Descubriendo América
Sobre cómo conocí a una gran amiga y me dejó convertirla en mujer.
Hace unos años, cuando era estudiante, estaba revisando mi correo electrónico cuando me llegó una invitación a una de esas redes sociales. En esos años iban empezando por lo cual había demasiadas y cada una más tonta que la otra. En este sitio subías una foto tuya y los otros usuarios le ponían una calificación del uno al diez y podías contactar a los que te hubieran calificado. Iba a borrar la invitación cuando se me ocurrió darle una oportunidad al sitio, después de todo, en ese entonces yo era estudiante y ligar en bares era un duro golpe a mi economía (pagar transporte, cover, bebidas, etc.). Pensé que ese sitio podía ser una buena forma de ligar por menos dinero y si no me convencía siempre podía darme de baja.
Di varios datos falsos y subí la única foto digital que tenía (En esos años no eran tan comunes) Era una foto de mí sentado en una mesa de cafetería. Estaba bien peinado y con corte reciente, con una camisa azul y una chamarra de gamuza negra. Esa foto me la tomó una amiga con su teléfono (eran la novedad los teléfonos con cámara) por que dijo que me veía muy bien. La foto era de baja resolución y la luz no era my buena pero era la única foto que tenía a la mano y aunque acababa de comprarme un teléfono con cámara su resolución era aún peor que la de la cámara de mi amiga.
Al cabo de unos días recibí varias calificaciones entre 4 y 9 (ningún 10, eso hirió un poco mi autoestima, jeje). Con cada calificación podía ver la foto de la mujer que me calificó y ninguna llamaba mi atención lo suficiente para contactarlas hasta que llegué a la foto de América. No tenía nada de especial, era una mujer un poco llenita pero con una sonrisa encantadora aunque nada del otro mundo, aún así la elegí porque me pareció la de la expresión menos artificial. Le mandé un mensaje pidiéndole su correo para contactarla por MSN.
Nuestras pláticas por MSN eran bastante inocentes y sólo nos dimos información general. Vivíamos en la misma ciudad por lo que en poco tiempo quedamos de conocernos personalmente.
Quedamos en la cafetería de una plaza cerca de mi casa. Ella era un poco llenita como había visto en la foto pero ya en persona era mucho más atractiva. Era asombrosamente alta, casi de mi altura (1.85). Tenía una blusa caída dorada con un escote sugerente pero discreto, una minifalda de holanes negra, zapatos de correas con tacón y el cabello largo, suelto y ondulado. Cuando se acercó pude verla con más detalle. Su cabello de lejos parecía castaño claro pero al acercarse podía verse que era de un rubio cenizo. Su piel era de un tono delicioso e inusual: blanca como la leche. No un blanco rosáceo ni ligeramente amarillo sino blanco perfecto, tanto que al ver sus brazos y cuello eran visibles sus venas. Finalmente toda su blancura era coronada por unos ojos verdes casi grises. Es cierto que sus facciones no eran las de una modelo pues eran algo redondeadas pero definitivamente había algo embriagantemente atractivo en América.
Una vez que nos hubimos presentado (ninguno de los dos teníamos webcam por lo cual esa fue la primera vez que nos vimos en vivo) conversamos un poco más y supe que la universidad donde estudiaba estaba apenas a unas cuadras de mi departamento por lo cual supe que sería bastante fácil seguirla viendo. Ella tenía 18 años y estaba en el primer semestre de contaduría pública. Aún vivía con sus padres y apenas estaba acostumbrándose a salir en las noches con amigas y a coquetear con muchachos, de verdad que aún era muy inocente pero eso no hizo sino darme más deseos de pervertirla.
Jugamos algunas partidas billar en las que me dejé ganar y tomamos un par capuccinos. Al final de la noche estábamos sentados en un sillón del café ya abrazados y ella más desinhibida. Supe que había tenido varios novios pero con ninguno había pasado más allá de algunos toqueteos. Suavemente acariciaba sus piernas suaves y blancas con las yemas de los dedos mientras me perdía en esos ojos verdes. Ella abrió ligeramente la boca pasándose ligeramente la lengua por los labios. Supe que esa era mi señal y la besé. Para tener poca experiencia besaba muy bien, succionando mi boca con un deseo casi animal. Así, mientras nuestras lenguas se enroscaban subí mis dedos por sus piernas y acaricié sus muslos internos. Sus piernas eran gruesas y fuertes. Subí un poco más y llegué a su entrepierna. Sentí sus bragas suaves y húmedas. Cuando iba a meter mis dedos debajo de su panty ella me detuvo en seco con una expresión de susto y nervios, me dijo que ya era muy tarde y tenía que volver a su casa. Casi de inmediato se paró y comenzó a caminar fuera del café. Pensé en pararme y seguirla pero de inmediato me detuve pues si me levantaba iba a ser evidente la enorme erección que ya tenía. Me quedé sentado lleno de frustración y decidí aprovechar la siguiente oportunidad que tuviera con ella.
