Descubriendo mi lado femenino

Aunque yo sabía de su fijación con el género femenino, suponía que lo que estaba era más salido que un mono y aprovechándome de eso me encantaba contonearme y pasar cerca de él con mi slip de natación muy ajustado, dejando la mitad de mis grandes nalgas a la vista y disimulando mi paquete entre las piernas para que no se notase, esto era algo que había aprendido a hacer con los años, deslizar mi poya y testículos entre mis muslos hacia atrás y apretándolos con el slip ajustado conseguía que pareciese que no tenía nada bajo el bañador.

Tengo que empezar pidiendo disculpas, por la imposibilidad de subir relatos estos ultimos meses y también porque aún sabiendo que los relatos largos no son los que más os gustan y que este es muy largo, he de decir que lo revisé y recorté varias veces pero no he podido acortar más, creo que cada una de las palabras que he escrito son necesarias para poder explicarme lo más verazmente posible. Espero que os guste y os resulte tan excitante como lo fue para mi recordar y escribir este capituló de mi vida.

Creo que fue tras esta experiencia cuando descubrí que dentro de mi había una hembra que luchaba por salir, deseosa de darse a conocer y de ser deseada por los hombres, hombres etero, viriles y hambrientos de una hembra.

Como cualquier otra tarde de lunes después de salir del instituto tenía natación, me encantaba la piscina, sumergirme en el agua y nadar, acudía con frecuencia a entrenar, dos días por semana, lunes y jueves. Las instalaciones contaban con varios trabajadores, desde recepcionistas, monitores, entrenadores y personal de mantenimiento y limpieza, entre estos últimos había un limpiador en concreto, un hombre tosco de unos 50 años, más o menos 1’60 de estatura bastante gordo y de rasgos primitivos, en cierta manera recordaba a un “hombre de las cavernas”. Bueno, el caso es que este encargado de la limpieza tenía muy mala fama entre las muchachas que acudían a la piscina, se corría la voz de que estaba relacionado con la desaparición de braguitas de los vestuarios femeninos y que en más de una ocasión lo habían pillado espiando a las chicas en las duchas, incluso había oído que lo habían visto masturbándose en los aseos de las chicas. En definitiva no gozaba de buena reputación en la piscina, pero allí seguía, pasando su escobón de esponja secando los bordes de la piscina y los accesos a los vestuarios, de reojo y de forma inquietante miraba como las mujeres entraban o salían del agua e iban y venían a los vestuarios.

Aunque yo sabía de su fijación con el género femenino, suponía que lo que estaba era más salido que un mono y aprovechándome de eso me encantaba contonearme y pasar cerca de él con mi slip de natación muy ajustado, dejando la mitad de mis grandes nalgas a la vista y disimulando mi paquete entre las piernas para que no se notase, esto era algo que había aprendido a hacer con los años, deslizar mi poya y testículos entre mis muslos hacia atrás y apretándolos con el slip ajustado conseguía que pareciese que no tenía nada bajo el bañador. El asunto es que me contoneaba ante el buscando que me mirase y así lo hacía, cierto es que a pesar de su fijación con las chicas y que aunque yo pareciese una chica, sin ropa se apreciaba que yo no tenía tetas, pero el me miraba con igual deseo que a las mujeres, de hecho lo había visto mirándome la entrepierna en varias ocasiones y podía sentir sus ojos clavándose en mi culo cuando pasaba cerca de él.

Era un hombre muy poco agraciado y mi único interés era sentirme deseado, no me atraía en absoluto, pero sabiendo de su debilidad, yo la aprovechaba para saciar mi placer por sentirme apetecido por los hombres y el encargado de la limpieza cumplía con creces, ya que viendo como me miraba sentía su deseo por mi y alguna vez había llegado a excitarme al notar como me miraba, miradas que por cierto habían ido en aumento últimamente y aunque no pasaba de su puro deseo por poseerme, si que últimamente había notado un aumento de atención en mí por su parte.

