Descubriendo lo guarra y puta que soy
Tras unos años de insatisfacción sexual en mi matrimonio me voy poniendo cada vez más cachonda. Decido aliviar mi calentura de diferentes formas hasta que se me va las cosas de las manos y me termino follando como una puta al vecino y un acompañante sorpresa
Hola, espero que os guste la experiencia que os cuento aquí, la viví el verano pasado y es de lo más excitante sexualmente que me ha sucedido hasta ahora.
Me llamo Natalia, tengo 38 años y vivo en una gran ciudad. Mi marido es financiero en una empresa y la verdad que cada vez pasamos menos tiempo juntos. Nos casamos muy jóvenes con 24 años tras 6 años de noviazgo. No hemos tenidos hijos por el momento por deseos de ambos, estábamos muy dedicados a nuestras vidas. He sido una esposa feliz y satisfecha hasta hace unos dos años.
La cuestión es que mi marido ha ido escalando puestos en su empresa, cada vez más dinero pero cada vez mas trabajo y menos tiempo que pasar conmigo. Por el otro lado yo me quede en paro hace 2 años, con lo que me sobra tiempo a raudales que no se en que gastar. Al comienzo lo comencé a gastar en el gimnasio, pilates, body pump, step… la verdad que se me fue formando un cuerpo muy bonito. Yo soy morena, de pelo liso, piel morena, mido metro setenta, tengo bastante tetas, siempre he sido rellenita pero con un culo a mi parecer prieto y una cintura no muy abultada que me hacían una forma muy femenina. Con el deporte esos rasgos se fueron marcando más, estaba más delgada pero mantenía un culo ancho y buenos pechos. Cada vez notaba más como se iban girando para verme por la calle. Eso hacia que me sintiera atractiva y muy sensual.
Para colmo desde que me quede parada mi marido esta con el libido por los suelos, siempre esta cansado, no solo no innovamos sino que lo más creativo que hacíamos se ha volatilizado con el tiempo, lo más novedoso es hacer el misionero el martes en vez de un sábado (“y rápido porque mañana tengo que trabajar”). Yo en ese sentido he pasado al otro extremo, tengo un ímpeto sexual que nunca había notado hasta ahora, estoy semiexcitada a todas horas y con cualquier toqueteo, caricia o insinuación me pongo a mil por hora. Ahora entiendo los adolescentes cuando están todo el tiempo pensando en sexo. Ante este desfase libídico he tenido que utilizar muchos medios para calmar mis deseos. Comencé a ver porno, al principio películas eróticas pero finalmente me sabía a poco comparado con el porno puro y duro. Pronto me aseguré de conseguir un juguetito, de tamaño medio, para ir dilatando los agujeros que si fueran por mi marido se cerrarían por falta de uso.
A continuación empecé a tontear con la infidelidad, pero nunca se consumaba, todo era sexo por internet. Empecé con un chat de sexo, de inicio me pareció un poco soez y brusco, todos los hombres cuando te metías saltaban a buscarte diciéndote todo lo que te querían hacer de la forma más llana y sucia posible, pero pronto empezó a gustarme, me encantaba poner a mil a cada uno de ellos hasta hacerlos correrse delante de su teclado mientras le decía que me dieran por mi culito virginal o que se corrieran sobre mis gordas tetas. Me daba igual que fueran jóvenes, viejos, negros o caucásicos. Con el tiempo empecé a chatear con más intimidad con uno, nos atrevimos a mandarnos fotos, cada vez más guarras hasta que él comenzó a mandar fotos de sexo con su mujer, cosa que no pude igualar puesto que el misionero no es de lo más atractivo que se despacha. Pronto empecé a sentir ganas de excitar a mi alrededor y aproveche mi nuevo físico para comprar cada vez ropa más sensual que a veces cruzaba el límite. Eso aumento la temperatura de mi barrio; el panadero, frutero, carnicero… les veía cambiar las caras con solo llegar. Ni que decir tiene que más aún en mi gimnasio donde mi conjunto favorito era unas mallas blancas translucidas, con un tanga rojo de hilo y una blusa roja ajustada. Notaba como los ojos me comían de arriba debajo de un modo que en ocasiones era excesivamente descarado, pero cuanto más descarado más me excitaba.
