Descubriendo a mi nueva madre 6
Por momentos descubría más cosas de mi madre, no sólo hacía el amor conmigo, además le gustaba compartirme con las demás mujeres de la familia.
Descubriendo a mi nueva madre.
Cuando desperté por la mañana, mi abuela ya no estaba en la cama. Me toqué mi polla y tenía toda la parte genital pegajosa del sexo de la noche anterior. Sabía que mi abuela era muy caliente y nunca pensé que aquella mujer pudiera dar el sexo que me había dado. No fue un sexo pervertido en cuanto a lo que hicimos, si por nuestro parentesco, pero su vagina sabía cómo extraer el máximo placer de mi polla. Me levanté y necesitaba darme una ducha. Me puse los calzoncillos y salí al pasillo para dirigirme al baño. Cuando fui a entrar, mi tía Pili salía en ese momento.
¡Oh, hola hijo! - me dijo y me miró de arriba abajo - ¡Vas ligerito de ropa para ser invierno!
Es que voy a darme una ducha... - me fijé en ella - ¡Y tú vas muy guapa para estar en casa!
¡Gracias! - rio con mi comentario y me dio un beso en la mejilla – Vamos a desayunar en el bar... ¿Vienes?
No gracias. - le dije y le di un beso en la mejilla – Voy a ducharme.
Pues acércate después si quieres...
La vi irse por el pasillo y la verdad es que mi tía tenía un cuerpo con unas curvas demasiados buenas. Su culo era lo que más me llamaba la atención. ¡Tenía qué conseguirla! Aquella calentura que me provocaba no podía ser apagada si no teniéndola en mi cama. Mi madre apareció por el pasillo con su bata y despeinada. Miró a mi tía que empezó a bajar la escalera.
¿Qué vas a hacer Enrique? - me preguntó.
Voy a ducharme...
¡Espera! - quedó como intentando escuchar algo. Sonó la puerta de la calle que se cerraba - ¡Ahora, vamos dentro! - me empujó para que entrara en el baño - ¡Hay que darse prisa! - me dijo mientras empezaba a desnudarse – Tendremos una media hora mientras que desayunan...
Me quitó rápidamente los calzoncillos y abrió el agua de la ducha. Me encantaba ver a mi madre desnuda. Se notaba que era una mujer de cuarenta y seis años, pero su cuerpo era excitante. La agarré por la cintura y pegué mi polla a su culo, subí mis manos y empecé a disfrutar de sus tetas. Besé su cuello y ella me ofreció su boca, nos besamos mientras nos acariciábamos. Entramos dentro de la ducha, me colocó bajo el chorro de agua y se arrodilló delante de mí.
Vamos a limpiar bien esto que me han contado que anoche se lo paso en grande en otro coño que no era el de tu madre... - cogió jabón y mientras me lavaba la polla, me hacía una paja.
¿Te lo ha contado la abuela?
Ya me lo imaginé anoche. La vi subir con muchas ganas para probar la nueva cama... - me miró con sus preciosos ojos y sonriendo – Se duerme bien ¿no?
Sí, pero seguro que sería mejor con mi amada madre... - terminaba de quitar todo el jabón de mi polla.
O mejor con tu amada madre y la caliente de tu abuela a la vez... - abrió la boca y empezó a hacerme una mamada.
Sí mamá... Y si tú quieres, también con la tita... - no sabía si estaba más excitada de lo normal o enfadada conmigo, pero su mamada llegaba a ser algo dolorosa. - ¡Cuidado, me haces algo de daño!
Entonces cómele el coño a tu madre... - se levantó y puso una pierna en el filo de la bañera dejando sus piernas abiertas, sus dedos separaron sus labios vaginales - ¡Vamos, arrodíllate!
La obedecí y me coloqué bajo ella, de rodillas frente a su coño. Su vagina brillaba por los flujos que estaba lanzando, sin duda estaba excitada, no sabía si por tener sexo con su hijo o por saber que la había “engañado” con su madre sin decírselo. Como fuera, hundí mi boca en su coño y empecé a lamer su clítoris.
