Descubriendo su gusto por la sumisión | 3
Nueva entrega. Esta vez Laura va a gozar pero bien. Nunca había experimentado tanto placer.
Antes de nada me gustaría agradecer el apoyo que tienen los relatos. Ayuda mucho a seguir escribiendo la verdad. Si alguien quiere sugerir ideas o lo que sea, que no dude en contactar conmigo. ¡Gracias! relcredom@gmail.com
Después del último día, le dije a Laura que se fuese a su casa a dormir y a descansar. Tenía que estar lista para sus siguientes días de sumisa. Quería que ella misma se diera cuenta de lo mucho que le gustaba ese rollo.
Estaba desayunando como de costumbre en la terraza y ya le había dejado un mensaje en su móvil:
-Buenos días perrita, hoy tenemos varios planes que ya te iré contando. Pero quiero
que te vistas sin ropa interior, el resto te dejo elegirlo a ti, pero mas te vale elegir bien.
En 20 minutos te quiero en el portal.
Ella no tenía ni idea de lo que íbamos a hacer, es mas, yo habia cosas aún estaba planeando. Pero quería que entendiese como iba esto. Tras esos 20 minutos cuando bajé al portal ya estaba esperándome. Le di un beso y haciéndole un gesto le indiqué que pasase delante. Salimos al paseo marítimo y comenzamos dando una vuelta por este.
Charlando de cosas mundanas y del día a día. Al final de la playa hay un rincón formado por rocas donde puedes sentarte, ver el mar y casi toda la costa. Seguimos andando hacia allí y decidí sentarme en esas rocas, ella me acompañó y nos quedamos ahí un rato. Cuando vi que la gente ya se iba y nos dejaba un poco más a solas, empecé a jugar un poco.
Laura al final había venido con una camiseta de tirantes apretada, la cual marcaba bien sus pechos y más si estaba excitada que sus pezones se reflejaban totalmente. En la parte de abajo unos short vaqueros y con unos calcetines altos hasta la rodilla que le daban un toque muy sexi.
Allí sentados, saque de la riñonera el vibrador por control remoto que tanto juego nos iba a dar. Se lo mostré sin vergüenza de que alguien nos viera y le dije que se lo pusiese ahí mismo.
Dudó un par de segundos, ya que con el short debía bajarlo. Con cuidado se desabrochó el pantalón y se lo bajó hasta las rodillas. Me miró y mientras lo hacía se metió el vibrador en la boca chupandolo entero, sacando la lengua y lamiendo, hasta que ya se lo introdujo soltando un pequeño gemido muy sexi.
La mire con cara de querer follarla ahí mismo, saque mi polla del pantalón y sin pensarlo mucho agarre a Laura del pelo y dirigí su boca a mi miembro. Podía llegar a vernos alguien pero tampoco había mucha gente cerca. Primero se lo metió hasta el fondo, un poco brusco eso sí. Poco a poco fui follandome esa boquita. Más tarde fui aumentando el ritmo a medida que notaba que iba a correrme. Para no llevarme yo todo el gusto, encendí el vibrador a máxima potencia. Laura soltó un gemido ahogado por mi polla y empezó a mojar sus shorts.
Yo deje el móvil con la potencia al máximo sin intención de quitarla. Ya no tenía agarrada la cabeza de Laura porque ella sabía que hacer, pero cuando note que me corría volví a coger su cabeza y metiendo mi polla hasta su garganta solté toda la carga que tenía guardada. A punto de atragantarse estuvo pero logró tragarlo todo como la buena perrita que estaba siendo.
Cuando acabó de tragarlo, me agarró la pierna muy fuerte y cuando mire su cara era un poema. Estaba corriendose una vez tras otra por el vibrador, lo apague y deje que se relajara. Eso sí, sus shorts eran un trozo de tela empapado. Sus piernas seguían temblando y esperamos un poco a que se compusiese.
Tras unos minutos de espera, nos levantamos y salimos hacia el paseo marítimo para seguir paseando. Continuamos callejeando esta vez, viendo bares, restaurantes, tiendas y varios locales. Decidimos pararnos en un bar que tenía buena pinta, de estos modernos de hoy en día que te entran más por los ojos que por otro lado.
Cogimos una mesa para dos que estaba situada en la terraza.
