Descubriendo nuestra sexualidad (1)

Sexo entre hermanos.

Descubriendo nuestra sexualidad

I parte

Un repentino cambio en el rubro de mi padre me llevo a iniciar una historia que hasta el día de hoy no termina.

Mi padre era dueño de una pequeña tienda de ropas, con lo cual no le iba muy bien, nos alcanzaba para vivir, pero no de una manera holgada, a si que cuando un hermano de mi madre logró un importante puesto en una compañía, logró que mi padre ingresara también a esta, con un sueldo fijo, mucho mejor del que lograba de su sacrificado trabajo.

Nuestra casa no era grande, y cuando mi padre cerró la tienda e hizo entrega del local, una infinidad de ropas y cajas fueron a parar a nuestra casa, hasta ver que destino se les daría. Como mejor y única opción, no quedó mas remedio que empezar a apilar todas esas cosas en el cuarto de mi hermana, obligándonos a compartir mi habitación y la única cama que cabía en ella.

Fue a si como comencé a dormir con mi hermana en la misma cama por un periodo aproximado de 2 meses. Con mis 15 años, mis hormonas completamente revolucionadas, la masturbación era mi vida, creo que todas las noches me masturbaba antes de quedarme dormido, pero con esta visita en mi habitación, el tema se complico un poco. Los primeros días, me levantaba, iba al baño y me desahogaba, pero no era lo mismo que hacerlo en mi cama, con todo el tiempo del mundo, además que con mi hermana en mi habitación, cambiándose de ropa delante mió para acostarse, era un incentivo extra, ya que a pesar de tener solo 13 años, su cuerpo ya se estaba formando y de que manera. Mi hermana nuca fue delgada, al contrario, pero nunca llegando a ser gorda. Por lo mismo ya sus pechos estaban creciendo, tenia unas hermosas y gruesas piernas, ancha de caderas y su culito estaba muy desarrollado, carnoso y apetitoso. Yo acostado mirando la televisión, hacía como si no la veía, y cuando se estaba sacando los pantalones, siempre le preguntaba algo mirando como se mostraba en su pequeños calzones, mientras debajo de las sábanas, me apretaba la verga viendo la juntura de sus piernas.

Ya como al tercer o cuarto día, no aguante mas y esperando que ella se durmiera, me comencé a masturbar muy silenciosamente tratando de no moverme mucho para que ella no se diera cuenta, botando mi semen en una servilleta que siempre llevaba para ese propósito, la cual botaba debajo de la cama y al otro día , al basurero o a la taza de baño.

Siempre nuestra relación fue buena, por no decir excelente, pero al estar acostados en la misma cama, nos obligo a conversar más. Así a veces con la luz apagada, conversábamos de nuestros amigos, o temas de colegio. Mis masturbaciones secretas siguieron, siempre en silencio, pero no falto mucho hasta que ella se diera cuenta. En un par de oportunidades, ella con su voz de sueño, me decía que me quedara quieto de una vez y otra vez me pregunto que estaba haciendo. Yo siempre ocultando le decía que nada, que eran ideas de ella, que tenia calor o que estaba incomodo o cualquier cosa. Pero mi hermana no era para nada tonta y seguramente ya sabía que hacía yo. Además a su edad, su transformación de niña a adolescente, también estaban haciendo efectos sus hormonas.

