Descubriendo a mi mujer 1
Llevamos ya 10 años casados y la vida es monótona como otra cualquiera, después de dos hijos y una vida laboral aburrida,
Llevamos ya 10 años casados y la vida es monótona como otra cualquiera, después de dos hijos y una vida laboral aburrida,
De casa al trabajo y del trabajo a casa. Mi mujer Olga, morena 1, 70 de altura y de cuerpo bien formado, se dedicaba a las labores de casa.
Nuestra vida sexual era simple uno a la semana y tenía si la regla.. Bueno para que contar.
El caso es que un día me vine para casa porque me encontraba mal, entre en modo silencioso para sorprenderla, pasé por el pasillo y
Llegando a nuestro oí unos leves gemidos, me quedé clavado y un ataque de cuernos, un calor extremo y una mala leche me inundó todo el cuerpo.
Me paré un instante pensando en empujar la puerta y entrar gritando y bueno lo que saliera, pero no sé por qué, pero en vez de eso me acerqué sigilosamente.
Aquello que vi me trastocó todo mi mundo, allí estaba mi mujer, boca arriba con las piernas abiertas y metiéndose un pedazo me mango negro impresionante. Retrocedí un poco tratando de asimilar lo que veía, no podía ser aquella mujer que no me decía nada cuando lo hacíamos y casi no suspiraba en el momento de correrse, estaba como una loca follándose aquel trozo de plástico, no me lo podía creer, así que no se me ocurrió otra cosa que sacarle un par de fotos.
Me hice una cuenta de correo nueva y le envié las fotos, con el texto escueto de: te pillé.
No pensé que contestaría por vergüenza o algo así, pero su respuesta fue pasmosa, respuesta: Olga, esto no tiene ninguna gracia.
Eso sí que no me lo esperaba, Olga es una amiga suya que vende tapper por las casas, o eso pensaba yo, que es lo que me dijo mi esposa.
Me lo pensé muy bien y hablé con mi mujer de frente, le conté lo que había visto y lo del correo, me miró y se sentó en el sofá muy nerviosa y sofocada.
Me miró y empezó a balbucear una explicación que no le dejé dar, me acerqué a ella y la levante, le dije que se denudara y que trajera a su amiguito, no pensé siquiera que me hiciera caso, pero allí se fue, a los tres minutos contados apareció, con su pelo castaño por los hombros, con sus braguitas rojas y con a que nabo en la mano, se quedó parada en la puerta, esperando.
Acércate, vino sin decir nada, se paró delante de mí, la puse de rodillas subida en el sofá y mirando a la pared, estaba todo bruto como nunca.
Le mordí las orejas y el cuello, no decía nada solo inclinaba la cabeza para protegerse, le cogí del pelo y le pregunté, que te pasa, no dices nada? porqué?
Solo acertó a decir, sabes que soy muy tímida y siempre me ha dado vergüenza, me hace sentir muy sucia, pienso que soy una puta.
Me empecé a reír, no me lo podía creer después de tantos años.. Me miró con ojos llorosos, acaso no piensas eso de las mujeres de la calle? Bueno quizá mis formas algo machistas te tienen confundida, pero si algo le gusta a un hombre es sentirse deseado. Sin decir nada más me puse detrás de ella y empecé a besar su cuello mientras mis manos tiraban de sus pezones poniéndolos de punta, esta vez lo hice con fuerza, ella gimió y se quejó, le mordí su culo y le di una palmada, volvió a quejarse, esto es otra cosa ya veo que empiezas a sentir..
Metí una mano por debajo y empecé a pellizcar su coño, para mi sorpresa estaba chorreando, a puta ya veo lo que te gusta, seguí pellizcando y tirando de sus pezones y a la vez su clítoris, pellizcando y dándole vueltas, joder aquello era una fuente de flujos, empezó a gemir como una fiera, estaba como poseída, en ese momento cogí el nabo y se lo metí de golpe en su coño, cogió una bocanada de aire y empezó a mover su culo como poseída, le bombeaba fuerte, empezó a sisear, luego se le escapó un si si y de repente explotó con un me corroooo cabróoon.
Me quedé estupefacto...