Descubriendo mi Bisexualidad - Segunda parte

Sigo disfrutando de las atenciones de mi nuevo asistente

Al otro día , Rodrigo llego como de costumbre antes que yo a trabajar, sin hacer ningún comentario de lo sucedido.  Preparándome un café como todos los días y comenzamos a atender clientes.  Esa mañana tuvimos bastante trabajo hasta cerca del medio día. Mientras trabajaba, a ratos lo miraba y recordaba lo que habíamos hecho, sintiendo ganas de que volviera a pasar.

No me interesaba follarlo, no iba conmigo, pero la chupada que me dio había sido una de las mejores que me habían dado en mi vida y me había dejado muy claro que a él también le había gustado y que si quería repetirlo, no tendría ninguna objeción.

Ya cuando nuestro trabajo se vio más relajado, hice el comentario que habíamos trabajado mucho desde que llegamos, que no habíamos parado en toda la mañana.  Me preguntó si quería un café, el que acepte, diciéndole que necesitaba relajarme.  El joven se sonrió, se levantó de su escritorio, me preparó un café , me lo pasó y mirándome maliciosamente  me dijo que si necesitaba algo más.  Con el café en mi mano le dije que sí, que estaba algo tenso. El muchacho de inmediato se percató de mis intenciones, sonriendo me dice que si quería el me ayudaba.

Diciéndole que lo encontraba una muy buena idea,  nuevamente el cierra la puerta con pestillo  y se acomoda como tal cual como lo hizo ayer,  colocando un cojín en el piso, arrodillándose y acariciándome la verga sobre el pantalón.   Yo mismo me baje el cierre y saque de su encierro a mi verga, la que nuevamente fue a parar de inmediato a la boca de mi asistente.

Completamente tranquilo,  aprovechando el momento de relax que me daba mi asistente, prendí un cigarro, cosa que casi nunca hacia en mi oficina  y me quede ahí, tomando mi café y fumando, mientras Rodrigo se esmeraba en atenderme oralmente.

Era exquisita la sensación de ser atendido sin tener esforzarme en retribuirle placer, a pesar que él me decía con la verga en su boca , lo mucho que le gustaba estar así. Por unos 15 minutos mi asistente me la chupo divinamente,  pero le dije que estaba por llegar un cliente, que lo continuáramos mas tarde.

Pasaron unos 20 minutos y me dieron ganas de una pequeña mamada, por lo que ahora fui yo el que cerró la puerta , me acerco a su escritorio y de pie , le pido que me de una chupada cortita. Sin ninguna objeción , ahora Rodrigo sentado me chupaba gustoso la verga, entregándome nuevamente un muy buen trabajo. Fue algo corto, unos cinco minutos nada mas, ya que golpearon la puerta , me acomode la ropa inmediatamente y abrí la puerta.  Atendí a mi cliente y luego que se fue, nuevamente cerré la puerta y volvimos a lo mismo.

Así terminamos la mañana con unas 4 o 5 mamadas , pero sin acabar. Luego me fui a mi casa a almorzar y no volví hasta las 15:00 hrs. Le pedi a Rodrigo que me sirviera un café, diciéndole que mi almuerzo había estado muy bueno y que necesitaba el postre. El sonriendo , se levanta rápidamente de su escritorio, me prepara el café y en cinco minutos me encontraba nuevamente sentado en mi sillón,  bebiendo mi café con al cabeza de mi joven asistente entre mis piernas.

Esta vez si que luego de un buen rato, con el trabajo completo de chuparme las bolas y masturbarme,  le pregunté si quería que acabara y me dice que si. Esmerándose aun mas , me la chupó muy fuertemente  hasta que comencé a acabar copiosamente en su boca  , mientras el la tragaba toda, degustándola como el más exquisito manjar. Luego de dejármela limpia con su boca, se limpia la cara y me dice que tenía un sabor muy especial mi semen y que le gustaba que acabara en su boca. Le ie que mas tarde le volvería a dar una ración y sonriendo me dijo que ansioso lo esperaría.

Entre trabajo y trabajo, esa tarde me la chupo unas 4 veces más  ………… y solo en la última , en que fue mucho más profesional,  le di su ración de leche, quedando ambos muy satisfechos.

Al otro día, apenas llego , el me sirve mi café y me pregunta si le gustaría que me la chupara un poco. Solo de bienvenida, dejé de lado el café y detrás de la puerta cerrada,  Rodrigo de rodillas me da oralmente la bienvenida a la oficina.