Descubriendo el sexo con Marta y su tía Elena 2

En esta segunda parte, entra en juego otra variante. Lo vais a disfrutar con la lectura de este relato. Mejor leer antes la primera parte, para saber que ha pasado.

Estoy aqui, para seguir contando mi experiencia, con Marta y su Tía Elena.

Para los que no habéis leído mi primer relato, deberíais, ya que si no, es posible que no entendais nada.

Esa misma noche, mientras cenábamos, Elena, no paraba de lanzarme besos y me miraba con cara de vicio, mordiéndose el labio inferior. Su marido no se enteraba de nada. Pero Marta, se reía y poniédose dos dedos en forma de V, delante de su boca, sacaba la lengua y hacía un gesto, como si comiera un coño.

Terminamos de cenar, y nos quedamos solo las tres en el comedor.

-Ahora, lavaros los dientes y a la cama, esta noche va a ser especial, en cuanto se duerma mi marido, iré a vuestra habitación.-dijo Elena.

-Estamos deseosas de que llegue ese momento tita-dijo Marta.

-Eso suponía, mis putitas.

Llegamos a la habitación, nos lavamos los dientes, nos desnudamos y Marta dijo:

-Será mejor no ponernos nada, nos acostaremos desnidas, para estar más cómodas.

Nos metimos en la cama y nos abrazamos, los pezones de Marta ya estaban erectos.

-Marta, pero solo con rozar nuestros cuerpos, ya estás caliente?

-No sabes lo bien que lo vamos a pasar esta noche.

-Que pasará?, no me dejes con esta intriga.

-Ya lo verás, o mejor dicho, lo disfrutarás!!

Mis manos estaban frías, sería por los nervios, pero al tocarle los pechos a Marta, sus pezones se pusieron aún más duros.

-Joder Came, que gustito notar tus frías manos en mis tetas, no pares de tocarme, ummm.

Amasé aquellas grandes moles, con lo que al rato, empezaron a manar el calostro de sus tetas.

-Mira, estoy como una perra en celo, echando leche por las tetas. Me tienes muy calienteee, ohhhhh.

-Pero no nos reñirá Elena?

-Me da igual, quiero correrme, así que no pares de comer mis tetas, ohhh, sigue, sigue..

Una de sus manos estaba en su coño, se estaba tocando mientras yo le comía sus ricas tetas.

-Me viene, me viene, siiiii, que gustooo.

En ese momento, se abrió la puerta.

-Pero que hacéis perras?, os dí permiso para tocaros?-dijo Elena.

Venía ataviada con una bata, que al cerrar la puerta, dejó caer, mi cara cambió de color.

No podía creer lo que estaba viendo. Elena traía unos ligueros, con unas medias negras, sin sujetador, pero lo que más me llamó la atención, era que traía un arnés en su cintura, con una polla grande, muy grande.

-Este es mi amigo Fredy, que hará nuestras delicias.-dijo Elena.

-Mira Came, con ese consolador, me desvirgó.-dijo Marta.

-Pues ahora querida sobrina, le toca a Carmela dejar su virginidad en mis manos.

-Pero Elena, eso es muy grande para mí.-dije con susto.

-No te preocupes, verás como entra toda en tu coñito virginal, para prueba de ello, primero se la meteré a Marta.

-Si tita, follame a mí.

-Ya sabes como tienes que ponerte y tú Carmela, sientate en su boca.

Marta se puso boca arriba y Elena, con la polla en ristre, se la metió despacio.

-Ay que rico tita, tú sabes como hacer difrutar a una mujer.

Me situé en su boca y empezó a lamer mi coño chorreante. Sulenuga se metía dentro d emí, pareciera que quería desbirgarme con la lengua.

-Asi Marta, muevete, mira como entra Carmela. En un rato serás tú la protagonista.

Estuvimos un largo rato en esa posición, me estaba poniendo como una burra, me apretaba mis tetas, como también hacía Elena. Y una de mis manos, bajaba a mi clítoris.

-Me viene tita, sii, ohhh.

-Pues ahora la meteré más rápido.

-Ahhh, si, ohhh, ayyyyy, me corro, me corroooo.

Y como había pasado anteriromente, su vagina empezó a soltar unos tremendos chorros...

-Cabrona, te corres como las burras, mira como pones la cama.

Al saber que Marta se corría, me vino mi orgasmo.

-Ahh, a mi me llega ya, sii,siii.

-Menudas guarras me he encontrado, ummmm. Sin descanso, ahora te toca Carmela.

Me tumbé en la cama, Elena se acercó y esa gran polla estaba a la entrada de mi virginal cueva. Marta se situó en mi boca y su coño, olía muy fuerte, estaba empapado de jugos.