Retomando las primeras líneas de mi relato, esa tarde de lunes transcurría como otra, llegue a las instalaciones y saludando a las empleadas de recepción del club introduje la tarjeta de usuario autorizado, ya que el socio titular era mi padre, el tutor legal claro. Al introducir dicha tarjeta se abría una pequeña barrera parecida a las del metro, que daba acceso a las instalaciones, me dirigí al vestuario y cerca de la puerta del mismo, al fondo de un largo pasillo vi al ya mencionado encargado de la limpieza, se llamaba Mario, pues bien, Mario al verme se apresuró a entrar dentro del vestuario masculino y a los pocos segundos entré yo, miré entre los pasillos de taquillas en su busca, pero no lo veía por ningún lado, como el vestuario da salida a la piscina por otra puerta situada al fondo del mismo pensé que abría salido a la piscina. Me comencé a desnudar apresuradamente en el solitario vestuario, cuando por el rabillo del ojo vi una silueta blanca tras una de las grises taquillas, blanca como el uniforme de los empleados. Sin girarme y disimuladamente busqué ver con claridad quién estaba allí, efectivamente era Mario, que asomado tras una taquilla y me observaba con detenimiento. En un principio me sobresalto, pero pronto comencé a sentir el calor de la excitación que me producía ser espiado, así que decidí ir quitándome la ropa que me quedaba con más calma y sensualidad, sin exagerar, aparentando claro esta no darme por enterado de su presencia. Quite las últimas prendas despacio, muy despacio, ya solo me quedaba un pequeño slip interior, me giré disimulada y lentamente, dándole la espalda y fui deslizando lentamente el slip por mis suaves piernas totalmente ausentes de bello, agachándome yo en lugar de subir las piernas, lo baje hasta los tobillos dejando mis nalgas totalmente abiertas, exponiendo mi precioso y rosado agujerito ante sus ojos, que podía notar clavándose en mí, liberé un pie luego el otro, siempre lentamente, dejando que se deleitase con las vistas y yo me deleitaba con su deseo por mí, tanto que ya empezaba a notárseme una pequeña erección. Pero yo estaba disfrutando el momento, que podía hacer para prolongarlo un poco más ?, se me ocurrió tomar la ducha de antes de entrar a la piscina sin ponerme el minúsculo bañador de natación y así dejar que me observara en las duchas abiertas y comunales del vestuario, deje los slips que acababa de quitarme sobre el banco frente a la taquilla abierta y me dirigí a las duchas que estaban cerca de la taquilla, abrí el agua y me metí bajo la ducha, frotándome lo más sensualmente que pude, mirando disimuladamente de vez en cuando para comprobar que seguía espiándome, en una de esas ocasiones vi como se acercó lentamente sin dejar de mirarme hasta mi taquilla, estiro la mano y cogió el slip que acababa de quitarme ante el, lo acercó a su cara lo olió profundamente y cerró los ojos placenteramente aspirando el olor que mi culito y genitales habían dejado impregnados en el, cuando volví a mirar ya no estaba, ni el ni mi slip, ya se había terminado, sólo quería mi ropa interior, yo estaba muy excitado, tanto que si el me lo hubiese propuesto creo que me habría dejado hacer sin contemplación, pero lo cierto es que se fue con mi ropa interior y yo me quede con las ganas bajo la ducha. Regrese a la taquilla me puse el pequeño bañador de natación, recogí mi pelo bajo el gorro de goma y salí a la piscina, allí estuve durante hora y media calle arriba calle abajo, nadando sin parar, pero ni rastro de Mario, una compañera suya estaba secando con el gran escobón las pista, pero Mario no apareció.

