Descubriendo mi Bixesualidad (Como empezó todo 4)

En esa ocasión, me cito en un sex shop de Madrid, sus instrucciones eran claras. Debía asistir vestido con un tanga de mi mujer, un vaquero muy ajustado y una camiseta.

Descubriendo mi bisexualidad (Como empezó todo 4)

Después de toda una vida como hetero, de repente sin saber muy bien porque, un hombre consigue sacar de mi toda una serie de instintos desconocidos hasta ese momento.

A pesar de todas mis dudas, estaba claro que sentía una atracción irremediable hacia los hombres, hacia sus pollas y un deseo incontrolable de sentirlas dentro de mí, de una manera enfermiza necesitaba sentir en mi culo una buena polla y recibir en mi boca una buena dosis de leche de macho, sentir toda mi boca llena de polla.

Eso Antonio lo debió de sentir muy bien, pues no se corto en convertirme en su juguete, no dudando en usar su cuerpo a su antojo. Entregándolo a todo aquel que a el le apeteció, compartiendo mi cuerpo con todos sus amigos.

Tras la aventura del restaurante, no volvía a saber nada de el hasta pasada una semana.

En esa ocasión, me cito en un sex shop de Madrid, sus instrucciones eran claras. Debía asistir vestido con un tanga de mi mujer, un vaquero muy ajustado y una camiseta. Una vez en el local tenia que dirigirme a la zona de las películas gay, y esperar.

Alguien se acercaría a mí y como presentación me agarraría el culo, y a continuación me agarraría de las caderas y me haría colocarme de forma que sintiera su paquete contra mi trasero.

Yo debía dejarle hacer, sin rechistar y seguiría su juego sin poner ni un pero.

Llegado el momento de la cita, allí estaba yo echo un flan, esperando al que seria mi nuevo amante.

No habían pasado ni diez minutos cuando sentí una mano agarrar mi culo y apretarlo con fuerzas. Al momento el me agarro de la cintura y me atrajo hacia el, haciéndome sentir una polla enorme contra mi culo. La sensación fue superior, ya sentía mono de polla y eso me puso en situación al instante.

Deseaba sentir esa enorme polla dentro de mí, así que le deje hacer, al fin y al cabo ese era el deseo de mi Antonio. Y yo no quería dejarlo en mal lugar.

Este nuevo amigo, sin dejar de apretar su polla contra mi culo, comenzó a sobarme sin ningún miramiento, y sin importarle en absoluto que nos pudieran ver.

En un momento me giro dejándome frente a el, era un hombre maduro, como de unos 60 años, de mi misma estatura, un metro ochenta más o menos y una complexión fuerte.

Su pelo casi blanco, y unos preciosos ojos azules, me miro durante unos segundos y de repente me planto un beso en la boca que me pillo por sorpresa, me metió la lengua todo lo que le fue posible en mi boca, llenándome con su saliva. La sensación fue sublime.

Mientras me besaba, sus manos no dejaban de sobar mi culo, y mi bajo vientre sentía su paquete presionando con una dureza descomunal. Mis manos no pudieron resistir el tocar semejante aparato. Creo que era la polla más grande que había sentido en mis manos.

Paco que así se llamaba mi nuevo amigo, me susurro al oído, que me iba a enseñar nuevas sensaciones, que iba a conocer el sexo en su estado más salvaje. Y que no se me ocurriera negarme a nada de lo que el me ordenase.

Yo me limite a asentir con la cabeza, y el tras darme un par de nalgadas me indico que le siguiera.

Yo seguí sus pasos hasta la calle y me subí al coche que el me indico, en la parte de atrás. El subió a mi lado. En el vehiculo iba otro hombre que era quien conducía.

Pepe bajo su cremallera y dejo al descubierto su hermosa polla. Cojiéndome del pelo mi hizo acercar mi boca a su pene y lo apretó contra mis labios. Yo al sentirlo no tarde nada en abrir la boca y recibirlo dentro, comenzando con una mamada que llevaba largo rato deseando hacerle.

El sin dejar de sujetar mi cabeza empezó a follarme la boca, obligándome a tragar su polla hasta mi garganta, produciéndome grandes arcadas, que yo intentaba controlar de la mejor forma posible.

Es algo que me pone a millón, cuando siento una polla reventándome la boca.

El conductor no quitaba ojo de la mamada que le hacia a su jefe. Y eso me ponía aun mas caliente.

