Descubrí mi bisexualidad por René
Como mi mejor amigo, supuestamente hetero, despierta en mí las más excitantes y cachondas sensaciones que jamás había experimentado siquiera por una chica.
Descubrí mi bisexualidad por René
La primera vez que hablé con René fue cuando un colega me lo presentó en una de esas reuniones que realizamos la raza de mi área de trabajo cada quincena.
Yo, hasta hace no mucho, me consideraba el hombre más macho y mujeriego que pudieran imaginar. De hecho con mi última novia me sentía muy satisfecho sentimental y sexualmente hablando.
Jamás había sentido atracción física hacia ningún hombre ni mucho menos había despertado en mí sentimientos de deseo ni amor por ningún tipo. Pero René lo cambió todo, desde el primer momento me encantó.
Esos ojos grandes café oscuro que me miraban, aquella sonrisa que me hechizó, esa mano que estreché en aquella presentación, pero sobre todo, su plática y aquella confianza y seguridad que mostraba fueron lo que en un principio hizo ruido en mi mente.
René es un tipo muy guapo, 23 años, cabello negro, barba de candado, ligeramente más alto que yo, aperlado, delgado, tiene muchas admiradoras porque no solo su físico, sino su carisma, es lo que las atrae a todas.
Yo a mis 29, tampoco ando tan mal en cuestiones de chicas, he tenido varias novias a las cuales he querido y nunca he faltado a alguna de las reuniones con mis camaradas para ir a ligar chavas muy atractivas o simplemente pasarla bien mirando como las nenas contonean sus caderas e insinúan provocativamente sus senos y trasero al ritmo de la música.
René y yo inmediatamente nos hicimos muy buenos amigos, salíamos muy seguido a los antros o algunos lugares públicos en compañía de otras mujeres o más amigos. Como dos típicos machos, platicábamos de fútbol y mujeres, pero siempre en grupo.
Un día estábamos en una cena de 4 en un famoso restaurante de la ciudad donde radico (éramos René, una chica que se acababa de ligar llamada Perla, mi entonces novia Clara y yo), las mujeres como típicamente lo hacen, se retiran al baño para retocarse y hablar de sus asuntos, cuando René me hace una proposición.
- Oye carnal, ¿qué te parecería si continuáramos los cuatro con la fiesta en otro lugar?-
Su pregunta me sorprendió un poco, la verdad a mí me hubiera encantado que mejor me propusiera "¿Qué te parecería que tú y yo pudiéramos estar juntos, a solas, en otro lugar?", pero sabía que eso era imposible, René jamás me vería como algo más allá de un camarada al que le cuenta sus cosas. Así que respondí con una sonrisa.
¿Y como de que clase de lugar estamos hablando?- Mi pregunta escondía mucho morbo y un intenso deseo de poseer a aquel buen macho para mí solito.
Mira wey, yo conozco un motel de muy buena pinta, donde tú y yo podemos llevar a nuestras viejas a pasar un buen rato, yo con Perla y tú con Clara, en habitaciones contiguas, ¿qué te parece cabrón?-
¡Como deseaba a aquel hombre! La sola idea de estar cerca de él provocaba en mí una inexplicada excitación, mi verga se ponía redura y bien parada de solo imaginármelo a él desnudo, como deseaba confesarle todo mi sentir ahí mismo, abrazarlo, besarlo, irnos al motel los dos solos en la habitación, pero no podía, él era hetero, o al menos eso yo pensaba en aquel momento.
- ¡Me parece muy bien carnal! Mira ahí vienen las chicas, vamos a darles la noticia- le comento señalándole a las mujeres que llegan ya retocadas y platicando muy alegremente.
Al escuchar el plan, las mujeres se ponen muy contentas y aceptan gustosas, René me mira como diciéndome "te lo dije carnal, mi idea les encantó a las chavas, ¡esta noche ya la hicimos!", acto seguido cada uno toma a su pareja y nos dirigimos al coche de mi mejor amigo, de ahí partimos al famoso motel.