Salí del agua y bastante contrariado por lo sucedido, incluso diría enojado, me dirigí al vestuario pensando en que el muy guarro se habría ido a algún rincón escondido a machacársela oliendo mi culo impregnado en la prenda que me robó el muy... . Después de ducharme y vestirme salí del vestuario y en recepción se me ocurrió preguntar por Mario a una de las chicas que conocía, pregunté desinteresadamente, intentando no darle importancia y la chica me contó un poco sobre él, me dijo que no debía creer todo lo que se dice de él, que era una persona con una pequeña discapacidad intelectual, que no era mala persona, que a pesar de sus 53 años era muy inocente y que no era malo, sino travieso, que lo que se decía de él nunca se había demostrado nada. Ahora ya tenía una imagen más clara de Mario, bueno, más o menos, malo no sería pero de inocente tenía poco el salido de Mario, pero ya no me molestaba que se llevase mi ropa interior, mirándolo bien casi me alago que al igual que a las chicas que le gustaban se llevase mi slip y sin darle más importancia salí de las instalaciones y me dispuse a caminar hasta casa, pensaba en el largo trayecto que me quedaba y la excitación pasada por agua, cuando tras caminar unos pocos metros alguien detrás de mi me saludó, me giré y allí estaba Mario, caminando detrás de mí, me sorprendí y le dije:

YO - Tú eres Mario?.

MARIO - Si, y tú vas a nadar a la piscina en la que trabajo.

YO - Si, claro, pero que haces aquí fuera ?

MARIO - Pues... . No se, sabes ?, quería enseñarte algo, quieres verlo ?.

Algo extrañado, descolocado y un poco asustado continúe la conversación respondiéndole.

YO - Claro, pero no tienes que estar trabajando ?

MARIO - Hoy ya termine, por que esta mañana he venido a hacer el turno de otra compañera y cuando tú llegaste yo ya tenía que salir, pero me quede para... , sabes ?, me quede para verte, eres muy guapo sabes ?.

YO - Bueno, si tú me lo dices. - Respondí tímidamente.

Estaba descolocado y sorprendido, no sabía muy bien que decirle, no parecía peligroso pero si que era un poquito inquietante, pensar en por que había estado esperándome allí fuera. Pero el seguía hablándome sin darle importancia a lo que me decía.

MARIO - Siiii, me gustas mucho, sabes ?, hueles muy bien, me gusta mucho como hueles, quieres que te enseñe algo?. Quiero enseñarte algo, si quieres te lo enseño. Eres un muchacho muy guapo, pareces una chica y hueles como una chica sabes ?.

YO - Si, si ya me lo has dicho, tú también eres muy guapo. Que quieres enseñarme ?. - dije intentando averiguar que se traía entre manos.

MARIO - Si vienés conmigo te lo enseño, esta cerca, si bienes te lo enseño.

Sin más me cogió la mano y tiro de mi con fuerza, yo lo seguí, no quería contrariarlo y pensé que me enseñaría cualquier tontería a la vuelta de la esquina, pero no. La piscina estaba situada en la parte sur de un gran parque casi fuera de la población, rodeada de una zona verde y boscosa, Mario fue guiándome fuera de las calles del parque, adentrándonos en monte cercano por pequeños caminos entre la vegetación durante un buen rato, yo tras el, iba dándole vueltas a todo en mi cabeza, ya llevábamos un trecho caminando a paso ligero sin cruzarnos con nadie por los estrechos caminos y ya empezaba a preocuparme, era una tarde cálida y soleada pero pronto anochecería y no quería estar en esa “medio selva” de noche con Mario, apartándonos del último camino por el que íbamos tras unas zarzas y unos matorrales altos que dieron paso a un pequeñísimo descampado de hierva no muy alta, me dijo, ¡ aquí es !, volvió a preguntarme:

MARO - Quieres ver algo que traje para ti ?

YO - Claro, a eso he venido !

Pero realmente ya no sabía si era buena idea, solo quería terminar rápido y regresar, entonces Mario, sonriendo, miro a su alrededor y empujó sus pantalones de chándal por la cintura dejándolos caer al suelo y bajo ellos salió un descomunal pene, era como mi antebrazo, tanto de largo como de grueso, bastante flácido colgaba entre sus piernas cimbreando, llegue a pensar viendo su descomunal tamaño, que era una polla de mentira, de plástico o goma, no podía creer que fuese real.

