Desde el portal, viendo la vida pasar (V)

Pero cuando la vio, tan radiante como de costumbre, iluminada por el sol que caía ya a plomo sobre las calles...

A la mañana siguiente de nuevo estaban en el portal. Teo, ansioso, tenía todo pensado para el momento en que viese a su Florinda llegar. Se excusaría con su amigo y le diría que quería subir a sobar, que estaba cansado o algo así. Luego tocaría a la puerta de Flori, para que ésta le dejase entrar.

Pero cuando la vio, tan radiante como de costumbre, iluminada por el sol que caía ya a plomo sobre las calles, su gozo en un pozo. Un hombre la acompañaba y era él quien llevaba sus bolsas mientras se acercaban. Teo maldecía su suerte en aquel fatídico día, pero, ¿quién era aquel tío?

Ya frente al portal, Florinda los saludó como de costumbre, con su voz dulce y melodiosa, y su risa fácil y encantadora.

— ¡Hola chicos! Aunque no tenemos portero, menos mal que siempre estáis aquí para vigilar, ¿verdad?

De mala gana Teo devolvió el saludo. Su cara fue el reflejo de la desilusión, pues Teo no sabía fingir, aún no había aprendido esa lección vital. Tanto fue así que la mujer lo notó y sabedora de la simplicidad de los sentimientos masculinos, decidió guiñarle un ojo discreta y graciosamente.

— Este es Teo, el hijo de Nora, la vecina —dijo Flori.

— ¿En serio? ¡Qué crecido estás chaval! —le dijo su fornido marido, con barba abundante y espesa.

El joven se levantó para apartarse y dejarlos pasar y también para que no hablarles desde el suelo.

— ¡Teo me sube las bolsas de la compra todos los días! —exclamó orgullosa Florinda.

— ¡Eso está bien chaval! Que mi mujer ya no está para cargar pesos —dijo de con voz socarrona mientras le ponía la mano en el bombo.

— Bueno cariño vamos ya para adentro —dijo Florinda mientras su mirada quedaba clavada en los ojos desapasionados de Teo.

Y así se despidieron, entraron en el portal y desaparecieron escaleras arriba.

Su gozo en un pozo, Teo se preguntaba cuanto tiempo estaría el marido en casa, un día, dos, una semana, hasta el parto, ¡dios qué pesadilla!

— Has visto al tío, tiene tanta barriga como ella —dijo Nica, sacando del ensimismamiento a Teo.

— ¡Sí tío! Cualquiera diría que ella le contagió el embarazo —dijo Teo, soltando ambos una carcajada al unísono y chocando las palmas después del chascarrillo.

De forma que Teo recuperó el ánimo en parte, pues no hay nada que unas risas no arreglen o casi nada.

Y allí siguieron oteando el horizonte, a ver quién pasaba, si alguna mamá buenorra con su carrito paseando a su hijo o alguna joven en edad de aparentar, pues poca cosa más se les ocurría hacer.

-------------------------------- o ---------------------------------

Desde el portal, viendo la vida pasar es una novela de 27 capítulos, aquí os dejo la sinopsis de la obra:

Teo y Nica son dos amigos del alma. Se conocen desde que eran pequeños e iban a párbulos, hace ya tanto tiempo que ni recuerdan, aunque aún son jóvenes, jóvenes que pasan las tardes y las mañanas en el portal de su bloque, sentados, viendo la vida pasar.

Así, un buen día se fijan en Flori, una vecina de Teo a la que éste ya conoce, pero ese día es especial, su andar decidido, con el Sol a su espalda, sus cabellos rubios resplandeciendo, movidos por la leve brisa mientras camina en dirección al portal, cargada de bolsas y embarazadísima...

Teo queda prendado de ella y aquí empieza su aventura....