Reservamos las habitaciones, contiguas como René me había sugerido y comienza la acción.
Después de cruzar la puerta abrazo a Clara por la espalda y comienzo a susurrarle palabras cachondas al oído, mientras sobo sus deliciosos senos que tanto me gustan, le doy mordiscos en el lóbulo de la oreja que la hacen estremecer, se le endurecen sus pezones, y comienzo lentamente a darle besos en su rostro hasta voltearla hacia mí y estrechar su delicioso cuerpo contra el mío.
Comienzo a besarla como loco y a tocar todo su cuerpo completamente desnudo, mientras beso sus senos y comienzo a buscar su vulvita, no puedo dejar de escuchar los gritos de placer que emite Perla desde la habitación contigua, mi chava también comienza a excitarse y a soltar gemidos de placer.
No puedo menos que admirarme e incluso envidiar a Perla, ¡como debe estar gozándose la condenada al buenote de René! Desearía estar en su lugar, en la otra habitación, al lado de aquel delicioso manjar, quisiera que él viera como puedo hacerlo gozar, con que capacidad me puedo entregar a sus labios, a su cuerpo atlético e inclusive como podría disfrutar de aquella verga que aún no había siquiera visto, pero que estaba seguro no estaría nada mal.
Sigo con Clara, nos besamos con mucha pasión, toco todo su cuerpo con mis manos y he comenzado a acariciar su vagina, aún se escuchan los gritos de placer de Perla, ella sonriendo me susurra al oído.
- ¡Ah mi querido Reynaldo! Tu amigo René, como hace gozar a esta niña, ¡dame placer mi amor! No quiero envidiar a Perla, ¡deseo que tú me hagas gozar como nunca lo has hecho con nadie!-
No sé si por celos o competencia, pero acepté la propuesta de mi chava, comencé a lamerle su coñito, tenía la verga más dura que nunca y Clara ya lubricaba, así que tomé un preservativo, le pedí a mi novia que me lo colocara y comencé a penetrarla lentamente.
Se veía claramente que ella estaba gozando, por su rostro de placer y sus gemidos que pronto se convirtieron en gritos, yo insertaba mi verga cada vez más adentro, dándole muchas embestidas, primero lentas y luego más rápidas, ella continuaba gimiendo.
- ¡Oh sí mi Rey! ¡Cojeme hasta el fondo! Ahhhhhhh Ohhhhhh Siiiiiiiii, sigue mi vida, lo estas haciendo muy bien, Ahhhhhhhhhhh, Siiiiiiiiiii-
Me gustaba tanto hacer gozar a mi chava, y más ahora que al lado estaba René haciendo el amor con Perla, por lo que arriesgadamente decidí después de un buen rato, sacar mi todavía endurecida verga del coñito de mi chava y comenzar a darle placer por su ano.
Ella se sentía extrañamente excitada con este nuevo juego, igualmente comencé a chupar su agujerito y a meter algunos dedos, hasta que estaba lo suficientemente abierto como para recibir mi polla, y así sucedió, esa noche Clara sintió placer tanto por delante como por detrás.
Y yo me vine de manera cuantiosa, no tanto por insertar mi verga en su coñito y culito, sino por la idea de que le hice la competencia a mi amigo René y la chava que se ligó, por lo que ya una vez estando las chicas en sus respectivas casas, René y yo estamos solos en el coche.
¡Te felicito cabrón! Hiciste gozar de lo lindo a tu vieja, hasta mi habitación se escuchaban sus gritos je je- me comenta René en un tono confidencial y de manera alegre.
Pues tú no te quedaste atrás carnal, yo también escuché a tu vieja, le has de haber metido tu enorme polla hasta el mero fondo-
Siento un poco de pena, espero que en mis palabras René no haya detectado ninguna insinuación, por lo que veo no, porque solo me sonríe y se limita a decir.
- ¡Ya llegamos Reynaldo!-
Estoy en la puerta de mi casa, me despido de mi amigo con un fuerte apretón de manos y una sonrisa, desciendo de su coche y por esa noche termina aquella aventura.
