Descubriendo el sexo con Marta y su tía Elena 3

Este capítulo, lo he puesto en Amor Filial, podría ponerlo en sexo con maduras o sexo lésbico. Para entender lo que váis a leer, recomiendo visitar mi perfil y leer las anteriores entregas.

Después de haber tenido sexo con mi madre, a saber que más me depararía el futuro.

Psaron los días, hablaba con Marta a dirario, nos contábamos como nos gustaría estar juntas, como crecía su hija, Patricia, como sutía Elena, no hacía más que preguntarle por mí.

No le había contado, que mi madre y yo, tuvimos ese encuentro sexual. Me daba un poco de vergüenza, tarde o temprano, lo sabría.

Mi padre, se puso emfermo, tendría que estar en casa, durante largo tiempo. Una mañana, mi madre, se me acercó, me agarró los pechos desde la espalda, para susurrarme al oído:

-Tu padre va a estar en casa durante unas semanas, tendremos cuidado de que no nos vea en actitud demasiado cariñosa, en cuanto se ponga bueno, tendremos mucho tiempo de disfrutar.

Todo esto, lo decía apretando mis pezones y mordiéndome el cuello. Me estaba excitando, por lo que le dije:

-Mamá, para, porque me estoy poniendo muy cerda, ummm.

-Ay hija, no sabes lo que te haría ahora mismo, si tu padre no estuviera en la habitación.

Ahí se acabó todo, ya que mi padre, llamaba a gritos ami madre desde su cuarto.

-Yaaaa, caray con el hombre, que mal enfermo eres. Bueno hija, voy a ayudara a tu padre que se quiere duchar y él sólo no puede.

Mi madre, subió escaleras arriba, dejando salir de su boca, improperios, porque mi padre a cada momento, la llamaba.

Pasados unos minutos, podía escuchar desde el salón, como estaban los dos en el baño, ya que estaba justo encima del salón. Se oía el agua correr y como mi madre le decía que se quedara quieto.

-Paraaaa hombre, quita la mano de ahí.

Intrigada con lo que sucedía en ese baño, subí las escaleras sin hacer ruido y entré en la habitación de mis pardes, que es donde estaba el baño. La puerta estaba abierta y desde la puerta, podía ver el reflejo de ambos en el espejo, mi madre estaba de pie, inclinada hacia delante, mientras bañaba a mi padre, lo que sí pude ver, es que una de las manos de mi padre, se encontraba entre las piernas de ella.

-Quieres parar?, está la niña abajo.

-Es que necesito desahogarme y descargar mis huevos.

-Pues si quieres llamo a una de tus amigas, te parece? Que vengan, te laven y te descarguen tus huevos.

-Que dices mujer?

-Nada, mejor me callaré.

Pero mi padre seguía en las suyas, no paraba de meter su mano en las bragas de mi madre, para pasar a tocarle sus pechos.

-Anda mujer, aunque sea una mamadita, no seas estrecha.

-Está bien pesado, pero debes ponerte de pie y agarrarte al toallero, para que pueda hacerlo.

Mi padre s elevantó con la ayuda de mi madre, ahí pude ver, su grandioso miembro. Su polla estaba erecta, era muy grande, con una cabezota amoratada, con unas venas que le recorrían desde su base hasta el capullo. Al ver semejante pollón, mis bragas se humedecieron con mis jugos.

Mi madre agarró aquel vástago, se lo llevó a la boca y empezó a chuparlo, haciendo unos ruidos guturales. Esa imagen de mis padres teniedo sexo, se me queadría en mi mente durante el resto de mi vida. Mis manos, se apoderaron de mi clítoris, agarrándolo y tirando de él, estaba en la gloria. Mi madre, se había excitado también, prueba de ello, fue que dejó caer sus bragas y su falda. Pude ver como sus dedos, se metían en su coño.

-Así, que bien la chupas mujer, ohhh, siii, quiero correrme en tu boca-decía mi padre.

Pero mi madre se quitó la polla de la boca para decirle:

-De eso nada, sabes que no me gusta, así que me la vas a meter en el culo.

-Muy bien, mujer.

Mi madre se dió la vuelta, para colocarse de manera que mi padre, pudiera follársela por el culo, pero al moverse, me vió en la puerta. Me guiñó un ojo y agarrando el miembro de mi padre, se lo metió en su culo.

-Sabes que me gusta que lo hagas fuerte y duro.

.-Estás hecha una guarra, te gusta más por el culo, que por el coño.

-Sabes que sí, puedes decirme guarradas.

-Zorra de mierda, te voy a dar de lo lindo, so puerca, puta.

-Siii, me gusta, dame, dame.

Mi padre le daba ruerte, hasta que se oyó un sonido muy fuerte, PLAF.

-Ohhh, si, hacía tiempo que no me dabas esas palmadas, siii, que gustooo.

