Descubriendo nuestra sexualidad (5)
Seco entre hermanos.
Descubriendo nuestra sexualidad
V parte
Habíamos dado un paso gigantesco en nuestra incestuosa relación. Sentí miedo de lo que estábamos haciendo, pero me imaginaba que si ya había pasado eso, podíamos hacer muchas cosas más cuando nos quedáramos solos. A la salida del colegio con mucha vergüenza pase a comprar unos preservativos a la farmacia. Sentía que mi cara iba a explotar de colorado cuando el farmacéutico me los entrego, pero era mucho mejor eso a que mi hermana resultase embarazada.
Ese martes, con los preservativos escondidos en mi cuarto espere ansioso que mi madre se fuera a su clase y poder disfrutar a mi antojo del cuerpo y la sexualidad de mi hermanita.
Apenas vi que nos encontrábamos solos me fui a buscarla. Ella estaba nerviosa pero también con ganas de experimentar. Entramos a mi cuarto, nos besamos y nos desnudamos.
Cuando llegamos a un buen clímax, saque los preservativos. Nos reímos un poco porque no era fácil colocarlos, pero cuando logré colocarlo bien, ella se coloco completamente nerviosa. Yo la bese tranquilizándola y me coloque sobre ella. Ella no quería abrir sus piernas, diciéndome que ya nos habíamos pasado de la raya, y que tenía miedo a que le fuera doler otra vez, además sentía pánico de quedar embarazada. Pero estamos ahí, incluso habíamos colocado una toalla por si ella volvía a sangrar. Poco a poco fue abriendo su piernas sin dejar de besarme y acomodando mí verga a la entrada de su sexo fui lentamente ejerciendo presión siguiendo las instrucciones de ella que con los ojos cerrados me decía que me moviera, que me quedase quieto o que se la metiera un poco mas. Ella sentía un poco de dolor, pero nada comparado con su primera vez.
Sentía como mi verga, envuelta en ese plástico iba abriéndose camino al pasar por esa estrecha abertura. Poco a poco fui penetrándola hasta que sentí como se abría su sexo alojándome perfectamente mi verga. Ella se quejaba un poco, pero igual me decía que le gustaba. AL rato ya el dolor de ella se transformo en placer y comenzamos a follar por primera vez. Era muy extraño, incluso no diría que tan placentero como la primera vez, para mi, en cambio ella disfrutaba mucho, gemía suavemente y me mordía la oreja pidiendo que no parara.
Era mi debut como hombre y mi verga funcionaba al 100% una y otra vez fui penetrando el cuerpo de mi hermana, cada vez con mas fuerza, metiendo mis manos descaradamente bajo su cuerpo, apretando sus nalgas, sintiendo sus pechos desnudos en mi pecho, besándonos a ratos, solo separados por lo gemidos incontrolables de ella, hasta que alcanzo su orgasmo, mucho mas fuerte que todos los anteriores.
Esa tarde solo fue eso, el resto fue solo conversación. Habíamos empezado nuevamente a tocarnos y a excitarnos, pero ya la hora había pasado y mama esta pronto a volver, por lo que decidimos guardar las ganas para el viernes.
Esos dos días , estábamos mas calientes que nunca. Mi hermana me buscaba a cada rato, me besaba, me tocaba. A veces mi madre salía a comprar al almacén de la esquina y apagábamos la radio para escuchar la puerta de calle y nos metíamos a mi cuarto a besarnos y a movernos como si estuviésemos follando vestidos.
Le hacia poner las manos contra mi escritorio y la tomaba de la cintura restregando contra su culo. Le decía que así se lo iba hacer el viernes cuando estuviésemos solos y ella moviéndose de lado al lado me decía que se moría de ganas de sentirme nuevamente a dentro de ella.
El viernes fue una locura. Apenas pasó la vecina a buscar a mi madre, mi hermana entro a mi cuarto y se abalanzo contra mí. Me desnudo rápidamente y me la chupo como poseída. Nunca lo había echo con tantas ganas, y hablando con mi verga en su boca me decía que ella había notado que cuando me la chupaba por mucho rato a mi se me colocaba mas dura, y que así la quería sentir dentro de ella. Saque los preservativos y mientras me lo colocaba, ella se desnudo completamente. Apoyo las manos en el escritorio y me dijo
¿a si me querías tener?
Si justamente así .. igual como te tuve en el cuarto
Métemelo ,que te quiero sentir
Te la quiero meter toda
Hazme tuya .. te deseo
No me lo tuvo que decir dos veces, cuando tomándola de las caderas se la metí, igual de una forma suave para que no le doliera. Inmediatamente comenzó a sentir, me dijo que ahora no le dolía nada, que solo sentía placer. Me harte metiéndole la verga, jugando con sus pechos, acariciándole el culo, diciéndole lo mucho que me gustaba estar así con ella y hacerle el amor. Follamos como todos unos profesionales. La tarde recién empezaba y ambos queríamos hacerlo durar el mayor tiempo posible. La tuve así por un largo rato, deteniéndome cada vez que sentía que iba acabar. Luego nos acostamos en la cama, ella me masturbaba y yo también a ella besando afanosamente sus pechos. Una y otra vez la hice mía, con sus piernas sobre mi hombro, luego la coloque boca abajo y colocándole una almohada bajo su vientre para levantarle más el culo, me monte para penetrarla.
Ahí ella alcanzo su primer orgasmo, pero continúo con todas mis exigencias. Tratábamos de probar todas las poses que podíamos. Me senté en mi silla y ella se sentó sobre mi besándonos. Luego la hice levantarse y darse vuelta, para poder tocarle a mi antojo las tetas mientras me cabalgaba.
