Descubrimiento (3)

Continua los desubrimientos.

DESCUBRIMIENTO IV

Manchi asomo su cabeza tímidamente, mirando en todas las direcciones mientras Freddy movía su cola alegremente y ladraba.-

Pato junto a mí miraba e indudablemente estaba bastante nerviosa de otra manera hubiera notado mi vestimenta.-

Finalmente, el hermoso dálmata de mi amiga toma confianza y aun con cuidado entro y comenzó a olfatear.-

Mi amiga sonriendo me mira y se le abrieron los ojos del asombro.-

Pato tenía la característica de hacer preguntas obvias.-

¿No hay nadie?

¡NO, mis padres me dejan que reciba a la gente en bolas! Veni.-

Gire dirigiéndome a mi cuarto mostrando las nalgas.-

Acostada en la cama con una pierna flexionada y moviéndola de izquierda a derecha, espere que ella terminara de entrar y detrás nuestros adorables perros.-

Freddy automáticamente salto y se coloco junto a mí con sus orejas atentas, juntos nos quedamos en silencio esperando mientras Pato hacia tiempo.-

Manchi continuaba olfateando indiferente, y me permitió mirarlo. Recorrí su cabeza, su pecho poderoso, las costillas que se marcaban, su vientre y su miembro. Nuevamente el cosquilleo de excitación recorrió mi cuerpo, y no pude evitar humedecerme los labios, como tampoco pude evitar acariciar sensualmente las bolas y miembro de mi perro.-

Freddy no necesitaba mucho para permitirme sentir su dureza. Pato me observo y pude darme cuenta que comenzaba a excitarse.-

Tome a mi perro y lo acosté a los pies de la cama, le aparté la pata mientras me acomodaba boca abajo. Le tomé el miembro cuya cabeza ya asomaba y mi lengua aleteo sobre ella.-

Mi amiga se acerco para ver mejor.-

-¿No te muerde?

Como respuesta mis labios rodearon la cabeza e inicie un vaivén placentero.-

-Llámalo.- dije señalando a su mascota que nos miraba y cortaba un hilo de saliva.-

Obedientemente el dálmata se acerco y colocó sus patas delanteras en la cama, mostrándose más imponente, Pato lo abrazo acercando su rostro a él y ambos miraban como reanudaba mi trabajo.-

Cuando volví a dejar el pene estaba totalmente expuesto y a pesar de la protesta de Freddy, lo deje y gire hasta quedar sentada y comencé a acariciar los costados del dálmata que acerco su nariz a mi sexo, separe las piernas para facilitar. Mis manos recorrían todo el lomo, baje a su vientre y con precaución palpe su miembro sintiendo el tamaño y peso.-

Reconozco que me dio un poco de impresión, era bastante apreciable la diferencia con Freddy. Mi excitación y curiosidad me exigían continuar, además, Pato aun dudaba, y para qué voy a negarlo. Me encantaba el papel de amiga experimentada.-

Descubrí que las mujeres somos egoístas, creo que si pudiéramos podríamos nuestra marca de propiedad a fuego.-

En cuanto Pato se dio cuenta que su perro estaba disfrutando, dijo.-

-¿Me dejas?

Volví a acostarme boca abajo mirando atentamente y separa las piernas, sabía que mi querido Freddy no tardaría mucho en ocupar su lugar preferido, y el mío.-

Una mezcla de excitación y orgullo mostraba el rostro de Patricia observando la cabeza y un poco más del miembro del dálmata y también confirme, era el doble de grande y en todos los sentidos.-

La lengua de Freddy me enloquecía pero no podía apartar los ojos de ese pedazo que a cada instante se asomaba más.-

-Chupalo.- le ordene

Patricia duda un poco, pero al humedecerse los labios me di cuenta que ya estaba lo suficientemente excitada. Lentamente fue bajando la cabeza, se tomo el cabello, sus ojos recorrieron todo el palpitante miembro, lo tomó y, tímidamente paso su lengua por la punta probando.-

Ver como el miembro desaparecía en la boca de Pato me provoca un desprevenido orgasmo, como nunca había experimentado.-

Por momentos, me causaba gracia ver como las mejillas de Patricia se deformaban y también, debo reconocerlo, un poco de envidia.-

Súbitamente Pato se apartó escupiendo y limpiándose la boca, Machi se había portado mal. Su poderoso miembro escupía chorros de esperma, sentí la necesidad de estirar la mano y dejar que él liquido espeso y caliente me bañara.-