¡Sí, sí, qué bien le come el coño a su madre! - estaba usando un lenguaje sucio, aquello parecía que la excitaba - ¡Vamos, has que mamá se corra!
Perdona por haberte engañado con la abuela... - le dije parando de lamerle por un momento.
¡Eso no me importa! - empujó mi cabeza con una mano para que siguiera – Pero nunca te olvides que a tu madre la tienes que tener bien satisfecha...
¡Eso siempre! - me levanté - Y ahora date la vuelta y pon tu culo en pompa, ese coño ya está listo para que tu hijo te folle. - y así lo hizo, la vi moverse hasta que apoyó sus manos en el filo de la bañera y dejó su redondo culo en pompa - ¡Qué culo más bueno! - le di una cachetada y me arrodillé tras ella, separé sus cachetes – Este culo hay que comérselo. - hundí mi boca en su culo y mi lengua empezó a lamer su ano.
¡No hijo, no hagas eso, está sucio! - Protestó e intentó retirarse.
¡Quieta! - le grité - Tu cuerpo es mío y tu culo también, quiero chuparte el culo y lo voy a hacer. - seguí lamiendo.
¡Eres un pervertido y me nublas la razón para qué te deje hacerme estas cosas! - agitaba su culo por el placer que sentía - No puedo resistirme a tus deseos más perversos...
Ya lo sé mamá, - me levanté y agarré mi polla con una mano – un día meteré mi polla dentro de ese culo... - puse mi glande en su ano y lo deslicé hacia su coño - Estoy loco por hundir mi polla en él... - empujé y clavé mi polla en su vagina, empecé a penetrarla - ¿Te gustaría qué tu hijo te diera por el culo?
Eso me da miedo... - gemía y se retorcía de placer mientras mi polla dilataba su vagina - ¿Me dolerá?
No mamá, seré muy delicado. - mis manos acariciaban los cachetes de su culo mientras veía como mi polla se perdía en su vagina - Echaré un poco de saliva... - separé sus cachetes y dejé caer saliva en su redondo ano - Después lo acariciaré con un dedo... - puse mi dedo gordo sobre el ano y lo acaricié haciendo círculos sobre él - Primero te meteré un dedo para que te relajes... - empujé el dedo en su ano y cedió, lo moví para darle placer.
¡Ouf, hijo, qué me haces en el culo! - gemía y se retorcía mientras mi polla entraba en su coño y mi dedo en su culo - ¡Qué bueno!
Mi polla te está follando el coño mientras mi dedo te folla el culo... ¿Quieres que pare?
¡No, no! - estaba totalmente entregada y su culo no oponía resistencia a mi dedo, lo empujé y lo metí por completo - ¡Ouf, sí, folla a mamá!
¡Sí, tengo que darle todo lo que me pida mi mamá! - aceleré las penetraciones de mi polla y volví a echar saliva en su ano, mi dedo follaba su culo al mismo ritmo que mi polla su coño - ¿Te gusta? Dime si te gusta...
¡Me estás volviendo loca! - su cuerpo se agitaba y sus gemidos eran más intensos - ¡Creo que mi culo está preparado!
¿Vas a entregar tu virgen culo a tu hijo? - daba fuertes embestidas a mi madre y mi polla entraba en lo más profundo de su vagina.
¡Sí! - empezaba a tener un orgasmo - ¡Sí, quiero que mi hijo sea el primero en follar mi caliente culo!
¡Pídemelo! - la escuchaba gemir y sus piernas empezaban a temblar por el placer - ¡Quiero que me supliques que te folle el culo!
¡Sí, sí, fóllame el culo y has que me corra! - mis penetraciones eran bestiales, la penetraba mientras ella gemía con grandes gritos, retorciendo su cuerpo por el placer y convulsionándose - ¡Sí, sí, me corro, me corro! - cayó de rodillas en la bañera, su cuerpo se agitaba con el orgasmo que estaba sintiendo, sus piernas cerradas parecían intentar que aquel placer no se escapara de su vagina. Con una mano separé sus cachetes y con la otra agarré mi polla, ella me miró - ¡Toma mi culo!