Un jueves mi mamá me informa que irán el siguiente fin de semana a visitar a mi abuela (quien vive en otra ciudad), ella y toda mi familia, yo me excuso de trabajo y que, desafortunadamente no podré ir, mi madre acepta mis disculpas y le mando saludos para la abuela.
Estoy muy emocionado, ya no puedo contenerme más tengo que decirle a René que estoy enamorado de él, que me gusta mucho, que deseo que estemos juntos en la intimidad, gozando cada uno el cuerpo del otro, acariciando y probando su rica verga, quisiera que me besara y me pasara sus maravillosas manos por todo mi cuerpo.
Por lo mismo, inmediatamente le mando un mensaje de texto por mi celular, dándole la noticia de que por primera vez en mucho tiempo estaré solo en casa ya que mi familia visitará a mi abuela y yo me quedaré a adelantar unos proyectos de la empresa donde trabajo, así que lo invito a pasar la tarde conmigo.
Ese sábado vamos a comer a un restaurante-bar por primera vez los dos completamente solos, tomamos algunos tragos, platicamos de mujeres, también me río de algunos chistes que él me cuenta.
Estaba tan emocionado, sentía que mi sueño de estar a solas con él, sin ninguna chica o amigo de por medio, estaba convirtiéndose en una maravillosa realidad, por lo que después de un buen rato, le recuerdo la salida de mi familia lo más disimuladamente posible y lo invito a continuar la pachanga en mi casa, él acepta de muy buena manera.
Me emociono todavía más, llegué a pensar que se iba negar, ya que me dijo que debía salir con una chava con la que estaba teniendo relaciones y que probablemente invitaríamos a una amiga de ella me presumió una vez más de sus cualidades amatorias y que iba a meterle su verga hasta el fondo a la chica en cuestión.
Ese comentario que me hizo, aunado a la idea de que íbamos a estar los dos completamente solos en mi casa hizo que mi verga despertara y se pusiera a mil, no sabía como disimular mi creciente excitación, cada vez deseaba más a mi amigo.
Ya en mi casa, ambos nos sentamos en la sala, en sillones separados, la verdad yo me moría por sentarme a su lado, por acariciar su atlético torso y comenzar a chupar sus tetillas, besar sus apetecibles labios, abrazarlo y frotar mi parado miembro contra el suyo.
Para relajar el ambiente puse un poco de música y le invité algunos tragos más, me sentía en el paraíso con el solo hecho de tenerlo para mí solito, aunque nunca me insinuara nada, aunque fuera hetero y supiera que jamás podría tenerlo entre mis brazos.
Charlábamos sobre temas intrascendentes, cuando suena el celular de René, lo llama una chica, siento que el cielo se me cae encima, la sola idea de que él se vaya y se pierda esa magia de estar los dos a solas me trastorna, él sigue platicando por su teléfono, de repente cuelga y me dice.
Era Perla carnal, me dice que tiene ganas de que vayamos de nuevo al motel de la otra ocasión-
Me siento tan mal, temo que me diga que ya se van en ese mismo instante, que me dejará solo en mi casa deprimido.
¿Y a que horas quedaron de verse?-
Pregunto arriesgándome a que me diga que en ese mismo momento.
Le dije que no podía, que estaba ocupado en un asunto muy importante-
Después de escuchar su comentario siento que el alma me vuelve al cuerpo y mi verga se para aún más, deseando satisfacerse de él.
René continúa tomándose sus copas, le sigo la corriente, siento que en cualquier momento perderé el control y le diré todo, que me gusta mucho, le pediré que hagamos el amor, pero me tengo que contener, no quiero echar todo a perder arriesgándome a ser pateado y humillado por un hombre hetero.
Le sonrío más de la cuenta, por eso me reprocho a mi mismo, no quiero que piense que le estoy coqueteando, no deseo que ponga en entredicho mi hombría es algo que no le deseo ni al más acérrimo de mis enemigos, tener al hombre que deseas, que amas y no poder confesarle tus sentimientos ¡Se siente horrible!
