Descubriendo a Karen (2)

Luego de pequeños logros, Miguel desea llegar un poco más y se aventura en una audaz acción en pos de lograr algo mas Karen, su hermana.

Descubriendo a Karen - II

Pasaron los meses y yo aún mantenía la idea de lograr "algo mas" con mi hermana, pero no tenía la menor idea de como hacerlo. Luego de mucho pensar una noche tuve una idea, fue algo que se me ocurrió en el momento. Ya he dicho que con karen me llevaba muy bien, que me trataba cono mucho cariño, así que quise aprovechar esa condición una noche para tratar de dormir con ella.

Mi idea era la de ir a su habitación bien entrada la noche con el pretexto de que había tenido una pesadilla o algo así, y que me dejará dormir con ella por que estaba asustado. Esto no era realmente una novedad, lo había hecho cuando era mas chico, pero ahora no sabía como Karen respondería a mi solicitud.

Siendo cerca de la una de la mañana, y con todo el mundo en cama, me introduje a su pieza. Por las noches la habitación de Karen e Isabel (otra de mis hermanas) no se cerraba con pestillo. Me dirigí rápidamente hacia la cama de Karen y la desperté.

  • Karen, Karen...- Musite a baja voz - Tengo miedo.

  • Que pasa, por que me despiertas - Respondió ella con una voz suave.

  • Tengo miedo, he soñado algo feo, por favor tengo miedo, quiero dormir contigo.

Ella me miro fijamente y un poco extrañada, apenas podía ver bien su rostro en la semioscuridad reinante.

  • Oye - Me dijo en tono de reproche - Ya estas muy grandecito para esto Miguel, miedo de que vas a tener? no pasa nada, anda vete a tu cama antes que despiertes a Isabel.

Yo no podía rendirme tan pronto y recurrí al sollozo y a la suplica.

  • No seas mala Karen, en serio tengo miedo, por favor déjame dormir contigo.

  • Ay hombre, que pesado eres.

Ver esos lindos ojos, en el terso rostro de mi hermana mayor, mirándome un tanto extrañados pero a la vez conmovidos; diciéndose a si misma ¿lo dejo dormir conmigo o no? resultaba ser una escena especial.

  • Porfa Karen, porfa - Implore desconsoladamente haciendo uso de mis dotes de actor.

  • Vale, súbete y tápate bien.

Compungido pero feliz por dentro di la vuelta a la cama y me metí en ella raudamente.

  • Ahora duérmete que mañana tienes colegio

  • Gracias Karen - Lo dije en un tono tierno y me acerque para darle un besito en la mejilla

Mi hermana se extraño de este gesto tanto como yo, fue algo que broto del momento, no estaba en mis planes, pero mi hermana lo tomo a bien y luego de acariciar mi cabeza como lo hiciera mi propia madre, se recostó dándome la espalda.

La cama era de una plaza y media, lo suficientemente grande para que entráramos los dos, pero lo suficientemente estrecha para que nuestros cuerpos se rozaran. Mi plan era conseguir entrar en contacto con el cuerpo de mi hermana debajo de las sabanas, me contentaría con un roce casual, un tocamiento suave.

Yo estaba con el rostro hacia mi hermana, ella me daba la espalda con su cuerpo un poco encogido. Yo decidí quedarme quieto el tiempo que fuera necesario, esperando a que la suave y pausada respiración de mi hermana me indicara que estaba plácidamente dormida. Sabía que Karen era de sueño profundo, no se despertaba con cualquier cosa, este hecho hizo que adoptara una posición osada. Una vez Karen dio señales de dormir, me acerque poco a poco, moviendo mi cuerpo hasta sentir su calor y también su olor. Es increíble como sin estar en contacto directo con una mujer, puedes percibir de ella muchas cosas, una de ellas su respiración, luego su calor, y por último su olor. Estaba complacido de tener tan cerca a mi hermana y en mi pantalón de pijama alguien también empezaba a sentirse complacido.

Con mi mano libre, la izquierda, ya que la derecha la tenía presionada por el peso de mi cuerpo, trate de tocar a Karen. Primero roce su espalda, como quien tanteaba si dormía o no. El primer roce no dio ningún indicio, Karen dormía. Pose suavemente mi mano en su espalda, note la suave tela de su camiseta y el calor de su cuerpo. Me estremecí con aquel contacto. Con cuidado conduje mi mano por sobre sus hombros, con un roce muy suave, me atreví más y baje mi mano por toda su espalda hasta su cintura, notando que no llevaba sujetador. De repente mientras tocaba aleje con brusquedad mi mano algo asustado. ¿que hizo que la retirara? Había entrado en contacto con su piel desnuda y eso me asusto.

