Descubrimientos II
Sigue la historia anterior
Después de una semana, volvimos a quedar, la llevé de nuevo a mi casa, lucia arrebatadora, un ceñido vestido negro, zapatos de tacón negros, perfectamente maquillada y con ese andar como si flotara dando pequeños saltitos. Tenía sed y fuimos a la cocina, abrí el frigorífico, la luz que salía de él iluminó su rostro, la impulso fue irresistible me dirigí hacia ella y la bese, largo, profundo, húmedo y muy caliente, de nuevo nuestras lenguas pugnaban por el poder dentro de nuestras bocas que de juntas parecían una, ella me abrazaba y yo sujetaba su cintura, la puse con la espalda contra la pared y echó la cabeza atrás me adueñe de su cuello, del canal de sus pechos, mis manos volaban por su cadera finalmente la derecha encontró el camino entre sus muslos, estaban húmedos, gotas de flujo competían en una carrera hacia sus pies, llegue a su empapado tanga, comenzó a suspirar, yo no podía dejar de devorar la piel que cada vez quedaba más expuesta a mis labios, a mi lengua, mis dedos horadaban su coño sin piedad y apenas podía mantenerse en pie, sus rodillas se doblaban, la sujete firme por la cintura y frote su coño, su clítoris tan fuerte y profundo que empezó a convulsionar, sus manos temblorosas buscaban la forma de bajarme los pantalones, lo desabrochó, urgó por dentro de mis ceñidos boxers y atrapo su presa, dura, hinchada, palpitante, gruesa, su mano no daba abarcado su diámetro y apretó fuerte, la movía sin miramientos, acaricio los testículos y mientras lo hacía volvió a correrse, con los ojos fuertemente apretados, con gritos apagados e invocando su habitual
Ella- oh dios!, oh dios!, aaaaaaah
Yo apenas emitía los gruñidos del animal lujurioso que era en ese momento, mis manos mi boca mi cuerpo pegado al suyo contra la pared apenas nos sostenía, el tanga estaba en el suelo adornando sus zapatos con signos evidentes de humedad brillando por la luz de la nevera que seguía abierta,… me separé cogí una silla con respaldo y la puse en medio de la cocina, me senté con la polla mirando al techo cual mástil mirando al cielo, ella apenas podía ponerse en pie levanto su mirada, me miró, la miró, abrió su boca, bajo su vestido
Yo- Vena aquí, cabálgame
Sonrió me miro a los ojos con lujuria, deseo y se puso a horcajadas encima mío, coloque la punta de mi verga en la entrada de su inundado coño y se dejó caer penetrándose poco a poco, a pesar de su lubricación debía adaptar su agujero al ariete, coloqué mi cara entre sus pechos con una mano y un rápido movimiento desabroche el sujetador, mi boca se apropió de sus tetas, las succioné, las lamí, me adueñe de sus pezones como un bebe hambriento, ella subía y bajaba apretando asombrosamente mi verga con su coño, echo la cabeza atrás volvía a convulsionar y gemir sin medida, estaba corriéndose, explotando, mojándose y mojándome, al bajar la intensidad y el ritmo de su cabalgada, puse mis brazos por debajo de sus piernas sin dejar de penetrarla, me levanté con ella en volandas aferrada a mi cuello y un gesto de incredulidad, mientras la ponía encima de la encimera, totalmente expuesta con las piernas abiertas en alto por encima de mis hombros y empezé una penetración profunda, parsimoniosa, haciendo círculos con mis caderas, mi miraba extasiada a los ojos, era mía totalmente y era su deseo que lo fuera, correspondí aumentando la velocidad y la profundidad de la penetración y no podía evitar cerrar los ojos muy fuerte mientras sus manos rodeaban mi cuello
Ella- oooooooh dios!, siiiiiiiii, dame maaaaaaas, siiiiiiiii
Fue como un acicate, sentí como mi polla crecía dentro de ella, inaudito, la volví a elevar y la lleve a la mesa de la cocina con una altura más adecuada para la penetración y más cómoda para ella podía apoyarse con los brazos en la tabla, reanude con más poder y velocidad esa penetración salvaje, empezaron a llegar sus orgasmos seguidos, uno detrás de otro, sin apenas segundos entre ellos, su coño no dejaba de manar, no podía abrir sus ojos ni cerrar su boca, los zapatos que era lo único que llevaba puesto golpeaba mi espalda.
Ella- no puedo, no puedo, increíble, Diooooooooos, me matas, me vuelves loca de placer, siiiiiiiiiiiii, siiiiiiiiiii, aaaaaaaaaaaah
No pude contenerme y me derrame dentro de ella, acababa de vivir la mejor sesión de sexo de mi vida (ella diría lo mismo cuando comentamos esa noche), no podía creer aquello, ella tuvo tantos orgasmo que no pudo llevar la cuenta, habían pasado 45 minutos de sexo a la tenue luz de la nevera abierta.