Suena mi celular, ni siquiera lo contesto, decido apagarlo, me excuso ante René que no deseo recibir llamada alguna, no quiero que la magia del momento a solas se rompa por ningún motivo.
¿Sabes una cosa Rey?-
¿Estaba soñando? El hombre que más anhelo en mi vida, ¿me llamó Rey? ¡Jamás ningún tipo me había hablado en diminutivo! Solo las chicas con las que salía.
Dime René- comento un poco angustiado.
¡Me estoy divirtiendo tanto contigo! Nunca habías tenido la amabilidad de invitarme a tu casa, veo que es bastante amplia y cómoda, además me pareció un gesto de un gran amigo que tu también te negaras a recibir llamadas solo para atender a nuestra reunión-
Me sentí tan emocionado, aunque tenía miedo de malinterpretar sus palabras, eso no era necesariamente una declaración de amor, eso es lo que yo quería ver.
¿Dónde esta tu baño carnal?- pregunta en un tono por demás casual, yo lo acompaño hasta el sanitario.
Se para frente al retrete, deja la puerta abierta y yo disimuladamente veo como se saca su verga para orinar, estoy muy impresionado por ser la primera vez que se la veo, es mejor de lo que yo esperaba, esta en semierección, no es muy grande pero si bastante gruesa, no circuncidada, con una cabeza prominente ¡Como se me antojó!
Él ni siquiera se percata que lo estoy observando, está muy concentrado mirando hacia el excusado, me siento con deseos de abrazarlo por la espalda y acariciar aquel maravilloso instrumento, besarle su cuello, decirle dulces palabras al oído, pero me contengo, no me siento capaz de hacerlo, prefiero que seamos solo amigos a que se llegue a burlar de mí o me desprecie.
Al salir del baño, se sienta a seguir tomando, pero ahora esta junto a mí, en el mismo sillón, me mira a lo ojos y comienza a llorar repentinamente, me abraza muy fuerte y me dice.
¡Gracias Rey! Te agradezco tu compañía y tu amistad, no sabes como necesito de un buen cuate, ¡te quiero mucho compadre!-
Me siento muy preocupado por su estado, esta muy tomado ya, no entiendo porque llora y me dice todo esto, así que me separo de él un poco y sin dejar de mirarlo a los ojos le pregunto.
¿Qué te pasa René? ¿Por qué lloras? Cuéntame que sucede-
¡Soy un verdadero despapaye! Nunca me sentiré capaz de complacer a una sola mujer, siempre tengo que estar con varias para poder sentirme bien, para reafirmar que soy un verdadero macho y no -
Hace una pausa como dudando de si continuar o no, con la pura mirada lo apremio a que prosiga, él solo me dice.
Espero que no te burles de mí compa, pero no sé que hiciste conmigo, no entiendo porque a últimas fechas he tenido una gran necesidad de estar en tu compañía, no soy ningún puto o marica, pero tú eres especial para mí, ¡te quiero Reynaldo! Te quiero mucho, más que a cualquiera de las chicas con las que he estado en la cama-
No podría describir lo que sentí en aquel momento, mi más grande sueño se estaba haciendo realidad, ¡y yo que temía tanto confesarle a René mis sentimientos por él! No lo dudo más, lo estrecho en mis brazos y le susurro al oído.
Mi niño hermoso, ¡yo también te quiero mucho! si vieras como me daba celos que estuvieras en la intimidad con tu amiga Perla, tenía tanto miedo de confesártelo, porque creí que me golpearías y me humillarías por comportarme como un maricón-
René se separa un poco de mí, me toma de las manos y me mira profundamente, veo una infinita ternura en su mirada, no quiero creer que sea efecto del alcohol, sino de un sentimiento sincero de verdadero deseo.
Sin previo aviso acerca su rostro lentamente al mío, me acaricia las mejillas, me sonríe, siento su respiración agitada, el corazón me late rápidamente, mi verga esta más parada que nunca, repentinamente siento por primera vez la calidez de sus labios sobre los míos.