En este punto quisiera aclarar, ya que en la narrativa suele tenerse tendencia a la exageración o a dejarse llevar por un recuerdo de cómo nos gustaría que hubiera sucedido, pero nada más lejos de la realidad, esta era realmente enorme y estoy convencido que la mayoría de los que estáis leyendo estas líneas jamás habéis visto ni veréis algo parecido en persona, por esto quiero aclarar que aunque yo era un quinceañero ya había visto muchos miembros viriles, pero nunca uno como aquel, ni en los vestuarios de la piscina o del instituto, ni en mis anteriores relaciones sexuales, a excepción de las películas porno, donde algún hombre generalmente negro portaba una herramienta imponente, pero nada parecido a tenerla frente a mí cimbreándole entre las piernas casi le llegaba a la rodilla al cabronazo, parecía una anomalía más que algo natural, yo abrí los ojos y la boca de la impresión, di dos pasos atrás, no sabía muy bien como reaccionar, seguía mirándola hipnotizado por su majestuosidad, creo que pasaron bastantes segundos o un minuto hasta que Mario sonriendo me miro y dijo:

MARIO -  Te gusta ? Yo vi la tuya en los vestuarios y me gustó, aunque me gustan las chicas, pero tú pareces una y también me gustas mucho, si quieres podemos tocárnoslas, me gustas mucho y a ti te gusto, si quieres puedes tocarla.

No tenía palabras y no sabía que decir ni que hacer, seguía atontado intentando asimilar aquello, mirando aquel enorme cipote que me atraía como un imán, pasados uno o dos minutos en silencio absoluto, los temores e incertezas habían desaparecido, comenzaba a ver con claridad la situación e iba a hacerme cargo de ella, estaba  y tenía ante mi una polla sin igual, quería abalanzarme sobre ella y Mario quería una muchachita a la que follar, así que... a repartir cartas, al igual que Mario mire alrededor me puse de rodillas, le sonreí y con voz suave y melosa susurré:

YO - Así que te gustan las muchachas dulces y suaves ?, te gustan las zorritas ?, y yo te gusto ?.

MARIO - Si, mucho, pareces una chica, esa larga melena y sin pelo en el cuerpo y te mueves y hueles como las chicas, creo que te gusta ser una chica ?.

YO - Quieres que sea tu zorrita, podemos fingir que soy tu dulce y obediente zorrita, quieres que me comporte como tu nenita, y te la chupe ?.