-Relájate Carmela, estás muy tensa-dijo Elena.

Para con su mano, acariciar mi coño, mi clítoris, un dedo se metió un poco dentro d emí.

-Ya estás preparada, la humedad de tu vagina es la adecuada.

Esa polla enorme, se hizo paso dentro de mí, me dolía mucho, hasta que llegó al límite, o sea, mi virgo.

-Ahora dsré un golpe seco, aguanta, porque al principio te dolerá un poco pero se pasará.

Y sin esperar respuesta, zass, sentí una quemazón dentro de mi coño, me dolía, tenía ganas de llorar. Elena permanecía quieta para que mi coño se adaptara a aquella polla tan grande. No sé el tiempo que pasó, hasta que Elena empezó a moverse, el dolor se fue transformando en placer, mientras todo esto pasaba, Marta jugaba con mi clítoris y Elena le comía las tetas.

-Ahh si Elena, que gusto, sigue, sigue..

Cada vez, la metía y quitaba mas fuerte, hasta terminar embistiéndome como una furia.

-Ah siiiii, siii, me corro, ohhhhh.

Acaba de ser desvirgada con un consolador de goma, nunca pensé que pasara así, pero no me arrepiento, ya que lo disfruté muchísimo. Al levantarme, una mezcla de flujo y sangre, corría por mis piernas.

Marta no se había corrido, Elena le mandó que se tumbara en la cama.

-Te ha gustado Carmela?.-dijo Elena.

-Mucho, eres genial Elena.

Nos morreamos durante un rato, mientras mis manos tocaban sus tersos pechos.

-Ahora quiero disfrutar yo un poco.-dijo Elena.

Se dirigió al armario, cogió una gigantesca polla, parecía una serpiente, me lamó la atención, que tenía dos glandes. Elena se quitó el arnés, se dirigió a mí, para decirme:

-Ahora serás tú la que me folle, bueno, lo haréis las dos.

M ecolocó el arnés y con la polla gigantesca, se acercó a Marta, se la metió en el coño, para acto seugido, subirse encima de Marta y colocarse el otro extremo en su coño. Era una polla doble, según me dijo más tarde Elena.

-Ahora coge el bote de gel que hay en el armario, para echarme un poco en el culo, porque me vas a follar mi culo. Después de que me lo comas.

Fui al armario, abrí la puerta y encontré el gel, me dirigí a Elena que ya saltaba encima de Marta y no veas como gozaban las dos, de sus bocas salían unos tremendos gemidos. No se despertaría su marido?.

-Elena, no gritar tanto, no vaya a ser que se despierte tu marido.

-No lo hará, ya que le dí una pastilla para dormir, aunque pase un camión no se despertará, ohhh, apresurate Carmela, que Marta se mueve mucho y me clava esta polla dentro de mí, ummm.

Me dirigí a su culo, agarré sus nalgas con las manos y mi lengua empezó a comerlo como si fuera un delicioso helado.

-Ohhh, que rica es tu lengua, cómeme todo el culo, guarra, aggg, ummm.

En ese momento, las tres eramos unas perras, unas guarras, deseosas de disfrutar de nuestros cuerpos.

-Ya, métemela ya, vamossss.

Me situé detrás de ella, abrí su culo y se comió toda la polla de goma..que manera de tragar ese culko.

-Ahhh, si, por fín, hacía ya mucho que no era follada por los dos agujeros, siiii.

La penetraba como antes había hecho conmigo, no le dí tregua, estuve largo rato bombeándola, hasta que se corrieron las dos al unísono.

Elena se fue a su habitación, nos dormimso las dos desnudas.

En mitad de la noche, Marta empezó a encontrarse mal, fue al baño y me girtó:

-Carmealaaa, ven por favor.

.-Que te pasa?

-Vete a llamar a mi tía, creo que algo no va bien, me duele muchooo, -decía Marta llorando.

Salí corriendo y llamé a la puerta de la habitación de Elena, que me abrió austada.

-Que pasa Carmela?.

-Marta, está en el baño y dice que le duele.

Fuimos corriendo al baño y nos encontramos a Marta sentada en la taza del baño. De su vagina, emanaban líquidos.

-Acabas de romper aguas, aún falta tiempo,como es posible?, llamaré al médico. Carmela ayuda a Marta a tumbarse en la cama, quita las colchas, el médico tardará poco en venir.

Esa noche, nació una preciosa niña, que se llamó Victoria.

Mi madre al enterarse del nacimiento, vino y me llevó a casa, para que Marta estuviera tranquila.

Pero Marta, quería que estuviera con ella, fue una despedida donde los lloros no pararon, todas llorábamos.

