Descubriendo a fidel

Dos amigo,uno bisexual y el otro hétero, acaban en juntos en la cama,desués de un agotador da de opas.

DESCUBRIENDO A FIDEL

Hacía mucho tiempo que deseaba tener más intimidad con mi amigo Fidel. Yo me había divorciado seis años atrás, y desde el primer momento que le conocí, este muchacho me había interesado muchísimo. No era un tipo guapo, pero si tenía un sex-appeal especial y yo deseaba sentir su cuerpo pegado al mío...

Después de mi divorcio, yo había conocido a gente de todo tipo. Afortunadamente tenía mucho tiempo libre y eso facilitaba mucho las cosas. Alguien me había presentado a Fidel y a su novia, quienes vivían juntos desde hacía algunos años. El siempre se había mostrado muy macho, aunque gastaba muchas bromas sobre los gays. Pero Fidel lo sabía todo de mi y tampoco era ajeno a la relación que existía entre su intimo amigo Francisco y quien esto escribe.

Un día, aprovechando que su novia trabajaba y él tenía el día libre, me propuso ir a unos grandes almacenes para comprarse algo de ropa. Esto era algo con lo que Fidel disfrutaba muchísimo, aunque yo me aburría como una ostra. Pero no negaré que, sólo por estar con él, ya merecía la pena cualquier tributo que hubiera que pagar. Tenía un encanto especial y creo que yo me había enamorado un poquito de él.

Pasamos toda la mañana de aquí para allá, probándose ropa, comprando algunas cosas, pero, sobre todo, tomando algunas cervezas entre tienda y tienda. Yo estaba encantado, porque Fidel me estaba dedicando aquel día. ¿O era yo quien se lo estaba dedicando a él? En cualquier caso, llegó la hora de comer y nos metimos en un Burguer donde saciamos nuestro apetito.

Cuando hubimos terminado, continuamos nuestra ronda por las tiendas de aquellas grandes superficies, hasta que, casi rendidos regresamos a su casa.

Su novia aún no había llegado y nos disponíamos a descansar una pequeña siesta, cuando sonó el teléfono. Era Aurora, su novia, quien supuestamente se había tenido que entretener en casa de sus padres y le anunció a mi amigo que no regresaría hasta la noche.

Yo estaba encantado, aunque sabía que no tenía nada que hacer con Fidel. Pero solamente con la idea de pensar que aún lo tendría para mí sólo durante unas cuantas horas más, ya era suficiente. Y aún sin pensarlo, mi verga comenzó a aumentar de tamaño. Pero obviamente me mantuve callado. ¿De qué me serviría insinuarme a mi amigo si él era totalmente hétero?

No obstante, él y yo habíamos tenido algunas conversaciones bastante tórridas. El me había contado que tenía que utilizar condones extra grandes, debido al tamaño de su polla. Un falo que yo estaba ansioso por descubrir, pero... ¡iluso de mi!; aquello no sucedería nunca.

Pero aquel día se intuía diferente. El me había estado mostrando los pantalones, camisas y jerseys que se había comprado, y quería escuchar mi sincera opinión.

Ambos nos habíamos retirado a descansar. El se fue al dormitorio que compartía con su novia y yo, a la habitación para invitados que había en aquella casa. Me puse cómodo y entorné la puerta de mi habitación, cuando a los pocos minutos, él llamó a la puerta y yo le invité a entrar.

Llevaba el torso desnudo y venía descalzo. Se había puesto uno de los pantalones que se había comprado aquella mañana y me dijo:

-Mira; ¿te gustan estos pantalones?

-Si, son muy bonitos. Y ese color está muy de moda...

-¿No me marcan mucho el “paquete”?

Yo me iba empalmando por momentos... Pero no quería que él lo notase.

-Bueno, eso depende de ti. Si a ti te gusta mostrar “paquete”, están perfectos...

-Espera, (me dijo), voy a enseñarte los otros que me he comprado.