Fue una noche, que hacía mucho frió, que luego de ver un poco de televisión, apagamos al luz y comenzamos a conversar. El tema del colegio pasó a las duchas luego de hacer gimnasia. Me preguntó si era verdad que los hombres espiaban a las mujeres mientras ella se duchaba. La verdad el colegio tenía dos camarines y en el sector de las duchas, algunos alumnos habían sacado una llave del baño de las mujeres y del lado de los hombres esa llave estaba sobre puesta, cosa de que al momento de que ellas se bañaban, se sacaba la llave del agua y por turnos mirábamos. Le conté de esto indicándole cual era la llave para que ella se cuidara de que no la espiaran. Luego me preguntó si el motivo de que a uno de mis compañeros que apodaban el burro, era real su tamaño y su fama en el colegio. También le confesé que efectivamente ese compañero tenía un desarrollo completamente superior al resto. Me preguntaba el tamaño en centímetros, cosa que me reí y le dije que nunca se la había medido. Me preguntó cuanto era el tamaño promedio y muchas preguntas mas respecto a la anatomía del hombre. También había escuchado un rumor que los hombre a veces hacían concursos de masturbación para ver quien acababa primero. Al principio se lo negué pero después le terminé confesando que era efectivo y que incluso yo también lo había echo. Después me pregunto si yo me masturbaba muy seguido y ahí fue donde yo comencé a sacarle información a ella. Le dije que ella también me tenía que contar cosas y cuando me dijo que le preguntara, lo primero que le pregunté era si ella se masturbaba. De una forma muy natural me dijo que si lo había echo, pero que no era frecuente, y que la verdad no sentía muchas necesidades.

La conversación me tenía en extremo excitado y la tenía completamente parada, a si que mientras conversaba con ella suavemente me la tocaba. Me pregunto si alguna vez yo lo había echo con alguien cosa que hasta el momento no había sucedido, y aunque así hubiese sido, tampoco le diría.

Nos quedamos callados, ella se dio vuelta y me dijo que se dormiría. Yo no hallaba la hora que se quedara dormida para poder masturbarme. Como a los quince minutos pensé que ella ya dormía por su respiración y comencé a masturbarme suavemente. Me gustaba hacerla durar mucho antes de acabar.

Un movimiento de ella, colocándose de espaldas me dejo helado, pensando en que me había descubierto, pero al sentir su tranquila respiración continué suavemente con lo que estaba haciendo. Luego otro movimiento de ella ahora de lado mirándome hacia mí nuevamente me detuvo. De repente colocó su mano en mi vientre. Me quedé completamente quieto aun con mi verga en la mano. No quería ni moverme para no ser descubierto por ella, pero su mano no se quedó ahí. Lentamente la fue deslizando hacia abajo, sin decir nada. Sus dedos se encontraron con mi vellosidad y la dejó ahí. Sentir esa mano tan cerca de mi verga me tenia muy nervioso. Respire profundamente y me quedé inmóvil sintiendo la mano de mi hermana ahí.

Pero su mano no se quedó ahí y bajándola un poco más se encontró con la mía y con mi verga. Lentamente retire mi mano dejando la de ella quieta sobre mi verga. Sentía una sensación divina tener la mano de mi hermanita ahí, aunque no se moviera, hasta que después de un rato, lentamente, con sus dedos comenzó a recorrérmela entera. La suavidad con que lo hacía me volvía loco, bajando y subiendo sus dedos, me acariciaban suavemente, muy distinto a como yo estaba acostumbrado hacerlo, hasta que atreviéndose un poco mas me la tomo con toda su palma.

No nos decíamos nada, yo fingía dormir, para seguir sintiendo esas caricias. Lentamente me comenzó a masturbar, haciéndome llegar al cielo. Sentir su mano masturbándome muy suavemente mas toda la calentura que yo ya traía, me tenía a punto de explotar, hasta que sin poder aguantar , ya que ella en ningún momento se detuvo , comencé a botar mi semen sin importarme donde cayera. Ella al sentir lo que me había provocado en ves de retirar su mano, solo la apretó un poco mas y con la misma suavidad continuó jalándomela hasta que ya no me salio mas lechecita.

Con toda su mano mojada de leche caliente, me esparcía el semen por mi cuerpo. Mi verga aun no se deparaba, seguía ahí dura como roca disfrutando de las caricias de mi hermanita. Su mano volvió a tomármela, y continuando su trabajo de masturbarme. Era la paja más rica que nunca había tenido y como ella no se detuvo, continué disfrutando en silencio por varios minutos más hasta que nuevamente me logro descargar. Luego de eso, retiró su manito, se dio vuelta y me dejo completamente mojado, pero con una satisfacción increíble.