Diciéndoselo y sin esperar respuesta estire mi mano hasta su imponente miembro, parecía la de un caballo, la levante con la mano acercándomela a la cara frente a mí, observándola de cerca, notaba su peso y su fuerte olor a macho, solo había visto pollas así en las películas n, pero las sensaciones de tenerla entre las manos y notar su peso, viéndola de cerca se notaba que le habían practicado fimosis o circuncisión por la cicatriz y la total ausencia de prepucio, un buen capullo desnudo y rojo la coronaba y poco a poco notaba como se endurecía e iba levantándose sobre mi mano, su roja cabeza se inflamaba haciendo que su piel brillase, suavemente con mi mano comencé a hacerle una paja muy lentamente, observando cómo reaccionaba Mario, recorría toda la longitud del tronco de su polla con mi mano que no conseguía rodearla por completo, ya tenía la suficiente dureza como para sostenerse sola en posición horizontal, parecía que le estaba gustando el masaje, sin pensarlo y atraído por ella comencé a besar y lamer el brillante capullo estaba embriagado por el, tenía un fuerte olor y un sabor ácido, como otras poyas que había mamado, pero más, todo era más, ni la del viejo Manuel olía tan fuerte, un fuerte deseo se apoderaba de mí, quería devorarla, ansiaba metérmela en la boca y abriéndola todo lo que pude mientras seguía masturbándolo fui introduciéndolo poco a poco entre mis labios, me costaba meter todo su glande en la boca, pero saboreaba cada centímetro y por sus suspiros el hombre también lo estaba disfrutando, poco a poco fue ganado más dureza, no más tamaño, solo más y más dura. Sabía por experiencia que cuanto más grandes son las pollas más les cuesta endurecerse por completo, pero en este caso parecía desobedecer todas las normas de la física, estaba poniéndose dura como una piedra, me resultaba imposible meterla en la boca sin que rozase con mis dientes, Mario se estremecía cada vez que su polla al entrar o salir rozaba su capullo con mis dientes, creo que aún empujaba con más fuerza su miembro al interior de mi boca, estaba disfrutando. En ese momento fue cuando tome consciencia de lo imposible que sería meterme aquel enorme pollón en mi culo, que ya se abría y humedecía goloso y mi polla cimbreaba bajo mis pantalones, yo estaba muy, pero que muy excitado y deseaba ser follado por su herramienta descomunal, pero en ese momento la razón me decía que ser penetrado por esa tranca sería imposible, no tenia mucha confianza en Mario y su extraordinario miembro, aunque en un principio mi deseo impulsivo me hacía desear ser follado por el, lo cierto era que el miedo empezaba a hacerme replantear la situación y poco a poco mientras mamaba su polla razonaba conmigo mismo entre el querer y el poder. También tenía que sopesar que es lo que esperaba Mario de mi, que querría hacerme en aquel apartado lugar, empezaba a parecerse a un caballo desbocado, sin control, vamos que... , todo lo que no había pensado antes de abalanzarme impulsivamente sobre su pollon ahora me atormentaba un poco, sobretodo cuando él descontroladamente empujaba su miembro hasta mi garganta.

