Descubriendo el placer con ayuda de Carlitos

Como un par de pubertos descubren el encantador mundo del placer y se dan cuenta que la amistad es mas fuerte si se combina con el sexo.

Descubriendo el Placer con Ayuda de Carlitos.

Para quienes no lo recuerdan mi nombre es Tomas, tengo 17 años, hace dos estudie en un internado para varones, allí conocí a Carlos mi mejor amigo, el chico con el descubrí que mi debilidad eran los pubertos, el chico que "alivio mi glande". Carlos es un año menor que yo, es pelirrojo y tiene uno increíbles ojos verdes, además su abdomen es plano y tiene una encantadora figura atlética. Yo soy rubio de ojos azules, un poco flaco, pero atractivo.

La historia que les contare sucedió, hace un año, justo después de la primera experiencia morbosa que tuve con Carlos, la experiencia que ya les conté. Los hechos ocurrieron en una salida que el internado había realizado a una playa cerca de la ciudad. Yo me encontraba embelezado viendo tantos chicos adolescentes semidesnudos y sudados que corrían por todo lado mostrando sus jóvenes y sabrosos cuerpos. Mi mirada iba de aquí para allá veía torsos, rostros, traseros, y por supuesto la protuberancia delantera en lo cual me fijaba mucho y luego recordaba para masturbarme. Carlos no se quedaba atrás observaba cada que podía y en sus ojos notaba las ganas que tenia de poseer un ejemplar como los que nos desfilaban en frente.

Aburrido? – pregunte a Carlos al ver su perplejidad ante tanto varoncito.

Mas o menos- respondió- y tu?

Dime si no te provoca agarrar una de esas pantalonetas y halarla hasta ver las sorpresitas que presumen- le dije a mi amiguito, con una mirada picara en mi rostro.

Pues tal parece que no soy el único- me dijo señalando mi entrepierna.

Mi pene había comenzado a despertarse y no me había fijado, estaba un poco erecto y mi colega lo había notado, lo cual me éxito aun mas.

Me descubriste compañero. Quieres ir al agua un rato?- le pregunte.

No me respondió, solo se levanto de un brinco y llego a la orilla del mar, con su dedo me invitó a seguirlo. Me dirigí al agua y lo acompañe nadando unos metros mas adentro –quieres ver mi pájaro- pregunto mirándome fijamente a los ojos-, por supuesto, quiero ver como se encuentra ese pequeño amiguito- respondí. De inmediato y entre el agua bajo su bermuda, elevó sus caderas y sacó a flote aquel, rojito, cabezón y suculento pene. Lo tomé en mi mano y lo acaricie, el pegó un salto y dijo – Disimula que pueden vernos-, yo obedecí y de inmediato me sumergí en el agua, al abrir los ojos noté que estaba justo bajo las piernas de mi amigo, comencé a nadar cerca de sus caderas, observando y jugueteando con su pene, subí a tomar aire y antes de sumergirme de nuevo Carlitos me preguntó, -¿podrías acompañarme al baño?-, yo le respondí –por supuesto, podría ayudarte incluso-, el sonrió y salimos del agua.

Me alegro mucho encontrarme a solas con mi querido amiguito – ¿le viste el bultito a Marcos el de 11?- pregunte a mi amigo, recordando a unos de los chicos en la playa -claro, no perdería la oportunidad de hacerlo, es encantador, pero sabes me dejo un poco excitado- me respondió mandando su mano derecha a mis huevos, -puedo ayudarte, si quieres que lo haga- le dije mandando mi mano a su pantalón y apretando su pene.

