Descubriendo mi bisexualidad

Mi primo me enseña el placer que te puede dar otro hombre.

La historia que voy a relatar es completamente verídica. Ocurrió cuando tenía 16 años (ahora tengo 22). Desde que tenía 10 años me masturbaba con frecuencia. En mi casa siempre han sido muy claros con el tema del sexo y desde pequeño siempre he tenido mucha información sobre el tema. Aunque claro sólo era teoría, y hasta los 12 años que una prima mía me desvirgó no pude pasar a la práctica. Pero eso no es lo que quería contar en este relato. Como ya he dicho lo que voy a contar ocurrió a mis 16 años. A esa edad mi experiencia en el sexo era bastante simple pues había practicado sexo vaginal con mi prima y con un par de amigas (por desgracia no con todas a la vez) y me habían mamado la verga un par de veces. Hasta que llegó mi primo a mi vida sexual.

Mi primo Jesús tiene 4 años más que yo. Por aquella época tenía él 20 años. Siempre ha sido de los más altos de la familia, juega a voleibol y por ello tenía un cuerpo atlético. Calculo que su altura debía estar próxima a los dos metros. Yo por mi parte a los 16 años estaba bastante desarrollado, medía 1,80 y debido a que desde pequeño he jugado a fútbol mi cuerpo estaba bastante bien trabajado.

Un día mi primo me llamó para que fuera a su casa porque quería preparar algo para el cumpleaños de su hermana que era la semana siguiente y quería ver si entre los dos tuviéramos más ideas. Nada me hacía sospechar lo que ese día iba a pasar. Llegué a su casa a las 5 de la tarde, hora en la que en su casa no había nadie ya que todos trabajaban hasta la noche. Al llegar nos saludamos, como es costumbre en nuestra familia, con dos besos en la mejilla y empezamos a charlar. Además de hablar sobre el cumpleaños de mi prima, hablamos también de muchos temas porque nos llevábamos bien y no nos cortábamos en hablar de temas de los que a otras personas les cuesta hablar. Como era verano nos quitamos las camisetas para sofocar el calor. Aquello no era nada extraño.

La conversación fue derivando hacia temas sexuales. Él me preguntaba si yo tenía ya sexo y yo le contesté que sí y empezamos a contarnos experiencias que habíamos tenido. Evidentemente él contaba más cosas que yo porque siempre había sido un tío con mucha suerte en eso de ligar porque además de alto, era moreno de cabellos, cuerpo atlético y guapo de cara. Nada de todo aquello me sorprendía, hasta que me habló de una experiencia que había tenido en su recién acabado servicio militar. Me dijo que un compañero le había mamado el pene estando ambos de noche haciendo guardia. Aquello le dejó perplejo y según comentaba unos días después que tuvieron guardia, el compañero le dijo que lo del otro día estaba bien y que ahora le tocaba a él. Mi primo también había disfrutado por lo que sin más le bajó los pantalones y los shorts y se puso a mamar el pene de aquel compañero que le había sorprendido unas noches atrás. Esa noche acabó enculado por su compañero.

He de admitir que conforme más me relataba yo me calentaba imaginándomelo y eso que yo siempre me había sentido atraído por las mujeres. Mi rabo estaba a cien y apunto de explotar. Mi primo lo notó y me dijo:

-Parece que te has calentado un poco, vamos quítate la ropa, que te va a doler eso ahí. Además estamos en confianza. Mira yo también me la quitó.

Lo que vi me sorprendió, mi primo tenía un pene bastante grande, por lo menos mediría más de 20 centímetros aunque no era demasiado grueso. No sé que es lo que me impulsó pero yo también me quité la ropa.

-Vamos primo manéatela un poco que eso ha de bajar- me decía mientras él se masajeaba su pene suavemente.

