ellos también, muy corteses.

Nos presentamos, Fazio dijo que yo era de Colombia, Horacio de México, y ellos de Italia, Fazio y Alessandra, que no olvidaban sus nombres así que yo quedé bautizada como colombiana Gelumbiya y Horacio como México Moxige-cai. Ellos nos dieron sus nombres, pero no logramos recordarlos, solo supimos que eran chinos, a una de ellas que tenía el vello del pubis color caoba, Alessandra la bautizó como la roja ‘Kuan-yin’ y a la otra como la blanca ‘Xieng’. Suficiente para gozar una aventura muy grande y memorable. De ellos, uno se llamaba ‘Jian’ y el otro ’Zhi’. Pero no pudimos memorizarnos cuál era de cuál.

De la emoción habíamos salido sin ponernos protección solar y solo regresábamos para ponernos un poco, así que le unté a Alessandra, a Fazio y, entre las dos, a Horacio.

Les ofrecimos protector a las chicas, nuestras nuevas vecinas, y aceptaron, inclusive, para mi mayor deleite dejaron que se las aplicáramos nosotras. Me extrañó mucho, no esperaba que se dejaran. Las dos, como antes dije, tenían muy buenos cuerpos un poco más altas que yo, pero no tanto como Alessandra, cuerpos lisitos y muy blancos, caras bonitas y amables, de unos 25 años, pechos bastante bonitos, chicos, comparables con los míos. Yo no me podía quedar atrás, como siempre, tenía que provocarlas, les traté de aplicar la loción lo más cerca de sus zonas erógenas, pensando en mí, sin ser demasiado obvia. Luego a sus hombres, que medio rechazándonos, al final se dejaron y también al que me tocó le ha de haber complacido mi trabajo, inmediatamente noté su respuesta, un hombre nunca la podría haber ocultado. Alessandra se fijó muy bien y después lo comentamos.

Íbamos a salir los 4 a caminar, pero casi era hora del almuerzo, así que desempacamos y, por cortesía, les ofrecimos compartir a nuestros vecinos, que aceptaron y también ellos sacaron comida, que compartimos junto con nuestro vino. A señas nos entendimos bastante bien.

Después del almuerzo inflamos nuestro cayac en donde cabíamos los 4 y alguien más. Nos subimos, el otro chico, el muy serio, no lograba subirse al bote y entre Alessandra y yo lo ayudamos, solo que tuvimos que ayudarle desde la entrepierna. Ya en el bote, boca arriba, lo ayudamos entre  una de las chicas y yo, a voltearse. La chica aprendió la lección y ayudó asiéndolo desde la entrepierna, sobándole o acariciándole su pene, ya medio paradito, muy discretamente.

Como que estas chicas ya iban entrándole a la onda, increíble cómo se le acercaban a Horacio. Algo me decían sobre Horacio, yo lo interpreté como que me preguntaba si podían tocar a Horacio. Mi aclaración fue muy clara, besé a uno de sus acompañantes, luego me acerqué al otro y le manocé con mucha suavidad su pene, que había permanecido paradito desde que lo ayudamos a subirse, me agaché y se lo besé. Luego fui con Horacio, lo manocé y a Fazio se lo chupé. Me lo metí en la boca. No paré ahí, fui con la otra chica y le acaricié los pechos y le sobé el pubis.

No recuerdo sus nombres, las dos estaban muy bonitas y apetecibles, sino que lo digan Horacio y Fazio. Muy alegres, cantaban y brincaban al mar a cada rato. Se dejaban las ayudáramos a subirse. Bajo el agua los ocho nos manoseábamos y a ratos uno de los chicos me abrazó por detrás dejando que su pene se me metiera entre las nalgas. Horacio entró al quite y le hizo lo mismo a una de las chicas. Alessandra se unió al otro de ellos y se lo sobaba sobre su pubis. Fazio retozaba con la otra chica. Salíamos del agua, nos restablecíamos con alguna caricia o haciéndonos cosas definitivamente sexuales.

No sé los demás, a mí me dedeó el chico y se emocionó con mi pecho, que se lo comía, hasta que brinqué al agua para evitar terminara ahí, incómodamente en el bote y no en tierra firme, en donde yo ya me había hecho idea que debería suceder.