Me agaché hacia ella, con mi polla amenazando su culo. Escupí saliva en su ano y acerqué mi polla, mi glande extendió la saliva, vi como su cuerpo se agitaba al tocar su ano. Me miró, la miré... Ninguno lo habíamos hecho antes. Empujé mi glande contra su ano.
¿Marta, estás ahí? - escuchamos la voz de mi tía tras la puerta, nos miramos asustados.
¡Sí, estoy duchándome! - mi madre contestó si saber qué hacer en aquel momento, permanecimos quietos en la misma postura.
¡Por qué has cerrado, me hago pipí! - mi tía agitaba el picaporte queriendo entrar – He venido por el monedero, se me había olvidado y mamá está esperando en el bar... - seguía insistiendo en abrir - ¡Abre qué no puedo más!
¡Ve al otro que hay en mi habitación! ¡Corre no pierdas más tiempo! - la escuchamos dar una carrera. Mi madre se levantó y quedamos parados para ver qué ocurría con mi tía. - Corre, duchémonos rápido... - nos enjabonamos y nos enjuagamos lo más rápido posible, después mi madre salió de la bañera y empezó a secarse - ¡Tú quédate ahí tumbado en la bañera mientras se va tu tía! - me sentía como un niño que hacía algo malo mientras mi madre se secaba.
Marta, daros prisa para desayunar los cuatro. - mi tía entró en el baño después de que mi madre liberara la puerta - ¿Dónde está Enrique?
No lo sé... estará vistiéndose en su cuarto. - contestó mi madre un poco dubitativa.
Quería preguntarte una cosa... - dijo mi tía cerrando la puerta del baño - ¿Tu hijo tiene novia?
Qué yo sepa, no.
Es que antes hemos coincidido aquí, en la puerta del baño. Iba sólo con los calzoncillos y me miró como si yo le pusiera... ya sabes, como si le atrajera.
Eres su tía, no creo que piense esas cosas.
No estoy segura, es más bien una sensación... Pero lo malo es que me sentí un poco... excitada, me sentí halagada con la mirada que me echó. ¿Me estoy volviendo una pervertida? ¿Estaré tan mal qué ya no respeto ni a mi familia?
Pili, no seas tonta. Mi hijo es un hombre y la verdad es que está muy bien físicamente. Hace muchos años que no lo ves, desde que era prácticamente un niño y ahora que ya es un hombre puede ser que te atraiga... y por qué no, tal vez a él también. Tú tienes un buen cuerpo y tienes cuarenta años. Sería lógico que pudierais atraeros.
¿Y si él se sintiera demasiado atraído? ¿Verías mal que tuviéramos sexo?
Bueno, soy su madre y quiero para él lo mejor... Pero si los dos estuvierais de acuerdo, cómo me iba a oponer...
Es muy raro lo que me ha pasado antes cuando lo vi desnudo.
¡Quién sabe Pili! ¡A lo mejor él te soluciona todos tus problemas...!
Bueno, me voy que tu madre está sola, no tardéis mucho. - mi tía salió del baño y cerró la puerta.
¡Espera un momento hijo! - me dijo mientras me levantaba de la bañera. Mi madre miró desde la puerta del baño y escuchó cerrar la puerta de la calle – Ya se ha ido, puedes salir. - se acercó a mí que me estaba acabando de secar, me rodeó con sus brazos por el cuello y me besó con pasión - ¡No sé qué tienes que nos vuelves locas a las mujeres de tu familia!
Os falta un hombre que os haga sentiros mujeres, y ese hombre voy a ser yo, para las tres... - nos besamos de nuevo y después corrí a mi habitación a vestirme para reunirnos con las otras.
Lo nuevo, uno, dos y …
La mañana la pasamos en casa, los cuatro. Había escuchado la conversación de mi tía con mi madre, sabía que a ella yo le producía algún sentimiento, de amor, de excitación... de lo que fuera, pero se sentía atraída por mí, al igual que yo me sentía atraído por ella. Cada vez que podía la miraba, la tocaba casualmente, intentaba llamar su atención gastándole pequeñas bromas. Cuando llegó la hora en que mi tía tenía que marchar a su trabajo, se despidió de su madre y de su hermana, yo disimulé que hacía algo para estar junto a la puerta en el momento de irse.