Paco me desabrocho el pantalón y lo bajo hasta mis tobillos, dejándome solo con el tanga que Antonio me había indicado que me pusiera.

Entonces me hizo soltar su polla y me indico que me colocara sentado sobre su pene, me iba a follar en el coche, paseando por Madrid.

Yo obedecí sin rechistar y me fui sentando despacio sintiendo como su polla iba abriéndose paso en mi culo.

No pare de bajar hasta que sentí sus huevos contra mis nalgas.

En ese momento Paco me sujeto obligándome a permanecer durante unos minutos quietos con todos sus al menos 25 centímetros de polla dentro de mi culo.

Cuando estimo que mi trasero se había acostumbrado a su gran aparato, me dio un par de nalgadas diciéndome que me moviera.

Yo empecé a mover mi culo sobre su polla saliendo y entrando, sintiendo un gran dolor, mezclado con un placer inigualable.

Indudablemente lo mió eran las pollas, mientras me clavaba su pene Paco no dejaba de pensar que me gustaba infinitamente mas sentir una polla en mi cuerpo que hacerlo con una mujer.

De repente el coche freno, y se abrió la puerta entrando un nuevo hombre, este no tardo nada en sacar su polla, algo menor que la de Paco y agarrándome del pelo me hizo metérmela en la boca.

Ya era algo que se iba convirtiendo en costumbre en tener dos pollas dentro de mí. Y lo cierto es que cuanto más se repetía mas me gustaba.

El movimiento de una y otra polla no tardaron en hacerme sentir un orgasmo que se acrecentó al sentir la leche de Paco dentro de mi culo.

Y acto seguido sentí como se venia Andrés, el nuevo visitante en mi boca, soltando hasta tres largos chorros de leche dentro de mi, que casi me resultaron imposibles de tragar.

Yo pensé que después de eso pararían el coche y me dejarían bajar, pero nada más lejos de la realidad.

Paco termino de quitarme el pantalón, y el vehiculo se dirigió a las afueras, hasta llegar a un chalecito de la sierra madrileña, donde paro.

Paco me hizo bajar del coche tal como iba, solo con la camiseta y el tanga. Y me dirigieron a la vivienda.

Una vez allí, me sorprendí al ver a otros 4 hombres.

Nunca lo había echo con tantos, 7 en total con el chofer.

Paco me arranco de un tirón la camiseta y otro de los hombres hizo lo propio con el tanga, dejándome en pelotas ante todos ellos.

Luego todos se sacaron sus pollas, flácidas y me rodearon. Quede en el centro del círculo que formaban los 7 machos. Y me indicaron que empezara a comer pollas.

Me lleve la primera a la boca y empecé a mamar sintiendo como le iba creciendo hasta adquirir su tamaño natural. Apenas me entraba en la boca. Así que tuve que hacer un esfuerzo para mantenerla entera dentro de mi boca.

Se la comí durante un rato y pase al segundo repitiendo la chupada.

Mientras la sentía en mi boca el que había empalmado anteriormente me la clavo entera en el culo haciendo que yo recibiera la polla que tenia en la boca hasta los huevo, gracias a la embestida que me había dado en mi culo

Ambos hombres comenzaron un mete y saca que me hacia sentir arder mis entrañas. Y al mismo tiempo desear más y más pollas.

El primero en llenarme de leche fue el que me follaba la boca, no tardando mucho en correrse el que me enculaba.

Nada más retirarse esos dos, otros ocuparon sus respectivos lugares.

Durante más de 3 horas estuvieron los siete follando mi boca y mi culo, llenándome de leche. Hasta que de repente apareció Antonio que se unió a la fiesta follando mi culo sin ningún miramiento.

Mientras me daba por el culo, Antonio iba informando a sus amigos de lo maricón que era, y de lo zorra que me había echo, diciéndoles que podían follarme cuantas veces quisiera.

Y algo que me sorprendió y me asusto, por lo imprevisto.

Les comento que pronto podrían follarse también a mi mujer.

Eso era algo nuevo para mí, y en contra de lo que hubiera sido normal, escuchar eso hizo que me corriera sintiendo una excitación desconocida hasta ese momento para mí.

Entraba en una nueva etapa de mi aventura y desde luego si alguna vez había estado controlado, estaba claro que ya se me había escapado del todo de mis manos.

Gracias por vuestro apoyo, y no dejéis de escribirme y hacerme vuestros comentarios.