Descubriendo a Ana
Una noche salvaje, descubre a una mujer madura ardiente de pasion.
Por favor, claro que no lo tendré en cuenta.
Estaba preocupado, creo que no fueron modales y te pido que me disculpes.
Te tengo en más estima de la que imaginas como para enfadarme contigo por semejante gilipollez.
Acababa de llegar a la feria y toda la gente de la empresa ya había llegado a lo largo de esa mañana. El día anterior a la feria , después de una reunión con el director general , Ana y yo habíamos tenido una bronca bastante seria en su despacho, en un momento de calentura por su testarudez había salido de su despacho dando un mas que sonoro portazo.
En cuanto entré en el departamento y me senté en mi despacho tuve oportunidad de recapacitar un poco acerca de la discusión y darme cuenta que realmente se me había ido la mano un poco.
Le tenía mucho aprecio a Ana, desde que había llegado me había tratado bien y nuestra relación había sido muy buena hasta estos últimos días de primavera. Ultimamente habíamos bromeado acerca de la causa de su cambiante humor en un par de veces, que si las notas de su hija universitaria , que si trabajaba demasiado con las luces apagadas...
Sus palabras relajadas me sentaron como un calmante.
Después de dos día en ambiente de feria , de relax, hasta de cierto divertimento con algunos de nuestros clientes habituales, nuestras conversaciones volvían a ser tan ágiles y sinceras como siempre.
Teníamos establecida la espléndida costumbre de todos los años, durante esa feria, salir todos juntos de cena el viernes , para olvidarnos un tanto del negocio y disfrutar de compañerismo entre aire de cachondeo.
Ese Viernes Ana se había vestido de forma muy elegante , hasta casi espectacular. Se cuidaba con esmero y su cuerpo lo agradecía mostrándose espléndido en sus cincuenta años.
Un par de veces me había quedaba un tanto atontado disfrutando de la sexy imagen que mostraba.
- ¿Ana donde vas hoy tan sexy?. No me digas que no vienes de cena con nosotros hoy.
¿A donde piensas que voy a irme?
No lo se , quizás estes aburrida de los idiotas de siempre y te marches de cenita con algún noviete.
- Si la verdad que el bobo de mi marido me ha dado permiso para divertirme estos días.
¿Y que haces aquí todavía?
Eso me lo he preguntado ya un par de veces hoy.
Sinceramente hoy estas lista para embobar a mas de uno en vez de perder el tiempo sentada en la cafetería del stand.
Déjate de tonterías y sírveme una caña por favor.
Recorrí la barra y decidí preparar en la pequeña cocina un plato de picatostes variados para entretenerme junto a ella y disfrutar de conversación y cerveza. No era fácil moverse ya en aquel pequeño almacén lleno de tanto cacharro.
¿Se puede saber que haces, de donde sacas tu la cerveza?
Ana se había metido dentro del desenredado almacén y ya no éramos capaces casi de movernos.
Pero que demonios haces, no ves que aquí no hay quien se revuelva. Para mas aquí escondidos y tal como vienes tu hoy no me hago responsable de ninguno de mis actos.
Se sonrió y sin decir ni una sola palabra, pasó ente las cajas y se situó bien pegada a mi, y por un momento nuestros culos se frotaban con cierto disimulo moviéndonos dentro del almacén.
Durante la cena , repasé en un par de momentos el rápido encuentro en el almacén y me sorprendí a mi mismo recorriendo y desnudándola con la mirada cuando nos detuvimos a tomar unas copas. Después de un par de pubs, decidimos regresar al hotel tras repartirnos en varios taxis , Ana y yo quedamos de últimos en la calle.
De camino al hotel no pude evitar comentarle de nuevo lo guapa que la encontraba.
Lo se, me has echado unas cuantas miraditas hoy.
Je je eje . si si que te las eche., era inevitable te encuentro increíblemente atractiva.
Me gusta, y me has hecho sentir muy bien, aunque al principio he tenido un toque de vergüenza.
Llegamos al hotel y subimos al ascensor, la miré y ella no retiró ni un segundo la vista. Al llegar a mi piso se abrió la puerta, y no salí. Continuabamos mirándonos , la puerta se cerró despacio y ella no hizo ni un solo comentario. En cuanto la puerta se cerró, nos enganchamos como dos salvajes.
Su lengua recorría mi boca, nos apretábamos con fuerza y frotábamos nuestros cuerpos. Sus manos comenzaron a recorrer mis muslos e inmediatamente se engancharon a entrepierna , mientras una de sus piernas en alto , me abrazaba casi a la altura de mi culo. Empecé a besarle el cuello, pasándole despacio mi lengua desde la base de la oreja hasta el final del cuello , a acariciarle las tetas, desabrochándole la blusa para sacárselas del sujetador y poder mordisquearle los oscuros y tiesos pezones. Su boca se enganchó a una de mis orejas y mientras su lengua la humedecía, su mano continuaba apretándome con violencia la polla.