Aún así lo que más me excitaba era mi vecino de arriba, Adrián, un chico de unos 29 años, moreno, atlético, piel aceitunada que con solo verlo se me humedecía las bragas. Encima el tipo era un imán sexual, cada 2-4 noche escuchaba sonoros gritos de una mujer, cada vez una diferente, con el sonido de unos muelles de cama que a ese ritmo pronto tendría que jubilar. Cuando se acerco el verano se abrió la piscina de mi urbanización y poco tiempo faltó para comenzar a tener contacto con él, cuanto más lo veía y más crema me juntaba más me ponía. Con facilidad se creo una tensión sexual no resuelta que ninguno de los dos nos atrevíamos a cruzar.
Toda esta situación llevo al día que os voy a relatar. Era un día de agosto, caluroso, estaba especialmente turbada. Para colmo mi amiguito de internet me acababa de mandar una foto en la que se corría en la cara de su mujer. Se veía a él agarrándose su grueso miembro y descargando gran cantidad de esperma sobre la cara de su mujer arrodillada, que por la cara que tenía debía estar teniendo un orgasmo en ese momento. Que se corran en mi cara no ha sido uno de mis deseos más queridos pero reconozco que ver salir esa cantidad de semen de esa gran polla y ver como le escurría el semen por la cara y tetas a su mujer me puso especialmente cachonda. Tal fue mi calentura que decidí ir a darme un baño a la piscina y ver si tenía suerte de ver a mi vecinito.
Justo cuando llegue se estaba yendo y me lo cruce:
- ¿Donde vas Adrián? Ya te vuelves ahora que bajo yo- dije con la sonrisa más picara que pude
- Me vuelvo a casa preciosa, llevo toda la tarde con mi primo en la piscina y ya nos volvemos. Nos vemos mañana si tengo suerte – y mientras me guiñó un ojo, note como se humedecía mi vagina. Iba con un muchacho joven de unos 18 años
Esto me frustro más aún. Así que no había puesto la toalla en el césped cuando ya estaba volviendo a casa con disposición de ir al gimnasio. Por lo menos allí quemaría estrógenos. Me puse mi top mas putesco, mis mallas blancas traslucidas ajustadas, un tanga de hilo negro y un blusa amarilla que traslucía completamente mis pezones. Pero justo cuando me disponía a bajar las escaleras algo me hizo subir. No estaba segura de lo que hacía pero pensé que dejar igual de caliente a mi vecino de lo que estaba yo era justo. Llame a su puerta y apareció con su torso al aire y con unas calzonas (en ese momento me di cuenta que no podría aguantarme). Casi me atragantó mientras le decía nerviosa como una adolescente que si no me podía dar azúcar para el café que se me había gastado (típica excusa). Se rió pero no separaba sus ojos de mis tetas. Me indico que pasara.
- ¿Así tomas café en tu casa? – me preguntó mientras buscaba azúcar en la cocina y me repasaba de arriba abajo sin cortarse
- Jaja, no que va. Voy a ir al gimnasio pero antes me gusta darme un chute de cafeína – improvise rápidamente.
- Pues tomate el café conmigo, tengo una cafetera nueva.
Accedí rápidamente y en 10 minutos estábamos en su sofá uno al lado del otro tomando el café. Estuvimos hablando de trivialidades mientras cada vez estábamos más cerca y tonteábamos. Cada vez que me acariciaba notaba un movimiento sísmico en mi entrepierna. Finalmente comenzamos a hablar de cosas más íntimas hasta que comenzamos a hablar de sus ligues.