Tome la decisión de que aquello tenía que quedar en una buena, muy buena mamada, su polla estaba tiesa como un palo, hinchada de semen, deseosa por correrse y comencé a sacudirla bruscamente con mi mano mientras chupaba con esmero su capullo, besándolo, lamiéndolo, mamándolo incluso mordisqueándolo. Sus suspiros aumentaban y mi excitación también, con la mano que tenía libre accedí al interior de mis pantalones y acaricié mi polla empapada en líquido preseminal, en comparación con la suya era ridícula, pero aún no siendo tan grande como la que tenía en la boca, me resultaba difícil acariciarla bajo mis ajustados shorts. Intente bajarme el pantaloncito de deporte, pero con una mano y atendiendo a mamar y pajear la polla de Mario, me resultaba difícil, de rodillas no podía. Apartándome de Mario le pedí que se tumbase sobre la hierba y velozmente con un dos o tres movimientos se deshizo de sus pantalones y zapatos tumbándose frente a mi, mirándome deseoso de que continuase con lo que estaba haciendo, yo hice lo mismo con mi short y mis chanclas, pero también dejé sobre el prado la mochila de mis hombros y la camiseta, quedando completamente desnudo ante Mario, que se relamía tumbado frente a mí, fijando su vista en mi pene erecto, del que colgaba un hilillo de gelatinoso líquido preseminal, me arrodillé a su lado, pero en posición inversa a la suya, dejando mi culo al lado de su cara y su polla frente a mí, me agaché y agarrando su tranca con la mano lleve mi boca hasta ella, separando mis piernas y agachado exponía ante él mi culo deseoso y dejando paso entre mis piernas para que pudiese acceder a mi polla con su mano si quería, ya que yo lo deseaba, vamos, lo necesitaba, necesitaba correrme, iba a explotar de un momento a otro. Mientras yo volví a sumergirme en la ardua tarea de mamar y masturbar su gran polla dura e hinchada a más no poder, sentí como su áspera mano acariciaba una de mis grandes nalgas y descendía entre mis muslos tímidamente, paso por mis testículos, frotándolos y luego agarrándolos con fuerza, un escalofrío recorrió mi cuerpo y gemí arqueando mas mi espalda, en un intento de acercar mi polla a su áspera mano, el la deslizó y agarró mi polla y apretando tiro de la piel hacia atrás con fuerza, estirando al máximo mi frenillo, luego creando un anillo con sus dedos índice y pulgar apretando con fuerza los fue deslizando hasta mi capullo, en un contundente movimiento de ordeño, note como salía de mi pene más líquido preseminal, mientras me retorcía de placer, con sus ásperos y gruesos dedos recogió todo el líquido que pudo y llevó sus dedos a mi ya dilatado culito y con movimientos circulares con sus dedos húmedos masajeó mi aureola anal, yo gemía como una perra con su enorme capullo en la boca, que él, con bruscos movimientos de cadera intentaba introducir más profundamente en mi cálida y babeante cavidad. Al rato note como uno de sus gordos dedos se un día lentamente en mi húmedo y hambriento culo que lo acogió gustosamente, comenzó entonces a meter y sacar suavemente su dedo, follándome el culo con su dedo, me resultaba muy placentero y le respondía comiendo su polla con esmero mientras el jugaba con su dedo en mi culo como si estuviese masturbando una vagina, hundía y jugaba con su dedo al rato lo sacaba y volvía a repetirlo, me encantaba y sentía como mi culo se iba dilatando más y más sin ofrecer ningún tipo de resistencia al paso de su grueso dedo, yo me derretía de placer, ahora ya solo esperaba ver como su polla se corría en mi boca, quería sentir ya sus chorros de leche y aunque en mi boca por mucho que el apretase apenas entraba la mitad de su rabo, a la parte que quedaba fuera le propinaba fuertes masajes con mis manos, alternándolas entre sí, pero parecían ser insuficientes mis esfuerzos y los minutos se iban sucediendo, yo disfrutaba de sus caricias y empujaba mis nalgas para que su dedo entrase más a fondo en mi culito y mamaba su polla sin descanso.

