Descubriendo a mamá

Nunca me lo pude imaginar pero gracias a dios que pasó.

Pertenezco a una familia conformada por mis padres (mi padre 53, mi madre 48, yo y mi hermano menor) y antes de lo que aquí les relato, nuestras relaciones de familia eran normales y nunca antes me había fijado en mi madre como objeto de deseo sexual.

Ella no era una gran belleza pero a su edad aun conservaba un buen estado físico, su rostro ya denotaba los rasgos de una mujer madura, siempre estaba alegre o jovial cosa que la hacia parecer de menor edad de la que tenía y pese a la armonía del hogar no era un secreto que las relaciones con mi padre no eran tan buenas a causa que en una o dos ocasiones lo encontró en situaciones de infidelidad marital y si convivían juntos mas era por los comentarios y el cuidado de los hijos que por su propio deseo.

Yo contaba en aquellos días tan solo con 17 años de edad y había culminado mis estudios en la escuela. Luego del breve descanso que significaron aquellas vacaciones de verano me traslade a la ciudad capital para iniciar los estudios en la Universidad.

Mi madre había arreglado que me hospedaría en una pensión estudiantil los primeros meses y hasta que consiguiera un pequeño apartamento no muy caro para mudarme. La idea era que al mudarme mi familia pudiera venir de vez en cuando de visita sin mayor costo por el hospedaje, ya que éramos una familia de clase media que no contaba con muchos recursos económicos.

A los dos meses de estar viviendo en la pensión se presentó la ocasión de un lindo departamento de dos ambientes en la zona de la universidad y su costo era accesible y de inmediato mis padres me enviaron el dinero y me traslade a vivir a mi nuevo alojamiento. En cuanto todo estuvo acomodado en mi nueva casa mi madre viajo desde nuestra ciudad para conocer el lugar y ayudarme a terminar de instalarlo con total comodidad.

No hace falta describir la alegría de volver a mi madre tras varios meses de ausencia en mi casa y su llegada no sólo trajo la alegría sino los cuidados que toda madre suele dar a sus hijos, cocinar y todas las cosas del hogar, fue como volver a renacer después de aquellos duros meses en la pensión estudiantil.

Como el departamento no era lo suficientemente amplio nos ubicamos ambos en el dormitorio y tras acomodar el equipaje de mi madre nos sentamos a conversar en la cocina mientras ella me contaba de cómo estaban todos en nuestra casa y yo le contaba de mis estudios y la nueva vida en la ciudad.

Como era sábado pasamos la tarde conversando y arreglando las cosas en el departamento y en la tarde a ella se le ocurrió salir a cenar fuera para festejar su llegada y nos dispusimos a prepararnos para salir.

Primero me di yo una ducha para dejarle el baño todo el tiempo que lo necesitara y para esperar que ella termine me puse a ver la televisión. De inmediato ella comenzó a preparar sus ropas y se dirigió hacia el baño a ducharse y unos 20 minutos después salió envuelta en una toalla y con otra sobre su cabeza.

Fue en ese instante que todo en mi cambió. Al ver la silueta de mi madre cubierta por un tallón cubriendo sus senos y que sólo le llegaba a cubrir sus nalgas y pocos centímetros mas abajo fue algo alucinante y excitante, sus largas piernas eran hermosas y firmes y su andar pausado entre el baño y la habitación eran una visión que captó mi atención mas que la televisión y me dedique a observarla con detenimiento.

Pensé en ese instante que mi padre era un hombre afortunado al haberse casado con aquella hembra y pensé que si a sus 48 años se veía así más linda habría sido a 20 y 30. De estar viéndola como si recién la descubriera por primera vez la excitación comenzó a apoderarse de mi cuerpo y al cabo de 10 minutos estaba con una evidente erección bajo mis pantalones.

Ella continuó acicalándose para nuestra salida y luego de secarse el cabello vestida como había salido de su ducha y se vistió con un pantalón, una blusa y un suéter combinando y una hora más tarde estábamos listos para salir.

Fuimos a restaurante sencillo donde cenamos pastas y tomamos una botella de vino tinto. Durante la cena conversamos de todo un poco hasta que mi madre me pregunto si de mi estadía en la ciudad ya había conseguido novia y le respondí que no contándole que no me fue posible conocer muchas mujeres mientras vivía en la pensión.