¡Hasta luego Enrique! - me dijo y se acercó para darme un beso en la mejilla. Me acerqué a ella y moví mi mano para posarla en su cadera, pero la puse justo en el inicio de su culo, en ese lugar en el que empieza la curva y acerqué mi cara – Luego nos vemos. - acercó su cara y dejé caer mi mano hasta colocarla descaradamente en su culo, besé suavemente sus labios y me marché rápido para que no pudiera decir nada. Escuché cerrar la puerta.
Quedamos los tres solos en casa. Mi madre y mi abuela estaban sentadas en el sofá viendo la televisión. Yo estaba en el sillón, medio dormido, pensando y excitándome con lo que mi tía había dicho en el baño y con el placer que me había producido el mero hecho de posar mi mano en su redondo culo.
Desperté en mi habitación, en medio de la cama, desnudo. Mi polla estaba totalmente erecta y las manos de mi madre y mi abuela la agarraban mientras se peleaban por ella. Mi madre se la tragó y empezó a mamarme, mi abuela la empujó y se la quitó, ahora era ella quien me mamaba. Las dos se peleaban por mi polla y en vez de sentir placer, sentía miedo con aquella situación. Empezaron a insultarse, mientras yo las miraba atónito por la situación. Entonces mi tía apareció y se subió en la cama, llevaba una camiseta ajustada que le marcaba mucho sus tetas y no le cubría más debajo de la barriga, por debajo no llevaba nada y su coño de pelos oscuros estaba a mi vista. Abrió sus piernas y se colocó sobre mí. Las otras sujetaron mi polla mientras mi tía se agachaba hasta que su coño estuvo encima de mi polla.
¡Fóllame Enrique! - me dijo mi tía - ¡Vamos Enrique! ¡Enrique, Enrique! - abrí los ojos y vi la preciosa cara de mi tía - ¡Vamos Enrique! ¡Despierta! ¡Vamos a comer!
Había pasado demasiadas horas dormido en aquel sillón. Tenía el cuerpo algo entumecido y me costaba moverme. Con dificultad me acerqué a la mesa. Tenía ganas de orinar. Me levanté y marché al baño. Entré y me puse a orinar.
¡Oh, perdona, la puerta estaba abierta! - escuché la voz de mi tía.
No importa. - le dije – Ya acabo...
Sólo venía a lavarme las manos...
Pasa si quieres... - seguí orinando y podía escuchar tras de mí el grifo. Acabé y me giré tras guardar mi polla - ¿Acabaste? - ella se echó a un lado para que yo me lavara las manos.
Oye Enrique... - me habló suavemente mientras me lavaba – Lo que me hiciste cuando me marchaba al trabajo...
Eso... - dije e intenté parecer afligido por lo que hice - Perdóname por eso, es que no sé qué me pasó... Tuve el impulso...
No te preocupes... - me besó en la mejilla - Creía que ya era demasiado vieja para gustar a los hombres...
¡Tita, no digas locuras! - la cogí por la cintura – He de reconocerte que desde que te vi la primera vez... - hice como que dudaba en hablar – tu hermoso culo me ha atraído demasiado para ser tu sobrino.
A mí me ha pasado algo parecido... - bajó la mirada – Esta mañana cuando coincidimos en el baño, me sentí atraída por tu cuerpo... ¿Perdona qué sea mala tía?
No tita... - la atraje más hacia mí y ella no se opuso – Somos prácticamente desconocidos y eso hace que no tenga ningún resentimiento moral que me prohíba desearte... - mis brazos se aferraron a ella y nuestras bocas estaban muy cerca – Pero si te causo cualquier daño, dejaré de lado este sentimiento... - nos miramos a los ojos y nos besamos suavemente.
Y qué dirán tu madre y la mía... - otro beso suave.
¡No me importa lo que puedan decir! - la besé con pasión por un largo tiempo.