Lo acerque a mi rostro, lo olí y lo probé, ante la mirada de Patricia, y rápidamente termine saboreando los últimos restos que expulsaba el miembro de Machi mientras volvía a tener otro orgasmo.-

Ya había tenido dos orgasmos y no me habían

penetrado, pero la situación era de lo más erótica.-

La experimentada y la virgen o, quizás,

la pervertidora?.-

Freddy hizo sentir su queja, me mordió la cola.-

Me abrí las nalgas y Freddy intento montarme de

inmediato, ante la mirada de Pato.-

El crecimiento de mi cola, si bien me alegraba, también había provocado dificultades para mi perrito,

pero, pensé que podría sacar partido.-

-Lo ayudas.- dije girando la cabeza y mirando el

reflejo en el espejo.-

Patricia se acerco y tuvo la visión de mi desnudez más

intima. Apoyo su rostro en mi muslo y con cuidado

tomo el pene, para mi asombro, le dio una breve chupada

y sin más perdida de tiempo lo dirigió a mi ano con los

ojos brillando de excitación. Se sorprendió cuando

la cadera de Freddy dio un fuerte empujón y el ahora

pequeño miembro ingreso sin dificulta en mis entrañas.-

-¡Ahh!.- exclame cerrando con placer los ojos, ante la

atenta mirada de mi amiga que no pudo evitar llevar su mano bajo su falda.-

Creo que Freddy quería lucirse. Tardo más de lo habitual, mezcló movimiento rápidos y profundos con detenciones súbitas. Me torturaba con maestría, para la agonía de mis pezones que no podían estar más duros.-

En medio del orgasmo exclame:

-¡Tenes... que... sentirlo, tenes... que... sentirlo!.-

Me sentía a la deriva, rodeada de un cálido mar cuyas olas bañaban mi cuerpo y mente con poderosas sensaciones, pero algo comenzó a filtrarse, molestando, rompiendo con el esquema.-

Finalmente, el amenazante gruñido termina de romper el encantamiento, abrí los ojos y descubrí a Manchi con sus patas sobre mi muslo ejerciendo su autoridad sobre mi perro exhibiendo su poderosas dentadura. Freddy no tuvo otra posibilidad que obedecer, y se retiro con sus orejas bajas y la cola entre las patas.-

Solo pude emitir un ligero gemido de protesta al sentir el fresco sobre mi húmedo y abandonado ano, pero Manchi, rápidamente ocupó el lugar y sin ninguna delicadeza me tomó de las caderas mientras intentaba penetrarme.-

Patricia observaba en silencio asombrada por la actitud de su desconocida mascota.-

Juro que no era yo, quien manejaba mi cuerpo.-

Sentí que mis piernas se separaban más, que las nalgas se elevaban abriéndose más y las patas traseras del dálmata se apoyaban firmemente sobre mis caderas. Pronto percibí la dura cabeza rozando mi intima carne, buscando con exigencia.-

Aferré la sabana, cerré los ojos y acomodo mejor las caderas, y como si un flash estallara debajo de mis párpados, sentí que el pedazo entraba con violencia.-

El miembro llego más profundamente, me sentía más llena y los flechazos de dolor que emanaba mi exigido ano, me hicieron sentir como que había vuelto a perder la virginidad.-

Nuevamente las olas me envolvieron, pero, esta vez de un mar embravecido, cruel y brutal. Y cada vez que llegaba a la cima de la ola, estallaba en un orgasmo bestial que derretí mis piernas, y me descubrí recomponiendo rápidamente la posición, deseosa, hambrienta de más.-

Cuando el miembro del dálmata comenzó a hincharse, y después expulsar chorros de esperma bañando mis entrañas, creo que brevemente perdí la conciencia por la intensa sensación.-

Cuando logre recomponerme, el reflejo del espejo me mostraba mi cola parada y Manchi dado vuelta firmemente unido y aun sintiendo los espasmos del pene.-

Intente, casi con desesperación, despegarme pero me fue imposible.-

No quería más, el placer había pasado la frontera y ahora era dolor de tener toda la bola dentro. No recordaba cuando entro, pero ahora, ahora la sentía plenamente.-

Quince minutos necesitamos para sepáranos, le pedí a Patricia que me viera porque me ardía el ano. Cuando me dijo que mi ano estaba abierto casi diez centímetros y que salía esperma con hilos de sangre, me asusté y las lagrimas llenaron mis ojos.-

Una hora después y luego de un largo y reparador baño, y de comprobar que mi ano había recuperado su tamaño habitual, sin sangre pero aun perdiendo abundante esperma estaba lista para continuar.-

Ahora, era hora de Patricia.-

CONTINUARA

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