Descubriendo a Hugo

Un pequeño viaje a provincia termina con un encuentro bastante placentero.

Fue en unas vacaciones. Viaje junto con mi familia a una zona lejos de la ciudad, de esos lugares que son como sacados de un cuento. Todo era pasto y árboles, había pocas casa, la mayoría eran grandes mansiones con hermosos jardines.

La cabaña a la que llegamos a hospedarnos no era muy grande, pero era muy acogedora. En cuanto llegamos baje mi equipaje y me puse cómoda, unos shorts y una blusa sin mangas.

Bajé y todos estaban ahi, mis papas en la cocina viendo que prepararían de almuerzo, y mis hermanos como siempre llegaron a ver la T.V. Yo había ido con el plan de descansar y relajarme, la vida ajetreada de la ciudad me hacia desear con desesperación esos días de descanso.

Ya lista para salir les avise a mis papas que iría a dar una vuelta, me pidieron que regresara para la cena.

El día no podia estar mas perfecto, una brisa suave, el cielo despejado y con un calor muy tenue, no había gente en las calles, bueno si a esos caminos con pequeñas piedras rojas se podrían llamar calles. Me pareció que era una zona de descanso para gente con bastante dinero, pude ver unas casas enormes con grandes arbustos rodeándolas. La estaba pasando bastante bien, cuando de repente oí que alguien gritaba.

Era un hombre grande de unos 50 o 60 años, estaba parado en la terraza de una casa enorme, tal vez la mas grande de alrededor. Me di la vuelta para ver que pasaba, pero al parecer me estaba hablando a mi, así que me acerque mas a la casa.

Era un hombre alto y robusto, con una barba tupida y negra, su cabello no era muy largo y lo tenia un poco canoso, tenía ropa de campo, una camisa a cuadros que dejaban ver su cuerpo algo trabajado, unos jeans que le sentaban bastante bien y unas botas de trabajo.

-Jovencita- gritaba, y me acerque.

-¿Me habla a mi?, ¿En que le puedo ayudar?

-¿No eres de por aquí verdad?, nunca te había visto, de donde vienes.

Le explique que habíamos rentado el chalé que estaba pasando el puente, y que había salido a explorar un poco.

-El calor está subiendo, ¿no quieres pasar a tomar algo?

El hombre me dio bastante confianza y acepte.

-Pásate la reja esta abierta.

Abrí la reja del jardín y entré, el hombre había bajado a la terraza de la planta baja, donde había una mesa con sombrilla y algunas sillas, aunque parecían casi sillones de tan cómodas y esponjosas que estaban.

-Hola me llamo Ximena, gracias por la invitación- le dije

-Hola Ximena, me llamo Hugo. Me da gusto conocerte, y nunca esta de mas tener visitas en la casa, casi no viene nadie por acá. Siéntate en seguida te sirvo.

Hugo trajo una bandeja con una jarra de vino con frutas, unas copas y algunas botanas para picar,todo se veía muy rico.

Platicamos un largo rato sobre el clima y el lugar, le conté que tenía 23 años y que había ido ahí con mis papas y mis 2 hermanos. El me contó que tenia 58 y que vivía ahí solo, su mujer había fallecido hacía algunos años, y que casi no lo visitaban sus demás familiares.

La tarde se paso muy rápido, me la estaba pasando baste bien, Hugo se me hacía un hombre bastante atractivo, si bien nunca había estado con alguien de su edad, siempre había tenido la fantasía de estar con alguien mas grande que yo, su cabello algo despeinado y su abundante barba le daban un aspecto bastante sensual, se notaba que de joven había tenido un cuerpo muy marcado y trabajado, pero que a esa edad solo habían quedado pocos restos de eso, aunque no dejaba de lucir bastante bien, estaba divagando en todo eso cuando la conversación paro y nos quedamos viendo por un momento, se creó un silencio incomodo, ninguno de los dos decía nada, solo nos mirábamos a los ojos. Cuando de repente Hugo se acerco a mi y me beso, yo no me resistí, y aunque hubiera querido su enorme mano me había tomado por la cabeza sin posibilidad de quitarme. Nos besamos apasionadamente, pasaba sus manos por mi pelo y por mis mejillas, yo acariciaba sus piernas, podía sentir su gran barba y su ágil lengua moverse en mi boca. Las cosas estaban subiendo de tono, los besos se volvían cada vez mas intensos y las caricias mas provocadoras, una de sus manos se posaba en mis piernas y la otra en mi cuello, esta fue bajando poco a poco, por mis hombros, mis brazos, hasta que llego a uno de mis pechos.

