Descubriendo el sexo con mama
Abrirse a los placeres sexuales y sensuales es algo natural, que ocurre poco a poco, ¿o quizas de golpe? Este es un principio como otro cualquiera, espero que os guste y lo disfruteis.
Mi madre y yo nos quedamos solas cuando mi padre murió, con catorce años recién cumplidos y mi madre quedaba viuda a los treinta y seis, no se lo deseo a nadie. Después de una larga enfermedad su cuerpo dijo basta y nos dejo una tarde de verano, mi madre se porto con él como la mejor esposa del mundo. Lo acompaño hasta el final, adorándolo hasta su muerte. Ella sufrió como nadie, pero no me lo hizo sentir, me lo hizo ver como que la muerte era lo mas normal del mundo y parece que consiguió su objetivo, yo no me di cuenta de su sacrifico hasta mucho tiempo después, a mi madre se lo debo todo, es una mujer diez y la mejor madre del mundo.
Mi padre no nos había dejado en mala posición, vivíamos desahogadamente, no somos multimillonarias, pero podemos permitirnos más de un capricho. Vivimos en un chalet independiente de dos plantas, que no se cuanto tendrá pero es grande y el terreno nos permite tener una buena piscina y un jardín bastante grande, el cual nos lo cuida Gerardo desde hace muchos tiene mas de sesenta años y dice que lleva allí toda la vida, ya cuando mi padre compro la propiedad el estaba aquí cuidando el jardín y aquí sigue con nosotras, lunes y jueves por la mañana durante todo el año y en verano también los sábados ya que se encarga de el mantenimiento de la piscina. Es como de la familia, sabe de nuestras penas y alegrías, sufre y ríe con nosotras me ha visto crecer desde bien pequeña. Poco a poco se ha ido convirtiendo en nuestro consejero, sobre todo desde la muerte de Papa, que le afecto tanto como a nosotras, le tenia muchísimo aprecio.
Una noche, dos años más o menos de la marcha de Papa, me encontraba bastante inquieta y no podía dormir. Baje a la cocina a por un baso de agua tenia la boca súper seca, habíamos cenado jamón serrano y estaba pidiéndome agua. No encendí la luz para no molestar a mama, que desde que nos quedamos solas no le gustaba que cerrásemos las puertas de los dormitorios para dormir, así que la dejábamos entre abierta. Al pasar por la puerta de la habitación de mama escuche unos gemidos que provenían del interior, y me detuve para ver que pasaba. Mama estaba boca abajo en la cama abierta de piernas, con la cabeza vuelta hacia el televisor. En una de sus manos sostenía un instrumento de más de un palmo de largo, cilíndrico, el cual introducía con ahincó en su vagina de manera que le producía esos gemidos, con los dedos de la otra rozaba con insistencia la parte delantera de su vulva y que, para nada parecía disgustarle. Mientras tanto en la tele, un musculoso y fornido muchacho, con un pene de unas dimensiones que nunca había visto, sacaba de la vagina de una mujer mayor aquel aparato y la disponía para introducírsela por el agujero del culo. Mi madre realizaba la misma acción con su cilíndrico instrumento y esto parecía darle aun mas placer si cabía. Yo, que para entonces, todavía estaba muy verde en esas cosas del placer, me quede alucinada al ver como mi madre disfrutaba de aquella manera, y más al ver los espasmos finales que le produjo antes de quedar completamente relajada y exhausta en la cama, como si acabase de hacer un tremendo esfuerzo. Para entonces yo nunca había visto sexo entre personas, oyes hablar a tus amigas comentan cosas, empiezas a experimental, pero yo reconozco que era bastante atrasadilla en ese tema y en ese momento tuve, una lección avanzada en poco mas de cinco minutos de visión de mi madre en su intimidad.
