Descubrimiento (3a)

Me descubrieron.

Quiero disculparme, este es en realidad el descubrimiento 2 y ahora 3ª.-

DESCUBRIMIENTO III

El día sábado era mi día preferido, era el día que mis padres trabajaban y yo no tenía clase. Desde las 9 hasta las 18 horas, el departamento era totalmente mío, para hacer lo que quisiera sin preocuparme por nada. Se imaginan que también era el día preferido de mi querido perrito, Freddy.-

Desde la cama escuche la despedida de mi madre y el cierre de la puerta ante la atenta mirada de Freddy, que inmediatamente volvió corriendo a mí, salto a mi cama y me lengüeteó el rostro moviendo alegremente la cola, luego con prontitud se dirigió a mi pubis cubierto por la sabana y con su patita lo toco con miranda expectante.-

Ese día me había despertado malvada, y como decimos en Argentina. ¡El que quiere celeste que le cueste!.-

Me quede quieta observándolo, Freddy gimió y volvió a mover la pata con más fuerza y como no consiguió respuesta sumo su otra pata e intento correr la sabana para luego morderla. Y hay si pudo, con determinación la fue arrastrando hasta que desde el piso logro destaparme por completo. Con felicidad volvió a saltar para encontrarse con mis piernas firmemente juntas y mis manos tapando mi sexo.-

Intento de todas las maneras lograr su propósito y al final y luego de un ladrido de frustración, el muy pícaro me dio pequeños mordiscos en mis manos y muslos hasta que vio mi rosada vagina con sus labios brillando de lubricación. No perdió un instante en acomodarse entre mis piernas, y menos en poner a trabajar, para mi gusto, su talentosa lengua.-

Me atacó, primero el clítoris un par de veces, luego recorrió todo a lo largo mis labios mayor y cuando los descubrió abiertos volvió al botoncito del placer. En otras oportunidades y con más calentura de mi parte, elevaba las piernas mostrando mi ano y si durante la noche habíamos tenido contacto, a él no le importaba lamer su propio esperma con tal de brindarme placer.-

Freddy sabía que cuando mi lubricación bañara mi ano me tendría rendida, era en esos momentos que él atacaba exclusivamente mi canal hasta conseguir mi orgasmo y luego, quien podría negar su premio.-

Pero como dije, ese día estaba muy malvada, levanté una pierna, la cruce por encima de él y abandone la cama ante su mirada extrañada. Me levante hasta el pubis el camisoncito y lo anude, perversamente acerque mi sexo y lo refregué, dejándole los pelos del hocico húmedos. No fue sencillo dejarlo, el roce de sus pelos y la fría nariz sobre mis calientes labios me estremecía.-

Me dirigí hacia la puerta mostrando la mita de la cola y moviendo la cadera coquetamente, salí al pasillo y me encamine al living estirándome y disfrutando de la libertad.-

Mientras caminaba, desparramaba en mis muslos el esperma de mi querido Freddy, que surgía de mi ano y rememoraba la placentera noche y lo que vendría.-

Por esas cosas que trae la vida, en el edificio habían mudado una familia con una sola hija que se llamaba Patricia, Pato, que terminamos siendo compañeras de escuela y finalmente muy buenas amigas y confidentes. Ella también tenía un perro, de raza dálmata, por las manchas lo llamaron Manchi.-

Aprovechábamos los paseos en la plaza con nuestras respectivas mascotas, y charlábamos de todo, de la escuela, de los vecinos, de música y con más confianza de chicos y finalmente de sexo. Creo que para entonces yo tenía casi 13 años cuando la conocí, y si bien hablábamos de chicos que nos gustaban, yo no sentía deseos de avanzar más con ellos, Freddy era suficiente, a pesar que aun no había permitido que me penetrara vaginalmente. Se podía decir que aun era virgen. Cosa que Pato no era. Me confío que un primo más grande, la había desvirgado a sus 11 años, y por su relato, no había sido para nada divertido. Ojo, no era lesbiana, pero prefería mantener los chicos a distancia, así que, en su pleno despertar sexual se arreglaba masturbándose. Cuando me dijo como lo hacía no pude evitar reírme, en comparación yo era una veterana, y como experimentada le sugerí ideas nuevas que después me comentaba los resultados, lógicamente, ante ella yo era lo máximo.-

El día que cumplí mis 13 años fue un sábado, me sentía grande. Mis tetas habían dejado de ser unos insignificantes conitos con pezones, ahora usaba corpiños o sostén y un suave bello rubio coronaba mi sexo. Pensar que ahora vivo sacándomelo.-

Buenos, luego de un beso y el feliz cumpleaños de mi madre se fue a trabajar. Pato, la encontró en la puerta del edificio, le pregunto por mí y mi madre regreso, le abrió la puerta del departamento y se fue.-

Con la intención de darme una sorpresa, caminó hasta mi dormitorio, abrió la puerta con cuidado y se fue asomando.-

Si Freddy y yo no hubiéramos tenido otra cosa en mente la habríamos escuchado, pero no fue así. En el momento que ella se asomaba yo levantaba y abría las piernas y Freddy sé acomodada para meter su endurecido miembro.-

Con mis ojos cerrados y mi boca seca me relajaba esperando. Pato entro y vio como mi golosa cola recibía el regalo de cumpleaños de Freddy. Vio el rígido y venoso miembro presionar mi ano hasta ingresar en su totalidad. Absolutamente muda escucho mis gemidos de placer, y mi grito cuando la bola entro. Mi furiosa mano sobre el clítoris y la explosión del orgasmo sacudiendo por entero mi cuerpo.-

Cuando logre recuperarme la encontré aun parada junto a mi cama con la boca abierta mirando a Freddy bajarse con su miembro dejando rastros y mi ano aun abierto dejando escapar esperma.-

Francamente descubrí que no reaccionaba como me había imaginado, no sé si por los nervios o por su expresión, pero comencé a reír y a reír. Me levante, dejando una amplia macha mezcla de lubricación, transpiración y esperma en la sabana, me acerque a ella apoyando mi mano sobre su hombro y me fui a ducharme aun riéndome.-

Cuando regrese la encontré sentada en la punta de mi cama mirando a Freddy y su mano metida en su bombacha masturbándose furiosamente con las piernas fuertemente apretadas. La deje que terminará y luego me pregunto mientras me vestía.-

¿No te da asco?

¡Para nada!. Tendrías que hacerlo.-

¡Pero es un perro!

Sonriendo conteste.- Si, y no sabes cómo me gusta. Y por lo que acabo de ver, te existo.-

Pero, pero...

¿¡Hay diferencia con las zanahorias, el mango del cepillo, el envase del desodorante¡?

Me miro con la boca abierta sin saber qué contestar.-

Pase un mes viendo como me evitaba, supongo que necesitaba ese tiempo para pensar. Hasta que un día nos encontramos en la plaza, ella se acerco y hablamos, y volvió la amistad.-

El timbre sonó, camine junto a Freddy, sintiendo el cosquilleo de la excitación, luego de mirar deje que Pato entrara, con su perro.-

CONTINUARA.-