No puse resistencia y Hugo lo noto, lo empezó a masajear suavemente, nuestra respiración se notaba agitada y los besos no paraban, de pronto subió la otra mano para agarrar mi otro pecho, con mis dos pechos agarrados comenzó a tocarme cada vez mas fuerte, bajó uno de mis tirantes de la blusa y saco un pecho, una de sus manos se pasó a mi espalda y desabrocho el sostén, mis grandes pechos se sintieron libres al fin, estaba muy sensibles por lo excitada que estaba, de inmediato Hugo me quitó la blusa y el sostén, y con sus dedos pellizcaba mis pezones, se sentía delicioso, en este punto estaba muy mojada, pero no sabia como reaccionar. Y no hizo falta.

Hugo rapidamente me levanto, tomo entre sus labios uno de mis pezones, lo mordió y succiono como nunca lo había hecho nadie, mientras hacía esto me bajó los pantalones junto con mis pequeños calzones que llevaba. Parecía como si el tiempo se fuera a terminar.

Hugo pasó de ser un hombre caballeroso y gentil, a un hombre rudo y agresivo, me jalaba los pezones casi al punto del dolor, me introdujo dos dedos, los movía con tanto frenesí que solo necesite unos mete y saca para llegar a mi primer orgasmo, esto lo noto y los metía y sacaba con mayor rapidez, mis piernas se iban a doblar.

Estaba preparándome para llegar a mi segundo orgasmo, cuando Hugo me agarro del cabello con gran brusquedad e hizo que me hincara, se sacó el miembro ya erecto y lubricado, tenía una cabeza enorme y rosada, brillaba con el sol de la tarde, no tuve mucho tiempo de apreciar esa gran herramienta cuando me lo introdujo hasta la garganta, me sostenía la cabeza con gran fuerza y no podía moverme, pero no hizo falta, el comenzó a mover su cadera, como si me estuviera follando la boca, de verme ahí hincada, desnuda, con un gran hombre robusto parado delante de mi con los pantalones abajo y su gran miembro entrando y saliendo de mi boca, no pude mas y llegue a otro orgasmo.

Después de unos minutos follandome la boca, Hugo me levanto tirando de mi cabello y me giró, me inclinó sobre la mesa donde momentos antes estábamos tomando una copa de vino, introdujo de nuevo un par de dedos y los empezó a meter de una manera que no pude resistir y moje toda su mano, mis jugos escurrían por su brazo, ya estaba desesperada por que me penetrara, al parecer me leyó la mente, tomo entre sus dedos su miembro, tan excitado y húmedo como yo, y lo introdujo de un solo golpe. Pegue un grito que si hubiera gente por el rumbo lo hubiera escuchado la cuadra entera, pero al estar solos no me importo gritar en cada sacudida que me deba con su miembro. Entraba y salía con una agilidad que solo un hombre con su experiencia podría tener. Sus manos no se quedaban quietas, me jalaba el cabello, recorría toda mi espalda, me masacraba los pechos, me pellizcaba los pezones, me tomaba de la cadera para hacer mas fuerte la penetración.

Me estaba follando como nunca lo habían hecho, y como siempre lo había soñado.

De repente sentí como aceleraba y se tensaba su cuerpo, podía sentir la llegada de su orgasmo, aceleró el movimiento, su miembro entraba y salía, entraba y salía, Hugo grito, saco el miembro para dejar salir toda su leche sobre mi espalda, expulso tanta que se escurría por mis nalgas.

Me agarro del cabello y me volvió a hincar.

-Limpiamela toda, quiero que me la dejes reluciente.

Sin poder decir ni una palabra comencé a mamarsela de nuevo, aun seguía erecto, poco a poco comenzó a perder volumen.

-Desde hoy y hasta que me canse de ti, vendrás a complacerme, harás lo que te pida cuando te lo pida, ¿Entendido?

-Pero me voy en 3 días.

-No me importa, tendras que venir siempre que yo te llame, no te preocupes por el traslado, preparare todo para que estés aquí cuando lo desee. Ahora vístete, te quiero aquí mañana al medio día, te quiero en falda y sin ningún bello en ese delicioso coño que tienes, y ni pienses traer bragas.

No tuve de otra mas que decir que si, vestirme e irme adolorida a mi casa, ya era casi de noche, seguro mis papas estarán preocupados por mi.