Corrí en silencio hacia mi cuarto, me olvide del agua que iba buscando, de hecho note mi boca salivosa, al igual que mi corazón acelerado, mi vagina húmeda y una sensación de necesidad de tocármela que nunca antes había sentido. Me deje llevar por un momento pensé en imitar a mama pero no, me metí en la cama e intentaría olvidar todo aquello, eran cosas de mayores no debía dejarme llevar, creía que era demasiado joven, que aquello no estaba bien, que se yo. Pero poco a poco mi cuerpo me iba traicionando, mis manos buscaban los rincones inexplorados de mi cuerpo y se dejaban seducir por el placer que en esos momentos sentía. Boca abajo al igual que mama en la cama, me resistía como podía a mi misma, era lo mas absurdo que nunca había sentido, retire mis manos de mi vagina huyendo de aquel placer, y coloque la almohada entre mis piernas, como si esta me fuera a proteger de algo. Cuando la tuve bien colocada entre las piernas, el roce de lo más insignificante de ella, hacia contonear mi cuerpo buscando más. En muy pocos enviones note el pico de la almohada en el punto mas alucinante de mi cuerpo, mis caderas subían y bajaban buscando ese punto glorioso, ese roce que me hacia no parar. Mordí con todas mis fuerzas la almohada para no gritar, mientras una y otra vez arremetía contra ella. Finalmente mi cuerpo estallo en una sensación inmensa y brutal, por un momento pensé que me iba a dar algo malo, por aquella aceleración de mi corazón. Ahora si comprendía bien lo que vi hacer a mama, que vendito placer.
Intente dormir, pero no podía una inmensa sensación de satisfacción me invadía y seguía acelerando mi corazón, me vino de nuevo a la cabeza la visión de mi madre y de aquella película que veía, empecé a pensar en aquel enorme pene y mi cuerpo empezó de nuevo a pedir guerra. ¿Que era todo aquello? ¿Otra vez esa sensación?, no, no, no, mi cerebro volvía a decir que no y mi cuerpo, volvía a colocar la almohada en su sitio, para envestirla de nuevo, pero esta vez, recordando la película deje mi mano acariciar mi culo, que parecía toca me. Mi dedo empezó a jugar con la entrada de mi culo, hasta que consiguió introducirse levemente en el interior, produciéndome una sensación entre dolor y placer inmenso nunca antes experimentado por mí. Seguí jugando y envistiendo con ahínco mi almohada, mi dedo insistía en penetrar y yo pude más que morder de nuevo la almohada para ahogar los gritos, pero esta vez fue en balde. En el momento más caliente, mi dedo de un solo golpe consiguió entrar hasta lo más profundo de mí, y se me escapo un gemido que enseguida me hizo enmudecer, caí en la cuenta de la puerta abierta de mi habitación y de la de mi madre y menos mal que me quede paralizada. Casi seguido, vi como se encendía la luz del cuarto de mama y note como sus pasos se dirigían hacia mi habitación, para ver que ocurría. Saque rápidamente el dedo de mi interior, lo que me produjo un dolor tremendo, quede inmóvil boca abajo sobre la almohada haciéndome la dormida. Pensé que era la mejor solución, y así fue, mama abrió la puerta para meter la cabeza, miro y después de comprobar que dormía plácidamente volvió a su habitación sin mediar palabra.
Resople de alivio al o no ser descubierta, entonces comencé a notar un inquietante malestar en mi ano, fruto de mis juegos que me hacia sentir extraña. Decidí dormirme, la noche había tenido ya bastantes emociones y mi cuerpo estaba cansado de estos nuevos esfuerzos.
La noche, la dormí de un tirón, y recuerdo que a la mañana siguiente me desperté con una sonrisa en la cara y como muy relajada, cuando cambie de posición en la cama, note de nuevo la sensación de mi penetrado culo, posiblemente me habría hecho algún pequeño roce o arañazo producido por mis juegos nocturnos, que me producían una extraña sensación de dolor y placer mezclados. Incluso practique el andar delante del espejo antes de salir del cuarto, por si se me notaba algo raro al andar, que tonta.