Salimos del baño y caminamos por el pasillo agarrados de la mano, hasta llegar a la escalera. Nos dimos otro beso y después nos separamos para bajar. Ella primero y miré su culo agitarse con cada escalón que bajaba, la deseaba, no como a mi madre que para ella era mi amor y mi sexo, ni como a mi abuela que era diversión con el sexo, no, mi tía me provocaba una extraña excitación, en su presencia no podía más que pensar en su cuerpo, en tenerla junto a mí, tocándola, besándola... No entendía qué me ocurría con ella, pero sentía el enorme impulso de ser su esclavo sexual, de hacerle todo lo que ella me pidiera.
Nos sentamos a cenar los cuatro. Mi madre miraba a mi tía disimuladamente y sabía que algo había sucedido, aquella sonrisa que mostraba Pili no la tenía la noche anterior. Tras cenar y recoger todo, decidimos ir a la cama. Y como siempre, mi abuela fue la más audaz y perspicaz.
Marta, esta noche dormiré contigo, tenemos que hablar. - mi madre la miró y entendió lo que mi abuela quería - Pili, acuéstate con Enrique y así pruebas su nueva cama.
¡Yo con Enrique! - dijo mi tía riendo – Y si él no quiere...
No te preocupes tita, cuando se estaba arreglando mi habitación he dormido con mi madre, ayer con la abuela y hoy contigo... ¡Ya he pasado por la cama con todas las mujeres! - me sentí un poco avergonzado al darme cuenta de lo que había dicho, pero disimulé.
Subí a la habitación. Mi tía entró tras de mí y me miró como si no supiera que hacer. Me quité el chaleco y la camiseta y después los pantalones, quedé en calzoncillos. Me metí en la cama. Ella parecía dudar, cogió su pijama y con un “voy al baño” salió de la habitación. Pensaba que se había arrepentido y que iría a mi madre a decirle que prefería acostarse con ella o con su madre.
Ya llevaba quince minutos fuera y no ocurría nada, ni ella entraba ni entraba ninguna de las otras. Tal vez tuvo una indisposición. Me puse a pensar si aquella situación no sería demasiado rápida para ella, el día anterior la había dejado su novio y aquella noche iba a dormir con su sobrino, el que hacía un momento la había besado apasionadamente. Tal vez no estaba preparada emocionalmente para que su sobrino le pidiera relaciones sexuales, tenía que ir despacio... Y entonces se abrió la puerta y apareció ella. Estaba preciosa y muy sensual. No se había puesto el pijama con el que salió, llevaba una camiseta blanca en la que se podía intuir sus oscuros pezones y que sólo le cubría hasta que empezaban sus bragas, aquellas bragas negras que llevaba y que formaban un excitante triángulo en donde acababan sus muslos.
¿Te importa si duermo así? - me dijo por las ropas que llevaba.
Vale. - le dije – Pero sólo te dejaré entrar en mi cama nueva si me enseñas ese culito...
¡Asqueroso! - me dijo riendo y se acercó a la cama, levantó la ropa y se giró, puso su culo en pompa para que lo mirase y después entró en la cama riendo – Espero que haya sido suficiente...
Para nada. - le dije abrazándome a ella – Tienes el mejor culo de las tres y he de verlo en condiciones.
¡Cómo de las tres! - me sentí pillado con lo que había dicho – Sólo podrás mirar mi culo. - me sentí aliviado al ver que no pensó en nuestras madres.
Eso seguro, pero no te importará que mire el culo de la abuela y de mi madre...
Eso es muy pervertido, mirar el culo a tu propia madre...
Tita, ya es pervertido que me guste mi propia tía. Bien es verdad que hace mucho tiempo que no nos vemos, casi somos unos extraños, pero pertenecer a la misma familia es pervertido... Pero a la vez excitante. ¿No te ocurre lo mismo?
La verdad es que sí... - nos abrazamos cariñosamente y charlábamos con tranquilidad – Cuando esta mañana te he visto desnudo, he sentido una rara excitación y he de reconocerte que sentí la necesidad de tenerte... Cuando me agarraste el culo, en vez de enfadarme, me sentí de nuevo excitada y hablando mal, se me mojaron las bragas.