Abro mi boca muy despacio para recibir a la suya, saboreo sus deliciosos labios, lentamente va insertando su lengua buscando con desesperación la mía, mientras nos besamos siento un escalofrío en todo mi cuerpo al sentir como recorre su mano por mi espalda y acaricia mis nalguitas.
Con desesperación le quito su camisa y por primera vez comienzo a besarle su torso, siento en mi cara su vello del pecho, chupo sus tetillas con ansiedad, lo cual provoca en él unos pequeños gemidos, de verdad esta gozando las caricias y besos que le estoy brindando, lo puedo notar en su rostro, con sus hermoso ojos entrecerrados y sus labios entreabiertos murmurando frases de placer.
Si cuando lo tenía a solas conmigo como un simple amigo me sentía en el paraíso, ya se han de imaginar como me siento ahora que yo, como tanto lo había soñado, lo estoy haciendo gozar, seguro más que Perla, no me lo tiene que decir, lo noto en todo su cuerpo, en su verga que está muy tiesa, su cara, su piel que esta enchinada y sus tetillas bien duras.
Acaricio por encima de su pantalón aquel instrumento, él sigue gimiendo de placer, me acaricia mis cabellos con su mano, baja hacia mis mejillas y yo sin dejar de sobarle su deliciosa verga, me atrae hacia él nuevamente, yo también ya estoy desnudo de mi torso.
Nos besamos nuevamente, sin soltarnos de nuestro abrazo, es tan maravilloso sentir esa piel, la piel de otro hombre, del chico de mis sueños, pegada a la mía, saborear sus labios, sentir su saliva, su respiración, inclusive los latidos de su corazón y con mi mano acariciar su pene bien duro.
Mientras continuamos con nuestros besos, le desabrocho el pantalón a mi amado René y le acaricio su verga por encima de su calzoncillo, siento que esta lubricando porque noto humedad en su ropa interior.
Él a su vez realiza la misma acción, me mete su mano por debajo de mi pantalón y acaricia mi verga, yo me siento en la gloria, nunca había tocado la verga de un hombre y menos la de mi amado René, tampoco me la había agarrado a mí otro tipo.
Paramos de besarnos momentáneamente, muy a mi pesar, porque realmente anhelo comerme la boca de mi René eternamente, no dejar de saborear su hermoso cuerpo, pero valió la pena porque mi adorado comienza a masturbarme, yo le correspondo.
Veo como lentamente, acerca su rostro a mi parada verga y comienza a chuparle la puntita, yo me siento superexcitado, es una sensación nueva para mí y estoy seguro que para mi René también.
Me fascina como paulatinamente se va metiendo mas mi verga a su boca, hasta su garganta no se compara en nada a la mamada de ninguna de las chicas con las que he estado anteriormente, es por mucho muy superior, sigo excitadísimo, quisiera venirme en ese mismo momento, pero siento que todavía falta más, así que deseo devolverle al favor a mi amado.
Ahora yo soy quien esta buscando su verga, disfruto de su olor, la toco, lentamente, para gozar cada milímetro de ese pedazo de carne me siento muy excitado de tener para mí solito aquella magnífica polla, por lo que ahora yo comienzo a chupársela despacio, poco a poco la voy insertando hasta mi garganta.
Ahora estamos tirados en la alfombra, completamente desnudos, seguimos mamandonosla mutuamente, es una sensación única, el famoso 69, de verdad me siento más excitado que nunca al saber que mi verga esta a la entera disposición de mi amado y la de él todita para mí.
Me encanta esa sensación de piel a piel, besarnos como locos por todo el cuerpo, no paramos de repetirnos mutuamente cuanto nos amamos, cuanto hemos deseado que esto sucediera, por lo que ahora quisiera entregarme completamente a René y para que eso ocurra, deberé dejar que su miembro este dentro de mí.
¿Seguro que no te dolerá mi Rey? Lo que menos deseo es lastimarte-
Me pregunta en un tono dulce, con esa mirada tierna que se refleja en sus bellos ojos, me siento más enamorado que nunca y listo para entregarle mis nalguitas, por lo que le respondo.