El llevaba una bermuda larga que dejaba ver el elástico de sus bóxer negros, algo que me excita mucho, revisé que en el baño no había nadie y con mis dos manos baje hasta sus rodillas todo lo que mantenía apretado su pene, este salio de un salto y quedo erecto en el aire desafiando la gravedad, comencé a acariciarlo y note que mi amigo estaba bastante excitado y había serrado los ojos, humedecí mis dedos y los lleve a aquel inflado y rojo glande que brillaba y se estremecía cada que eran palpado. Masturbe su pene durante unos cincos minutos, corriendo el riesgo que alguien nos encontrara haciéndolo, lo cual en esos momentos no me preocupaba, subía y bajaba mi mano rápidamente, mientras con la otra me dedicaba a acariciar y pellizcar sus testículos, luego de unos minutos de su pene broto una gota de lubricante que esparcí por todo su glande y use para hacer un suave masaje en el, Carlos jadeaba y escurría de sudor, su cara mostraba el gran placer que le estaba dando.

Hummm,- continua Tomas no te detengas- me repetía Carlitos, eso me excitaba bastante, sus testículos estaban suaves y delicados y su pene rojo y totalmente duro, acaricie una ves mas su glande y de un momento a otro sin pensarlo lo metí en mi boca, Carlos abrió los ojos y asombrado comprobó que por primera ves estaba yo chupando un pene y que era el suyo. Todo fue extraño, sentir aquella gran cabeza llena de su líquido en mi boca y probar por primera vez el sabor de una verga adolescente, era algo totalmente nuevo para mí, pero que me encantaba. Mi lengua recorría todo ese glande que antes había palpado con mis manos, imaginaba como se vería entre mi boca y me esforzaba para lograr que Carlitos estuviera a gusto, lo chupé y succione durante unos cuantos minutos mas hasta que sentí como este pene, el pene de mi mejor amigo, comenzó a hincharse y de un momento a otro se derramó justo en mi cara, Carlos lo había sacado antes de que su semen comenzara a brotar.

Hummmm…….. Te adoro- me dijo y comenzó a besar mi frente luego mi barbilla y por ultimo mis labios, nunca antes había sido besado por un hombre, su lengua se aventuro por mi boca, la misma que hace unos instantes había albergado su glande, el sentir una lengua jugando con la mía, sin necesidad de nada mas, me derramé en un copioso chorro de semen que dejo escurriendo mi bermuda. El terminó con su beso, que también lo había dejado impactado, lo noté por su expresión de asombro y perplejidad, continúo chupando y lamiendo mi rostro y mi pecho hasta dejarme libre de toda muestra de su leche.

Amigo eres muy especial, me encanto lo que hiciste.- me dijo después de limpiar su pene y volverlo a guardar entre sus boxers, -¿pero que es esto?- pregunto al ver mi bermuda humedecida por mi propia leche –vaya, creo que también tuviste acción- me dijo y enseguida saco mi pene de su prisión, se encontraba totalmente lleno de semen, por lo que mi colega se unto la mano –wow, es bastante, algunas chicas dirían que es un desperdicio- miró su mano y luego la lamió, -nunca olvidare ese sabor, es rico-, me bajo la bermuda y con su mano trato de limpiar un poco mi polla, la acaricio un rato, jugo con mi glande y volvió a guardarla, todavía estaba agotada así que no se paro–¿estas listo amiguito?. Todavía te debo una cuando quieras te la pago- me dijo mientras manoseaba mis huevos sobre la ropa –bien, yo te lo haré saber, cuando lo necesite te cobrare- dije mientras reía.

Después de arreglarnos un poco volvimos a la playa, la verdad no sabíamos si nos avían visto ya que la situación nos puso en un punto en el que no notábamos nada a nuestro alrededor, sin embargo nos daba mucho miedo que alguien se hubiese percatado del suceso. Después de un rato nos tranquilizamos y todo volvió a la normalidad, seguimos deleitando nuestra vista con todos esos adolescentes semidesnudos mientras recordábamos lo que sucedió en ese baño, esos pocos minutos que marcarían nuestras vidas para siempre. Jamás olvidare ese sabor y esa sensación que despertó poder chupar el pene de mi mejor amigo y lo mejor recibir un beso por parte de el, un beso que logró estremecer mis sentidos.

Espero que la historia les halla gustado, escriban sus opiniones, reclamos, quejas, consejos, madrasos… lo que quieran a leonardocel@hotmail.com no sean tan duros apenas es mi segundo relato. Chao.