Descubriendo a una madura
Jamás me he considerado hermosa. Mi cuerpo ha sobrevivido a varias batallas, soy mujer de mediana edad y con sobrepeso. Pero algo está pasando parece que las llantitas resultan atractivas y más a los hombres entre los 20 y 30 años
Jamás me he considerado hermosa. Mi cuerpo ha sobrevivido a varias batallas, soy mujer
de mediana edad y con sobrepeso. Pero algo está pasando… parece que las llantitas
resultan atractivas y más a los hombres entre los 20 y 30 años. Lo que no me pasó hace 20
años y con 20 kilos menos… me pasa ahora. Sin proponermelo por fin mi cuerpo levanta
pasiones, lo he notado. Algo despierta está gordita madura en un buen mozo. Me da
seguridad.
Y un día sin buscarla, la oportunidad apareció. Un muchacho que conocí unos 10 años atrás
se cruzó en mi camino, intercambio de números telefónicos y varios escarceos de su parte,
algo torpes. Mencionando ese encuentro y diciendo que mi escote era sugerente, invitación
a tomar una bebida y por último un pack. Sin más una verga vigorosa que buscaba
compañía. “Veámonos”, me dijo. “No”, me habría gustado responder.
Pero mi boca cobró vida propia y sólo me escuché decir… “yo paso por tí”.
Y sucedió. Lo ví y cambié de lugar con él. Le entregué las llaves del auto, al hacerlo le robé
un beso y una frase susurrada en su oído: - “llévame al paraíso”. Sin más me empujó al
asiento del copiloto y preguntó: -¿Qué traes puesto?
Averígualo cariño. Respondí.
Llegamos al motel, descendió del auto y abrió la portezuela de mi lado, me ayudó a salir.
Otro beso, esta vez más profundo… pasando sus dedos por mi rostro… seduciendo mi
boca. Abrió mi gabardina y sus ojos relampaguearon… vestía solo ropa interior, unas
zapatillas de 15 cm y mis piernas enfundadas en medias caladas color negro. Otra fantasía
cumplida, me vestí como la puta que nunca me he permitido ser.
Su boca no podía cerrar, estaba anonadado. - Corazón… tú no necesitas que te lleve al
paraíso… lo eres.
Y sin más me llevó a la cama, desabrochó cada botón de mi gabardina… con dedos lentos
y sin dejar de mirarme… me dejó tumbada en la cama mientras se desvestía… primero su
camisa y mostrando un pecho velludo, nada de tableta de chocolate, pero firme y sin panza.
Mis braguitas se mojaron al acercarse a mi cuello, se recostó junto a mí y me besaba, sentí
sus labios quemar mi piel, sus dedos acariciaban mi pecho, primero endureciendo el pezón
con sus manos trémulas, ambos estábamos nerviosos… no podía dejar de abrazarle,
enredaba mis dedos en sus rizos y lo invité a chuparme las tetas... él sólo sonrió y bajó sus
labios, no me desnudó… aún no era tiempo jugaba con su lengua en mi aureola, y la otra
mano midiendo mi busto… ¿DD? Me cuestionó… jamás lo habría notado.
Soltó el bra y se deleitó, no puedo describir la excitación, chupó, lamió, acarició… se perdió
entre mis tetas, creo que hasta las azotó… y no pude evitarlo… me corrí. El rubor cubrió mis
mejillas y él sólo continuó "tranquila cariño, me susurró, es el primero de muchos".
Su boca se dirigió al sur de mi cuerpo, su lengua seductora jugueteó en mi ombligo y sus
dedos rozaron mi rajita….¡Ahhhhhhhhhhh!
Creí que seguiría, se chupo los dedos bañados en mi corrida y... comenzó a rozar mi
clítoris…¡Por Dios! Un escalofrío tras otro invadió mi cuerpo, frotaba y lamía lentamente mi
centro de placer… sabía usar la lengua, un lento círculo acompañado de un roce en el
perineo y vuelta a atacar… cambiaba de técnica sutilmente.. yo solo podía arquear mi
espalda para corresponder a tanta dulzura… mis manos repasaban su cabello, no era
necesario marcar el ritmo… me estaba seduciendo, sólo quería tocarlo para saber que no
era un sueño. Un hombre joven, vigoroso, disfrutando de mi coño maduro y sin poner
trabas… disfrutando como de un vino añejado, bebía mis jugos y lentamente introdujo no
uno...dos dedos, ahhh rozando las paredes, aumentando el ritmo...mamando mi clítoris...yo
no sabia que me daba más placer. Por primera vez un hombre llegaba a mi punto "g", por
primera vez mi cuerpo se estremeció en una convulsión, quería detenerlo… tanto
placer...tanto calor…tanto deseo reprimido. Lengua y deditos, un ardor que nace desde lo
más íntimo de mi femineidad. Me abandoné al ritmo de este hombre…yo mordía mis labios
tratando de no gritar y ya no pude mas… un orgasmo… bien trabajado, sin comparación…
"eres mía”...sus ojos brillaban y no puse reparos…"tuya, para lo que quieras".
Y me lo hizo cumplir. Fui su puta y no me importó…
Continuará…