Como no era lejos del departamento el regreso lo emprendimos a pie mirando vidrieras en las calles y caminamos durante más o menos una hora hasta llegar al departamento y en el trayecto pude observar como mas de un hombre se dio la vuelta para admirar a mi madre que casi ni los advirtió.

Cuando llegamos al departamento eran las 12.30 de la noche y como era temprano nos sentamos en la sala a seguir conversando. Charlamos un largo rato, tal vez mas de una hora, y mi madre dijo: "Espérame aquí ya vuelvo, me pondré un poco mas cómoda" y volvió tras cinco minutos vistiendo un camisón celeste, sin mangas, que llegaba a mitad de sus muslos y se sentó a mi lado en el sofá.

Ella continuó contándome de cómo estaban las cosas en la casa de mis padres y me dijo: "En verdad que desde que te viniste para la ciudad te he extrañado" y yo respondí "También te he extrañado mucho mamá" y nos quedamos mirando un instante.

Ella reaccionó y dijo: "Ven hijito del alma, dame un abrazo que hace tanto no me das uno" y yo me acerque más a ella y la abrace por bajo sus brazos y ella me abrazo por sobre los hombres y haciendo un poco más de presión me acerco hacia sí con fuerza pegando su cuerpo y el mío generando un contacto muy agradable.

Duró poco tiempo ese contacto pero en ese instante pude sentir sobre mi los pechos de mi madre y sus manos frotando la parte superior de mi espalda con mucha ternura y esa sensación aumentó mi excitación sobremanera provocándome inmediatamente una erección mas severa que la de aquella tarde cuando ella se cambiaba.

Cuando nos separamos me acomodé al otro lado intentando ocultar mi estado y al volver a mirarla pude observar su cuerpo y note como la tela del camisón se le pegaba marcando sus pechos de mediano tamaño y dejaba ver la forma de los pezones que estaban duros y erectos bajo la tela.

Ella se acomodó la ropa y dijo: "Voy a la cocina a preparar un café y vuelvo" y delicadamente se levantó del asiento y caminó hasta perderse de mi vista dejándome con mis pensamientos alborotados.

Mientras estaba en la cocina mis pensamientos se agolpaban tratando de entender lo que me sucedía. Yo nunca antes había visto a mi madre como en ese momento, ni me había fijado en su cuerpo o sentido alguna clase de excitación por ella pero era innegable que ahí, en ese mismo instante, era un sentimiento y una sensación que no podía controlar.

No podía quitar mis pensamientos del cuerpo de mi madre y de la excitación que me provocaba y casi por instinto me levante del sillón y me dirigía a la cocina donde ella estaba junto a las hornallas calentando agua y preparando un pocillo para su café.

Ni bien entre le dije: "Sabes mamá, estoy muy feliz y contento que vinieras a verme. Extrañaba tus cuidados y charlar contigo como hoy" y ella dándose la vuelta me miró y sonrió y yo le sonreí también.

Ella se acercó otra vez a mi y me volvió a abrazar diciendo: "Yo también te he extrañado tanto hijo" y sin pensarlo mis manos volvieron a tomarla por su cintura y permanecimos abrazados de pie en el centro de aquella pequeña la cocina.

Tome el cuerpo de mi madre y suavemente lo atraje más al mío hasta sentirla recostada en mi pecho y delicadamente gire mi rostro y bese su mejilla. Mi madre permanecía estática en nuestro abrazo y sin reaccionar, con sus dos brazos cruzándome la espalda y su respiración pausada.

Ninguno de los dos dejaba aquel abrazo y volvía a besar su rostro una vez más pero, esta vez me detuve unos segundos al hacerlo. Mientras la estaba besando sentí como mi verga que estaba en reposo de inmediato tomaba vida por si misma y comenzó a erguirse en otra erección de mayor tamaño aun que la que experimente en el sillón.

Aunque en ese instante no dijo nada, se que mi madre pudo sentir mi verga al moverse bajo mi pantalón mientras permanecíamos pegados en aquel abrazo uno frente al otro.

Ahora fue ella la que hizo un movimiento con su cabeza y beso mi mejilla como yo lo había hecho recién y sin darme tiempo a reaccionar se apartó de mi culminando nuestro cálido abrazo y diciendo "Gracias hijito" y se volvió hacia la mesada de la cocina para seguir preparando su bebida.