No había pierde, ni competencia, los dos chicos estaban ahí y nosotras dos para disfrutar individualmente de ellos, las chicas para ellos, ¡Que rico manjar, se  me antojaban tanto ellos como ellas!

Lástima, tuvimos que detenernos en nuestras calenturas, Fazio nos avisó que nos estaban checando desde la oficina y estaba prohibido todo acto indecoroso, nos podrían echar del parque.

Salimos y nos resguardamos del sol en nuestros campamentos, además ya era hora de tomar un descanso, aunque las chicas seguían muy animosas. Acostados unos junto a otros las dos chicas se recostaron junto a Horacio, que no logró ocultar su emoción, se colocó entre las dos e inició su disfrute de poder mamar, sobar, acariciar y mordisquearles los pezones a los cuatro pechos que se le estaban presentando. Todos nos emocionamos, incluyéndome a mí, me desesperé y aloqué. Agarré al chico más serio y desesperada le propicié la mejor chupada que ha de haber recibido en su vida. Alessandra estaba a mi lado, así que a ratos le daba un poquito de lo que me sobraba, aunque el otro chico se encargaba de ella, y se sentía muy complacida.

Fazio fue a la oficina y tiendita, mientras nosotros siete lo esperábamos intercambiando parejas, como para irnos conociendo más a fondo. Cuando regresó nos informó que no íbamos a regresar a casa esa noche, sino hasta el día siguiente y que había rentado una cabañita en donde íbamos a quedar los ocho. Lo difícil fue que nuestros vecinos entendieran y aceptaran. Pero las mujeres entendieron inmediatamente y felices, y se encargaron de explicar a sus compañeros y de acomodar sus pertenencias. Acarreaban muchas y fuimos a depositarlas en las gavetas de seguridad. Traían una cantidad muy grande de equipo fotográfico profesional, cantidad de ropa de playa, varios lentes, así que más curiosidad nos despertó y en ese momento no llegamos a saber a qué se dedicaban, pero la gozamos e hicimos nuestras conjeturas.

Por la tarde cada uno de nosotros nos dedicamos a investigar curiosidades de los otros, de sus cuerpos, básicamente. Nos recostamos los ocho, pero ninguno se durmió.

La chica ‘roja’ inventó probarnos trajes de baño. Me ofreció el que traía puesto cuando llegó, me lo puse y le encantó, me sobaba las caderas, ella las tenía muy angostas. Era un traje de una sola pieza, dividido en dos, solo unido por un bordado que unía la parte del brasier con el calzón. Me gustó mucho, me lo acomodé, para lo que tuve que meterme la mano por el frente.

Más tarde que perezosa, la chica me metió la mano por enfrente para ayudarme y me excitó tremendamente al sentir los movimientos de sus manos, de las dos, sobre mi pubis y, muy discretamente y muy suave, sobre mi vagina. ¡ME DOBLÓ! No pude resistir. Ella estaba desnuda así que le respondí abrazándola de su cintura, jalándola de su trasero y le mordí suavemente un seno que le besaba desesperadamente.

Como por arte de magia todos los amigos se dieron cuenta de nuestros movimientos y se enderezaron quedando sentados para seguir observando nuestras pruebas de trajes de baño. Siguieron otros, muy bonitos y novedosos. Yo llegué con un bikini puesto y traía otro  de refacción, me los puse y le posé. Muy sueltos, ni a mí me convencían, así que le pedí a Alessandra se los probara. Maravillosos, le quedaron a la medida, solo de uno las copas eran demasiado pequeñas. Como experto, Horacio se iba a encargar de arreglarle la inserción de sus senos, pero uno de los chicos se enderezó, revisó el brasier, les tomó medida a sus senos, descoció una pequeña parte de cada lado del brasier y se lo puso. ¡Perfecto! Sus senos rellenaban muy bien las copas, el muchacho solo se dedicó acomodárselos, tardó un buen rato, los veía, los acariciaba y al final solo les hizo una reverencia.

