Descubrimiento (6)

Se inicia una nueva etapa en los descubrimientos.

DESCUBRIMIENTO VI

Con casi 18 años comencé a sentirme insatisfecha, y no era por falta de sexo, mantenía relaciones con mí querido Freddy y con Manchi con regularidad, pero, esa sensación cobraba cada vez más fuerza. El principal problema era. Qué no podía descubrir QUE ERA.-

Finalmente, como a mitad de año, pude descubrir que era e inclusive tomo forma y con nombre además, y su nombre es. Emmanuel.-

Emmanuel es un chico español que por un intercambio estudiantil apareció en mi escuela. Cuando lo presentaron en la clase. Cuando lo vi por primera vez. Jamás, pero, jamás hubiera creído todo lo que cambiaría en mi vida.-

Desde la primera vez que lo vi. estalló una revolución en todo mi cuerpo. Mi corazón palpitaba desbocadamente, por momento sentía que me faltaba el aire, se endurecieron mis pezones, volví a descubrir mis dragas húmedas como al principio de mi vida sexual. Y todo eso simplemente con verlo.

¿Qué sentiría si...?.-

Hoy, con más experiencia me doy cuenta fácilmente. Era básico, simple. Tan simple como el deseo de buscar pareja y cumplir mi función de perpetuar la especie. Simplemente eso.-

¿Simplemente eso? De movida descubrí mi total y absoluta ignorancia sobre como comportarme con los machos de mi especie. Asombrosamente, descubrí que... ¡soy virgen! ¡¿VIRGEN?!.-

No tengo ninguna parte de mi anatomía sin explorar, podría dar cátedra sobre relaciones íntimas con perros, o descubrir qué intenciones sexuales tiene su perro para con Ud., pero, la cruda realidad era que desconocía cómo comportarme, cómo atraer a un hombre, cómo saber si hay onda o interés de él hacia mí, si es sentimiento o es solo deseo.-

Todas estas dudas, que bordeaban el pánico las hablé con Pato.

La reacción de rechazo que experimento fue asombrosa.

¡Grave equivocación!

Estaba tan entusiasmada y con tanto miedo, que olvide "la primera vez de Patricia" y en ese momento comprendí qué profundamente la había marcado. Ese fue el momento no me di cuenta, pero nuestros caminos comenzaron a separarse.-

La misma noche del día que conocí a Emmanuel y en mi dormitorio estaba caliente, pero, realmente caliente. Necesitaba apagar esa inmensa calentura, de haber podido hubiera preferido a mi poderoso Dálmata, pero, Freddy debería bastarme.-

Normalmente manejando a mi perrito podría obtener dos hermosos y tranquilizantes orgasmos. Uno vaginal y otro anal, pero, esa noche. Esa noche necesitaba algo especial, algo distinto.-

Me acosté mirando el techo y dejando que mi chihuahua me lamiera la vulva, que ya estaba más que suficientemente lubricada. Me abrí todo lo posible de piernas y las levante para que también alcanzará mi ano.- Me dolían los pezones, deseba que me chuparan mis pequeñas tetas todo lo posible, que las hicieran desaparecer dentro de la boca con desesperación. Levante mis piernas hasta que las rodillas tocaran mi pecho, entregándome con hambre famélica. Sentí mi ano abrirse y hasta me abrí los labios todo lo posible buscando intensificar las sensación. Y Freddy, respondió de inmediato, sentí su fría nariz rozándome y luego sus patas delanteras sobre mi vientre y un primer roce de su miembro, glorioso y duro buscando y entrando por mi canal con facilidad, pero, esa noche no era suficiente.-

Metí mi mano por debajo de mi pierna derecha y en el momento que mi perrito retrocedía saque su miembro con un poco de dificultad. Disfrute el recorrido de la rígida cabeza sobre el techo de mi canal y escuche claramente el ruido acuoso de su salida, como una protesta, lógicamente, con el gruñido de mi perrito. Con placer apreté mi mano alrededor de la dura barra de carne y lentamente lo lleve recorriendo todo mi sexo, continuando hasta llegar a las arruguitas de mi ano y cuando la férrea punta se ubico.-

¡Qué gusto!