Desde aquella noche cambio mi vida, la visión de los hombres y las mujeres empezó a tomar sentido para mí y se empezó a despertar en mí una curiosidad por el sexo, que nunca había tenido hasta entonces. Aquella noche me transformo realmente de la niña que era a la mujer que soy ahora, me abrió los ojos a un mundo nuevo de sensaciones que empecé a poner en práctica. Noche tras noche, me consolaba de manera brutal llegando a provocarme hasta seis orgasmos en una de ellas. Deje mi vaina virgen por eso de la virginidad y esas tonterías, me era suficiente con las penetraciones anales, entonces no sabía si eran mejores o peores, que las vaginales, pero si me fui convirtiendo en una experta en ellas y me producían un placer brutal.
Para entonces yo empezaba salir con chicos, es lo que hacían todas mis amigas, y aunque yo no entendía muy bien porque, hasta entonces, también lo hacia y poco a poco lo fui comprendiendo. Mi madre comenzó a mostrarse como mi protectora, supongo que era normal siendo viuda, ella sola tenía que encargarse de los dos papeles de padre y madre a la vez. No lo llevábamos demasiado mal en este aspecto, ella siempre se mostraba muy simpática cuando traía algún amigo a casa y ellos me solían hablar muy bien de mi madre. Es muy guapa y la verdad que llama incluso más la atención que yo. Antes de la enfermedad de mi padre estaba algo más rellenita, pero supongo que este problema la hizo adelgazar lo poco que le sobraba y lo cierto es que tiene una figura envidiable y comencé a sorprenderme de las caras de los amigos que yo llevaba a casa. Cuando la conocían quedaban bastante sorprendidos de su juventud, lo cierto es que nadie le echaba los treinta y ocho años que tenia entonces. Comencé a descubrir que aquellos muchachos estaban en esa edad, que veían el escote de una mujer o una minifalda y el cerebro se les paraba, esto lo comprendí cuando miraban a mama. Ella siempre viste muy bien y hasta entonces había pasado desapercibido para mí que la manera de vestir en una mujer, los dominaba hasta puntos insospechados. De esa manera, gracias a mi madre y a observar a mis amigos fui aprendiendo poco a poco la sensualidad y empecé a ponerla en práctica.
Quise empezar a practicar mis nuevos descubrimientos y para ello tenia que empezar a imitar a mi madre, apresad de tener ya dieseis años mis pechos no estaban demasiado crecidos y los de mi madre si, por lo que creí jugar con desventaja, pero pronto descubrí que no era así. La conquiste primero a ella para que renováramos mi vestuario y creo que ella también entendió el cambio ya que, aunque algunas prendas le parecían demasiado ajustadas o cortas, yo enseguida le decía como las que tú tienes y así podemos cambiárnoslas. Para entonces ya nuestros cuerpos se habían puesto bastante a la par, aunque el pecho nos diferenciaba bastante, me confeso que hacia años se había operado para complacer a papa. Aquello me daba explicación a la diferencia, ya que realmente yo me estaba convirtiendo en un clon de ella acepto en ese pequeño detalle. En pocos días aprovechando las tardes después del instituto fuimos renovando mi look, aunque para el instituto ese año que estaba terminando, no le daría uso a casi nada de mi nuevo vestuario ya que hasta entonces usaba el horrendo uniforme escolar, el año siguiente todo cambiaba y ya no era obligatorio, y también le sacaría buen provecho a mi cambio ya desde el verano que se aproximaba.