- Cual fue la última bribón – le dije con una sonrisa lasciva
- Jaja, hará un par de semanas, fue un ligue de una noche, una amiga de una compañera del curro
- Si, creo que sé cuando fue. Te oí con ella en vuestras labores
- Que me escuchaste – dijo mientras ponía cara de niño bueno
- Si, y un par de horas, vaya aguante que tienes – solté mientras le acariciaba su brazo
- Pues es raro, nunca te escuchado con tu marido – me dijo mientras se acercaba a mí
- Bueno, eso tiene explicación, mi marido no me satisface todo lo que quedría – cuando me oí decirlo sabía que abría una puerta que no estaba segura de cruzar pero estaba deseando
- ¡Que si! – dijo con una sorpresa exagerada- Si yo fuera tu marido no te dejaría insatisfecha ni muerto
- No sé, no sé, porque no me lo demuestra – me oí hablar pero no me reconocía, estaba completamente ida.
En ese momento se acerco su cara y comenzó a besarme. Yo rápidamente reaccioné comiéndoles los labios y tocándole directamente el paquete, lo note semiduro, caliente. Me sacó la blusa por arriba y comenzó a masajearme las tetas y a comérmelas. Yo estaba fuera de mí. Quería fallármelo, comerle la polla, cabalgarlo. En ese momento escuche un sonido y Adrián dio un brinco. Miro a la puerta y puso cara de pocos amigos.
- ¡¿Juanito que haces?! – gritó a la puerta
De detrás de la puerta salió el chico que iba con él en la piscina. Claro su primo, ¡no se había ido!. Rápidamente me tape las tetas con las manos. El chico entro en el salón rojo como un tomate y mirando hacia abajo. Entonces me fije en él, era medio pelirrojo, de unos dieciocho años, blanco de piel, con más una espinilla en la cara (lo cual me indicaba que estaría aún en esa fase de adolescencia que se la cascaba con todo)
- Perdón.. perdón… yo solo… estaba en la habitación… y oí…
- Pero bueno te parecerá bonito espiándome- Andrés comenzó a regañarle abiertamente mientras se ponía de pie
- No te enfades – por alguna razón no estaba enfadada, solo estaba cachonda, quería follar!!, solo quería que se fuera rápido el adolescente con espinillas – solo tendría curiosidad
- Perdónalo, es la edad, mira como lo has puesto – dijo Adrián señalando el paquete del adolescente
En ese momento me di cuenta del tremendo bulto que tenías en los pantalones, provocado por mí y la visión de mis tetas. En ese momento comencé de nuevo a humedecerme.
- Es que nunca ha visto a una mujer desnuda salvo en películas, verdad Juanito – prosiguió Andrés
- Vaya eso es una pena con lo que parece que tienes entre las piernas – otra vez note como si no hablara yo, sino mi versión más caliente y guarra
- Uhmm bueno eso tendría solución, porque no se lo enseñas, así se iría más contento – me dijo Adrián notando lo caliente que me ponía aquello
En cualquier otro momento me habría negado pero estaba deseando de que se fuera y comenzar a chupársela a Adrián. Además aquello me estaba poniendo aun más caliente. Así que mi respuesta fue quitarme las manos de mis tetas mientras lo miraba con la mirada más sucia que tenia. Vi como se quedaba paralizado en medio del salón embobado mirando directamente mis tetas. Entonces sin cortarme me baje de golpe las mallas y el tanga dejándole ver mi culito y mi chochito completamente rasurado (lógicamente me lo rasuraba para las fotos que le mandaba a mi amante cibernético no para hacer el misionero con mi marido). Además tenía un coño bonito, muchas amigas mías tenías un coño con labios largos o los labios menores salidos hacia fuera o excesivamente grande. Mi coño era cerradito, con labios externos gruesos e internos chiquitos, algo pequeño pero que le cabía mucho, como ya había probado por mí sola. Ante esa visión el chico estaba embelesado, con la cara roja y parecía que el pantalón le iba a reventar. Entonces cogí sus manos y me las puse en mis tetas las cuales tenían los pezones duros y calientes.