Yo no había pensado deshacerme de  ese bikini, pero como le quedó tan bien a Alessandra lo iba a sacrificar regalándoselo, ella no traía ninguno, pero el calzón del juego no le entró, me quedaría con dos piezas, bonitas, pero no hacían juego. La otra chica me ofreció otro traje, me lo puse y también me quedó muy bien, solo la entrepierna no se me arreglaba, vino ella y copiando lo que la compañera me había propiciado, me metió las manos y trató de arreglarlo por enfrente, no quedaba entonces el chico que había arreglado el brasier de Alessandra vino, me jaló la parte trasera y, como con Alessandra, me amasó el trasero y me lo acomodó para que se viera bonito. Tiene manos de seda, me acarició como antes y me provocó otro casi orgasmo, me sentí muy rara, mis piernas temblaban y me estremecía. En el momento no recordé haberlo sentido antes así. Me hinqué y, como agradecimiento, le comencé a chupar su pene, sus huevitos y todo alrededor.

¡Pero en eso, Fazio dio la alarma!

“¡Cuidado vienen personas!”

¡Que baño de agua fría fue para mí!, estaba sintiéndome en las nubes. También los demás se sintieron mal, pero habría que esperar las sorpresas de la noche.

Salimos las cuatro mujeres a caminar por la orilla de la playa. Íbamos muy calmadas, tratando de entendernos, aunque fuera por señas y uno que otro dibujo en la arena. En eso vimos a una pareja de otros orientales, viejos y nuestras amigas, las dos chicas que ya habíamos entendido que eran chinas, fueron con ellos y después de las ceremonias que acostumbran ellos, hablaron y sonreían, pero la plática no duró y se despidieron los viejos, también de nosotras. Nosotras no entendimos ni nos explicaron quienes habían sido. Al regresar a nuestro lugarcito nuestras amigas les explicaron a los chicos que se habían encontrado a alguien, ya con tiempo uno de ellos nos trató de explicar quiénes eran. Tomaron un calzón del bikini y nos enseñaron la etiqueta, ya comprendimos que eran clientes, o algo así, o fabricantes de bikinis.

Tuvimos una puesta de sol bonita y por los mosquitos y el frio decidimos ir al búngalo que Fazio había rentado, sin baño en el interior. Como lo que habíamos llevado solo había sido para el almuerzo tuvimos que ir al restorancito. Cenamos los ocho muy bien y nos quedamos a tomar la copa y oír música, en eso los señores mayores entraron al local y se saludaron con los cuatro, a nosotros también nos saludaron e hicimos las reverencias que ellos hacían.

Después de un rato y muchas explicaciones entre los señores y nuestros amigos, las chicas nos pidieron fuéramos al cuarto, nos pusiéramos los trajes de baño y los modeláramos. Gran sorpresa, medio nos peinamos y salimos, a Alessandra la capacité rápidamente y posamos para los clientes. Nos movimos lo más coquetas posible y nos pidieron que enseñáramos más trajes, pero estaban en las gavetas de seguridad, nos los entregaron y nos cambiamos, pero a Alessandra no le quedaba ningún brasier. El problema se resolvió, salió deteniéndoselo y de repente se lo retiró, quedando con sus pechos desnudos. Gran risa, yo no estaba preparada, pero reaccioné y también me quité el brasier repentinamente delante de todos, complaciendo a todos los que estaban presentes.

La chica que le llamábamos la ‘roja’, le pidió a Alessandra se sentara con ellos a la mesa, calladita, solo enseñando sus hermosos pechos. La chica mostraba el brasier del primer bikini.

A mí, la otra chica, me trajo más trajes de baño y me pidió que también los modelara, pero ella escogió cuales. Entre ellos uno chiquitito, gracias a que aún estaba depilada del pubis, no enseñaba vellos. El brasier, también, dos pedacitos de tela pequeños que solo me cubrían mi aureola, tan apretadito que mis tetitas se notaban a través de la tela, como paraditas. Después me di cuenta de que la tela sí era transparente y sí dejaba ver mi carnita oscura debajo.

Fue Fazio el que primero hizo algún comentario y solo dijo.

“¡Que hermosas se te notaban tus aureolas y tus pezones color café! ¡Yo las quiero mamar!”

“¡De veras, que bonita estas, ese bikini hay que conseguirlo, te queda precioso! ¡delicioso!” dijo Horacio.

“¡Eres muy bella, como dice Bianca!” me dijo Alessandra

Es hermoso que le digan a uno que es bella, solo tengo suerte de tener las dimensiones que se necesitan. No conocen a Gloria, ella sí es bella.