Gerardo ya empezaba a venir los sábados por la mañana para ir preparando la piscina, yo durante el resto del año lo veía en contadas ocasiones, por lo que hacia tiempo que no me veía. Oi que la parte posterior de la casa donde se encontraba la piscina y una especie de garaje que papa utilizaba para sus cosas de bricolaje. Aquel habitáculo mama me lo había adjudicado para guardar mis libros en desuso y demás trasto que no utilizaba. Allí estaba yo reclinada sobre una caja que había en el suelo, sabia que mi postura le incitaría ya que me había puesto un blusón y unas mallas negras súper ajustas y muy, muy finas las cuales mostraban toda mi anatomía dejando muy poco a la imaginación, el tanga que llevaba se notaba por completo y me excitaba la idea de que me mirase estando en semejante pose. Al Pasar por la puerta note que paraba y miraba hacia adentro, lo deje que mirara durante unos segundos hasta que me di la vuelta, salí a besarlo como siempre hacia de niña y el me abrazaba, era muy cariñoso conmigo. Esta vez le deje notar bien mis pechos en su cuerpo y los besos se los di bastante próximos a sus labios, quería llamar su atención de mi cambio y lo cierto es que paso desapercibido, así me lo hizo saber, diciéndome que me había convertido sin darse cuenta en una mujercita muy guapa, con esos y unos cuantos halagos que no me desagradaron en absoluto me obsequio, pero yo por dentro quería pensar que le había levantado algo mas que el instinto paternal y me propuse hacer de el mi presa. Gerardo parecía un buen individuo para poner en práctica mis nuevas artes o por lo menos ir cogiendo experiencia. A pesad de estar entrado en carnes, como dice mi madre y de no ser muy atractivo que digamos, bastante calva, con un bigote poco favorecedor y una mas que imponente panza, para mi en aquel momento era hombre, no aquellos niñatos de instituto que eran mis compañeros y babeaban por mama. Como hombre se le tienen que ir los ojos y gústale mirar, pensé, y así me dispuse a jugar un poco con él. Seria mi primera victima, mi prueba de fuego para saber si realmente yo resultaba apetecible, dicho y hecho, como si de un juego infantil se tratara, mi plan ¨Excitar a Gerardo¨ daba comienzo.
El prosiguió con sus tareas tras los saludos y halagos, y yo me dispuse a entrar de nuevo mi trastero, una vez allí como llevaba un suéter era bastante ancho de la parte del cuello y dejaba uno de mis hombros al aire, pensé que al inclinarme dejaría a la vista mis tetas y sin pensarlo mas, saque mi sujetador, las deje libres en el interior de mi suéter y pensé en una buena escusa para búscalo. Me recline frente a el lo justo para que mis pechos quedarían a su vista, con la escusa de que había visto una ratita por el jardín yo me iba moviendo de un lugar para otro explicándole por donde y el hipnotizado asentía con la cabeza y no podía dejar de mirar escote. Lo tenía a mi merced como un niño me seguía con la mirada perdida en mi cuerpo, buscando ver mas y mas, entonces aproximándome al vallado, le di la espalda dejando mi culo otra vez en primer plano e indicándole por donde había salido aquel animalito y comprobé que el que se estaba poniendo como un animal era él, se coloco tras de mi disimulando y me repetía ¡por donde, por donde! Mientras cuerpo se posicionaban entre mis nalgas, cogió mi cintura y con todo descaro y con la escusa de que no me fuera a caer hacia delante, me animaba a encontrar el agüero en la pared de la valla, sus manos cogían con fuerza mis caderas y mis glúteos ya notaban un bulto duro bajo su pantalón. Las mayas eran tan finas que notaba todo el roce de su cuerpo como si estuviese desnuda y eso me excito más si cabía aun. Decidí incorporarme y dar por terminada mi sesión con él, era suficiente no debíamos llegar a mas, creo que ya había despertado en él al hombre que esperaba y quise no martirizarlo más ni a mi tampoco, así que disimuladamente me aleje de allí y lo deje con su trabajo. Me dijo que lo cazaría que no me preocupara, que era cosa de él. Acto seguido se fue a los vestuarios que teníamos en el fondo de la piscina, y cerro la puerta al entrar, este tenía una pequeña ventana que daba a la parte trasera y que nunca se cerraba, puesto que daba a unos setos que cubrían la visión y supuestamente no podía verte nadie cuando estabas en el interior. Pero yo bien sabia que si se podía y la curiosidad me hizo dirigirme al sitio exacto donde observaría su interior sin ser vista. Allí comprobé como Gerardo estaba con su miembro en la mano, aliviando su calentura, ¡se estaba haciendo una paja pensando en mí!, recordando mi cuerpo, mis roces, me sentí incluso orgullosa de haber levantado ese sentimiento en él, por momentos empecé también a tocarme disfrutando de la visión que tenia de ese hombre masturbándose a mi salud. Cuando de repente oí la puerta del vestuario abrirse y él paro en seco y guardo su pene rápidamente, no alce a ver a nadie pero si reconocí una voz que le decía.