Así estuvimos un rato, con la puerta del ascensor abierta hasta que Ana con las tetas casi fuera se apresuró por el pasillo para abrir la puerta de su habitación. Me empujó dentro y cerró la puerta para engancharnos de nuevo en ataques salvaje de empujones, lametones, mordiscos y caricias.
Con su cara contra la mía, viéndome directamente a los ojos me dijo con voz alta y serena .
- Fóllame , fóllame ahora mismo.
Agarrándola por la cintura la giré y la apoyé contra el reposabrazos de sofá que decoraba la habitación.
Levanté su falda descubriendo una pequeña braga negra casi tanga , incrustada en su culo y mas que ligeramente húmeda. Su piernas se vestían con unas delicadas medias , que remataban hermosisimas a medio muslo dándole una imagen increíblemente hermosa y mas que sensual muy erótica de Ana allí apoyada y dispuesta para el sexo.
Separe sus braga y mientras me desnudaba de cintura para abajo no podía apartar mi vista ojo de la imagen de aquellos pezones apuntando al suelo y de su coño bien arreglado de un violeta oscuro y húmedo ya.
Mi polla se enterró profundamente de un solo golpe hasta que tropezaron mis huevos, empezando a golpear rítmicamente con un sordo clock clock sobre la caja que hacía con su mano acariciando el inicio de su pubis..Cuando creí que iba a explotar dentro de ella, saqué despacio mi polla, para muy suave mente meterle una y otra vez únicamente la punta malva de la polla entre las arrugas de su coño mojado, completamente empapado hasta hacerla estallar justo enfrente del agujero de su culo.
La empujé sobre la cama y desnudándola completamente mientras le besaba las tetas, le pregunté.
- ¿Sabes que te voy a hacer ahora?
Sin dejarla acabar separé sus piernas y enterré mi cara en el coño todavía palpitante mientras su mano empujaba mi cabeza desde la nuca para que la recorriera de arriba a abajo. Mi lengua paseaba despacio por ambos lados de su coño, mis labios atrapaban suavemente los pliegues para tirar de ellos mientras mi lengua, continuaba jugando con la pequeña punta de piel que quedaba dentro de mi boca. Cada vez la sensación de que tomaban vida propia, que se endurecían y desplazaban solos a los lados de mi lengua empapada de sus flujos era mas y mas intensa, aumentando mi placer de forma vertiginosa
Entre gemidos me pidió que le jugueteara en el culo, y después de acariciar con mi lengua , húmeda de sus líquidos aquel agujero que sospeché virgen, metí despacio, pero cada vez más profundo el dedo corazón de mi mano . En un momento lo retiré para penetrarla con el pulgar y poder utilizar mi índice y corazón sobre los labios y el clítoris de Ana . Las arrugas de su coño se resbalaban bajo las yemas de mis dedos con cada ligero golpe de sus caderas y su clítoris palpitaba y temblaba con la ligera caricia de mis dedos. Con un leve presión en pinza, podía notar mi pulgar dentro de su culo , una presión que repetía en cada ocasión que ella pedía entre gemidos , hasta que se derrumbó con un gemido largo sobre la cama..
Después de un rato tumbados sobre la cama, de besuqueo y caricias, Ana bajó despacio su mano abandonando uno de mis duros pezones para acariciar suavemente mi polla mientras me anunciaba al oído
- Sabes que es lo que te va a hacer ahora esta cincuentona cachonda, la mamada más gloriosa que jamas te hayan hecho.
Se levantó de la cama para coger una pequeña botella de champan del mueble bar, bebiendo un par de sorbos mientras su mano empezaba a juguetear endureciendo mi polla. Se agachó y levantando mi polla dejó caer lentamente un pequeño chorro de champán caliente sobre la misma punta para a continuación saborearla con la lengua.
Después de repetir el juego del chorro en un par de ocasiones sus labios se cerraron sobre mi glande y a punta de la lengua me recorría el frenillo casi sin tocarlo mientras mi espalda se arqueaba para enterrar mi polla cada vez un poco mas profundo en su boca. Sus manos empezaron a masajearme con pericia mientras sus labios me ordeñaban. Cuando estaba a punto de correrme le agarré despacio para anunciarle el éxito inminente , pero ella no retiro la polla de su boca y tirando de ella ligeramente hacia atrás me miraba mientras continuaba chupando toda la explosión que llenaba su boca.
Después de aquella gloriososa noche de sexo, la feria continuó entre jugueteos y miraditas, esperando sin duda otra oportunidad para abandonarlos a momentos de sexo salvaje de nuevo.