Habíamos caído en un torbellino de pasión. Incluso ella misma de su mesada, me daba para comprar preservativos y seguir disfrutando ambos de nuestros encuentros.
No pasaba ni un martes o viernes en que no folláramos, cada vez nuestros encuentros se colocaban más y más apasionados, diciéndonos durante el acto las cosas que nos gustaban. Éramos dos amantes, ocultos en su propia casa.
Casi al mes, recibimos la visita de una tía del extranjero y mi padre no halló mejor solución que entregarle el cuarto de mi hermana, obligándonos nuevamente a dormir juntos. Esa misma noche no hallábamos la hora de irnos a acostar. Como al otro día teníamos clases, mis padres nos mandaron a acostar temprano, mientras ellos se quedaron conversando con nuestra tía.
Apagamos la luz, afuera se escuchaban las risas y conversaciones de nuestros progenitores y la tía, mientras yo buscaba bajo las sabanas el cuerpo de mi hermanita.
Ella esta un poco preocupada de que en cualquier momento entrara nuestra madre, pero yo le decía que no había problema, que las luces estaban apagadas, que estaríamos tapados por las sabanas, que lo haríamos sin meter mucha bulla, hasta que la convencí.
Apegado a su espalda, mis manos suavemente acariciaban su vientre, subiendo lentamente por bajo su pijama, acariciando sus pechos, haciéndole sentir mi verga durísima chocar contra sus nalgas.
Mi mano intrusa bajando nuevamente por su vientre, comenzando a meterse bajo sus pantalones cortos de pijama, acariciando sus vellos, jugando con ellos. Ella me pedía que solo nos tocáramos, que le daba miedo que nuestra madre fuera a entrar y nos sorprendiera, pero yo no quería eso, quería metérsela , quería poseerla, suavemente en mi cuarto de noche.
Mis dedos bajaron más y más. Le pedí que se sacara los pantalones, ella no quería, pero también se estaba excitando mucho hasta que accedió. Con mi hermanita desnuda de la cintura para abajo, acariciándole la rajita suavemente, sintiendo ya su mano acariciarme mi verga. Ella misma la colocó entre sus nalgas y con su mano la frotaba contra ellas, separándoselas y dejándome levemente aprisionada por ellas. Era exquisita la masturbación que me estaba haciendo mi hermanita entre sus nalgas, pero yo también quería hacerla gozar y replegándome mas contra ella se la metí mas adentro entre sus nalgas y mis dedos alcanzaron su conchita mojada, metiéndose en ella y sacándole un pequeño quejido de sus labios.
Me permitió jugar con su sexo con mis dedos. Se sentía mojado, rico delicioso. Suavemente le introducía mi verga entre sus nalgas a un lento pero profundo compás, hasta que sin querer, mi verga bajo más y sentí la humedad de su conchita directamente en la punta de mi verga. Era exquisito, mucho más que cuando lo hacían con el preservativo. Ella me pidió que no se la metiera, y no lo hice, solo me mantuve ahí, disfrutando esa divina sensación de rozar mi verga con esa húmeda cavidad.
Pero la tentación era mucha y presionando un poco más mi verga sin ningún tipo de protección se metió en el sexo de mi hermana. Ella aun excitada, me pedía que por favor se la sacara, pero yo la tranquilizaba pidiéndole que me dejara estar ahí solo unos minutos, y que no acabaría
no .. sácala de ahí .. no quiero
anda.. déjame
no .. me puedes dejar embarazada
no voy acabar .. es que se siente tan rico
si ..a mi también me gusta ,, pero es peligroso colócate un condón mejor
no .. si no voy acabar .. solo quiero sentirte así una ratito no mas ..
no me da miedo .. mejor sácala y colócate un condón , y seguimos
no seas mala solo un ratito .. se siente exquisito
pero no vayas a acabar .
No .. tranquila déjame disfrutarte.
Pero no vayas a echármelo adentro ..
No, tu tranquila relájate y disfruta
Continué follándome en silencio a mi hermana, metiéndosela lentamente, entrando cada vez mas, apoyado contra su espalda, acariciando sus pechos, sintiendo algo completamente distinto a todo lo vivido. Sentía perfectamente como mi hermana apretaba su sexo contra mi verga, sintiendo mucho más que con esa tela de plástico, concentrándome con todas mis fuerzas por no acabar dentro de ella, aunque mi semen luchaba por salir. Sabía muy bien que si acababa dentro de ella corría un gran riesgo de dejarla embarazada, cosa que significaba la muerte de ambos, pero el placer era mas fuerte que la cordura y continué haciéndolo suavemente , hasta que sin poder aguatar mas, en el último momento me salí de ella y acabe copiosamente entre sus nalgas, dejándosela llenas de semen.
Mi tía se quedó por una semana, y todas las noches lo hacíamos. A ambos nos gusto la sensación de hacerlo sin preservativos, pero por precaución solo lo hacíamos unos cuantos minutos y luego yo me lo colocaba para estar tranquilos y disfrutar sin riesgos.
Mi hermana se preocupaba de que colocar siempre una toalla cubriendo las sabanas para no dejar evidencia que pudiese delatarnos con nuestra madre. Fue una semana maravillosa, después de hacerlo dormíamos placidamente. A veces incluso nos despertábamos a las 4 de la mañana, yo me levantaba a poner el picaporte a la puerta, por si acaso, y ahí podíamos disfrutar más, en otras poses, con sexo oral etc, pero siempre en silencio.