- Que haces, yo no te pago para que te hagas pajas
- No yo , no es que
Él balbuceaba sin saber que contestar, era mi madre que había entrado de repente, interrumpiéndolo en el mejor momento. Pensé que le caería una brutal bronca y que lo despediría incluso, pero de pronto mi madre se coloco frente a él y se apoyo en la pared del fondo, frente a la ventana. Lleva puesta una bata cruzada que más bien parecía un albornoz estaba como recién duchada, preciosa con su melena morena. Él permanecía en un lateral de habitáculo, todavía contrariado por la entrada de mi madre cuando a la vez que habría su albornoz y dejaba a la vista su hermoso y desnudo cuerpo le decía.
- Aquí me tienes para follarme, no te hagas pajas a mis espaldas
- Me dijiste que los sábados, no, estaba tu hija
- Olvídate y come el coño vamos, o no te gusta.
Mi madre levanto una de sus piernas apoyándola un taburete que había para sentarse en y le ofreció su depilado coño con total impunidad. Que zorra pensé, mi madre se follaba a Gerardo, lo trataba como a un trapo y este por lo que vi le obedecía como un cordero, ya que se arrodillo frente a ella y comenzó a lamer su coño como un perro adiestrado para ello. Ella empujaba su cabeza con ahínco hacia su cuerpo y lo miraba casi con desprecio a la vez que le decía.
- A ti te voy yo a enseñar a hacerte pajas a mis espaldas, chupa cabrón, eres un cerdo salido, vas a saber quien te paga, quien te manda. En quien estabas pensando miserable, ¿es que alguien te ha follado alguna vez mejor que yo?
- No, es que
- No hables y chupa desgraciado.
No espera que mi madre fuese una santa, pero de un tiempo a esta parte me llevaba de sorpresa en sorpresa. Como disfrutaba la muy puta de aquel hombre lo dominaba por completo, lo hizo tumbarse boca arriba en el suelo y se abrió de piernas en cima de él, colocándole la vulva en la cara casi ahogándolo y volviendo a insultarlo. Se giro hacia atrás para sacar el pene de Gerardo que casi no podía moverse asfixiado por mi madre, saco del pantalón y entonces pude observar que era bastante pequeño incluso en erección como estaba, casi lo cubría totalmente la mano de mama y eso que no las tenia muy grande. Eso a mama parecía darle mas animo para seguir insultándolo, se metía con el tamaño de su pene, que si no valía para nada, era un pelele. Lejos de cabrear a Gerardo esto parecía gustarle ya que no tardo nada en eyacular en la mano de mama, esta sin limpiarla, se la coloco a el en la cara diciéndole.
- ¡Mira lo que has hecho marrano!, No te da vergüenza, ahora me toca a mi.
Con la otra mano mojo dos dedos en el semen de Gerardo, y lo utilizo como si de vaselina se tratase. Se introdujo los de dos bien lubricados y se provoco un orgasmo soberbio en frente de un extasiado Gerardo.
- Viste anda, como echaba de menos los sábados.
- Te has arriesgado mucho tu hija esta en el trastero.
- No podía aguantarme, lo siento, y tu tampoco por lo que he visto.
- Estaba muy cachondo y te estaba esperando.
El tono de mi madre volvió a ser cordial y cariñoso como siempre, por lo visto el maltrato y los insultos era solo un juego que les excitaba mas. Pero el muy canalla no, le confeso que si estaba cachondo no era por mi madre, si no por mi, que lo había puesto a mil. Y por cierto la que seguía a mil era yo que, sorpresa tras sorpresa me había comido toda la escena y me había puesto más cachonda que nunca. Corrí a mi cuarto a aliviar mis ansias, recordando como mi madre disfrutaba del sexo, era la segunda vez que la pillaba mama y me sorprendí de lo excitada que me pongo cuando la veo en acción.