DESCUBRIENDO SECRETOS 4ª parte

COMENZO MI DOMA. iBA A SER ENTREGADA A LA "MONJITA!" PARE ELLO

DESCUBRIENDO SECRETOS

4ª parte

Pensé que con 38 años tenia una vida de mierda. Llevada por la conveniencia de mis padres a quienes no podía, no solo preguntarles los porque me hicieron eso, sino también que lo que me daban o yo conseguía me lo sacaban, o destruían. Ellos estaban ya muertos y ahí en el misterio terminaba todo. Muchas veces pensé si realmente era hija de ellos, o tal vez hija clandestina de uno de los dos solamente. Todo lo que conseguía se diluía de mis manos.fui a averiguar al registro y sacar una nueva partida de nacimiento y no había nada anormal. Fotos mias, recién nacida en la cama de una clínica en brazos de mi madre y mi padre al lado sonriente. La vida diaria, las vacaciones, el colegio todo era normal y eso hundía mis esperanzas de saber algo. Mis abuelos, fallecidos. Un tio, hermano de mi madre, también fallecido. Quedábamos en un momento ellos y yo. Y ellos nunca me dijeron nada. Un dia fui a la casa de mis ex suegros, los padres de Matias y me echaron tratándome de puta, que había pervertido a su hijo. Luego no quedaba nada, asi que me dedique a mi hija y miren con que resultado, en pocos días seria esclava de mi primer novio, solo por salvarla a ella. Borre todo eso de mi mente para asumir mi destino.

Sali del baño desnuda como lo requirió Mauro y en mi habitación había dos personas mas, sirvientes esclavos de Mauro. Ahí me di cuenta que los había llamado por teléfono desde casa.

Traian una bolsa de la que fueron sacando ropa de los burda y mediocre. Fui a ponerme mi sosten y la voz de Mauro me freno

MAURO: no, esa ropa no, es demasiado fina para ti. Basta de sostenes y tangas de seda, pantalones o pollera finas y camisas de seda de marca. No, tu ropa ahora es la que te han puesto sobre la cama. Es tu ropa para salir de la casa, dentro de ella desnuda. Asi que vístete para nosotros

Busque sobe la cama un sosten y una bombacha y no había

MAURO: no hay mas para vos, ponte lo que ves.

Tome el vestido, si podía ser llamado asi. Tela aspera, a la que debía acostumbrarme pronto, sino tendría picazón. De color marron, me llegaba hasta un poco mas de la mitad de mis muslo. Debía cuidarme al agacharme, sino mostraría mi concha y mis tetas. Medias ¾ blancas y zapatos marrones, tipo Guillermina.

Toda la ropa que me dieron, no era yo la primera en usarla, se veía que habían contenido otros cuerpos. Aparte de corto, muy ceñido de cintura y destacaba mi culo. Una vez vestida me puso frente a un espejo a que me mire. La verdad parecía una chica escapada de un asilo o de instituto correccional.

Con toda la ropa embolsada fuimos al garaje y entramos en el BMW. Los dos tipos fueron adelante, conduciendo el mas joven y Mauro y yo atrás. Salimos en mi coche rumbo a la casa de Mauro. Cuando llegamos había tres personas en espera y ninguna estaba desnuda. Mauro saludo a cada una de ellas e hizo entrar primero al hombre mas viejo. Me lo presento como el abogado-escribano. Mauro le entrego mi DNI y también el suyo. Leyó un poder general irrevocable a nombre de Mauro. Y solo terminaba cuando se hubieran vendido, o liquidaran todos mis bienes. Firme todos lo papeles bajo la atenta mirada de Mauro. Luego saco otro escrito que era mi entrega en esclavitud a Mauro. Era de por vida (la mia) ya que si muriera él, pasaría a ser posesión de otro Amo, que el nombraría mas adelante. Podía con eso, venderme, prestarme, alquilarme, prostituirme en su beneficio, no tenia ningún derecho ni totales ni parciales.

Firme todo y Mauro también. El abogado-escribano se retiro. Pensé entraría la mujer, pero no, nosotros fuimos a verla a ella a una sala acondicionada, en esa ocasión, como consultorio. Me hizo todas clases de preguntas e incluso si tenia hijos. Como le dije que si, me dijo con quien estaba y le respondi con el padre en Europa.

Me hizo acostar en la camilla y me reviso de pies a cabezas. Me saco un electrocardiograma y un ecocardiograma. Luego apareció un esclavo trayendo un aparato y me sacaron rediografias y una mamografía. Me hizo ver las estrellas apretando de una y otra forma mis tetas contra la fría placa. Me sacaron sangre y orina. Luego me hizo poner las piernas bien abierta en cada estribo y reviso mi concha. Me saco el DIU.