Estreché los músculos, buscaba sentirlo entrar, todo y cada uno de los relieves. Quería sentir como si fuera la primera vez, que costará, que me la metiera, sí, pero con un poquitin de violencia.-

Manteniendo solo las yemas de mis dedos sobre el empapado pene, disfrute como se abría paso. Milímetro a milímetro perforando mi recto, por momentos lo oprimía unos instantes.-

Aun hoy me asombra la rigidez de esa pequeña barra de carne que puede alcanzar.-

¿Sería igual de rígido el miembro de Emmanuel?

Con esa pregunta rondando mi mente, le fui infiel a mi Freddy y me imagine que estaba con él, y me abandone a las sensaciones al punto que la entrada de la bola me sorprendió y emití un ligero quejido y disfrute aun más estar abotonada. Lamentablemente, los movimientos bruscos de Freddy por darse vuelta rompieron con mi sueño, a pesar que siempre gozaba con los chorros de esperma rebotando en mi interior, esta vez no fue igual. No hubo la clásica sensación de satisfacción, de alegría cansada. Mi preocupación de cómo abordar a Emmanuel, de cómo lograr que se convirtiera en mi pareja, borraba cualquier otra cosa. ¿Qué debo hacer? ¿Qué?

Mi obsesión provocó que la relación con Pato se enfriara un poco y luego bastante, a pesar que Emmanuel era un tema prohibido entre nosotras.-

Por pura venganza, durante uno de nuestros juegos. Se excedió en retener a Manchi, alcanzando tal altura que el normalmente tranquilo dálmata la mordió. Resultado, una buena discusión y un portazo.-

Durante ese período nada ni nadie era más importante que mi dilema, hasta que en una oportunidad mientras subía por el ascensor de mi casa, en compañía de un anciano. Sentí un roce en mi cola, como normalmente hace cualquiera, no le presta atención ya que creemos que es una casualidad, pero si sos mujer prendes las alarmas, por las dudas. Cuando volvió a ocurrir, gire para ver directamente al ancianito. Era un poco mas bajo que yo, cálculo de unos 60 años, delgado, con un suave temblor en la mano derecha, la que sostenía un bastón metalizado de tres patas. Me contesto la mira y quede asombrada, tenía unos ojos de color celeste increíbles y su mirada era fuerte e inteligente y, para nada inocente. Me sonrío mostrando uno blanquísimos dientes y mientras el ascensor se detenía camino con lento paso hasta la puerta, mientras la abría giro para verme y dejo las puertas abiertas. Mi curiosidad pudo más y con la excusa de cerrar las puertas del ascensor mire y descubrí cual era su departamento. Por su parte al cerrar su puerta me miro y volvió a sonreírme.-

Nunca nadie y menos de esa edad, había sido conmigo tan cara dura. Si había tenido dudas sobre el toqueteo ya no las tenía. Estúpidamente mientras continuaba viaje, pensé si se abría dado cuenta que mis bragas estaban humedad, había estado un buen rato con Emmanuel realizando un trabajo en conjunto.-

Es algo que no puedo explicar, pero la sola presencia de él hace que todo mi cuerpo reaccione sexualmente, disimuladamente en varias ocasiones tuve que acariciarme las tetas tratando de bajar la dureza de mis pezones y hasta me descubrí adelantando la cadera buscando un contacto con él, pero, ¿Cómo podría llegar a Emmanuel? ¡No había tenido ninguna relación con ningún hombre! De ninguna e..dad.-

En mi mente la imagen del anciano mirándome mientras cerraba su puerta se materializó una y otra vez.-

El jueves de esa semana me dirigía a mi departamento volviendo de la escuela, al llegar a la esquina de mi edificio veo al anciano que lentamente regresaba. Me pare, mire en todas direcciones y acercándome a un árbol deje los libros, afloje el cinturón, me subí la pollera del colegio hasta donde las reglas sociales toleran y reanude mi camino mientras en mi mente se inicio una lucha intensa:

¡Estas loca!

Necesito experiencia.-

¿De un anciano?