“¡No solo eres bonita, tu presencia siempre amable y risueña es lo que gusta! Siempre muestras ánimos para todo. ¡Eres muy coqueta y a leguas se te nota que eres muy caliente!” me complementó Horacio, que sé que está enamorado  de mí.

“¡Tú me has formado, desde que nos conocimos, estando yo aún muy chamaca, siempre me cuidaste y me aconsejaste! ¡Si dices que soy todo lo anterior es tu obra, soy tu chiquita!”

Después de la cena salimos a caminar y decidimos regresar a la habitación, era aún temprano. Teníamos una botella de licor de la zona, muy fuerte pero agradable, así que nos reunimos y comenzamos a explicarnos los sucesos del día, los viejos. No eran de mucha importancia, solo las dos chicas deseaban preguntarme algunas cosas íntimas, así que nos reunimos en una habitación y ahí nos comunicamos de “bulto” y con señas, ya le explicaré después a Horacio.

Mientras tanto Fazio, los dos chinos y Horacio se entretuvieron platicando y felices tomando y cantando, esperando que sus bellezas salieran a pedir un trago y a alborotar y calentar a sus hombres. Fazio sirvió, uno de los muchachos detuvo a Alessandra, que estaba medio desnuda, por el frio se había echado una batita encima, pero traía muchas ganas de tener sexo, estaba como desesperada.

A Horacio lo invitó la chica ‘roja’ a que se recostara porque le iba a dar masaje. Lo recostó en una cama, boca abajo, lo terminó de desnudar y ella también se desnudó y se le montó. Lo masajeo bastante y lo volteó boca arriba, ella se hincó a los lados, le detuvo las manos para que no la fuera a estar tocando y empezó deslizándose desde su pene hasta el cuello, solo le rozaba muy tenuemente con sus pechos, con su vientre y con su pubis. Cada vez con más intensidad, poniéndole especial atención a su pene que todo el tiempo lo mantuvo perfectamente paradito. Se le dejó caer encima y le comenzó a mordisquear sus pechos y jugar con sus vellos. Lo apretó de la cara y lo besó, por primera vez, yo creía que no besaba. Estaban recostados, uno frente al otro, estilo misionero y fue muy sencillo para la chica aflojar las piernas y dejarse bajar y ensartarse.

Acto seguido Alessandra y yo tratamos de copiar lo que le hacían a Horacio, ahí estaban los dos muchachos, que además de calientes estaban bastante tomados. Nos lo impidieron y verdaderamente nos montaron y por la desesperación nos jaloneaban, apretaban y zangoloteaban jugando. En verdad, tanto Alessandra como yo lo estábamos gozando. A ratos nos quedábamos en un 69, yo se lo mantenía bien lubricado y paradito, pero mi chinito no podía llegar a su clímax, tardó y yo hubiera querido que hubiera tardado todavía más, lo gocé tremendamente, sobre todo cuando yo lo monté a él y tenía toda su pija dentro de mí. Como que se quedó dormido con el pene paradito y duro.

¡Repentinamente se vino rete rico!

Alessandra ha de haber gozado más. Tardó mucho más tiempo. Ví que se le montaba, él protestaba y se volteaba, y volvían a la posición de un principio. Se lo jalaba, lo chupaba y él le comía su pepita y le metía varios dedos. Yo estaba de mirona, ya toda exhausta, cansadísima, pero con muchas ganas de seguir.

Me di cuenta de que todos estaban cansados, quedamos dormidos prácticamente a la vez.

A media noche, no sé a qué hora, de repente ví que una de las chicas fue con Horacio y lo despertó. Éste que le gusta despertar a media noche y tener su cogidita, dizque para poder dormir a gusto, le estaban dando su gusto. Los ví como ella se le montó, él se la metió y la hizo cabalgar por un tiempo largo, ella se volteó, dándole la espalda, pero siempre con su penen dentro, se agachaba y le sobaba los huevitos y los muslos, de repente ella pujó y se desplomó con su cara en sus rodillas, así quedaron un tiempo, se voltearon y abrazaron y quedaron dormidos.