Ambos nos dormimos en silencio, sin decir nada. Al otro día ambos nos comportamos como si nada hubiese pasado, hasta que llego la noche. Yo no hallaba las horas de estar acostados con la luz apagada para ver si se repetía lo de la noche anterior, y al parecer mi hermana también, ya que no prendimos la televisión y quedándonos callados fingimos dormir.

Tal cual como la noche anterior, yo durmiendo de espaldas espere a que ella se diera vuelta hacia mi. Repitiendo sus mismos movimientos de la noche anterior puso su mano sobre mi vientre y comenzó a bajarla lentamente. Yo había esperado con ansias y excitado todo el día ese momento y al fin se estaba repitiendo.

Su mano nuevamente llego hasta mi sexo y con la misma delicadeza, sin decirnos nada, me comenzó a masturbar, hasta que logro nuevamente hacerme acabar. Pero tal cual como lo había echo la noche anterior, no se detuvo y continuo tocándome hasta que consiguió hacerme acabar nuevamente.

La escena se repitió por tres noches mas, siempre de la misma forma, suave, silenciosa, sin decirnos nada, y actuando de una manera completamente normal al otro día.

Pero la noche siguiente, fue distinto. Apagamos la luz, y fingimos dormir. Pero mi hermana se demoraba mucho en actuar, pasó el rato y no se daba vuelta. Mi verga completamente dura esperando sentir la rica mano de mi hermana, pero nada pasaba.

Me coloque de lado, detrás de ella. Sentía su suave respiración que aparentaba dormir. ¿Seria verdad que estaba durmiendo?. Me acerqué mas a ella, hasta que mi verga se apoyo contra sus nalgas. En un principio, como que le asustó sentirla ahí y se separó un poco, dejándome desconcertado, pero al poco rato, se corre mas atrás y nuevamente nuestros cuerpos se juntaron. Suavemente comencé a frotarme contra ella, ni si quiera la tocaba, solamente mi verga ejercía presión contra su culo. Comencé a moverme lentamente, sintiendo la presión de cu cola contra mi verga. Ella no me decía nada, seguramente estaba despierta , sintiendo extrañas sensaciones al sentir la "cosa" de su hermano en esa parte de su cuerpo, hasta que se da vuelta y se coloca de espalda.

Me quede un momento tranquilo, esperando cual sería su reacción. Sabía muy bien que ella no estaba durmiendo, pero solo se quedó así, sin moverse. Pensé que quizás, ella también quería experimentar cosas nuevas, así que tal cual como ella lo había echo, haciéndome el dormido, le puse mi mano en su vientre. Ni siquiera se movió, solo noté algo distinta su respiración. Lentamente al igual que ella comencé a bajar hasta encontrarme con el comienzo de su calzoncito. Su respiración a cada rato se agitaba más.

Baje lentamente mi mano, sin encontrar ninguna resistencia de su parte, hasta llegar directamente a su sexo. Noté que ya le habían comenzado a salir pelitos en esa zona, suaves y eso no hizo otra cosa más que excitarme, aun más. Apenas mis dedos se encontraron ahí, mi hermana soltó un suspiro. Quizás torpemente mis dedos buscaba la mejor ubicación, pero las piernas juntas de ella me impedía hacer bien mi trabajo.

Mi hermana al parecer comenzó a sentir placer y sus piernas se separaron, con lo que pude tocarla mucho mejor. Se notaba que disfrutaba mis caricias ya que lentamente esa zona se fue humedeciendo.

Era mi primera experiencia sexual, y quizás torpemente apuré mucho las cosas o con mucha brusquedad, haciendo que mí hermana me quitase la mano de ahí, dándome nuevamente la espalda. Era mucho más excitante que tocarme yo solo, sentir la cosita de mi hermana en mis dedos.