- Vaya, Natalia no puedes dejarle así, fíjate, haz algo – Adrián había notado lo puta que era y se notaba que aquella situación le encantaba.
Entonces casi sin darme cuenta estaba de rodillas delante del adolescente bajándole la cremallera y separándole el calzoncillo. Inmediatamente salió una polla de considerable dimensión, roja, palpitante, con la punta casi enterrada en el prepucio pero se veía la puntita rosa de su glande con liquido preseminal. Comencé a pajearlo suavemente pasando toda mi mano por su polla de arriba abajo viendo como salía y entraba el glande rojo y gordo de su prepucio. Olía un poco a orina y eso me ponía más aun. Me entraron unas ganas tremendas de comérsela, de chuparla. Cuando iba a abrir la boca para deglutirla comenzó a jadear y respirar rápidamente y empezó a correrse. Salió semen a borbotones recorriendo toda su pollas, mi mano, sus testículos todo estaba envuelto en blanco.
- Vaya que rápido – dije sin ocultar mi frustración
- Jaja, vaya con mi primito – rió Adrián que ahora era él el que tenia las calzonas a punto de reventar- pero mira, mira, aun lo tienes apunto, sigue con mi primito, no lo dejes así.
Efectivamente su polla no había decrecido nada, estaba dura y empalmada envuelta en una sabana blanca. Sin pensarlo obedecí. Con la de veces que me negué a probar el semen de mi marido no dude en probar el de aquel adolescente salido. Abrí mi boca y me metí toda la polla que pude, note el sabor intenso a semen en mi boca y eso me puso a mil. Comencé a chupársela pasando mis labios de arriba a abajo de su tronco mientras deglutía el semen que pasaba por mi garganta. Además el semen la lubricaba más aun con lo que podía repasar su polla con mis labios más rápidamente.
- Vaya vaya, si que te esta gustando – dijo Adrían
Entonces note como empezó pasar sus manos por mi vagina húmeda y caliente centrándose en mi clítoris. Empecé a jadear, perdí la cabeza, notaba como chupaba esa polla inmensa cada vez más rápido y cuando estaba apunto de correrme retiro su mano. No aguantaba más así que fui a masturbarme mientras mantenía el ritmo de mamada a su primo pero Adrián retiro mi mano.
- No – me dijo – resérvate para mi
Le hice caso y tuve que seguir mamando aquella inmensa polla con la vagina palpitante apunto de reventar. Entonces note que el adolescente comenzó a jadear y respirar más fuerte apunto de correrse con los ojos en blanco. Habitualmente me saco la polla de la boca para que se corra fuera pero esta vez no, aumente el ritmo de mi mamada, quería volver a probar ese semen, quería sentirme una puta. Eso hizo que aumentaras sus jadeos hasta que note como se corrió en mi boca, note como de su glande palpitante soltaba inmensos chorreones de ese intenso semen que yo me iba tragándome como si fuera chocolate.
- ¡¡¡Guao!!! – Andres estaba allí de pie, alucinando, con las calzonas bajadas y su polla empalmada. Se había estado masturbando y estaba erecta, grande y caliente. Aunque era más pequeña que la de su primo- bueno primo siéntate en el sofá y mira como me follo el coño de la vecinita.