Los dos pedimos un par de jarras de cerveza y continuamos charlando de cómo había llegado allí ella, porque estaba soltera, porque estaba yo soltero... Conociéndonos mejor podríamos decir.
Tras un rato largo, pedimos la tercera ronda de cerveza. Ya algo más calientes, quería probar el succionador. Lo habíamos comprado y no habíamos hecho uso de él. Le di un beso y me acerqué a su oreja, susurrando que se desabrochara el short y se lo bajase un poco.
Ella un poco tímida lo hizo lentamente y sonrojándose. Nadie podía vernos directamente, solo hacerse una idea de lo que estaba pasando. Yo saque el "succionador" y lo puse a la mínima potencia, lo acerque a su clítoris y pegando un pequeño saltito eso comenzó a hacer su magia. Laura ya empezaba a agarrarse a la silla con fuerza, me gustó ver que el juguete hacia efecto. Subi a nivel medio y en ese momento puede que alguien sí que se diese cuenta de todo, ya que Laura soltó un gemido que no pudo evitar, me acerque a su oreja mientras el succionador seguía sacando todos sus jugos y le dije que eso iba a conllevar un castigo y como pasase de nuevo, más severo sería.
A todo esto, Laura seguía con el vibrador dentro de su coño. Mientras seguía jugando con ella, levanté la mano para pedir la cuenta. Ella me miró con cara de susto, no pare por supuesto de succionarla. El camarero se acercó y algo pudo ver. Ya que era evidente si te acercabas que mi mano estaba en su entrepierna y su pantalón algo bajado. El chico con mucha profesionalidad no dijo absolutamente nada, solo hizo un par de vistazos antes de irse con la propina.
Apague el aparato que tanto me estaba gustando, se lo acerque a la boca para que lo limpiase bien antes de guardarlo y acto seguido active el vibrador al mínimo nivel. Hoy Laura iba a sufrir y a correrse más veces que nunca.
Salimos del bar, Laura podía andar bien con el vibrador al mínimo, pero sus piernas eran dos ríos de jugos que no hacían más que ponerme mal con verlos. Continuamos nuestro paseo rumbo a un mirador desde donde se ve la costa entera desde una altura bastante alta. No suele haber mucha gente ya que hay que andar un buen rato. Me gustaba que no tuviese problema en pasear sin importar donde fuésemos.
El vibrador se lo dejé apagado un rato hasta que llegamos allí. Cuando estuvimos en el mirador, eché un vistazo por si había gente alrededor pero no se veía movimiento. Al no ver gente decidí ponerme manos a la obra, nos sentamos en el mirador mirando al mar y sin decir mucho le desabroche los pantalones a Laura y se los quite del todo. Me miraba con cara de que no sabía que iba a pasar.
Sin decir nada puse el vibrador al máximo, ella no hacia mas que agarrarse al banco y sus piernas temblando sin parar. Cogí el succionador y con el nivel más alto se lo puse también. Laura gemía y gritaba sin importarle donde estábamos, el banco chorreaba sus jugos por todos lados y cuando ya no podía hacerla más, sonó un gemido ahogado y comenzaron a salir chorros y chorros del orgasmo que había tenido.
Saque el vibrador, apague los juguetes y se los quite. Me saque la polla que la tenía apunto de explotar dentro de los pantalones y con Laura sentada se la metí en la boca mientras estaba sentada sobre sus propios jugos. Como no aguantaba más, la saqué y la puse de espaldas apoyada en la valla. Empecé a bombearla desde atrás, sin ningún miramiento acelere el ritmo hasta un punto que la estaba embistiendo con la valla. Ella gemía sin parar y yo estaba encendido como pocas veces. Cada día me gustaba más Laura y su forma de dejarse llevar.
Estaba a punto de llegar al clímax, saque el miembro y acabe en su boca para no hacer más desastre. Llene su boca hasta arriba y después de tragar me dejo la polla limpia.
Le acerque sus shorts empapados, se los puso como pudo y pusimos rumbo a casa. Quería meterme con ella en la ducha.
Llegamos después de un buen rato caminando al piso, cuando ella se vio en el espejo del ascensor se quedó blanco, el pantalón estaba empapado y se veía sin problemas. Y su camiseta tenía la saliva y mis jugos que habían caído de su boca. No se notaba raro pero se le transparentaban los pezones desde lejos. La imagen era de lo más morboso que he visto nunca.