Al final de la espalda la camiseta dejaba un franja de cuerpo descubierto antes de llegar a la parte inferior del pijama. Con miedo y ansias volví a tocar, esta vez sentí su suave piel, no la roce, solo pose algunos de mis dedos en esa parte, sintiendo la piel y su calor. Estaba maravillado y notablemente excitado. Mi hermana no se daba cuenta de nada y yo quería tocar más. Baje mi mano un poco y me tope con la tela de lo que creía era su pantalón, después pude confirmar que llevaba puestos unos shorts. Baje mas rozando y con las yemas de mis dedos acaricie su trasero, en acto osado pose toda mi mano en su preciosa nalga izquierda. El short era grueso, por lo tanto la sensación era un tanto impersonal, yo aún así estaba maravillado. Baje mas mi mano y palpe cuidadosamente sus piernas hasta donde pude, toque sus firmes muslos deslizándome sobre su tersa piel.

Inconscientemente mi mano derecha se libero y comenzó a frotar mi pequeña verga por sobre el pantalón de mi pijama. La situación aunque ahora resulte un tanto tonta y poco erótica o de una connotación sexual mínima, para mi en ese momento era sumamente intensa, eran potentes las sensaciones en mi mente y me colmaban de dicha. Por fin, alentado por la quietud de mi hermana, me acerque hasta tenerla prácticamente pegada a mi, mi pecho con su espalda, el bulto de mis pantalones chocaba con su trasero y mis pies y piernas rozaban las suyas desnudas. Lo que mas me gratificaba era sentir la tensión entre mi pene y su redondo culo, estaba a un punto de correrme.

Para terminar con mis tocamientos decidí sin medir consecuencias llegar mas allá, me baje los pantalones del pijama y descubrí mi desafiante miembro sumamente duro. Cuidadosamente lo tense contra una nalga y luego con otra, estregándolo con lujuria hasta que al fin me pegue de tal manera que sentí aprisionada mi dureza entre las dos macizas nalgas de mi hermana mayor.

En eso me horrorice, sentí moverse a Karen, balbucear unas palabras y recostarse sobre su espalda, quedando con una pierna sobre la mía y con una nalga apoyada sobre mi. Estaba terriblemente asustado, aún con el pantalón de pijama abajo. Karen seguía dormida pero ambos estabamos en una posición ahora bastante incomoda, temía que se despertará y se diera cuenta de mis reprochables actos. Estaba petrificado, en ese momento pensaba que mi hermana se había despertado. Para suerte mía Karen seguía profundamente dormida. Fueron minutos interminables los que pasaron hasta que me volví a animar a hacer algo.

Tenía el brazo y mano izquierda de Karen sobre mi cuerpo, su mano inerte chocaba contra una de mis piernas. Yo había estado tratando de volver a subirme el pantalón sin despertarla, pero en ese instante pense en algo. Con mi mano izquierda libre, toque desinteresadamente la mano de mi hermana que se recostaba sobre mi. Como no pasaba nada tome valor y la cogí entre mis dedos. Era una mano pequeña y delicada, con unas uñas cortitas. Llevé su mano muerta lentamente hasta donde se encontraba mi pene libre. La deje sobre mi miembro, tratando de que todos sus dedos estuvieran en contacto con él. Sentía electricidad por todo mi joven cuerpo, era una situación sumamente excitante. Use su mano como si fuera la de una muñeca pasándola por sobre mi miembro, estaba en la gloria, me estaba haciendo una paja con la mano de mi hermana.

Entenderán que mi mente deliraba y no tenía conciencia en ese momento de lo evidente y torpe que estaba siendo. Me había extralimitado, había sido demasiado incauto, lo que hasta ese momento había sido mi mejor incursión se convertiría en segundos en el peor momento de mi vida.

Sentí la mano de mi hermana, la que había estado usando hace minutos como juguete, cobrar vida y alejarse de mi. Sentí su cuerpo moverse en mi dirección. Sentí el cambio en su respiración y en segundos las tenía de cara a mi mirándome en la semioscuridad de la noche. La luz era escasa, pero mis ojos se habían acostumbrado a ese entorno nocturno y podía adivinar claramente los ojos de mi hermana mayor puestos en mi.

Estaba despierta mirándome, yo congelado como una estatua. La única parte de mi que se había relajado era mi pequeño pene,

  • ¿Que hacías? - Me dijo en un tono severo.

Deben entender la situación y mi edad. Era un niño pillado haciendo algo extremadamente malo. ¿Que creen que podía hacer o decir en mi defensa?. Nada, no hice nada. Solo lloré, cerré los ojos y deje que mis lágrimas cayeran sobre las sábanas de mi hermana.