Al día siguiente hablamos por teléfono sin mencionar el incidente del final de la cita y quedamos para comer en mi departamento en la tarde pues ella iba a tener un par de horas entre clases al día siguiente.
Yo me lucí preparando un espaguetti a la bolognesa delicioso con el objetivo de impresionarla. Unas copas de vino tinto después ella ya estaba más que dispuesta a hablar de lo ocurrido en nuestra primera cita y me confesó que se puso muy nerviosa pues se sentía muy atraída hacia mí y que temió perder el control de su cuerpo en el café. Confesó también que se masturbaba todos los días pensando en estrenarse pero que el ser muy penosa y el sentirse poco atractiva habían sido impedimento para perder su virginidad. Yo le dije lo hermosa que me parecía y que sería un honor darle su primera experiencia. Después de eso la besé mientras le acariciaba el sexo que ya estaba tan húmedo que incluso mojaba su pantalón. Sin decirnos nada la conduje a mi habitación mientras fuimos dejando nuestra ropa por el camino. Cuando la desnudé me quedé anonadado de su hermosura. Sus pechos eran blancos como montes nevados pero coronados por una areola pequeña rosa claro con un tierno y rosado pezón. Sus pechos eran pequeños pero muy firmes y con la excitación, muy erectos. Los chupé como un bebé mientras ella bufaba de placer.
Cuando terminé de desnudarla descubrí dos cosas: una, que su cabello era de su color natural pues su púbis era del mismo rubio cenizo y que no acostumbraba depilarse pues tenía una enorme mata de vello que haciéndolo al lado dejaba ver una vagina preciosa.
Normalmente las mujeres tienen toda el área púbica de un tono más obscuro que el resto de su piel pero América tenía tan blanco su sexo como el resto de su piel y por dentro unos labios menores tan lindos y rosados como sus pezones. De verdad era una preciosidad de vulva que me comería por horas. Le comí el sexo golosamente y fui sintiendo como su respiración se agitaba hasta que sentí su orgasmo contenido por tantos años de virginidad. Su orgasmo fue tan dulce como su piel. Lentamente me acosté sobre ella acomodando mi pene en la entrada de su sexo y le dije:
-Azrael: Y bien, ¿Qué tal?
-América: Delicioso, mucho mejor que hacerlo yo misma.
-Azrael: Entonces, ¿Estás lista para el evento principal?
Le dije eso mientras le frotaba la entrada de su vagina con la punta de mi pene.
-América : No sé, tengo algo de miedo.
-Azrael: Tengo condones, ¿Eso te hace sentir mejor?
Me levanté y saqué un paquete abierto de condones del cajón de mi cabecera.
-América: No, espera, no es eso, bueno sí, pero no así exactamente.
-Azrael: A ver, explícame.
-América: Sí me asusta embarazarme pero quiero que mi primera vez sea especial. No digo que tengo una fantasía romántica con pétalos de rosa, un novio que me ame y esas cosas. Ya no soy una niña ingenua y quiero coger por coger, por qué no, sin compromiso sólo por tener la experiencia, pero, no quiero que sea así de repentino y con un condón.
-Azrael: ¿Cómo lo quieres entonces?
-América: Algo más planeado. Puede ser una comida como la de hoy y que me lamas abajo como ahorita pero quiero sentirte de forma plena, que tu pene me toque de forma natural y sentir tu… semen llenándome. Quiero hacerlo sin ninguna prisa por volver a clases y poder quedarme la noche si se me antoja.
-Azrael: Me parece bien, pero dime qué hago con esta erección.
-América: Pues, siempre puedo aprender otras cosas.
Entonces América me tumbó sobre la cama y comenzó a lamerme todo bajando lentamente. Cuando llegó a mi pene lo contempló y lo acarició. Se notaba su inexperiencia pero me excitaba mucho su cara de emoción como niña con juguete nuevo. Le enseñé como masturbarme y le dije que se lo metiera a la boca. Ella primero lamió la punta como para irlo conociendo y después se metió la cabeza a la boca. Fue delicioso como ella fue aprendiendo a mamarme el pene. No podía meterse más allá de la mitad pero entonces le enseñé a estimularme con su mano y boca al mismo tiempo.
Su mano se le cansó rápidamente por la falta de costumbre, así que la acosté boca arriba, me hinqué junto a su cabeza y comencé a masturbarme con el glande metido en su boca. Pronto sentí los espasmos subiendo por mi espalda y entonces le metí mi pene hasta donde su boca pudo resistirlo y expulsé furiosos chorros de semen tomándola por sorpresa. Ella sin saber qué hacer lo dejó escurrir entre sus labios y bajó por su cara hasta sus senos. Cuando terminé de eyacular le dije que no debía desperdiciarlo. Ella obedientemente lo recogió todo con sus dedos y se lo llevó a la boca.
-América: Sabe raro pero es excitante saber que es tu semen. Me gusta cómo se siente caliente sobre mis pechos y sentirlo así, espeso, bajando por mi garganta.