DOLORES: me va a poner uno nuevo doctora?

Le repeti la pregunta y no recibi ninguna contestación. La doctora se marcho y entro Mauro

DOLORES: Mauro me saco el DIU y no me puso otro.

MAURO: (agachándose, con su cara junto a mi oreja) no preguntes ni te quejes mas, eres una puta y asi te comportaras, sino, yo personalmente te despellejare viva.

Entraron dos esclavos y me esposaron cada mano a los costados de la camilla. con mis piernas hicieron lo mismo. Luego Mauro personalmente y con una sonrisa de satisfacción me puso una mordaza.

MAURO: asiente o niega con la cabeza, has tenido sexo son mujeres?

(negué con la cabeza)

Luego entro el hombre que había estado con el abogado-escribano y la doctora. Tenia una presencia siniestra. Entro a sacar de su maletín una serie de instrumentos, que como no podía yo, emitir palabra, mis ojos parecían salirse de orbita. Entre tan en pánico que me tire un gas y me hice y orine encima. Los dos esclavos me limpiaron con cara de asco, a tiempo que Mauro retorcía mis pezones como castigo. Yo me quejaba de dolor, pero mi mirada estaba en las manos de ese hombre. Sostenía en su derecha un aro me hierro abierto en un extremo. Lo puso alrededor de mi cuello y lo fue ajustando hasta donde Mauro dijo. Lo cerro pasando un perno, que machaco con una pequeña maza golpeando sobre un yunque portátil. Mientras machacaba mi cabeza parecía estallar por el ruido. Ese collar no se podía sacar asi nomas una misma. Tenia 4 argollas que salian de él, una adelante, otra atrás y una a cada costado. Saco luego una cadena de unos 20 cm que engancho en el collar y donde terminaba la cadena un cierre para enganchar. Mauro me saco la alianza y se la entrego. Este la miro, diciendo que era un poco chica, claro para un dedo de mujer. Yo miraba a ver que iba a hacer con la alianza. Tomo una especie de resorte muy fuerte, que tenia en una punta de hierro abierta cin punta en un lado y traba en el otro. Se puso de espaldas a mi, estuvo haciendo algo que no podía divisar, cuando hubo terminado se dio vuelta y vi tenia la alianza unida a al resorte y el otro extremo como una pinza, de pinche en una lado y cierre del otro. Con ojos de espanto mire a ver que hacia, mientras uno de los esclavos ponía a los costado de mi cabeza unas placas que la inmovilizaban hacia los costado. Mauro me tomaba del cabello a fin de evitar la levantara. Con la respiración agitada y llena de terror, mis ojos iban de un lado a otro mirando que iba a hacer ese hombre. Sin poder gritar por la mordaza e inmovilizada la cabeza, vi que tipo con una algodón con alcohol lo metia primero en un orificio de mi nariz y luego el otro. Volcó alcohol en un pequeño recipiente y puso la parte del broche en el recipiente como desinfectando con el alcohol. Me di cuenta lo que iba a hacer y trate de incorporar mi torax primero y mi pelvis después para eludir todo.

Fue inútil, sostenida como estaba, ingreso las puntas por cada orificio nasal y con una profunda presión cerro. Me desmaye de dolor unos segundos, me hicieron oler alcohol para reaccionar. Pusieron un espejo a fin de que me observara. Ellos estaban contentos con lo hecho. de la base de mi nariz hasta el nacimiento de los labios colgaba mi alianza como un recordatorio de mi pasado. Me dolia el tabique una barbaridad, pero no molestaba ahí colgado. Estaba a propósito preparado para que pudiera comer, beber, etc.

El herrero se despido tocándome un pezón, diciendo pronto te veo. Un sudor de miedo recorrió mi cuerpo pensando que iria a havcer con mis pezones.

De mis pensamientos me saco Mauro al dar una orden a uno de los esclavos.

MAURO: ve y busca a la monjita y dile que venga que tiene una nueva pecadora para redimir y entrenar

El esclavo partió raudamente. Quien será la monjita. Me dolia aun el tabique pese a que pusieron  varias veces un analgésico con un algodón. Que parecería con la alianza colgada en mi nariz y por que no la regale o vendi en su momento. Ahora parecía que a Matias lo tenia delante mio constantemente. Sentí conversaciones en la habitación de al lado, mientras Mauro me decia

MAURO: llego la monjita, voy a recibirla y luego te entrego a ella. Aprenderas mucho de ella.

Y salió, me quede pensando en la monjita, quien era. Que pensaba Mauro a hacer, porque dijo “ te entrego a ella.”