¿Y ahora que estamos juntos en la misma cama? - le pregunté.
La verdad es que me gusta... - quedó pensativa – Y ahora que lo pienso... Anoche dormiste con mi madre...
¡No pensarás que la abuela sería capaz de hacer algo conmigo, su nieto!
De mi madre me lo creo todo... - empezó a reír - Si me convenció para vernos follar a mi novio y a mí...
¿Y crees que sería capaz de hacerlo conmigo?
Ten cuidado que es muy peligrosa... - me miró a la cara y vio mi sonrisa, me empujó - ¡No, no puede ser!
Sí tita.Se acostó, tenía frío, la abracé y descubrí que no tenía bragas. - puse cara de haber sufrido con aquello – Cuando me di cuenta ya se la había metido entera.
¡No, si mi madre a guarra no hay quién le gane! - dijo sentada en la cama – Y... ¿Cómo descubriste que no tenía bragas?
¡Oh, fue sin querer! Verás... - la hice tumbarse y me abracé a ella - Estábamos así, mi mano estaba en su cintura. Entonces como tenía frío, la moví así para que entrara en calor. - hacía los mismos movimientos sobre el cuerpo de mi tía - Bajé por sus caderas y llegué hasta su muslo. Tiene una piel muy suave y eso me gustó, así que subí la mano y llegué hasta su barriga por debajo de su camisón.
¡Tenía la piel suave ¿no?!– asentí con la cabeza - ¿Y cómo supiste que no llevaba bragas?
Pues como tenía la piel suave y habiendo llegado hasta su barriga, quería saber cómo sería su bello púbico. – en ese momento bajé mi mano por su cuerpo y la introduje bajo las bragas de mi tía –Y descubrí que no tenía bragas.
¿Y cómo era su bello? – me dijo con una sonrisa.
¡Uf tita! – le dije con sorpresa - ¡Lo tienes depilado!
Casi entero. – moví mis dedos y sólo notaba unos pocos por encima de su coño, seguí bajando y toqué sus suaves labios vaginales.
¡Eso tengo que verlo! – la destapé y encendí la luz de mi mesita, me coloqué junto a ella y bajé sus bragas un poco - ¡Es precioso! – tenía un pequeño triángulo de pelos, bajé más la tela que lo cubría y empecé a ver el principio de sus depilados labios vaginales – Tita, se me hace la boca agua… ¿Puedo comértelo? – no esperé respuesta, seguí bajando sus bragas hasta quitárselas por completo, las olí. Ella tenía las piernas cerradas, como si le diera vergüenza que la mirara, las agitó restregando una contra otra cuando me vio oler sus bragas, aquello la había excitado.
¿A mi madre también le hiciste esto? – me preguntó mientras mis manos acariciaban sus muslos.
¿Y qué es esto? – le dije mientras empujaba sus piernas y se abrían ante mis ojos.
Pues lo que me vas a hacer…
¿Y qué te voy a hacer? Quiero escucharte decirlo…
Me vas a comer el coño… - dijo tímidamente y en ese momento mi lengua lamió sus labios vaginales - ¡Oh dios! – gimoteó cuando mi lengua separó los labios y buscó su clítoris.
Mientras mi lengua exploraba la intimidad de mi tía, sus caderas se agitaban. De su boca brotaban suaves gemidos.Lamí su clítoris y su mano empezó a acariciar mi pelo.
¡Sí, sí ahí, sigue no pares! – jugaba con mi lengua en su clítoris y eso le gustaba - ¡Qué bien lo haces! ¡Nunca me habían dado tanto placer! – rodeé su erecto clítoris con mis labios y succioné como si de un pequeño pene se tratara - ¡Joder niño, me voy a correr! – mientras succionaba, mi lengua comenzó a moverse rápidamente sobre la punta de tan sensible bulto - ¡Sí, sí , sigue, me corro, me corro! – sus gemidos se volvieron gritos, sus caderas se agitaban violentamente y puse una mano bajo su culo para que no se me escapara su clítoris de los labios, levantó las caderas mientras su mano empujaba con fuerza mi cabeza contra su coño - ¡Siiiiiií! – dio un gran grito cuando la invadió el orgasmo - ¡Siiií! – bajó la intensidad del gritó, pero sus piernas se agitaban convulsivamente mientras yo no dejaba de succionar - ¡Ya, para, para! – me pidió mientras su cuerpo aún temblaba de placer. Saqué mi boca de su coño y besé suavemente sus muslos.