Ahora tenía incluso más sed, me había separado sudoroso y ella se incorporó ligeramente mareada y me miraba con una sonrisa enorme, respirando agitada, los corazones de ambos estaban desbocados todavía, el pantalón y los boxers por los pies y mi camisa desabrochada, me di cuenta de que me escocían los tríceps, no me di cuenta pero tenía las marcas de sus uñas
Yo- queeee? Te has corrido parece? - Que broma había dejado restos de flujo en el suelo, la silla, la encimera, la mesa, mis piernas, mi ropa
Ella- ha sido, ufffffff, jamás me habían follado así, jamás me corrí así, nunca nadie pudo levantarme en el aire y menos clavada a una verga, impresionante, debo coger aire, ponme una copa
Se dirigió al servicio, preparé un combinado para ella y un burbon solo para mi, puse uvas y fresas lavados en cuencos, lleve todo a la sala de estar y puse la tele en un canal la azar, la silencie, terminé de quitarme la ropa y esperé tomando pequeños sorbos de mi copa
Tardó unos minutos en salir y lo hizo con los zapatos de tacón todavía puestos, moviéndose como solo ella sabe, flotando, entro en la sala se apoyó en la gran mesa, delante de donde estaba sentado, con su culo a la altura de mi cara, sin decir nada apoye mi mano en el centro de su espalda para que se apoyara en la mesa dejando su trasero expuesto, dio un sorbo a su copa, solté la mía y acaricie sus nalgas besando el rastro que dejaban las llevas de mis dedos en su piel, volvía a echar la cabeza atrás y cerrar los ojos, fui buscando sus espacios más íntimos cada vez con más presión, más pasión, más profundidad, volvía a mojarse, su aroma era maravilloso, embriagador, invitaba a saborearla interminablemente, vi la fruta en sus cuencos y cogí una fresa, la acerque a su húmeda cueva, ella dio un saltito al sentir el frio, pero presioné y se introdujo en su coño, la moví dentro y la saqué, ella se giró y me miró y yo saboree esa fresa mirándola también como si fuera el mayor de los manjares, lo era para mí, pasé a usar una uva con la misma parsimonia, la unté en su jugo y la devoré, de repente vi un chupa chups encima de la mesa y lo abrí, ella me seguía con la mirada y la miré mientras acerque ese caramelo a su entrepierna, lo fui chupando y pasando por la piel tan sensible que tenía, hacia círculos por su ano, pasaba a los muslos, rozaba sus labios mayores, apenas tocaba su clítoris, hinchadiiiiisimo, empezó a gemir y moverse nerviosa, movía sus caderas levemente de un lado a otro, estaba bailando muy lento y de tal forma que ella sola fue introduciéndose ese caramelo dentro de su coño, los movimientos fueron haciéndose más insinuantes, más rotundos, te estabas penetrando con el chupa chups y apenas podía aguantarlo, lo estabas absorviendo, bese tus nalgas, arañe tu espalda, saque el caramelo y metí dos dedos en tu coño moviéndolos frenéticamente hasta que te corriste de nuevo, te dejaste caer encima mio, nos besamos
Ella- me encanta, sacas de mi sensaciones nuevas
Yo- sensaciones nuevas?, esto acaba de empezar
Apure mi copa ella cogió la suya y fuimos al dormitorio, allí abrió mucho los ojos por el despliegue encima de la cama, correas, pinzas, pañuelos, cadenas, fusta,… Tus ojos se abrieron como platos, música de blues, luz de velas
Yo- Date la vuelta
Ella- que vas a hacer?
Yo- Comprobar una cosa, date la vuelta y cierra los ojos
Le puse una pañuelo de seda negro tapando sus ojos, ajuste un collar a su cuello, un collar del que cian cadenas con pinzas para los pezones, apoye su espalda contra la pared, apreté sus pezones y le coloqué las pinzas, dio un respingo y suspiró
Yo- Te duelen?