-Azrael: Al sabor te vas a ir acostumbrando, no te preocupes, te falta mucho semen por tragar, jejeje.
Y así fue. Pasando los días nos fuimos frecuentando seguido. Yo iba a clases en las mañanas y ella en las tardes, así que cuando ella iba para la escuela o en sus horas libres pasaba a mi departamento por su ración de leche caliente.
Un par de semanas después de nuestro primer encuentro dejamos todo listo para su desvirgamiento. No quiso usar la pastilla de emergencia por que son muy incómodos sus efectos secundarios y como no queríamos esperar todo un mes en que estuviera tomándose pastillas regulares acordamos hacerlo justo al acabar su próxima menstruación para disminuir el riesgo. Además desde días antes les avisó a sus padres que esa noche dormiría con una amiga. Lo que no les dijo es que su amiga la tengo yo entre las piernas, je je.
Ella llegó en la tarde a mi departamento. Decidió faltar a sus clases para no retrasar nuestros planes. Comimos una lasagna blanca que le preparé especialmente para que recordara su comida preferida, je je. después fuimos a mi habitación. Ella estaba preciosa con un pantalón ceñido que le levantaba las nalgas y una blusa de tirantes y con un súper escote para sacarle el máximo provecho a sus pequeños pero hermosos senos.
Cuando estuvimos desnudos ella ya estaba empapada. Le comí el sexo un buen rato para irla dilatando y porque esa vez ella se había depilado totalmente y lucía una vulva limpia y suave que simplemente era irresistible de devorar. Estaba muy excitada pero aún no tenía su primer orgasmo cuando me exigió que ya se la metiera pues quería venirse conmigo adentro. Comencé a subirme en ella y entonces me detuvo, se separó de mí y de su bolso sacó un pañuelo blanco de seda.
-América: Ponlo debajo de mí antes de metérmela. Quiero conservar un recuerdo. Leí por ahí que las japonesas lo hacían y me pareció buena idea.
-Azrael: Me encanta tu detallismo.
Una vez que hube acomodado su pañuelo me subí en ella en posición de misionero y comencé a metérsela. Estaba apretadísima pero muy mojada por lo cual fue mucho menos difícil entrar de lo que esperaba. A la mitad del camino sentí algo topando mi avance, era su himen. Con una mirada le pregunté si estaba segura y ella sólo afirmó con la cabeza. Entonces de una estocada la convertí en mujer. Su rostro reflejó dolor y dio un pequeño chillido como de ardor. Me quedé adentro de ella hasta que su dolor pasó y lentamente se la volví a sacar hasta la mitad para volver a entrar. Otro gesto de dolor con un pequeño gemido pero esta vez sólo duró unos segundos. Poco a poco los gemidos de dolor se fueron cambiando por gemidos de placer y yo fui entrando con más fuerza y velocidad. Pronto América estaba dando alaridos de placer y gritando que la llenara de mi semen. Yo estaba cerca y notaba que ella también así que me controlé un poco para dejarla venirse antes. América aceleró su respiración, gimió con más fuerza y mordió mi hombro mientras sus ojos se ponían en blanco. Supe que era el momento y aceleré mi ritmo hasta estallar junto con ella. Fue delicioso sentir sus contracciones mientras yo tenía las mías lanzando chorros de esperma directo en su útero.
Caí exhausto sobre ella aún derramando las últimas gotas en su interior. Cuando mi pene no pudo más se salió de esa vagina preciosa y fue un espectáculo divino ver mi semen escurrir de esa vulva rosadita y limpia. Cuando América recuperó el conocimiento tomó su pañuelo de debajo de sus nalgas y lo vio. Como ella esperaba tenía una mancha de sangre y también algo del semen que se había escurrido de su vagina. Con una sonrisa maliciosa lamió el semen del pañuelo hasta dejar solamente la mancha de sangre, aún fresca.
-América: Qué rico tener este recuerdo de algo maravilloso. Fue incluso mejor de los que esperaba, Azrael. ¡Gracias!
-Azrael: Gracias a ti, preciosa, que me confiaste tu primera vez.
Tomé un plumón que tenía en mi cuarto, de esos que se usan para escribir en los discos y a un lado de la mancha de sangre escribí mi nombre y la fecha.
-Azrael: Toma. Un artista debe firmar su obra.
Ambos reímos de esto último y después dormitamos un rato. Cuando estuvimos listos retomamos la faena dos veces más esa noche para dormir empiernados.
América y yo seguimos viéndonos por varios meses pero nunca tuvimos una relación, sino más bien una amistad muy complaciente. Nunca más tuvimos citas y mucho menos conocimos a nuestras respectivas familias, simplemente ella me visitaba ocasionalmente en casa y nos divertíamos juntos.
Cuando ella tuvo un pretendiente de novio que le pareció aceptable perdimos contacto pero quedamos en buenos términos. Con ella tuve otros descubrimientos también. Como cuando le desvirgué su rosado y lindo culito, pero esa, es otra historia. Saludos desde México.