¡Qué orgasmo más impresionante! – mi tía botó al escuchar la voz de mi madre. Mi madre y mi abuela estaban en la puerta mirando – Eso tengo que probarlo. –dijo mientras se quitaba las bragas y caminaba hacia la cama.
¡Y después iré yo! – mi abuela también se quitó las suyas.
Miré a mi alrededor y las vi. Una, dos y tres, las tres mujeres de mi familia sentadas en mi cama, con las piernas abiertas y ofreciéndome sus coños. No podía despreciarlas. Besé el coño de mi abuela, después el de mi madre y entonces Pili reaccionó.
Si vais a hacer que Enrique os coma vuestros perversos coños, que se tumbe en mitad de la cama…
La obedecí y ella se colocó entre mis piernas y empezó a mandarme la polla. Mi madre se puso con su hermana a lamer y tragar mi polla.Mientras, el mojado coño de mi abuela llegaba hasta mi boca. Parecía que la técnica que me había enseñado la punta de mi exnovia funcionaba con casi todas las mujeres. Mi abuela gritaba y se retorcía en mi cara mientras le succionaba con fuerza el clítoris y mi lengua acariciaba la punta con velocidad. Me llenó toda la boca y la cara con los chorros de flujos que brotaron de su anciano coño mientras todo su cuerpo se convulsionaba por el placer. Cayó a un lado derrotada por el placer, sabía que no podía follarla pues mi polla estaba dentro de las bocas de sus hijas. Descansó viendo como su nieto y sus hijas tenían sexo.
Me limpié la cara un poco con la sábana y agarré el culo de mi madre. Ella sabía perfectamente qué quería yo. Se movió, abrió las piernas y me puso el coño en la boca mientras ella le quitaba mi polla a la hermana para tragársela. Hacíamos un sesenta y nueve colosal ayudados por la caliente de mi tía Pili. Lamí su raja que ya estaba muy mojada. Utilicé la misma técnica sobre su clítoris y no tardó mucho en correrse sobre mi boca entre gritos y gemidos desesperados de placer.
Todos los coños habían sido comidos, todas habían recibido su merecido orgasmo… Quería follarlas y ellas deseaban ser folladas por mí. Mi madre se apartó de mí y besé a mi abuela, mi tía seguía con mi polla y mi madre me abrazó por la espalda. Giré la cabeza y la boca de mi madre me recibió con un beso apasionado. Mis manos tocaban los culos, las tetas, los cuerpos de las tres mujeres que luchaban por mi atención y por mi cuerpo. Sus manos me acariciaban por todos lados. Besaba a mi madre y de momento mi tía tiraba de mi pelo para que la besara a ella.
Miré junto a mí y allí estaba mi madre, tumbada en la cama, abierta de piernas para recibirme. Me moví de rodillas para colocarme entre sus piernas. La mano de mi abuela dirigió mi polla hacia su coño. Poco a poco me hundí en la locura de su vagina. Mientras me movía sobre mi madre, mi tía se recostó junto a nosotros para ofrecerme su boca. Pili se masturbaba mientras me besaba y sentí la boca de mi abuela que besaba mi endurecido culo mientras sus manos se deleitaban amasándolo.
Pili se puso a cuatro patas junto a nosotros, ofreciendo su culo para que le diera placer. Su mano se metía entre sus piernas y frotaba su clítoris. Saqué la polla de mi madre y escuché sus gruñidos de protesta. Me puse tras mi tía y la boca de mi abuela mamó mi polla por un momento. Miraba el hermoso culo que se ofrecía, se agitaba para provocarme mientras su mano se acariciaba el coño. Mi abuela dirigió mi polla al coño de su hija. Me agarré a las caderas de mi tía y empecé a follarla.