En su movimiento note como al girar ella dejo deslizar sus ojos observando por centésimas de segundo mi entrepierna y la evidente erección que ya mi pantalón no podía esconder más.

Por un segundo mis pensamientos se debatían en mi cabeza y por un lado pensaba en irme a la sala y por el otro pensaba en el cuerpo de mi madre, en como me tenía de excitado en ese momento y cuanto la deseaba, cada vez y mas.

No se como, ni porqué, di dos pasos hacia delante y volví a tomarla por su cintura juntando mis manos sobre su vientre y pegándome a su espalda y ella reaccionó colocando sus manos cubriendo las mías.

Sin moverme de atrás de ella le dije a mi madre "Mamá, te quiero mucho" y ella me respondió "Yo también te quiero mucho, hijito". Sus palabras aumentaron mi excitación y pegando mi verga a su culo la apreté contra mi para que sintiera mi erección en su carnes.

No sabía, ni comprendía, lo que estaba haciendo pero en ese instante sólo deseaba a mi madre como no había deseado antes el cuerpo de otra mujer y parados junto a la mesada ninguno de los dos movía tan solo un músculo, mis manos sobre el vientre de mamá y las suyas apretando las mías.

Desde mi posición, con mi verga apoyada entre la hendidura de sus nalgas, acerque mi cara a su cuello, cerré mis ojos y la besé succionando su piel con mis labios e impregnando mi nariz con el aroma de su perfume.

Su reacción no se hizo esperar y mientras aun tenía mis labios en su cuello sentí como sus dedos se entrelazaron con los míos. Ella seguía ahí, inmóvil como de piedra y salvo el movimiento de sus manos parecía no reaccionar.

Yo apreté mis manos más a su vientre y empuje con mis caderas hacia delante incrustando mas mi verga en sus nalgas si es que se podía. El silenció que se provocó en ese instante era como el anunció de la calma que precede a la tempestad.

Ya estaba realmente jugado en todo aquello y no podía tan sólo volverme atrás e ignorarlo y las hormonas de mi cuerpo clamaban por sexo y entonces me aventure aun más deslizando una de mis manos sin que se soltara la de mi madre hasta colocarla cubriendo su pecho y con un movimiento casi imperceptible comencé a fregar mi verga subiendo y bajando en las nalgas de mamá como si intentará cogerla por sobre sus ropas.

Ella seguí inmóvil pero no soltaba mis manos y no daba muestras de cual era su intención, si me dejaría continuar, si deseaba lo que estaba ocurriendo o, si por el contrario, haría un escándalo y me retaría por mi osadia.

El terror de pensar que ella comenzara a gritarme me paralizó por completo mientras sujetaba su pecho en mi mano y fregaba mi verga en su culo y, por un mino o dos, ninguno de ambos hizo movimiento o sonido alguno.

Al cabo de ese par de minutos y ya recobrando la conciencia de lo que sucedía en esa cocina todo cambió. Mi cuerpo seguí pegado al suyo, mi verga estaba completamente dura y casi clavada entre sus dos nalgas, mi mano aferraba su pecho y pude notar bajo la palma de mi mano el pezón, duro, durísimo, completamente erguido en una erección total también, pude escuchar la respiración de mamá jadeando bajo y los latidos acelerados del corazón en su pecho.

Tomar conciencia de todo ello me devolvió el coraje y tome el pecho de ella estrujándolo con mis dedos mientras ella soltaba mis manos para apoyarse sobre la mesada y con delicadeza reclinaba su cuerpo hacia delante y por la posición su cola se echaba mas hacia atrás como buscando mi verga.

Nunca antes había visto a mi madre en una situación similar, ni me la había imaginado en una situación sexual y me detuve a verla con detenimiento. Ella estaba levemente recostada hacia delante con sus dos manos sobre la mesada de piedra de la cocina intentando sostenerla en aquella posición.

Su piernas levemente separadas y mis dos pies situados en medio de los suyos provocando que ella se viera impedida de cerrarlas.

Bajo la tela del camisón celeste podía ver el leve movimiento de sus pechos al son de su agitada respiración y su cabeza completamente reclinada hacia abajo como escondiendo el rostro de mi vista cubierta por sus ondulados cabellos de tono rubio.