En ese momento me arrastre de rodillas hacia aquella polla morena, con el glande coloradiro fuera, para metérmela en la boca. Entonces Adrián me paró y me dijo:
- No, que como me la chupes así termino en 1 minuto y quiero follarte
Me levantó y bruscamente me inclino sobre una mesa dejándome en posición perrito. Cogió su polla y me la ensartó en mi coño que estaba tan húmedo que entro entera sin problemas. Comenzó a bombear cada vez a más ritmo. Empecé a gemir sin poder aguantarme, entendiendo los jadeos de los ligues de Adrián. Veía como su primo el adolescente estaba mirando desde el sofá ¡pajeándose!, volvía a tener el mismo tamaño su poya, ¡como podía!. Notaba aquel pedazo de carne entrar y salir de mi vagina y cuando entraba entera golpeaba con sus testículos mi clítoris, lo que me daba un escalofrío de placer. Notaba mis flujos correr por mis piernas. Cada vez iba más rápido. Y no pude más. Comencé a gritar y note como me corría, note el liquido vaginal correr hasta mis pies. Fue como una bomba estaba mareada. Cuando me recupere notaba que Adrián no había parado el ritmo. Siguió unos minutos así y entonces me dio la vuelta en la mesa. Me puso bocarriba, abrió mis piernas cogiéndola por los tobillos y vi como se abría toda mi vagina que aún estaba húmeda, roja, con el clítoris aun palpitante. Entonces metió su polla de golpe en esa postura sin problemas. Mientras me follaba comenzó a acariciar mi clítoris cada vez más rápido. Eso hizo que comenzara de nuevo a notar un placer inmenso. Es como si no me hubiera corrido estaba igual de cachonda. Volví a gritar que me siguiera follando pero en ese momento paró. Vi en su cara que estaba apunto de correrse. Me bajo de la mesa me puso de rodillas y fue a metérmela en la boca. Quería correrse como su primo, pero entonces se me vino a la mente la foto que vi esa tarde y lo pare. Estaba muy cachonda. Quería sentirme muy guarra.
- No, en mi boca no – Adrián me miro como si no comprendiera – córrete en mi cara, lléname la cara de leche
Adrián sonrió de una forma muy lasciva y comenzó a pajearse rápidamente a unos centímetros de mi cara. Yo veía esa gran polla que había adquirido un tamaño descomunal en frente mía, con el glande rosa y con liquidito en su punta, estuve tentada a metérmela en la boca. Entonces empezó a jadear más y comenzó a salir una gran corrida. Note como golpeaba mi cara, mi pelo y mis labios mientras me envolvía un fuerte olor a semen. Tenía el coño palpitando. Mi entrepierna estaba chorreando. Mientras veía la gran cara de placer de Adrián vi a su primo acercarse con aquella polla entre las mano.
- ¡Yo también quiero! – decía en tono jocoso aunque se notaba la calentura que tenía
Cogí su polla entre mis manos, puse mi carita delante y comencé a pajearlo mientras le miraba a la cara con una verdadera expresión de zorra, hasta que le llego un espasmo y para mi grata sorpresa más cantidad de leche. Cayo en mi cara y tetas. Notaba una gran cantidad de semen resbalando por mi cuerpo.
- ¡Vaya polvo! ¡Me encanta lo guarra que eres! ¡Esto hay que repetirlo! Ya te traeré más amiguito para que practiques – estaba gritando Adrián, lo que me cogió por sorpresa pero a la vez me empezó a excitar aún más - ¡Vaya que tarde es! Nos tenemos que ir pitando Natalia, dúchate si quieres y vuelve cuando quieras – decía mientras me guiñaba un ojo y se vestía.
Así se fueron los dos, dejándome allí de rodillas casi tan caliente como había venido y llena de semen. Me fui al cuarto de baño y me vi en el espejo, llena de esperma, toda la cara, parte del pelo y los pechos. Notaba como goteaba por mi piel. Sin aguantar más comencé a masturbarme. Entonces se me ocurrió pasar un dedo por mi cara y llevar el esperma a mi boca. Notaba el sabor a semen. Comencé a calentarme mucho y seguí haciéndolo, comenzando a pasar mi lengua por todas las partes de mi cuerpo con semen como una gata en celo. Estaba lamiéndolos últimos restos cuando note otro orgasmo. Fue tan intenso que me tuve que sentar. Acto seguido me duche, me vestí y me fui.
Pero volví, bueno si volví.