Al momento apareció con otros pantalones que le marcaban todavía más sus atributos masculinos. Yo estaba excitadísimo y no sabía que hacer ni cómo interpretar aquel show tan especial...

-¿Que te parecen éstos?

Mi polla iba a reventar dentro de mi pantalón. Por un momento estuve a punto de sacarla y masturbarme allí mismo. Pero me contuve y le dije:

-A ver. Acércate.

El se acercó hasta mí, quedando su bulto a la altura de mi cabeza. Parecía como que se me estaba insinuando; Como que me estaba invitando a hacerle una felación. Cosa que, por otra parte, yo estaba deseando. Y mi polla iba en aumento.

Al situarse frente a mi, quise gastarle una broma y puse mi mano sobre su abultado “paquete” al tiempo que le decía:

-Este pantalón si que te marca bien el “paquete”. Es éste, ¿verdad?, (le dije mientras apretaba aquella parte de su cuerpo).

El se sonrió y como sin darle importancia me dijo:

-¿Que? ¿Te gustan estos?

-Sí, pero me gusta más lo que hay debajo. ¿Puedo verlo?

Yo sentía cómo mi polla babeaba: Se notaba el magma acuoso brotando por la punta de mi capullo y no podía aguantar por más tiempo.

-¿Cómo? ¿Quieres que te enseñe la polla?

-Bueno, sólo si tú quieres...

Fidel era un tipo muy abierto y no dudó un momento en seguirme el juego. Pero yo pensaba que ahí se acabaría todo...

Rápidamente bajó la cremallera de su pantalón y sacó aquella verga maravillosa, gorda y bastante larga –pese a que no estaba empalmado- que me dejó boquiabierto. Un descubierto capullo sonrosado, con un agujerito precioso en la punta, que sentí deseos de chupar. Y no pude contenerme por más tiempo. Yo intuía que Fidel quería “guerra” y yo estaba dispuesto a dársela.

-¡Cabrón!, (le dije). –Con razón necesitas una talla especial de condones. Si tienes una polla increíblemente grande...

-¿Te gusta?

-¿Que si me gusta? Me la comería ahora mismo...

Fidel se acercó un poquito más y puso su verga, frente por frente con mi boca. Me estaba invitando a darle una soberbia mamada y no lo pensé un momento. Agarré aquel falo maravilloso y lo introduje en mi boca que lo deseaba con mucha ansiedad desde hacía mucho tiempo.

No tardó ni un minuto en ponerse completamente erecto y yo eché mano a mi bragueta y me saqué la polla, al tiempo que chupaba y chupaba.

El permanecía inmóvil frente a mi y por momentos se fue transformando su cara en gestos de placer. Mientras yo me masturbaba.

En un momento él me dijo:

-¿Quieres que yo te haga los mismo a ti?

¡Dios mío!. Qué delicia. Era mucho más de lo que yo hubiera imaginado. Yo asentí y ambos nos desnudamos y nos tumbamos en la cama invertidos, para llevar a cabo un maravilloso 69.

Fidel gemía con cada una de las chupadas que yo le daba, mientras  engullía ansioso mi verga que nada tenía que envidiar a la suya en tamaño.

No hicimos otra cosa, mas que tocamientos, abrazos, besos y aquel magnífico 69.  Pero nunca olvidaré aquella primera vez con Fidel.

Luego vinieron algunas ocasiones aislada, en las que pudimos estar juntos. Su novia jamás sospechó de nuestra relación esporádica y siempre que pudimos repetimos aquella experiencia. Pero hoy, Fidel y Aurora están felizmente casados, tienen dos niñas preciosas y nunca hemos vuelto a hablar de aquello. Creo que Fidel es un hétero convencido y trata de olvidar lo que pasó. Pero yo nunca podré olvidar las contadas ocasiones en que mantuve con mi amigo estos pequeños escarceos sexuales.

Si alguien desea contactar conmigo, puede escribirme a divor_2008@hotmail.com