Mas, no podía quedarme así, con esa erección y con todas las ganas de experimentar algo nuevo. Me apoyé detrás de ella y nuevamente baje mi mano hasta su sexo. No me rechazo, se quedo ahí fingiendo que dormía, mientras mis dedos nuevamente le acariciaban su sexo. Pero de repente, con voz de dormida, escucho que me dice, … "mas suave".

Fue la señal para que ambos dejáramos de fingir. Siguiendo sus instrucciones comencé a tocarla con más suavidad. Su respiración fue en aumento, y su cuerpo apegándose más a mí, hasta que luego de un buen rato de estarla tocando, aparentemente logre que ella acabara. Yo hacia un rato que sin poder aguantarme ya me había descargado apoyado contra su culito, pero de todas formas había continuado masturbándola.

Nos quedamos abrazados en la misma posición, sin decirnos nada, hasta que nos quedamos dormidos.

Al día siguiente si que fue extraño. Ambos sentíamos un poco de vergüenza por lo vivido la noche anterior, hasta mi madre se dio cuenta que no estábamos actuando normal. Por lo mismo, traté de tener el menor contacto con ella, hasta que irremediablemente, llegó la noche.

Nos acostamos, vimos un poco de televisión. Ya las luces de la casa estaban apagadas, cunado le dije a mi hermana que me quería dormir y que apagara la tv. Como yo me acostaba siempre primer, dormía al lado de la pared, así que ella se tenía que bajar a apagar la TV. Me quedé mirando como al bajarse, su camisa de dormir había quedado un poco levantada y mostró por leves segundo ese redondo culito, con sus bragas metidas en el.

Ya con todas las luces apagadas, ambos de espaldas, completamente a oscuras, estábamos deseosos de tocarnos, pero ninguno daba el primer paso. Ambos sabíamos que estábamos completamente despiertos, se sentía en el aire la tensión.

Estas dormido

No, no tengo sueño, ¿y tu?

Tampoco

(Largo silencio)

Sabes ..

¿Qué?

No , nada

Dime

Es que ayer ..

¿si?

No , nada ..

Ya po .. dime

Me da vergüenza

Anda dime … que no te de

Bueno .. ya

Ya po

¡Espérate¡..

¿Me lo vas a decir o no?

Si …es que ayer… sentí muy rico cuando lo hiciste .. eso

¿Qué?

No te hagas .. tu sabes

¿te gusto?

Al principio no, pero después si… ¿y a ti?

También

¿tocarme o que te toque?

Las dos cosas

A mi también las dos cosas

Quieres hacerlo

Si

Yo también

Tu primero

No, tu primero

Los dos ¿te parece?

Ya

Ambos acostados de espaldas, con el cuarto completamente oscuro. Llevamos nuestras manos a nuestros respectivos sexos y nos comenzamos a tocar por sobre la ropa, luego metiéndonos la mano directamente a nuestros sexos, todo en silencio, hasta de después de estar tocándonos un poco, nos sacamos la parte de abajo para hacer mas fácil los movimientos de las manos de cada uno. Estábamos descubriéndonos el uno al otro, sintiendo y entregando placer, aun siendo hermanos. Casi siempre era yo el que terminaba primero, y una vez que lo hacia, me dedicaba por completa a tocar a mi hermana.

Las noches transcurrieron y nuestras caricias igual. Aprendí a aguantarme cada vez mas, para gozar el mayor tiempo posible, mientras que ella, perdía un poco de vergüenza y separando bien las piernas gozaba con las caricias entregadas por su hermano mayo. Todos los días esperábamos ansioso el momento de que todos se fueran a acostar para poder brindarnos placer mutuamente.

Por el día, era todo muy natural, no tocábamos ni siquiera el tema aun estando completamente solos en la casa, pero al poco tiempo, mi padre vendió toda su mercadería y mi hermana recobro su cuarto, debiendo abandonar el mío.

Alexander_5149@hotmail.com