Descubrimientos Precoces...

Ahora paso de la cincuentena y la edad, la rutina y cierto acomodo, han relajado bastante mis anhelos sexuales; pero no siempre fue así

DESCUBRIMIENTOS PRECOCES...

Ahora paso de la cincuentena y la edad, la rutina y cierto acomodo, han relajado bastante mis anhelos sexuales; pero no siempre fue así…

De momento mantendré en secreto mi ciudad, mi nombre y el de mis Partners (familia directísima): reales y/o imaginadas. Las razones de este secretismo, es que no siempre, la edad de mis andanzas, a la sazón,  eran “legales”,  ni las de mis hermanas tampoco; evidentemente la de mi madre si lo era.

Mi despertar sexual fue bastante precoz, supongo; seguro que habrá alguien que me gane; siempre lo hay.

Bueno, basta ya de prólogos y vamos al “turrón”, que seguro es lo que os interesa (y a mi también).

Como todas estas cosas, lo nuestro, empezó como un juego de secretos y descubrimientos: tengo dos hermanas, gemelas, casi dos gotas de agua; de hecho todo el mundo las confundía: evidentemente yo no. Nos llevamos seis años.

Su desarrollo físico, fue bastante rápido  y sus formas, pronto empezaron a despertar en mi, deseos irrefrenables de tenerlas entre mis manos; los sueños se sucedían, cada vez más calientes y más excitantes.

Tenia que preparar una estrategia: sondeo, preparación, selección y abordaje; o algo así…

Mi padre trabajaba más horas que un reloj y solo venia a casa a dormir y descansar, mi madre no trabajaba; pero los viernes tarde y los sábados, por la mañana, los utilizaba para realizar las compras semanales. Nos cuidaba mi abuela paterna, que aunque muy sana, no era amiga de moverse demasiado. ¡¡Ahí se podía presentar la oportunidad!!

Bueno lo de mi madre, lo dejare para más adelante; en uno o mas relatos.

Supongo que sabréis disculparme, pero como ya habréis notado, los preámbulos me ponen  “a cien” y el entrar en situación me gusta tanto o mas que el resultado final; espero que esto no os espante de la lectura.

En mi pre-adolescencia me gustaba mucho escribir, les leía los relatos a mi familia; aunque me guardaba algunos, que solo leía y releía yo; a estas alturas habréis imaginado quienes eran mis modelos y el objeto de mis escrituras. ¡¡Aquí la excusa perfecta!!

Durante varios viernes y sábados, empecé a leerles los relatos a mis hermanas, que no dejaban de preguntar que era todo aquello, de que estaba hablando y que significaba o como se hacia esto o aquello: ¡¡ya no podía más!!

Evidentemente les advertí muy seria y severamente que esto era un secreto entre nosotros y que nadie mas podía saber… Supongo que fui muy convincente, pues hasta hoy, nunca revelaron lo sucedido.

Finalmente un viernes, me encerré en el aseo pequeño, con la que consideraba más “interesada” en el tema, la llamaremos: Mar.

Hacia calor, así que nos aligeramos algo la ropa; es increíble e impensable, ahora; las desinhibiciones, con arreglo a nuestros cuerpos, que tenemos a esas edades… Comencé a leer mi mini-relato, en el que describía el cuerpo de una joven, que era recorrido: primero por las manos del chico: en esos momentos empecé a “seguir” los pasos del relato, como el ensayo de un guión…

La sensación fue bestial, poder tocar y sentir el tacto de terciopelo de su piel, en las yemas de mis dedos, era de una sensualidad salvaje, solo con ese gesto, mi miembro empezó una erección imposible de parar.

El recorrido fue ascendiendo, desde el vientre, hacia sus incipientes pechos; de momento sin llegar mas que a la parte inferior; si ya me volvía loco con aquello, no se que iba a pasar mas adelante. Uno de los momentos culminantes fue el de llegar a sus pezones, la cara de satisfacción y placer de mi hermana, no se me presento ni en mis mejores sueños… Sin decirle nada se metió la mano en el interior de sus braguitas y su cara empezó a cambiar (y la mía también). Se movía compulsivamente y jadeaba; todo era nuevo para los dos. Para entonces mi miembro empezó a crecer de forma desconocida  y con una dureza impensable hasta ese momento.

No pude aguantar mas y cogi su otra mano, introduciéndola entre mis piernas y se cogio a mi polla, con una sensación  que nunca olvidare. Sin decirle nada, el relato había caído de mis manos, ya no seguíamos ningún guión. Todo era puro instinto y del mas placentero. Sustituí su mano, entre sus braguitas por la mis y fui “descubriendo sus rincones” y las reacciones que esto provocaba. Ella hacia lo propio conmigo: su mano se movía, arriba y abajo. Fue bestial: explote (esto ya no le gusto tanto), la inunde de semen y lo que ahora se convirtió en una reacción molesta; mas adelante se convertiría en una agradable sensación en varias partes de su cuerpo.

Mientras, yo conseguí seguir con mis manipulaciones, ahora desbaratadas y por sus gemidos y movimientos; entendí que ella también había explotado. Fue lindísimo y quedamos en repetir cuando se nos presentara otra ocasión.

Al salir, la gemela que se había quedado fuera, no hacia mas que mirarnos a la cara y decir que estábamos muy rojos.

Se fue con su hermana, cogida de la mano y cuchicheando… Esto solo fue el principio de una temporada genial.

Si os gusta mas adelante seguiré contando. Hasta siempre