La reacción de Karen me sorprendió, cualquier otra de mis hermanas no hubiera hecho lo que ella. Mi hermana mayor acercó su mano hacia mi y me tomó por la cabeza y acaricio, su voz tranquila emano de sus delicados labios como una melodía arrulladora.

  • No, no Miguel, no llores, ¿estas bien?.

No, no lo estaba, quería que la tierra me tragara. Seguía llorando ahogadamente, sin emitir mas que un pequeño quejido.

  • No llores hermanito, ven - Dijo esto pasándome la mano por detrás de mis hombros y atrayéndome hacia ella

Pegué mi cabeza en su pecho y seguí sollozando. Ella me apretó fuertemente haciéndome sentir su cálido cuerpo.

  • Perdóname Karen, perdóname - Continúe en mi interminable sufrir.

  • Oye, ya basta, no llores que no has hecho nada malo, no creas que estoy molesta… bueno, un poco si, pero cálmate.

Su voz me tranquilizó. Me aparté un poco de ella y me quedé mirándola.

  • Imagino que estabas incómodo, que te debía molestar tú… tú pajarito.

Ahora que recuerdo aquellas palabras de mi hermana no sé si las decía con total ingenuidad o con cierta malicia.

  • Sí, me molestaba - Respondí tratando de buscar una salida a mi culpa.

  • Entonces no hay problema, a ver dime, ¿te duele?.

  • Si - Dije mirando hacia abajo entre las sábanas y en dirección a mi inerte miembro. Mi pene, ahora por el estado de flacidez y por mi edad, se veía bastante pequeño.

Vi que mi hermana dudó un momento. Su mirada era un tanto de sorpresa como de curiosidad. Miraba mi pene como pensando. Luego de un largo momento dijo:

  • ¿A ver como está esa cosita? - Luego dirigió su mano hacia mi pene y lo acaricio como a un pequeño animalito dormido. Me tomo muy delicadamente por mis testículos y me los amasó. - Te duele aquí - Preguntó

  • No - Dije yo en un tono mas seguro.

Su mano subió y me cogió el pene por la base moviéndolo de un lado a otro con las misma delicadeza de antes.

  • Aquí - Volvió a preguntar ella.

  • Un poco ahí - Replique ahora emocionado.

Su mano terminó bajándome la pequeña piel que cubría mi glande y me acaricio. Este último movimiento me había sido sumamente placentero y habían hecho que mi pene se irguiera insolentemente, aumentando su pequeño tamaño.

  • Vaya - Dijo ella - Mira eso, se te ha parado de nuevo. - Creo que ya sé lo que te pasa.

Yo la mire complacidísimo esperando ver que resultaba de aquella nueva actitud que tenía conmigo.

  • Te voy a aliviar para que puedas dormir tranquilo Miguel, espero no te moleste lo que voy a hacer, si no te gusta dímelo.

Yo moví la cabeza en tono afirmativo y empecé a sentir la mano de mi hermana, ahora movida a voluntad, recorrer en un ida y vuelta con sus dedos sobre mi pene. Empezó pues a masturbarme de un modo extraño pero increíblemente placentero. Sus dedos presionaban el duro cuerpo de mi pene y lo recorrían frotándolo con decisión. Yo estaba bastante tenso, sintiendo el placer multiplicarse y esperando la oleada final. Demoré bastante en correrme, no sé por que, pero mi hermana no descanso ningún momento, se entrego totalmente a la tarea de aliviarme. Finalmente me agite en la cama, contrayéndome y sintiendo un orgasmo devorador, como si mi pene fuera abrazado por un fuego intenso. Eyacule un poco de líquido en las manos de Karen, quien quedo totalmente sorprendida por la manera en que yo había reaccionado a aquella sesión gratuita de sexo manual.

  • ¿Te sientes bien - Preguntó preocupada mientras examinaba su mano pringada de mis líquidos seminales

  • Siii - Conteste extasiado - Estoy bien, ya no me duele

  • Que bien - Dijo ella como habiendo cumplido satisfecha su misión - Ahora súbete el pantalón y duérmete.

  • Gracias Karen - Le dije en tono agradecido.

  • No hay de que hermanito, ya sabes que tienes que hacer para que no te duela tu pajarito, ahora ya duérmete que es tarde

  • Si...

El sueño llego para los dos y poco a poco caímos en sus manos. No estaba seguro si todo lo acontecido había sido producto de mi imaginación o si realmente había sucedido.

¿Saben lo rico que se duerme luego de que tu bella hermana mayor te haga una paja en su cama antes de dormir?

Amigos, ese noche dormí como un bendito.

Continuará...

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