Una vez en el piso, le dije que se fuese al baño a hacer la ducha anal y a ponerse el plug antes de meternos a bañarnos. Mientras tanto abrí la terraza, coloque un poco las cosas y saqué un par de copas para después.
Fui para el baño cuando me avisó Laura, estaba en la ducha de rodillas y con el plug metido en ese culito. La visión hizo que se me pusiese dura en cuestión de segundos. Me quite la ropa y entre con ella. Se metió mi miembro en la boca, suave y lamiendo cada centímetro, pasando por la cabeza, subiendo y bajando hasta mis huevos. Se los metia en la boca y succionaba. Era como estar en el paraíso. Me deje llevar tanto que al rato me corrí sin pensarlo, su cara estaba bañada en mi leche y me miraba con ojos de viciosa.
Le estiré la mano y la ayude a levantarse. Cogí la esponja, el jabón y con cuidado fui lavando cada parte de su cuerpo, desde sus pies subiendo por los muslos hasta su zona íntima. Subia a sus pechos, se los masajeaba, seguía pasando por su cuello, bajando por su espalda...
Acto seguido ella me enjabono a mi, limpiando cada rincón también. Recorriendo mi cuerpo suavemente y poniéndome mucho con ese cariño con el que hacía todo.
Le alcance una bata y yo me puse los pantalones que solía usar por casa. Sin ropa interior claro está.
Nos salimos a la terraza y nos sentamos a tomar una copa, hable con ella de que le había parecido el día. Quería saber si algo no le había gustado y que podía ser. Pero sus palabras fueron que no había vivido eso nunca y aunque en algún momento tuvo dudas, al final disfruto más que nunca en su vida.
Me levanté hacia el balcón mirando al horizonte mientras hablábamos. Ella se me acercó por detrás rodeándome con los brazos. Me giro hacia sí misma y nos empezamos a besar como dos chavales en la edad del pavo. Deslice la bata por sus hombros y cayó al suelo dejando su cuerpo a la luz del día resaltando sus preciosas curvas. Sin dudarlo ni un momento me dejo caer el pantalón y mi erección salió de su escondite.
Nos besamos, empecé a morder su cuello, sus pechos, sus pezones. Jugando con cada rincon de su cuerpo, rozando su sexo con mi mano sin llegar a tocarla. Quería encenderla. Sin pensarlo mucho giré a Laura, la puse contra el muro de la terraza mirando al mar y me agaché a comerme ese culito que llevaba todo el día deseando.
Estaba reluciente después de la ducha. Con una mano paseaba por su clítoris, con la otra mano jugaba con el plug. Sin avisar tiré de él y lo saque de golpe. Gimió un poco y vi como su culo se había abierto un poco. Acerqué mi boca y sin poder pensar en otra cosa metí mi lengua hasta el fondo. Unos minutos así y sin tardar mucho soltó uno de sus squirts. En ese momento sabía que estaba lista para abrirle más ese agujerito.
Me puse de pie detrás suya y coloque mi miembro a la entrada de su culo, despacito lo fui metiendo. Entró la cabeza, poco a poco el tronco, hasta que tenía los huevos pegados a su coño. Ella gemía y respiraba fuerte, pero entraba y salía sin problema. Decidí aumentar el ritmo,comencé a bombear ese culo sin pensarlo dos veces.
Sus gemidos se oían bastante pero yo continuaba follando y cada vez a un ritmo mayor. Llegó un momento que no pude controlarme ya y agarrando su coleta embestí su culo una y otra vez. Cada vez que entraba de golpe ella gritaba de placer. Poco más pude aguantar con toda la situación antes de llenarla de leche. Me quedé abrazado por detrás unos segundos mientras cogía aire y despacito saque mi polla.
Poco después mi semen salía y recorría sus piernas hasta el suelo. Gire a Laura porque en ese momento solo quería besarla y tumbarme con ella.
Se fue a lavar para quedarse a gusto mientras yo ponía otra ronda de copas. Nos tumbamos en el sofá de la terraza viendo el cielo y ese dia lo acabamos ahi, quedandonos los dos dormidos después de un buen rato de charla.