Descubriendonos

Sexo hetero, inicio juegos bdsm

Recuerdo esa tarde como si de hoy mismo se tratara..

Es de esas típicas tardes de domingo, con el frio de Enero, de esas tardes en las que solo te apetece acurrucarte junto a la persona que tienes al lado.

Pero no iba a ser tan típica.. Me entraron ganas de jugar, y J aún no había visto ni la mitad de mí. Pero sabía que tenía muchas ganas.

Mientras J limpiaba aproveché para ir a darme una duchita, antes de nada prepare mi picardías negro, mi liguero y mis medias de rejilla, lo llevé todo al baño y fui a darle un beso y a decirle que me iba a la duchita.

Entré en el baño, me desnudé, y me metí en la ducha, con el agua caliente cayendo sobre mi piel no dejaba de pensar como lo iba a pasar esa tarde… si él quería ver mi lado más guarro, iba a verlo. Yo sabía que J apuntaba maneras.. pues para año nuevo me demostró lo morboso que era, la fuerza que tenía y lo cachonda que me ponía cuando me azotaba y me mordía bajo el agua de la ducha del hotel.. Y las marquitas que quedaron en mi culo al día siguiente…

Sin darme cuenta, al recordar ese día, empecé a tocarme, a acariciar todo mi cuerpo mientras me enjabonaba. Solo con eso ya estaba cachonda, pero no podía tardar mucho, tenía ya muchas ganas de salir y ponerme sexy para J.

Salí de la duchita, me enrollé la toalla, y me sequé el pelo. Seguidamente dejé caer la toalla al suelo, cogí el liguero y las medias y poco a poco me las puse, cuidadosamente porque quedara perfectamente puesto. Luego me puse el picardías, que era negro, semitransparente, dejaba a la vista mi vientre y por detrás toda la espalda y el culo, no me puse tanga, pues pensé que de poco me iba a servir.

Cuando ya estaba perfecta, me puse mi ropa encima, las mallas y la chaqueta, pues no quería que me viera aun con esa ropa, tenía algo mejor pensado para él.

Salí del baño y fui buscar a J, que aún estaba liado en la cocina, limpiando. Me dijo que fuera a ponerme cómoda, así que me fui al salón y me senté en la butaca, ansiosa de que viniera él.

Por fin vino, se acercó a mí y empezó a besarme y acariciarme… Me levanté, le cogí de la mano y le senté en el sillón, él se quedó mudo, pues supongo que no sabía que es lo que iba a hacer. Me coloqué detrás del sillón, apoyando mis pechos sobre el borde, por donde sobresalía su cabeza, empecé a masajearle, a acariciarle la espalda, la cabeza, el pelo.. que sabía que eso le gustaba muchísimo. Me giré, y cogí una tela para taparle los ojos, se los tapé y se le esbozó una sonrisa pícara en la cara.

Me coloqué delante de él, sin que pudiera verme y empecé a quitarme la ropa, para quedarme solo con ese conjuntito sexy, él iba tocando, no podía estarse quieto, me arrodillé entre sus piernas y empecé a desabrochar los botones del pijama, dejando al descubierto ese torso fuerte y calentito que tanto me gusta. Empecé a besarle desde abajo del torso, subiendo hasta llegar a su boca, sin perderme ni un solo centímetro de su piel. Mientras le besaba esos labios calientes, le fui quitando la venda, para que pudiera ver lo que me había puesto para él.

Me hizo levantar para verme bien, sin dejar de toquetearme, me di una vuelta, y me paró cuando estaba de espaldas a él, me cogió el culo, yo me incliné poniéndolo en pompa, y él empezó a besarlo y morderlo, mientras me pasaba otra mano por mi coñito.. que ya estaba húmedo.

J se levantó de golpe, me hizo arrodillar ante él y se bajó los pantalones. Sabía muy bien que significaba eso, así que empecé a acariciar su polla, a besarla, hasta metérmela en la boca, poco a poco, disfrutándola..

Me paró y me hizo levantar, me colocó en el sillón, con el culo en pompa, yo estaba ansiosa para que me follara… y así lo hizo, empezó a follarme, tan fuerte que podríamos haber tumbado el sillón.

Paró y se me quedó mirando, cambié de postura, y me senté en el sillón con las piernas abiertas y sin pensarlo empezó a follarme así, me volvía loca con ese hombre, tenía un morbo especial que me ponía cachondísima.

Dejo de follarme para empezar a comerme el coñito, a lamerme, morderme, mientras yo me estremecía. Le paré y le dije;

-He traído juguetes, los tengo preparados en la mesita de la habitación..

-Pues vamos para la cama nena –me dijo-

Entramos en la habitación y le enseñe los juguetes, había traído mi vibrador preferido para el clítoris, otro de rosita para penetración, también mis pinzas con la cadenita y mi vela negra…

Me tiro en la cama, echándose él también sobre mí.

Cogió uno de los juguetes, el azul, y me dijo;

-Este es el que siempre va contigo?

Yo afirmé con la cabeza.

Lo cogí y le enseñé como jugaba con él, con las piernas muy abiertas y él entre ellas, mirando como jugaba con mi juguete…

Mientras jugaba, se incorporó y empezó a follarme, llegando así, los dos a la vez al orgasmo..