Si con la boca había conseguido arrancar un orgasmo de cada una, la situación de poder fallármelas a las tres me tenía tan excitado que apenas empezaba a escuchar los gemidos de mi tía, saqué la polla y la apoyé en su culo para empezar a descargar mi semen.
Caí rendido en la cama. Mi abuela y mi madre extendían mi semen por la espalda de Pili, jugando con el blanco líquido.
Perdonad que no haya aguantado más. – les dije – Es difícil no correrse con tres mujeres tan imponentes.
No importa cariño. – dijo mi madre que se recostó a mi lado, me abrazó y me besó.
Con lo que me has hecho con la boca he quedado satisfecha por hoy. – dijo mi abuela que se puso al otro costado y me acariciaba.
¡Pues yo no estoy satisfecha! – dijo Pili que se sentaba encima de mi polla y movía sus caderas para restregar su coño contra mi polla.
La miré, los movimientos de sus caderas hacían que sus tetas se agitan. Sus oscuros pezones estaban erectos y los acaricié con mis dedos.Mi polla empezó a despertar bajo su cuerpo,su mano la acomodó entre los mojados labios vaginales y mi polla seguía creciendo con sus insistentes movimientos.
Tita quiere un orgasmo con tu polla y lo va a tener. – puso sus manos en mi pecho y movió su culo de forma que mi polla se colocó a la entrada de su vagina, se dejó caer y mi polla entró por completo en su vagina - ¡Sí, llena a tita con tu polla!
Mi madre y mi abuela cogieron mis brazos y los pasaron por detrás de sus cuerpos, mi madre hundió su lengua en mi boca mientras mi abuela me daba besos por la barriga acariciando mi pecho. Agarré el culo de las dos y los sobaba mientras mi polla entraba en la vagina caliente de mi tía. Mi madre dejó de besarme y comenzó a lamerme el pezón que tenía más cerca, mi abuela subió por mi pecho y se dedicó a castigar el pezón libre.
Mi tía botaba sobre mi polla, clavándose con ganas. La miré y su cara mostraba el placer que estaba sintiendo, no sólo por follar con su sobrino, sino además ver a su madre y a su hermana en aquel incestuoso acto sexual le producía más placer del que podía imaginar. Sujetaba sus tetas con las manos y no dejaba de mirarnos. Bajó su culo todo lo que pudo y sus caderas se agitaron de adelante y atrás, haciendo más intenso el contacto entre nuestros sexos y dándole más placer para conseguir su deseado orgasmo, estaba a punto de correrse. Yo sentía como mi polla era machacada por su coño y las caricias y succiones que las otras dos me daban en los pezones me volvían loco y deseaba correrme.
¡Me corro! - grité y agarré con fuerza los culos de mi madre y mi abuela.
Mi tía siguió moviéndose y su orgasmo le llegó. Sus movimientos acompasados se desorganizaron y se agitaba compulsivamente mientras sentía aquel orgasmo. No pude más. Mi polla empezó a lanzar semen en la vagina de mi tía y ella se agitaba y gemía por el placer de sentirse llena con el semen de su sobrino. Cayó sobre mí y las tres me acariciaban y besaban.
Estuvimos un buen rato abrazados, descansando. Mi abuela fue la primera en decir que se iba a su cama. La vi levantarse y recoger sus ropas del suelo. Con un “¡Espera mamá!” mi madre se levantó de la cama y recogió sus ropas. Pili se había echado a mi lado y nos tapamos con las ropas de la cama. Las otras dos salían por la puerta, pero mi abuela se paró.
¡Toma, para qué te acuerdes de tu abuela! - me lanzó las bragas y cayeron junto a mí.
¡Y estas para qué no te olvides de tu madre! - y también me lanzó las suyas.
Las cogí, mientras ellas me miraban y me las llevé a la nariz para olerlas, después besé a mi tía y nos abrazamos para descansar. Mi abuela y mi madre se marcharon para acostarse en su cama y descansar después de aquel tiempo de sexo entre los cuatro.