Verlos me excitó muchísimo, fui con uno de los muchachos, le jalé la cobija y en el momento en que me iba a meter debajo el otro me tomó de la cintura y ahí, de pie, empezó a lamerme todo el pecho. Me mordisqueaba mis pezoncitos y me succionaba. Fue bajando su cara, su lengua seguía lamiéndome todo el camino hasta que llegó a mi pubis, se lo comía, me lo chupaba y me daba mordiditas suaves. Me llevó a su cama y continuó lamiéndome y mordiéndome ligeramente mi pubis depilado. Metió su mano a mi vagina y jugueteó con mis labios y mi clítoris, que descubrió inmediatamente, aún en la oscuridad. Me metió dedos y me hizo que tuviera un orgasmo leve. Ahí, aún de pie lo animé a que me lo metiera, pero me volteó de espaldas, me abrió de nalgas y me lo metió desde atrás, por mi vagina. Así estuvimos un buen rato. Él seguía sobándome mi vientre, mis pechos y mi monte de venus, que tanto le emocionaba. Nos rodamos a que yo le quedara de costado, en ese momento los dos nos acercamos a nuestros orgasmos y nos dejamos que llegara. Amanecimos enganchados, dormimos toda la noche unidos.

La otra chica fue con Fazio y estuvo con él hasta que amanecieron, todavía al despertar los encontré haciendo sexo.

Alessandra aprovechó al otro muchacho, al que yo intenté ir a despertar y también amaneció haciendo sexo, no se desde que momento, pero si iniciaron en cuanto yo lo fui a despertar, hasta ahora en que amaneció, ella se lleva el campeonato de aguante.

Noche hermosa, algo de ejercicio, como los orientales lo acostumbran y luego un tiempo de desayuno en que todos agradecíamos uno al otro, felices y deseosos de repetir. Nuestros ánimos estaban medio decaídos y soñolientos, nuestro plan era salir antes de la hora de comer y llegar todavía de día a casa y comer allá.

Pero notamos mucha actividad entre nuestros amigos chinos. Sacaron los equipos de fotografía, unos los llevaron al salón destinado a fotografiar y otros los instalaron afuera. En eso vinieron las dos chicas chinas y nos llevaron consigo. Venían vestidas con una especie de filipinas, beige claro, con un logotipo. Soy muy curiosa, o metiche y quería ver si llevaban calzones puestos, creo que sí.

Muy extraño, nos sentaron a un lado y nos dieron unas toallitas que olían muy bonito, para que nos limpiáramos las caras, ellas nos iniciaron. Vino uno de los chicos, Zhi, nos revisó las caras y empezó a ponerme un aceitito, que después limpió y continuó poniéndome maquillaje. Me dejé. Estos nos han dado muchas sorpresas, en ese momento no entendía la razón del maquillaje. Tardó mucho tiempo, me pintó los ojos con mucho cuidado, me polveó y me enseñó en un espejo cómo había quedado. ¡Una auténtica china! Mi cara se veía más clara, fui con Horacio y Fazio a que me dieran el visto bueno. Me regresó el maquillista, me descubrió primero el pecho y me maquilló mis senos, oscureció mi aureola y mis pezones. Mi vientre, que lo tengo bastante liso y cuidado, le maquilló oscureciendo unas líneas a los lados, daba el aspecto de más desinflado.

Mmm, algo va a pasar, con tanto manosearme me estoy excitando y al rato voy a estar mojada, creo que no se me va a notar, pero yo si lo voy a notar y estaré nerviosa excitada.

Me dieron, primero, el bikini pequeño, aquel que había modelado la noche anterior, me lo pusieron a que me quedara mucho más apretadito, sobre todo sobre mis pechos y, primero me pusieron unos hielitos dentro de un paño sobre mis pezones, para hacer que se me pararan más, bien paraditos y hasta restiraron la tela. ¡INCREIBLE! ¡Que hermosos y que grandes se me veían!

Fotos y más fotos y cambios de pose a cada rato. Me enloquecí, recordé lo del baile en París haciéndola de Shakira y me contonee pensando en los consejos de Gloria para posar como modelo, siempre sonriendo. Fueron muchas horas de sesión como modelo. Horacio solo me dio un trago de su bebida, muy fuerte, pero me reanimó. Me pidieron posara con otros trajes de baño, no sé con cuántos más. Me desnudaban en donde estuviéramos y ahí mismo me enfundaban en el nuevo bikini, se había reunido mucha gente para ver las sesiones de fotografías y varios de ellos hasta daban consejos. Uno de ellos sí me tomo algunas fotos, sin que nadie lo descubriera.