Tal vez me duela un poco al principio, pero eso no importa mi amor, yo quiero que me hagas tuyo hoy, vamos a aprovechar que ambos conocemos nuestros sentimientos, que permanecían tan ocultos por temor a una sociedad tan intolerante y a un secreto miedo al rechazo mutuo, vamos a disfrutar este momento al máximo-
Mi amado René solo me sonríe, nos besamos una vez más, comienza a sobar mi trasero con mucha delicadeza, lentamente va insertando uno a uno sus dedos para que mi ano se acostumbre, siento una sensación muy placentera que me para aún más mi verga.
Continuamos besándonos, ahora él me inserta sus dedos de dos en dos, yo también acaricio su trasero y busco su agujerito, él asiente con su mirada y un movimiento de cabeza, por lo que comienzo a insertarle mis dedos, ambos deseamos recibir el miembro del otro.
Cuando mi culo esta listo, mi René se coloca detrás de mí y comienza a metérmelo muy despacio, mientras me besa el cuello y acaricia todo mi torso y mi verga también, la cual sigue muy dura.
Me siento tan excitado y tan feliz, aunque en un principio si sentía algo de dolor y llegué a gritar, él me decía al oído.
¡Estoy tan contento de meterte mi verga mi Rey! ¿Sabes? ¡Desde el día que te conocí me gustaste! Siempre quise estar contigo-
¡Yo también mi amor!- le respondo- Siempre fue mi más grande anhelo tenerte entre mis brazos, besarte, acariciarte y ahora sentirte dentro de mí, no temas mi René, ¡métemela hasta el fondo! Ohhhhh Asiiiiiiiii-
Nunca creí que disfrutaría tanto siendo cojido por otro hombre y más por alguien como René, para mí es el mayor privilegio del que he gozado en toda mi vida.
Minutos después siento un líquido calientito en mi trasero, acompañado de unos profundos gemidos de satisfacción, es mi René quien ha derramado toda su leche dentro de mí, mayor dicha no podría tener.
Lo abrazo y comienzo a besarlo con mucha pasión y le digo al oído.
¡Ahora es mi turno!-
Me sonríe pícaramente y ahora yo soy quien lo abrazo por la espalda y comienzo a acariciar su miembro, tocando con mis dedos su semen, me lo llevo a la boca y pruebo aquel sabor tan especial, mientras comienzo a insertar lentamente mi verga en su cada vez más abierto agujerito.
Comienza a gemir, en sus suspiros puedo adivinar una natural mezcla de un poco de dolor y mucho placer, tal como yo lo sentí minutos antes, por lo que prosigo con mis embestidas que cada vez son más intensas.
¡Ahhhh! ¡Mi Rey! ¡Sigue mi amor! ¡Métemela hasta el fondo! Quiero sentirte muy dentro de mí.
El orgasmo que experimento minutos después no se puede comparar en nada con alguna eyaculada que haya tenido antes, sentirme en el cielo se queda muy corto para esta maravillosa sensación, todo mi cuerpo me tiembla de placer, mi rostro muestra la enorme satisfacción que me he llevado y mi leche es muy cuantiosa, siento que nunca terminaría de derramarla, valió la pena esperar todos estos meses desde que lo conocí.
Seguimos en la alfombra acostados, mirándonos el uno al otro, con nuestras manos y piernas entrelazadas, finalmente puedo decirle sin ningún temor que lo amo, que la pase de maravilla, él me sonríe y con esa tierna mirada me doy cuenta de cuanto me ama también, no me queda duda alguna.
Hoy en día continuamos con nuestra amistad a los ojos del mundo, de repente seguimos saliendo con chavas y no tenemos ningún problema en seguir degustando de los cuerpos femeninos.
Pero eso sí, cada que podemos estar juntos en la intimidad no desaprovechamos la oportunidad para volver a experimentar el placer que solo dos machos que se aman profundamente pueden regalarse.