Ella- Esta bien
Volvía la humedad a desbordar su coño mojando el interior de sus muslos, ajuste una correa de perro a una de las argollas del collar, deje caer esa cadena de eslabones por su espalda y volvió a dar un saltito, finalmente le puse unas esposas y se las ajuste por la espalda, estaba a mi total merced, la deje de pie esperando mientras me desnudaba, cogi la fusta y empecé a pasarla rozando su piel, sus piernas la curva de sus nalgas, los muslos por dentro, la otra mano daba pequeños tirones a las pinzas de sus pezones, ella echaba la cabeza hacia atrás, entreabría la boca, respiraba fuerte, contenida y a la vez expectante, me acerque a ella, podía sentir mi polla a la altura de su pubis hacia intentos de atraparla con los muslos pero me retiraba y le daba un fustazo ligero en la nalga, emitia un leve quejido terminado en suspiro
Yo- Te gusta
Ella- Si amo
Tiraba de las pinzas y se tensaba, pasaba la lengua por sus labios, queria atrapar mi boca, no era el momento, puse la fusta en la entrada de su coño y empece a golpear sus sexo, un golpecito y seguido pasaba la fusta, golpe y caricia, mojó la fusta, aquello no solo le gustaba la estaba volviendo loca, decidi dar un paso mas
Yo- Eres una chica mala que se moja cuando la castigan
Ella- si soy una zorrita, soy tu puta amo
Yo- repite mas alto
Ella- soy tu puta!!!
Golpee su sexo mas fuerte, se quejo dejando soltar el aire
Yo- Abre más las piernas
Las abrió obediente, cambie la fusta por mi mano y empece a palmear su coño, me estaba mojando la mano y sus gemidos se hicieron intensos de verdad, meti dos dedos y empece a frotar fuerte mientras tiraba de sus pezones y la besaba con furia, se corrió en un orgasmo largo y profundo, volvia a tener la respiración entrecortada se apoyo en mi hombro apenas se sostenia en pie, pase sus manos hacia adelante, volvi a poner sus esposas y la tiré en la cama, até una correa a la cadena de las esposas y sus brazos quedaron estirados, abri sus piernas, su coño era una fuente, cogi la cadena de la correa y empecé a pasarla a lo largo de su inundada raja, cada eslabon era un saltito, a medida que volvia a gemir fui pasando la cadena y estirando sus pezones ahora con todo el peso de sus grandes pechos
Ella- aaah, dios, oh dios
Deje la cadena ligeramente atrapada en su sexo, me acerque a su cara y pase mi polla por sus labios, la atrapó con hambre, lamió, chupó, devoró mis testículos y sin tocarla comenzó a correrse de nuevo, me coloque de rodillas enfrente de ella y retiré la cadena, empece a frotar el capullo contra su sexo, no paraba de gemir
Ella- por favor, métela
Yo- Pídelo de forma correcta puta
Ella- por favor Amo fóllame, folla a tu putita
Introduje mi polla en esa gruta babeante lo más despacio posible disfrutando cada centímetro de la penetración, mientras ella no paraba de retorcerse y convulsionar cada pocos minutos, tiraba de las pinzas de sus pezones, tiraba de la correa en su cuello, la puse a cuatro patas mirando al espejo del armario le quite la venda
Yo- Mirate, disfrutando como la perra caliente que eres
Ella- Gracias Amo, aaaaaaaaah dios!!!
Yo- siiiii, asi te gusta, eres una zorra que va a pedir por mi verga, una y otra vez
Ella- siiiii, más, dame más
La cabalgue salvajemente, mis huevos golpeaban su clítoris, los gemidos se transformaron en un grito continuado, convulsiones y finalmente una explosión de humedad, me vacié en sus entrañas con durísimos golpes de cadera, mi espina dorsal sentía un latigazo eléctrico, me quedé apoyado en su cintura, pasando las yemas de mis dedos por su espalda, ella estaba derrumbada sobre la cama todavía con mi polla dentro que poco a poco se iba relajando, después de unos minutos, giro su cabeza y me miró
Ella- es increíble, estoy temblando, tengo la piel de gallina, no quiero que salgas, quédate dentro siempre
Yo- tu no ordenas nada, haré lo que quiera contigo, cuando quiera y como quiera
Ella- Si Amo
Azote su culo con dos cachetadas, que recibió con gusto
Ella- gracias Amo, soy tu puta, haz conmigo lo que quieras
Le quité el collar, las pinzas, se quejo del dolor, lami y succione los maltratados pezones, la tenía boca arriba sujeta por mi brazo izquierdo y con la mano derecha comprobé el estado de humedad de su entrepierna, era un charco, empecé a pasar la mano suavemente, apenas rozando todos sus pliegues, se retorcía
Ella- me vuelves loca de placer, que me has hecho?
Yo- sacar a la luz a la Silvia que nadie conoce y tu apenas intuias
Le estaba hablando suave, despacio y grave a su oreja, eso hizo que volviera a retorcerse, nos miramos a los ojos, como si nuestras almas se miraran, todo esto era nuevo para ella y también para mi, no paramos de besarnos y acariciarnos hasta quedar dormidos.
Al despertar, ella estaba boca abajo y me quede mirando su cuerpo un buen rato, acerque mi mano a su espalda y suavemente acaricie su piel templada apenas rozando la epidermis, reaccionó moviendo la cadera, arqueando su espalda y un prolongado gemido, se estaba despertando y yo también…