Descubriendo nuestra sexualidad (4)

Sexo entre hermanos.

Descubriendo nuestra sexualidad

IV parte

Ya se nos hizo habitual nuestros encuentros en las tardes los días martes y viernes. Esperábamos ansiosos que nuestra madre se fuera, para ir a mi cuarto. Ahora ya habíamos entrado mucho mas en confianza y nos desnudábamos completamente, incluso íbamos al baño así.

Mi hermana se transformo en una experta chupando la verga y a mi cada vez me hacia mas fácil hacerla acabar mientras que yo aguantaba cada vez mas. Aprendí que chupándole los pechos suavemente al principio y mas fuerte al final, siempre tocándole su sexo suavemente era muy fácil de que ella alcanzara el orgasmo.

También me dejo un día chuparle su conchita, cosa que al principio no le gustaba mucho , sentía como si fuera algo cochino, pero como veía que a mi me gustaba tanto hacerlo, se desinhibió completamente e incluso gozaba mucho mas que con mis dedos. Con el tiempo y películas pornográficas, aprendimos hacer el 69 , cosa que nos encantaba a ambos ya que sentíamos el doble de placer al estar chupando y que nos estén chupando al mismo tiempo.

Una vez no le avise que estaba por acabar y le bote toda mi leche en su boca. Ahí se enojo mucho, pero después se le paso, pero me prohibió terminantemente volver hacerlo. En cambio yo, no tenía ningún problema de que ella lo hiciera, al contrario. Me gustaba mucho chupársela hasta hacer que se corriera, sin molestarme para nada su sabor.

Todo iba bien hasta que una tarde, en que ella se encontraba montada sobre mi , frotándonos, en un momento de calentura nos besamos. Me gusto besarla, sentir su lengua en contacto con la mía mientras le manoseaba el culo y frotaba mi verga contra su sexo.

En todo caso a mi no fue el único que le gusto, ya que ella, con muy poca experiencia en besos, se sentía mucho más mujer haciéndolo. Eso nos llevo a cometer algunas locuras. A veces cuando mi madre entraba al baño nos besábamos y nos tocábamos en algún cuarto, atentos al sonido de la puerta del baño al abrirse. Varias beses pasamos susto, pero eso no nos impedía seguir haciéndolo.

Los días pasaban muy lentamente, entre una y otra sesión de gimnasia de mi madre. Había días que me moría de ganas por estar con mi hermana y sin poder hacerlo con mi madre en la casa. Incluso una tarde, ya sin poder aguantar, le dije a mi hermana que la esperaba en el cuarto de atrás de la casa, cuando mi madre se colocara a dormir siesta.

Atentos a que mi madre terminara de lavar los platos y que se fuera a recostar, pasábamos cada cierto tiempo esperando que mi madre se durmiera. Cuando lo hizo, salimos al patio y nos metimos en el cuarto de las herramientas. Nos besamos apasionadamente tocándonos con frenesí. Sin perder tiempo me baje los pantalones y mi hermana se arrodillo chupándomela como ella sabia hacerlo.

Luego la levante y me la apoye de espaldas contra mi. Le comencé a besar el cuello, mientras le manoseaba con deseos sus tetas. Ella con su manos hacia atrás lo único que hacia era masturbarme fuertemente y frotarme la verga contra su culo. Le levante la falda encontrándome con la sorpresa que no se había puesto calzones. Le toque con ganas todo su culo desnudo y le metí la verga entre sus nalgas como me gustaba hacerlo.

Pero estábamos muy excitados y mi verga en un momento llego hasta su sexo. Siempre habíamos dicho que no lo haríamos, por temor a que ella quedara embarazada, pero la calentura no me hizo pensar nada y presionado un poco logre que se metiera ahí. Ella me pidió que se la sacara, pero también estaba muy caliente y le gustaba sentirla ahí. Solo su boca decía que no, por que su cuerpo se levantaba aun más haciéndome más fácil llegar mas adentro. Yo sentía algo de dolor en la punta de mi verga, pero era soportable y no dejaba de ejercer presión hasta que en un momento, sentí como la virginidad de mi hermana se iba, con un fuerte apretón de ella en mis brazos, clavándome sus uñas pero sin dejar tampoco ella de ejercer presión hacia atrás.

Sentía que le dolía pero el placer o la curiosidad eran más fuertes y se mantuvo ahí de pie, sintiendo la verga de su hermano robarle su niñez y sintiendo como su sexo se inundaba con esa leche que había sentido tantas veces en sus manos o entre sus nalgas.

Nos separamos, mi hermana tenía su rostro lleno de lágrimas y acusaba un gran dolor entre sus piernas. Le pregunté si estaba bien, y me dijo que si, que le había dolido mucho y que estaba sangrando. Ambos sabíamos que eso era natural, a si que salí del cuarto y entre a la casa. Pase por el cuarto de mi madre, donde ella seguía durmiendo placidamente. Entre al baño, tome una toalla y la moje, para llevársela a mi hermana para que se limpiara. La sangre había corrido por sus piernas y mientras se limpiaba, nos reímos en una mezcla de alegría y miedo por lo que habíamos echo.

Mi madre mas tarde noto algo raro en mi hermana, pero ella le decía que pensaba que se iba a indisponer, por lo que no causo mayor preocupación en mi madre.

Alexander_5149@hotmail.com