Bruscamente retiró su dedo de mi culo y dándome un sonoro cachete se apartó de mi, llevándose con el la polla de mi boca, en un rápido movimiento se puso de rodillas a mi lado y antes de que pudiese reaccionar, metió su mano desde atrás entre mis piernas y agarrando mis huevos y mi polla con mucha fuerza y levantándome un poco, tiro de mi hacía el, arrastrándome casi medio metro por la hierba, colocando mi culo frente a su descomunal nabo, emití un quejido, más de sorpresa que de dolor. Al verme frente a él supe que iba a intentar follarme, lo cierto es que yo también estaba excitado y quería ser follado, por otra parte su pollon me imponía mucho, una lucha de sensaciones que me provocaban un hormigueo, giré la cabeza y vi como excitado se olía y se chupaba el dedo que había metido en mi culo, creo que quede tan sorprendido como Mario cuando salieron de mi boca las siguientes palabras:

YO - Ah!, vas a follar a tu zorrita ?, si me vas a follar el culito ?, te gusta mi culito ?, fóllamelo, quiero sentir tu pollon dentro de mi !. - Le dije con voz susurrante.

En ese momento, casi enloquecido, se agarró la tranca y llevo su capullo hasta mi caliente culo empezando a ejercer presión con su cadera para introducírmelo, su glande lleno de mis babas fue abriéndose paso dentro de mis carnes sin demasiada resistencia, el problema llegó con el grueso de su tranca, sentía abrirse mi pobre culito mientras Mario empujaba lento pero sin descanso y agarrándome por la cadera impedía mi huida, fue enterrando casi toda su polla y yo sentía como me rellenaba y como se clavaba en mi interior, el deseo de sentirla dentro se iba esfumando poco a poco, llevé una de mis a una de las suyas en mi cadera intentando liberarme, pero fue inútil, lo que sí logré es que el diese un golpe de cintura y como una estocada casi la enterró por completo obligándome a dar un sonoro chillido, subió una de sus manos hasta mi hombro y de otro empujón terminó de clavarla hasta el fondo, creí que me partía en dos, Mario retrocedió, sacándola un poco nada más, para darme otra fuerte envestida y volver a enterrarla, me pareció que aún entro un poco más, algo imposible por que mis nalgas golpearon su pelvis, ya no había más polla que la que tenía dentro y volvió a repetirlo tan fuerte que sus pelotas golpearon las mías, acto seguido fue retirándose hacia atrás, sacándola lentamente por completo y cuando yo intente articular una palabra la enterró de un solo golpe, volviendo a golpearme con sus bolas en las mías, dejándome sin aliento mi grito se ahogó en la garganta, después de estas dos o tres embestidas que me bajaron la hinchazón de la polla por completo, se puso a bombear en mi culo, su enorme polla entraba y salía de mi desdichado culo rítmicamente, las primeras envestidas me dejaron tan maltrecho que mientras me follaba y recupere el aliento le pedí que parase, a lo que hizo caso omiso, creo que aún cogió mas ritmo en sus penetraciones, su enorme polla rozaba rítmicamente mi interior rellenándome por completo y el roce con mi próstata hizo que de mi flácida polla saliesen chorros de leche, lo se porque con mi cabeza agachada pude verlo, pero más que placer al correrme tuve una gran sensación de alivio, sobre la hierba deje una gran cantidad de leche y todavía seguía saliéndome más con el vaivén de las envestidas de Mario mi nabo se sacudía y sacudía soltando más y más esperma, empezaba a liberarme de la sensación de dolor y recuperaba poco a poco una placentera excitación, el culo me ardía, no podía verlo pero si sentía aquella gigantesca polla entrando en mi por completo, envestía y envestía sin descanso, no podía creer que aguantase tanto sin correrse, podía ver como de mis pelotas se deslizaba gran cantidad de líquido pringoso que salía de mi culo y bajaba hasta mis huevos y de ahí impregnaba el campo que al ritmo que me follaba las hiervas rozaban mis pelotas y polla, que ya estaba empalmada otra vez, de mi capullo colgaban restos de mi corrida y Mario seguía sin descanso ni cambio de ritmo, era como un martillo, plas, plas, plas, plas, entraba y salía de mi culo a su antojo, plas, plas, plas, golpeaban mis nalgas en su pelvis, su polla me taladraba, la sentía dura y caliente dentro de mi, ya llevaba más de 15 minutos follándome y seguía como el primer minuto.

Así continuó unos minutos más y con un cambio de ritmo la sacó casi por completo de mi culo y lentamente volvió a introducirla, esto me hizo alberga la esperanza de que se iba a correr, por fin notaría sus chorros de leche y se terminaría. Pero nada más lejos de la realidad, se paró por completo y como quien coge una prenda de ropa, sacando su tranca de mi interior me giro sin el más mínimo esfuerzo, me puso boca arriba y metiendo mi mochila bajo mis nalgas elevó mi culo hasta una posición que le pareció cómoda, yo no podía apartar la vista de su mástil, lleno de mis flujos, pude apreciar algo de sangre en la base de su tremenda polla, instintivamente, con las pocas fuerzas que me quedaban lleve mi mano hasta mi culo para comprobar como lo tenía, mi sorpresa fue mayúscula cuando comprobé lo abierto que lo tenía, cuatro de mis dedos se deslizaron dentro de mi culito sin problema. Mario levantó mis piernas hasta ampollarlas en sus hombros y acto seguido apartó mi mano, cogió su tranca y agarrándome con firmeza por mi polla enterró la suya lentamente y sin resistencia en mi maltrecho culito, yo podía ver como aquel pollon se iba enterrando en mi, intentaba separar mis piernas adormiladas todo lo que podía, en un intento de facilitarle el paso a aquel monstruo, mientras Mario empujaba su tranca por mi húmedo y abierto culo al tiempo que con su mano estrangulando con fuerza mi pene y lo masturbaba torpemente, arrancándome algún gemido entre suspiros de verdadero placer, creo que ya no me quedaba leche dentro pero necesitaba que me acariciasen la polla, llevaba deseándolo desde el principió y por fin al tiempo que me follaba me machacaba con dureza el nabo que agradecido se endurecía más con cada sacudida, ahora yo estaba gozando como una perra ya no me importaba ni que aquel feo y embrutecido animal me sodomizase ni que fuese posible que terminasen cosiéndome mi preciado culito en urgencias, quería que su pollon me taladrase y convirtiese mi culo en su vagina y apretaba con fuerza los músculos de mi ano sintiendo cada centímetro de su miembro entrar y salir de mi y en unos pocos minutos lanzando un gemido alcance un enorme orgasmo que hizo retemblar todo mi cuerpo, aunque sólo unas pocas gotas de semen se escurrieron hasta la mano de Mario que seguía dándole fuertes apretones a mi nabo escurriendo hasta la última gota de tan preciado líquido, ojiplático observaba como me retorcía de placer, soltó mi polla y llevándose la mano hasta la boca lamió de ella el poco semen que yo le había regalado, mirándolo entre suspiros  le dije susurrando:

