Descubriendo mi puta esclava II

Sé que aún no he entrado muy de lleno en la parte sexual, pero sed pacientes, seguro que las manipulaciones con Sonia os gustarán..

Al día siguiente ya tenía todo un plan preparado para mi nueva adquisición, Sonia.

El Lunes siguiente, al tropezarnos en la pausa del café (máquina de las escaleras del edificio) la abordé directamente llevándola hasta la entrada de los baños.

“Dame tu tfno. Móvil, Sonia. Quiero mantenerme en contacto contigo”, me lo dio y lo gravé en mi móvil de la misma forma le grabé el mío con dos iniciales, de esta forma siempre tendría una forma “anónima” para contactarla.

“Esta tarde te espero a la salida de la oficina, sabes mi plaza de parquin, allí te espero”

Tal y como esperaba, a las 17 horas, la ve dirigirse a mi coche donde yo la esperaba. Abrió la puerta y se sentó con las prisas de la que se oculta y no quiere ser descubierta.

“Llama a tu casa y dile que llegarás tarde, trabajo extra de última hora” le ordené y ella, mientras yo conducía camino de mi casa, realizó la llamada ordenada.

“¿Todo bien?” dije a lo que ella sólo suspiró. El resto del camino no dije nada y la sentía incómoda en el asiento, moviéndose y respirando audiblemente.

Al entrar a mi casa cerré con llave la puerta mientras ella se dirigía al centro del salón. Sin más me senté en un butacón que tengo para ver la tele y me dediqué a observarla.

“A partir de ahora mejorarás tu vestuario, nada de esa ropa de monja arrepentida, llevarás trajes cortos y ajustados. Toda tu ropa será ajustada y te quiero siempre en tacones. Te queda prohibido el uso del sujetador ¿está claro Sonia?” dije de modo autoritario mientras ella me miraba.

“Tendré problemas en mi casa, le extrañará el cambio” me dijo

“Me importa un bledo” le dije. “Ahora entras a ser de mi propiedad Sonia, como puta obediente que eres (y lo sabes) harás lo que te diga ¿estás de acuerdo? Piénsatelo, si dices No puedes salir ahora por esa puerta y no regresar, si dices SI será para cumplirlo todo hasta el final”

Vi como se estremecía al escuchar mis palabras y suavemente dijo “Si, estoy de acuerdo”

Dicho esto le indiqué, “desvístete” y lentamente dejó caer su ropa para mostrarme un cuerpo de infarto. Curvas pronunciadas y proporciones esculpidas a mano. Pezones duros ya como piedras por la excitación del momento, un coño de labios gruesos y perfectamente depilado.

Al ordenarle que se girara vi unas nalgas deliciosas, tenía uno de los mejores culos que he visto, duro y levantado, como si estuviera trabajado en horas de gimnasio, pero este era totalmente natural.

Contemplando todo esto me alegré de mi descubrimiento y, levantándome y dirigiéndome hacia ella, la tomé de los cabellos para sujetarla. Mi boca lamía su cuello, mordía sus labios y bajaba a jugar con sus pezones.

Su respiración se agitaba demostrándome la calentura de mis manipulaciones.

“A partir de ahora defino cómo te vistes, como te maquillas. Tu cuerpo me pertenece, follaré tu boca, tu coño y tu culo cuándo y cómo yo quiera. Eres el objeto sexual de mis satisfacciones. Aprenderás a chupármela como puta y como esclava, me entregarás tu placer y demostrarás lo que sientes en tus gemidos y tus jadeos. Tu objetivo es satisfacerme en todo, mi objetivo es usarte para mi placer. Llevarás en tu tobillo una cadena que defina tu esclavitud. ¿Aceptas todo esto?” dije mirándote a los ojos.

“Si, acepto” dijiste bajando la mirada

“Seguro estás ya caliente y mojada ¿verdad?” “Si” fue tu única respuesta

La obligué a ponerse de rodillas pasándote mi poya por la cara, y mientras abría la boca intentando atraparla, un sonoro bofetón la dejó sorprendida

“Aprenderás a tragar mi poya, la poya de tu amo, de tu dueño y señor puta. Cuando tragues mi rabo me miras a los ojos y dejas tus manos detrás, sólo la puedes usar cuando yo te dé permiso. Si quiero follar tu boca es tu boca lo que aprenderás a usar”

Dicho esto tu mirada me demostró tu entrega, colocaste tus manos a tu espalda y fue tu boca y tu cabeza lo que trabajaba sobre mi rabo siguiendo mis indicaciones.

Me agradaba ver que cada vez que necesitabas aire, al sacarla de tu boca un hilillo de babas colgaba de tus labios manteniendo la unión con mi poya. Y más me agradó ver tu entrega y tu “hambre” a la hora de satisfacerme.

Esa tarde usé tu boca tres veces más, una corrida (la primera) hasta tu garganta, de las tres siguientes dos te ordené retenerlas en tu boca para que las dejaras escapar por la comisura de tus labios. Los dos, delante del espejo, vimos como bajaban las corridas por tu cuello hasta tus pechos. La última la lancé directamente en tu cara, verte arrodillada ante mí, mirándome con fuego en tus ojos y mi leche en tu rostro, era una imagen para inmortalizar en las fotos que te hice.

“Ahora te vas a ir sin correrte, puta. Hoy te está prohibido, ni joderás con tu marido ni te masturbarás. Además te prohíbo asearte hasta mañana, quiero que llegues a casa oliendo a macho y sexo”

“Recibirás indicaciones para tu vestimenta de mañana y puedes ir diciéndole que tienes mucho trabajo acumulado, que posiblemente también llegarás tarde”

Dicho esto te dejé vestirte, acomodé tus cabellos, pellizqué tus pezones por encima de la blusa y te di dinero para el taxi.

En casa medité sobre lo que tenía, sobre tu hallazgo y se me dibujó una sonrisa pensando en los siguientes pasos…

“De ti haré la más puta y cachonda de mis esclavas..” me dije antes de irme a la ducha.

Continuará… (Si queréis)