Mi madre me miraba a los ojos, a través del espejo, tenía una mirada sucia, lasciva, me gustaba. Otra palmada sonó otra vez, PLAF, y otra, PLAF, así hasta cinco seguidas, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF, PLAF.

-Ummm, me dejarás el culo dolorido cabrón.

-Acaso no las disfrutas?

-Siii, mucho, ohhhh.

Me levanté, para que viera mis manos en mi coño, ella respondió, pasando su lengua por sus labios y bajándose la camiseta para que viera sus tetas. Sus grandes pezones estaban tiesos.

-AY, si, me viene, dame , dame.

-Te lleno de leche este culo de guarra, siii.

Y casi al unísono, los tres nos corrimos.

Bajé al salón, mientras mi madre vestía a mi padre. Un tiempo después, vino mi madre, para decirme:

-Que te ha parecido lo que has visto?.

-Me ha gustado, papá tiene una polla enorme, me he calentado al verla, pero sobre todo, cuando me daba las palmadas en el culo, no pude evitar mojarme aún más.

-Umm, acaso a mi niña le gustaría recibir alguna?.

Como respuesta, me encogí de hombros, nunca lo había probado.

-Pero mira como te queda el culo después.

Mi madre se levantó y me enseñó su culo, estaba amoratado, una de mis manos, se posó en él.

-Uyyy hija, con cuidado, porque ahora me duele. Durante unos días al sentarme me acordaré de lo que pasó hace unos minutos, ja ja ja.

Pasaban los días, mi madre de vez en cuando, me besaba el cuello, me palmeteaba el culo, agarraba una de mis tetas.

Después de unas semanas, recibí una visita inesperada, llegó sin avisar. Marta, se presentó en mi casa, con su hija y su madre.

-Martaaa, pero como es que estás aquí?, no me dijiste que vendrías.

-Quería darte una sorpresa.

Nos abrazamos y nos dimos dos besos en las mejillas, muy cerca de los labios, había sentido sus prominentes pechos en el abrazo.

-Quería que esta noche, vengas a dormir conmigo, así me ayudas a bañar a mi hija, mi madre, me dijo que podrías.

-No sé.

Miré a mi madre y asintió afirmativamente.

-Está bien, iré contigo.

-Pues vente ya, comes con nosotras.

Me dirigí a mi madre y dándonos un abrazo, me dijo al oído:

-Disfruta con tu amiga, nosotras tendremos tiempo.

-Gracias mamá.

Por el camino a su casa, nos mirábamos, sonreíamos, como estaba su madre, había que disimular. Mis ojos iban a su escote, se podía ver el sujetador de lactancia.

Fuimos a su habitación, se quitó la ropa mientras yo cogía a la niña en brazos, dormía tranquilamente.

-Came, es hora de darle el pecho a la niña, debería despertarla.

-Pobre, déjala que duerma.

-Ya, pero es que me duelen los pechos de tanta leche y la niña me alivia el dolor al chupar. O acaso, me ayudas tú?, ja ja ja.

-Lo haría encantada, je je je.

-Deja a la niña en la cuna, ahora vuelvo.

Marta salió de la habitación, iba al baño. Mientras, yo estaba sentada en la cama, viendo a la niña dormir, era un ángel.

Llegó Marta, venía sin sujetador, con sus tremendos pechos moviéndose de un lado a otro. Se sentó en la cama.

-Ven y ponte en mi regazo como si fueras mi hija.

Me situé como Marta me decía y ella, agarrando su pecho, lo apretó y un chorro de leche se derramó en mis boca. Llevé mi boca a su pezón y empecé a succionar.

-Muy bien, sigue así, ummmm.

Marta empezaba a excitarse con mis lamidas, se mordía el labio, suspiraba, mientras yo disfrutaba de tab sabroso manjar.

-Ohhh, Came, estoy tan caliente como una perra, ohhh. No pares.

Durante un rato, succioné aquella teta hasta casi agotarlo de leche.

-Came, no puedo más, necesito correrme.

Marta me hizo levantar, se desnudó ppor copmpleto, me desnudó a mí, para situarse entre mis piernas, haciendo una tijera, nuestros clítoris se rozaban, un placer nuevo.

-UMMM Came, como necesitaba tener sexo contigo.

-Y yo contigo Marta, desde que te ví, quise comerme tus tetas.

-Sabes que me pone como una moto el que me las chupen.

Durante unos minutos, seguíamos con la tijera, hasta que nos llegó el orgasmo, brutal. Hicimos tanto ruido, que se despertó la niña. Marta la cogió en brazos y la acercó a su pecho que aún estaba lleno. Su hija chupaba sin descanso, Marta estaba de pie.

-Me tengo que sentar, porque mis piernas me flojean con el placer.

De nuevo, se mordía los labios.

-AY Came, otra vez estoy caliente, ohhh, siii.

-Marta, cierra los ojos y disfruta.

-Ohhh si, que gustooo, ohhhh, me vieneee, me vieneee.