Por su parte, mi mano derecha sujetaba por debajo de la axila su pecho con fuerza y mi otra mano desde su vientre la sostenía pegada a mi mientras mi verga que se notaba como un gran bulto bajo mi pantalón de jean marcaba la hendidura de su culo dibujando la deliciosa forma de sus dos nalgas.

Mientras la observaba estar ahí sin resistirse a mi deseo percibí la voz de mi madre que hablando bajo, muy bajo, decía: "Siiiiiiiiiii" y comprendí que sin importar nada en el mundo ella se había entregado y que nada podría ya evitar que instantes después sería mía.

Retrocedí medio paso alejándome un poco de su cuerpo y ayudándome con las dos manos la hice ponerse de pie frente a mi, le di la vuelta y quedamos frente a frente mientras ella agachaba su rostro intentando ocultarse de mí.

Con una de mis manos la tome de la barbilla y le hice subir su cara hasta verla a los ojos y sin mediar palabra entre nosotros acerque mi rostro al suyo buscando sus labios mientras la veía como si fuera en cámara lenta que iba abriendo la boca para recibir mi beso.

Con mucha ternura mi boca se puso sobre la de ella y de inmediato introduje mi lengua y comencé a recorrerla y ella no hizo ninguna resistencia y me dejó besarla. El beso fue corto y ella ni se movió, ni correspondió el beso tampoco.

Volví a besarla pero esta vez mis manos la tomaron de la cintura y pegue mi cuerpo al de ella. De inmediato sus manos se deslizaron sobre mis dos brazos y me abrazo por el cuello mientras que ahora ella se entregaba al placer de aquel beso mostrando su deseo y lujuria que ya eran incontenibles.

Su lengua se introdujo en mi boca mientras con fuerza sus brazos aferraban mi cuello casi colgándose de mi. Mis manos de inmediato bajaron para aferrarla de las nalgas mientras la atraía hacia mi hasta sentir su pelvis estrellada contra mi verga y ejerciendo presión sobre ella.

Mamá levanto una de sus piernas y rodeo las mías enganchándola por detrás y eso provoco que su pelvis literalmente se montara sobre mi verga simulando de inmediato el movimiento de la penetración entre ambos.

Cuando aquel beso terminó ambos estábamos ya demasiado excitados y ninguno deseaba que aquello terminara allí. Mamá tomo la iniciativa y dijo: "Ven vamos al cuarto hijo" y tomándome de la mano me guió hasta la habitación, encendió la luz y me hizo recostar en mi cama.

Se reclino levemente sobre mi y me besó otra vez con toda pasión y cuando dejo de hacerlo dijo: "dejame a mi hacer todo" y se arrodillo en el suelo entre mis dos piernas mientras con las manos me acariciaba sobre la camisa el pecho.

Mirando mi rostro fue desabotonando la camisa hasta abrirla toda y luego acaricio la piel de mi pecho con ambas manos. Se reclino sobre mi torso y con su boca beso mis pezones pasando su lengua primero para humedecerlos y luego los succionó y mordió suavemente.

Ver a mi madre haciendo eso me puso loco, ella era una hembra muy sensual en los momentos de sexo y sabia bien como excitarte o darte placer y era en ese momento el objeto de su deseo y nada nos importaba a ninguno de los dos.

Sin dejar de besar cada tanto mi pecho tomo con sus manos el cinturón y lo desabrocho, desabotono el pantalón y bajo el cierre abriéndolo y tomando el elástico de mis boxer y estirándolo un poco metió la mano desde arriba hasta encontrar mi verga en total erección y la aferró con sus dedos con firmeza como quien mide su tamaño y grosor.

Ella jugo con los dedos un par de minutos sobre mi verga mientras me miraba a los ojos y me decía: "Mi amor, que linda pija tenes", "No puedo creer que este tan dura por mi, mi vida", "Desde que te veía cuando eras pequeño sabía que tu verga sería grande".

Yo jadeaba y suspiraba mientras mamá se deleitaba jugando con mi miembro y ella como embelesada repetía "como me gusta tu verga hijito", "me la vas a dar toda, verdad".y no me podía creer que tan sólo unos minutos antes estaban tan sólo charlando y ahora ella estaba clamando para que me la cogiera como una gata en celo.