Sin ni siquiera salir de dentro de mí, me besó y se tumbó en mi pecho, y cuando ambos recobramos el aliento, a J le dio por curiosear los demás juguetes.

Cogió la vela negra y fue a por un mechero, la encendió y me pregunto si dolía, le respondí que si, pero que esa vela no dejaba quemaduras, se echó un poco en su brazo y después empezó a echarme a mí, primero sobre mis muslos, mi vientre, muy cerca de mi coño… también por los pechos.. yo me retorcía de placer.

J me iba acariciando el clítoris mientras seguía con la cera, yo estaba en el paraíso, totalmente sumergida en el placer..

Apagó la vela y cogió las pinzas, las miró y remiró, viendo cómo se hacía para graduarlas, si apretaban mucho o no… Entonces cogí uno de los extremos de la cadenita y me coloqué una de las pinzas en el pezón, él empezó a tirar de la cadenita, viendo como a cada estirada, más cachonda me ponía. Me colocó la otra pinza en el otro pezón y llevó la cadenita hasta mi boca, haciendo que la sujetara.

Cogió el consolador rosa, y empezó a masturbarme mientras estimulaba también mi clítoris. Me tenía extremadamente cachonda…

Dejó el vibrador y estiro de la cadenita para quitarme las pinzas, primero una y luego otra, dando un tirón, que hizo que me estremeciera.

Por lo visto le gustaron mucho las pinzas… pues me cogió el clítoris i me puso una pinza, di un salto del dolor, pues ahí duele bastante… pero por si eso no fuera suficiente me puso la pinza del otro extremo en la lengua, dejándome así sin que pudiera moverme, pinzada por los dos extremos.

Me dolía mucho, porque hacía mucha tensión, así que me quito la pinza de la lengua y me dio un beso. Quitó también la pinza del clítoris i lo acarició un poco.

Empezó a tocarme los labios del coño, buscando así la manera de ponerme allí las pinzas… y así lo hizo, me puso una pinza en cada labio, y tirando de la cadena, separando los labios, me penetró de golpe, haciendo k se me escapara un grito, por el dolor y el placer a la vez… así me folló, con el coño pinzado.

Mientras me follaba cogió mi juguete azul y me lo puso en el clítoris, a los pocos segundos llegue a otro orgasmo, me temblaba todo el cuerpo, pero él no paró de follarme hasta que se corrió dentro de mi…

Estábamos exhaustos, fuimos a por un poco de agua y a limpiarnos un poco.

Me quité esa ropa y fui a por el vestido de rejilla, para enseñárselo, soltó un gran “¡madre mía!”

Fui a la habitación para limpiar un poco aquello, que estaba lleno de restos de cera y otros fluidos…

J me siguió y cuando estaba agachada limpiando, me sorprendió por detrás, pegándose a mi culo, rozándose… me empujó hacia la cama y empezó a tocarme el culo, masajeándolo con muchas ganas.. y de pronto un azote.. no podía dármelos con la palma abierta, pues se escuchaba mucho y se iban a entrar todos los vecinos.. pero descubrió una manera de hacerlo más silenciosamente, empezó a azotarme, un azote y otro y otro, cada vez más seguido y cada vez me dolía más…

-Qué te pasa petita? –me preguntó J

-Que me va a pasar nene… que me estas poniendo muy cachonda con los azotes..

Al escuchar eso, no paró, sino que siguió, poniéndome de lado para azotarme y toquetear todo mi cuerpo, y morderme los pezones.

Me giré, me puse boca-abajo y me acerqué a él, a su torso.. a su polla dura, y empecé a comérsela. J me agarró del pelo y empezó a follarme la boca, pero con tantísima fuerza que me ahogaba, no dejaba de babear…

Se puso encima de mí, me separo las piernas y me folló de nuevo, mientras volvía a azotarme, una y otra vez. Pasó la otra mano por debajo de mí, y empezó a estimularme el clítoris.

Me giré y me abrí de piernas para él, me cogió de los tobillos y abrió bien mis piernas, me pegó un par de lamidas en el coño y siguió follándome, embistiéndome duro, hasta que no pude aguantar más y volví a correrme, ahogada por el orgasmo, temblando, note como se corrió él, dejándome todo el vientre, y los pechos llenos de su corrida…

Me limpio con la toalla y se tumbó, exhausto, yo me incorporé y me abracé a él, colocando mi cabeza sobre tu pecho, notando su piel ardiendo…

-Me has dejado seco nena…-dijo J

-Eso pretendía, que te crees- le contesté, dándole un besito pícaro.

-Eres un peligro…- siguió

-Si… pero sé que eso te encanta jiji- le dije yo

Y así nos quedamos un buen rato, abrazados, mirándonos, sin decir-nos nada, a veces no hace falta hablar..

Mire el reloj… eran ya las 9 de la noche, nos habíamos tirado toda la tarde en la cama…y qué tarde… como os decía, esa no iba a ser la típica tarde de domingo de invierno ;)

Esa tarde nos descubrimos un poco más, y deseo que sigamos descubriéndonos.