Hbalaba con Marta por teléfono todos los días, me iba contando la evolución de su estado, de como sus pechos ahora parecían fuentes, que al principio le dolían los pezones al dar de mamar, para pasar a disfrutar del placer de alimentar a su hija.

Cada noche, me masturbaba, pensando en los pechos de Marta y como Elena me había desvirgado. Pensaba lo bien que lo estarían pasando las dos.

Tres semanas después de que había regresado de casa de Elena, una mañana de Sábado, mi madre, entró en mi habitación sin llamar y me sorprendió desnuda en la cama, masturbándome.

-Mamá que haces?

-Ehh, perdón hija, no sabía que tu....

Cerró la puerta y salió rapidamente, como si hubiera visto al demonio. Como iba a ver a mi madre ahora, sentía una enorme vergüenza, así que me levanté y me dirigí a la habitación de mi madre. La puerta estaba cerrada, la llamçe desde fuera.

-Mamá, estás ahí?

Desde el interior, se oía a mi madre llorar. Pero por qué estaba así?. Mi cabeza no podía entender lo que sucedía, así que insistí de nuevo..

-Mamaá, abre por favor, quiero que hablemos.

La puerta se abrió y mi madre estaba con los ojos llorosos. Se tiró en la cama y sus manos estaban en su cara.

-Lo siento mamá, que me hayas visto así, pero no es para ponerse así.

-Hija, no es por tí, es por mí.

Que queria decirme?, culpa de ella que yo estuviera desnuda en la cama con mis manos tocándome?.

-Pero mamá, no digas eso, soy joven, tenía ganas de...

-Paraaa, no digas nada más, digo que es culpa mía, porque al verte desnuda, supe que algo había pasado en casa de Elena.

-Que quieres decir mamá?

-Te lo explicaré todo, pero no me juzgues. Hace muchos años, Elena y yo, éramos amigas, como sois Marta y tú. Sus padres se la llevaron a vivr con su tía. Unos años más tarde nos vimos, vino a casa, durmió en mi cama y...

-No me digas que Elena y tú..

-SI hija, Elena fue la primera mujer que me besó, con la que descubrí el sexo entre mujeres, no debí dejarte ir con ella.

Me abracé a mi madre y nos dimos un abrazo, pude sentir sus grandes pechos contra los míos, la besé en la mejilla, para después, mirarla a losmojos y decirle:

-Ahora estoy aquí y disfrutaremos juntas.

La besé en la boca, beso al que me respondió, con desenfreno. Nos desnudamos y pude apreciar su cuerpo desnudo, era bajita, tenñia una barriga prominente y unos pechos, como los míos en la actualidad, enormes.

La tumbé en la cama y me dediqué a besarala, sus labuios, su cuello, bajando a sus tetas, que blancas estaban, en contraste con sus areolas marrón oscuro y unos tremendos pezones. Lamí aquellos pezones, como si fuera un bebé que necesitaba alimentarse.

En eso salí a mi madre. Porque me ha sucedido lo mismo con mis hijas, espero que alguna de las que leeis este relato, hayáis pasado por lo mismo, porque al principio, te sientes culpable de obtener placer dando el pecho a tu hijo, pero superada esa barrera, se disfruta una barbaridad, por lo sensible que están los pezones.

Volviendo a la sitaución de mi madre desnuda y con su hija enganchada a sus pezones.

Mientras tenía un pezón en mi boca, mi madre agarraba mi cabeza, apretándome contra ella.

-Come toda la teta de mami y dame gusto, como cuando eras un bebé, ohh, siii.

Una de mis naos, bajó a su coño peludo, estaba mojado, mis dedos jugban con su clítoris, para meter dos dedos dentro.

-Si hija, follame con tus dedos, que bien te ha enseñado Elena, ohh, sii.

Tardó poco en correrse, para ahora ser ella la que me comía mis pequeñas tetas, comparadas con las de ella, sus manos acariciaban mi coño sin pelo alguno.

-Umm que coñito mas rico sin pelos, quiero comérmelo.

-Es todo tuyo mamá, tendrías que hacer lo mismo.

-No sé como hacerlo, pero ahora disfrutemos con el tuyo.

Me comió el coño, como una experta que era, a saber cuantos se había comido. Aquella mañana fue la primera de muchas. Ya veis que mi vida, ha sido dieferente a las de otras mujeres de mi edad, con las que he hablado en diferentes chats, sobre els exo entre mujeres y con familiares.

Aunque parezca increíble, en esos años, el sexo en familia era muy común, pero nadie lo comentaba.

Hasta aqui, este relato, seguiré en próximas entregas.

Gracias a todos y todas que me habéis valorado, dejado un comentario y escrito un correo. Por favor, solo pido, que no me enviéis palabras soeces, ni fotos de penes.

Gracias a todos, besos húmedos.