Entonces le hable y le dije: "No me lo puedo creer mamá." "No sabía que fueras así, ni que yo te excitara tanto" y ella me dijo: "Es verdad hijo, es verdad" y agregó: "Sabes que con tu padre ya hace mucho que no nos llevábamos bien, ni tenemos sexo y desde antes que te fueras de la casa te he deseado y he deseado tanto que esto sucediera que sabía que cuando te mudaras a un departamento a vivir sólo pasaría y no lo podríamos evitar"

Por varios minutos ella me habló y explicó que hacía mas de un año me había visto masturbándome en el baño de su casa y que al verme se excitó tanto que desde ese día supo que me deseaba sexualmente pero no se animó nunca a hacer nada por temor a mi reacción o por que alguien en la casa se diera cuenta. Me dijo que innumerables veces se masturbó pensando en ese momento y que lo había soñado tanto que cuando les informe de mi traslado al departamento ella decidió y preparó todo para poder venirse sola a verme y así dar la oportunidad que todo sucediera.

Que ella jamás hubiera tomado la iniciativa pero que desde que llegó trato de mostrarse insinuante y de excitarme y que cuando me vió en el sillón después de estar abrazados supo que hoy pasaría y como no hice nada más que abrazarla tuvo que irse a la cocina para no evidenciar lo excitada que se encontraba y que cuando me noto entrar nada podía ya parar eso.

Cuando terminó de explicármelo todo le dije "Mamá, cuanto te quiero Mamá" y me volví a sentar y la besé con más pasión si se podía. Al dejar de besarla ella me volvió a recostar y nuevamente dijo: "Deja que yo me encargue hijo y relájate que te va a gustar."

Con prisa bajo mis pantalones y boxer los dos al mismo tiempo y me quito la camisa dejándome desnudo sobre la cama. Ella por su parte, sin levantarse del suelo entre mis piernas se quitó el camisón que llevaba puesto por sobre su cabeza y de inmediato tomo mi verga y comenzó a mamarmela.

Jugó unos segundos con su lengua y labios sobre mi glande mientras lo sostenía erguido con su mano como quien saborea un helado y cuando entubo bien húmedo de su saliva lo deslizó dentro de su boca hasta tenerlo todo adentro hasta la garganta.

Continuó degustando mi verga con real voracidad, la metía y sacaba a un ritmo que poco a poco se convirtió en infernal llevándome casi al éxtasis y hubiera derramado mi semen ahí mismo si no le aviso que se detenga.

Ella hizo más pausadas sus caricias y continuó lamiendo mi miembro, mis bolas y masturbando suavemente mi verga con su mano con un lento movimiento de sube y baja. Yo estaba en el paraíso y el placer que me causaba me tenia completamente entregado a su voluntad y sin que me diera cuenta ella levanto mis piernas un poco mientras succionaba mis testículos y fue bajando suavemente con su lengua hasta alcanzar mi ano y me lo beso y chupo por mas de cinco minutos entre los cuales intentaba meter su lengua, lo lamia o lo succionaba alternando con mis bolas.

Aquello realmente me estaba desquiciando y temiendo no aguantar mas le dije que se detenga, que quería cogerla, que no daba mas de deseos por ella.

Ella me hizo levantar y se recostó en la cama y me dijo: "Esta bien pero antes quiero que me chupes a mi" y me guió entre sus piernas hasta encontrar su sexo completamente húmedo, empapado de sus jugos, que me obligo a tomar hasta acabármelos.

Con sus dos manos abrió sus labios vaginales dejando expuesta la piel rosada del interior de su vagina que brillaba ante la luz del ambiente y sobre su hendidura estaba aquel botón, grande y firme, latiendo de placer ante mis ojos.

Lo tome con mis labios y lo succione provocándole un estremecimiento que la hizo temblar al primer contacto. Estuve deleitándome en ello por varios minutos, metiendo mis dos y hasta tres de mis dedos en su cueva mientras con mi lengua la hacia delirar de placer sobre su clítoris y sus gemidos inundaban la habitación haciéndose cada vez mas audibles desde el exterior.

No tardo mucho en alcanzar su primer orgasmo y cuando estallo en aquel placer tomo mi cabeza incrustándosela literalmente en su concha gritando y jadeando hasta quedar inmóvil debajo mío.

Cuando recobro los sentidos se giro boca abajo y se colocó de a cuatro patas mirando a la pared y mirándome dijo: "Metémela, vamos quiero sentirla adentro ya" y yo obediente a su clamor me coloque detrás y tomando mi miembro con una mano lo guie hasta la entrada de su vagina y lo apoye.