En ese momento sí que no sabía que hacer, hasta que al final mi primo me miró y me dijo, -venga te voy a ayudar- y comenzó a masturbarme despacio. Yo no reaccionaba, sólo me relajaba y me dejaba llevar. En ese momento cerré los ojos, no podía creer que aquello estuviera sucediendo pero ya no lo podía parar. Notaba como mi primo subía y bajaba la piel de mi miembro suavemente, la verdad es que estaba disfrutando. Mi pene no era tan grande como el suyo, medía unos 15 centímetros. Yo seguía con los ojos cerrados y sentado en el sillón cuando de repente noto algo húmedo en mi pene y abro los ojos. Para mi sorpresa mi primo acababa de meterse mi pene en la boca. Recorría todo mi falo con su lengua y se metía el pene entero en la boca. El gusto que tenía en ese momento era indescriptible. Después de unos 10 minutos así no aguanté más y me corrí, lo hice sin avisarlo y mi primo se tragó todo mi semen, lo miré y veía como algún resto le quedaba en los labios, mientras él limpiaba con su lengua mi pene. Entonces él dijo

–bueno, ahora hay que bajar mi hinchazón.

Lo entendí en seguida se puso de pie delante mía y comencé a masturbarlo por unos cinco minutos hasta que me hizo una seña de que me la metiera en la boca. Aquello me repugnaba un poco, pero después de un momento de duda comencé a pasar mi lengua por su falo, me di cuenta de que aquello no sabía tan mal como yo pensaba y me lo metí entero en la boca. Lo masturbaba lentamente con mi boca, mi primo sólo atinaba a decir –muy bien, sigue así Kiko- y yo seguía hasta que me dijo -me voy a correr- en ese momento agarró mi cabeza e hizo que me tragara todo el semen. Había probado flujos de una mujer y lo de tragar semen no me resultó muy dificultoso, no me desagradaba el sabor.

Una vez terminé de mamar mi nabo estaba otra vez empalmado, mi primo salió del salón donde estábamos y yo pensé que me iba a quedar con aquel calentón que aún llevaba, pero enseguida volvió con un tubo de vaselina y me dijo –ahora vas a probar lo que se siente cuando lo haces por el culo.- yo no había hecho sexo anal ni siquiera con mujeres y vi que él empezó a untarse el ano con aquella vaselina mientras que con su otra mano me indicaba que no me levantara del sillón, cuando se hubo untado bien agarró mi pene, se puso de espaldas a mi y comenzó a bajar sobre mi nabo, yo iba sintiendo un gran placer, cuando tuve todo mi pene dentro nos quedamos parados disfrutando del momento, hasta que empezó a cabalgar sobre mi nabo. Primero despacio, peor luego comenzamos a aumentar el ritmo, aquello era maravilloso. Su ano era estrecho y al principio costó un poco más aún con la vaselina, pero después con el mete-saca continuo comencé a sentir un cosquilleo en mis genitales, mi primo me los estaba masajeando los testículos así que volví a correrme pero esta vez dentro de su ano. Nos quedamos en esa posición hasta que dijo –bueno quieres saber que se siente cuando te enculan?- no articulé palabra sólo asentí y me hizo ponerme a cuatro patas.

Comenzó a masajearme mi agujero trasero. Primero me metía su lengua, suavemente despacio haciéndome disfrutar cada lametón. De repente uno de sus dedos lleno de vaselina comienza a rondar mi ano hasta que lo mete y me hace sentir un enorme placer, llegó a meterme hasta tres dedos. No aguanté más y le dije –meteme la polla- Se levantó apuntó con su pene a mi ano y comenzó a meterlo despacio. Aquello me dolía, pero después de un rato de tenerla toda dentro comencé a experimentar placer. Mi primo comenzó a bombear primero despacio y luego acelerando las embestidas hasta que se corrió en mis entrañas y noté su semen caliente circular por mi cuerpo. Nos quedamos sentados en el sillón hablando de lo bueno que había sido y de cómo había disfrutado de mi primera experiencia homosexual. Desde entonces hemos tenido relaciones esporádicas. En otro relato les contaré cómo nos follamos a su hermana mayor. Hasta otra. Si quieren enviarme sus cometarios mi dirección es achilipu1@excite.com .