YO - Así, comételo todo, es la corrida de tu zorrita, cómelo y dame la tuya, dale a tu zorrita la leche, échamela dentro, en el culito, si dámela en el culiiiiitooooo !!

Al tiempo que terminaba de decírselo sentí como su miembro descargaba a chorros una gran cantidad de leche dentro de mi, sentía como cimbreaba en mi interior descargando y descargando, con bruscos movimientos que clavaban su polla hasta el fondo de mi culo, movimientos que yo acompañaba de suaves quejidos:

YO - Ah !, ah !... ,ah!..., ah!... ..., aah!... ..., aah!... ... ..., aaah !. Así, así, échalo todo, si caliente, la siento caliente, ahora deja que tu zorrita te la limpie con la boca, déjame limpiártela bien con la lengua.

Mario la dejó dentro de mi culo unos segundos, disfrutando de la enorme descarga y sin decir nada, apartándose de mi fue retirándola lento muy lento, yo apretaba mi culito todo lo que podía, disfrutando cada centímetro que salía de mí interior, despidiendo a tan ilustre invitado, tras ella sentí como salía gran cantidad de gelatinoso líquido, la leche que tanto me había costado sacarle. Fatigado y dolorido me incorpore y arrodillado me acerque a la gran polla, que brillante, llena de flujos y con movimientos espasmódicos poco a poco iba perdiendo su dureza, de ella colgaba un hilo de corrida que apresure a meter en la boca, chupe el capullo con todas mis fuerzas obteniendo algunas gotas más de su semen, intente ver hasta donde podía meter en la boca ese trozo de carne y al igual que antes el enorme capullo hacia tope en mi garganta impidiendo que entrase más de la mitad de la polla, Mario  suspirando dejó salir sus últimas gotas y apartándome se puso en pie, yo le seguí de rodillas intentando dar unos lametones más a su pene, que ya colgaba totalmente inerte de su entrepierna, pero el volviendo a apartarme se puso los pantalones y comenzó a calzarse, yo seguía de rodillas mirándolo y lleve mi mano a mi culo para comprobar su estado, seguía abierto como un coño y de el manaba cantidad de líquido que untaba mis dedos, acerque la mano a mi cara para ver si era sangre, era todo blanca corrida, mezclada con mis flujos, pero en su gran mayoría era pura corrida, volví a llevar mi mano al dilatado agujero y apretando mi esfínter vertí sobre ella más y más leche que deje caer sobre el campo, mientras tanto, Mario ya estaba listo para irse, se acercó a mí y metiendo la mano en el bolsillo sacó un billete de 50 € y lo dejó en el suelo sobre mi mochila delante de mi diciendo:

MARIO - Creo que nos gustó a los dos, creo que a ti también te gustó, pero como siempre paga Mario y queda entre nosotros.

Así conocí a Mario.