Ella, en ese instante, se aferró con una mano a mis caderas y sin que alcanzara a moverme empujo con fuerza hacia atrás haciendo que mi verga le entrara con sus 20 centímetros por completo en el interior y dio un grito gutural de placer "Ahhhhhhhhhhhhhggggggg" y volvió a tener otro orgasmo increíble mientras hundía su rostro en el colchón para ahogar su voz.

Este nuevo orgasmo duró menos que el anterior y de inmediato ella comenzó el movimiento de mete y saca comenzándome a dar placer a mi. Yo por mi parte, la tomé de las caderas y sujetándola con fuerza respondí por instinto e inicie el acompañamiento en la copula.

El haber estado dándole placer oral a ella había hecho bajar mi excitación y me permitía disfrutar de su sexo sin temor a arrojar mi semen rápidamente y me dedique a jugar mientras le enterraba mi pija en su interior con sus delicados pechos.

Ella lo estaba disfrutando y me decía: "Si hijo, si mi amor, dale duro a mami que te quiere adentro", "Que bien se siente mi amor, no te detengas, sigue, sigue" y yo continuaba taladrando su sexo con mi miembro.

Sus nalgas golpeaban contra mi ingle con fuerza haciendo un sonido rítmico que era hipnotizador y desde mi posición podía ver como mi verga entraba y salía de su cuerpo y los jugos de su sexo que escurrían todo a lo largo. Llevé mi mano derecha hasta alcanzar su sexo y comencé a acariciarle el clítoris nuevamente y ella de inmediato reaccionó a las caricias diciendo: "Hijito, Hijito, me matas de placer, no pares, no pares que voy a acabar otra vez" y nuevamente el orgasmo estallo en su cuerpo haciéndola empujar con fuerza como buscando que mi verga entrara más adentro si era posible.

Cuando su orgasmo terminó cambiamos de posición y la recosté en la cama echándome encima y ella con sus dos manos tomo mi verga y la guió nuevamente hasta tenerla adentro e iniciamos lo movimientos. Sus piernas rodeaban mi cintura, sus manos guiaban acompañaban mis movimientos apoyadas en mis caderas y yo la tome por el culo y cogíamos como si fuéramos dos animales en celo.

De inmediato el ritmo aumento con frenesí y sentía venir mi orgasmo naciendo desde mi columna vertebral, recorriéndome la espina dorsal, estremeciendo mis testículos, comprimiendo mi próstata y soltando mi leche mientras le decía "OHHH mamá, estoy acabando, estoy acabannndddooooo" y ella sonriendo y mirándome respondió: "Si hijo, dámela toda, suéltala que mama quiere toda tu leche"

Caí exhausto sobre su cuerpo mientras ella me acariciaba la espalda y la cabeza con sus manos diciendo: "Hijo, que feliz me haces" "Cuanto te deseaba hijo mi, eres mi vida, eres mi amor", mientras yo trataba de recuperar el aire y el habla.

Cuando ambos estuvimos mas calmados ella salió de debajo y se fue al baño para luego regresar a la cama y en esa noche lo volvimos a hacer otra vez para luego quedar dormidos uno abrazado al otro en aquella diminuta cama de plaza y media y cuando desperté al otro día estaba sólo y ella en la cocina.

Me levante sobresaltado, no comprendía aun lo que había ocurrido y me dirigí a la cocina a verla para descubrirla en su bata de estar en casa preparando el desayuno. Al verme entrar se dio la vuelta y me dijo: "Ya casi lo tengo listo, ve a la cama hijo que te llevo el desayuno" y yo le respondí "Gracias mamá" y me volví hacia la habitación.

Un par de minutos después ella entraba en el cuarto portando la bandeja con café, tostadas, dulce y queso crema y acercándose me dijo "Hoy nos quedaremos en la cama juntos todo el día" y se metió a la cama otra vez haciéndome compañía mientras ingería el desayuno.

Ese día la pasamos en la cama juntos y nuestros encuentros se repitieron durante los 10 días que ella se quedó en la ciudad y cuando tuvo que volver a nuestra casa con la familia me prometió que volvería cada mes ella sola para estar conmigo y así fue por mucho tiempo pero aquellos encuentros quedaran para alguna otra entrega de esta historia.