A Alessandra también la maquillaron, bastante bien y bonita, le quedaba bien lo oriental. Solo posó para un solo traje, pero le tomaron muchas fotos de sus pechos, el fotógrafo y sus tres acompañantes, estaban enamorados de ellos. La cambiaban, le daban vuelta, la ponían de frente, de lado, y así. Mientras tanto a mí me daban tiempo para descansar y tomar de la única bebida que tenía Horacio, que poco a poco me fue haciendo efecto, nada negativo, me desinhibí y creo que hice locuras frente al público, pero mis miles de fotos deben de haber salido buenas donde que tomaban más y más.

Era ya tarde en la tarde, había que almorzar. Recogimos todas nuestras pertenencias y comimos algo, nos acompañaron nuestros amigos chinos también medio comiendo de lo que había, y trataron de hacer cuentas de cuanto tenían que pagar por las modelos. Fazio dice que entendió, porque mencionaron los Euros, pero nos consultó y ya solo nos íbamos a despedir.

En la habitación que estuvimos habíamos dejado la ropa que íbamos a llevar puesta al regresar. Todos fuimos juntos, parecía que ellos nos iban a ayudar a vestirnos, pero iban a quitarnos el maquillaje.

“¡NO, NO!” los cuatro queríamos conservarlos y enseñárselos a Bianca, además que a nuestros hombres les gustaban mucho. Jian, uno de los chicos, el fotógrafo, estaba desesperado por tener sexo conmigo y el otro, Zhi por los pechos de Alessandra, no nos querían dejar ir sin tener oportunidad de una última sesión de sexo. Las chicas también estaban super excitadas, así como todos nosotros. Al entrar a la habitación cada pareja se acomodó en su nicho y nos descargamos con un ‘rapidito’, claro, los maquillajes se deterioraron. ¿Cómo restaurarlos? Zhi, el maquillista experto quería a fuerza reintentar metérmela una vez más, ya se había descargado con Alessandra, pero quería tenerme de nuevo, no quería dejarme ir sin haberlo intentado.

Así como estaba, con un rico sabor a Alessandra, con cariño logré despertarle los ánimos de nuevo, ya paradito me le senté quedando con las piernas a la orilla de la cama y con su pene bien dentro, aprisionado. Kuan-yin, la roja, me pidió que me quedara quietecita y fue ella la que me reparó mi maquillaje. Al final terminamos, yo de perrita y él bien satisfecho. Mejor recuerdo no va a conservar.

Pero yo ansiaba por sentir a las dos chicas chinas. Kuan-yin, que me había corregido el maquillaje, la tenía junto, la recosté, le abrí las piernas y me dediqué a comer su vagina, sus labios, aunque pequeños, muy sabrosos, así su clítoris, cuidando mí maquillaje. Ella se acurrucó y nos complacimos mutuamente en un 69 que nos dejó tener un orgasmo cada una. El maquillista me tuvo que reparar a la carrera, de nuevo, mi maquillaje.

Xieng, la otra chica, que aún estaba con Horacio, estaba recostada junto a él. Me acerqué, la voltee para que quedara boca arriba, a mi disposición y se dejó fácilmente, le abrí las piernas para alcanzar su vagina, todavía con semen de Horacio y se la limpié con la lengua hasta llevarla a una excitación que se enderezó y dio la vuelta para ella alcanzar mi cosita y chupármela. La sentí como me jalapa con sus labios, el clítoris, antes no me había dado cuenta lo rico que se siente.

También Horacio terminó con Xieng como de perrito y ésta hasta al terminar se lo chupó, dejándolo limpiecito, se quedó con algo de su semen.

Nos regalaron un folleto de su empresa y Horacio les dio una tarjeta para que, si querían, nos escribieran.

El día que llegamos al campo habíamos dejado nuestros celulares en las gavetas, me moría de ansias ver si Gloria me había mandado algún recado o tratado de llamar, pero nuestros teléfonos no recibían señal, así que me urgía regresar a casa.