Desde el sueño
Hace unos instantes llenabas mi cama como yo llenaba tu cuerpo. Lo recuerdo entre las brumas del sueño, tal como lo viví.
Desde el sueño.
Hace unos instantes llenabas mi cama como yo llenaba tu cuerpo. Lo recuerdo entre las brumas del sueño, tal como lo viví.
Apareciste en mi cama como surgida directamente de mi mente. Tu cuerpo, hermoso y joven, yacía desnudo bajo la misma sabana que el mío. Mis manos lo recorrían lentamente intentando negar el carácter ilusorio de tu presencia. Y, cuando la realidad se imponía, mis labios tomaban el premio de mi vigilia. Unas veces mis labios y manos se volvían más exigentes. Otras Morfeo vencía y mis caricias eran las de un durmiente.
Recuerdo la humedad que en tu sexo provocaban mis lánguidas caricias. Mis dedos insinuarse en tus labios menores, rodear tu sensible clítoris. Tus propios fluidos lubricaron mis dedos cuando, casi inconscientemente, atendieron tu esfínter reduciendo cualquier resistencia.
Entonces comprendí lo que tus manos estaban haciendo, y mi sexo reconoció tu pericia. Sonámbulo, guiado por el instinto, mi lengua empezó a trazar un dulce sendero desde tu clítoris hasta tu ano. Y tras ella mi sexo venció la barrera. El éxtasis me devolvió al sueño. Y, aun dentro de ti, volví a dormir.