¡Es un hombre!.-

¡Es un VIEJO!

Que puede enseñar.-

Seguramente ni se le para.-

Mejor.-

Ni debe tener fuerza.-

Puedo intentar y aprender a parársela.-

Lo vas a matar.-

Casi sin darme cuenta ya estaba subiendo los escalones de mi edificio, pude ver que el anciano abría la puerta del ascensor, dude unos instantes.-

  • Te vas a meter en un lió.-

En el momento que el viejo cerraba la puerta del ascensor la detuve y luciendo mi mejor sonrisa mire el asombro en su rostro. Me hizo lugar y entre, y gire con demasiada rapidez haciendo que mi pollerita se elevara. Brevemente pude ver sus ojos apreciando el espectáculo. Quede de espaldas a él y di un paso hacia atrás mientras miraba disimuladamente nuestros reflejos en los espejos. Sentí que la empuñadura del bastón tocaba mi nalga derecha mientras miraba atentamente los pisos que recorría, y juntando fuerzas de mi excitación, me moví suavemente hasta que la empuñadura y la mano del viejo tocaron mis nalgas.-

El ascensor se detuvo y una señora de edad subió y marco la planta baja, le dije que subíamos, se disculpo por la equivocación mientras sentía que el anciano sacaba el bastón y lo cambiaba de mano, luego me toco por debajo de la pollera, sentí recorrer suavemente la curva de mi cola y finalmente percibí que el anciano había estirado todo lo posible los dedos para abarcarme y después me apretó fuertemente por unos instantes. Internamente me alegre, ya no quedaban dudas que el viejito baboso me tenía ganas.-

Sentí que la mano rompía contacto, luego sus dedos se internaban por debajo de mi ropa interior y me acarician de arriba hacia abajo todo la circunferencia de mis nalgas hasta llegar al huequito. Con delicadeza sentí una yema rozaba mis labios mayores provocándome un estremecimiento de placer. Mis pezones se pararon inmediatamente. La anciana me pregunto algo y al no entenderla tuve que doblar la cintura para acercarme y escuchar mejor, esto fue sabiamente aprovechado por el viejito.-

Busco, encontró y presiono el dedo y se metió en mi húmeda vulva. Esto me tomó totalmente de sorpresa, jamás me hubiera imaginado que el viejito se atrevería a tanto.

A fuerza de voluntad ahogue una exclamación pero no pude evitar cerrar los ojos.-

El ascensor volvió a detenerse y un hombre joven entro saludándonos, lo mire sin verlo. El dedo áspero de uña descuidada esta martirizándome gozosamente, avanzaba y retrocedía raspándome el canal.-

Descubrí una situación y sensación nueva para mí.-

Tener un contacto sexual frente a personas que no se daban cuenta.-

Qué bella nieta tiene.-

El comentario de la anciana me sacó de las sensaciones.-

Es la más bella de todas.- Contesto el viejo metiendo súbitamente otro dedo hasta la mitad y girándolos.-

Lo mire y sonreí mientras luchaba por mantener bajo el sonido de mi respiración y separe las piernas.-

El ascensor volvió a detenerse y sentí que sus dedos me atraían, desde mi interior, hacia él, me dio un suave beso muy cerca de mi boca y le escuche:

Gracias por acompañarme, dale un beso a mamá.-

Los dedos abandonaron mi vagina, acarició fugazmente mi ano dejando un caminito de lubricación en mis nalgas y salieron.-

Disculpándose por la incomodida que su desplazamiento provocaba entre los pasajeros, el anciano bajo y antes de cerrar la última puerta me miro con esos intensos ojos celestes y levantando dos dedos a los labios los besos y sonrió.-

No puedo mentir. Lamenté que se bajará, que terminara tan placentero viaje y escuche en mi mente:

¿Y? ¿Qué tenes que decir?

Me costo una eternidad encontrar las llaves de mi departamento, me temblaban un poco mis manos y en cima goteando lubricación por mis muslos.-

Hoy es.. Jueves....Mañana viernes....¡SABADO DEL DESCUBRIMIENTO!

CONTINUARA

Marcela

Marcela1818_4@hotmail.com