Para que su madre, no oyera sus berridos, le dí un morreo mientras se corría. Esa noche, nos comimos todo y de todas las maneras posibles. Al depewrtar, Marta me contó que había conocido a un chico, que le pidió salir, pero ella le contestaría al legar de regreso, que sería en un par de días.

-Que te parece Came.

-Pues si te gusta, sal con él. Tienes que seguir tu vida.

-Ya, pero es probable que venga a vivir de nuevo al pueblo.

-Pues mientras estés allí, disfruta con él.

Pasaron los dos días y Marta volvió a la casa de su tía. Prometimos hablar cada día, pero no fue así, en unos dias, no tuve noticias de Marta, llamaba y no estaba, dejaba recado y no me llamaba.

Quizás Marta, ahora estaba ocupada con su novio, es ley de vida. Llamaba cada semana, pero no tenía noticiss, así que dejé de llamar.

Mi padre, llevaba enfermo, más tiempo del que esperaban los médicos. Así que no podía tener sexo con mi madre.

Al poco tiempo, conocí a un chico, nos hicimos novios y con él, disfruté de tener una polla de verdad dentro de mí.

Una tarde, estábamnos los dos juntos, en el prado, cuando después de calentarnos con nuestros morreos, me pidió algo:

-Carmela, me gustaría probar el sexo anal.

-Pues hagámoslo.

Me situé en posición perrito, me bajó las bragas, para lamer todo mi culo. Se sentía rico. Su lengua, recorría todo el contorno de mi agujerito, dejando saliva en el centro, para después, meter un dedo. Recordé como mi padre le daba palmadas en el culo a mi madre, así que quería lo mismo.

-Carlos, dame unas palmadas en el culo.

Dicho y hecho, su mano impactó en mi nalga, PLAFF, dolía, pero al mismo tiempo, sentía una picazón en mi coño.

De nuevo, otra palmada, PLAF, el picazón, se convitrió en gusto. Mientras tanto, Carlos, ya metía dos dedos enm mi culo, los retiró..

-Creo que ya estás preparada.

Acercó la punta de su polla a mi virginal culo, para empezara a entrrarla en él. Dolía una barbaridad.

-Ay Carlos, me duele mucho.

-Aguanta, ya verás como te pasa.

Una palmada cayó en mi trasero, PLAF, poco a poco el dolor desapareció, para dar paso, a un placer diferente a todos los que había tenido.

-Ohh si, me gusta.

PLAF, PLAF, PLAF, una palmada tras otra, caían en mi culo, mientras me follaba el culo.

Al llegar a casa, el dolor de mi culo, era insoportable, no podía sentarme. Mi madre me preguntó que me pasaba.

-Verás mamá, me duele el culo, por las palmadas que me ha dado Carlos.

-No me digas que a tí también te gustan.

-Hoy he descubierto que sí, pero el dolor, es demasiado.

-Anda, ve a tu habitación, que ahora voy yo.

Estaba en mi habitación, acostada en la cama, cuando mi madre, apareció con un bote de crema.

-Quitate la ropa que te daré esta crema para que se te pase el dolor más rápido.

Me desnudé y me tumbé en la cama, mi madre, abrió el bote, depositando un poco de c rema en cada nalga, estaba fría. Acto seguido, una de sus manos, daba un suave masaje, como me efrescaba.

-Hay que tener cuidado y hacerlo poco a poco, para que tu piel, se adapte a recibir las palmadas.

-No pensé que doliera tanto, mamá.

-Es que te dió muy fuerte.

-Pero lo hizo por que s elo pedí y no veas como los disfruté.

-Pues ahora te aguantas guapa.

Estaba disfrutando del masaje, cuando oigo a mi madre decir:

-Carmela, tienes el culo muy enrojecido.

-Mmamá, he dejado de ser virgen analmente.

-Serás cerda.

-A quién habré salido?, ja ja ja.

-Tienes toda la razón.

Una palmada cayó en mi culo, sin yo esperarlo, pero no había sido con la mano.

-Mamá, que me duele, joo.

La palmada, fue distinta, ya quye había sido con la zapatilla de mi madre.

-Perdona hija, pero al saber lo que hiciste, no me pude retener.

Mi madre siguió con el masaje, pero ahora, una de sus manos, estaba tocando mi coño, para meter dos dedos dentro.

-POnte en cuatro, que quiero meterte mis dedos.

Me puse en posición y mi madre metió dos dedos dentro de mi coño, pero con la otra mano, no siguió con el masaje, si no, que con un poco de crema, untó mi culo y metió dos dedos dentro. Me estaba follando el coño y el culo a la vez. Era demasiado, encadené una serie de orgasmos brutales, quedándome dormida.

Hasta aquí, otra parte de mi vida.

Espero les guste a todos. Gracias por vuestrop s comentarios, valoraciones y correos. Besos para todos.