Descorcho a Marta IX Agujero,una más de la familia
Agujero termina su ritual de iniciación y es desvirgada antes de integrarse en la gran familia. Anal, humillación, amor filial y otros temas políticamente incorrectos.
Marcos: José, ¿tienes una argolla? – Pregunto mi colega al dueño de la tienda
José: Si claro – Dijo mientras se la alcanzaba.
Marcos: ¿Puedes parar un momento? – Me dijo mi compadre – Se me ha ocurrido una idea…
Dude entre parar con la polla dentro o fuera e intuyendo que es lo que iba a hacer, opte por la segunda opción, frenando mi follada con mi polla fuera del ojete de agujero. Mientras Marcos cambiaba la bola por una argolla, que funcionaba con el mismo principio que esa, pero dejando la boca de la sumisa libre, me fije en el recto de la aprendiza… estaba totalmente dilatado y abierto, absolutamente rojo. El lubricante que le habíamos puesto estaba haciendo su trabajo y gracias a él, no se había desgarrado… todavía. Cuando termino el cambio de bocado, Marcos me hizo una señal y le metió la polla en la boca a su juguete. Se la metió hasta los huevos en la garganta. La anilla de metal, de un diámetro mayor que el de la polla de Marcos, mantenía abierta la boca de la pequeña a tope, casi dislocándosela, así que la única resistencia que tenía mi compadre en la penetración era la que ofrecía la garganta de agujero.
Carlos: ¿Listo, compañero?
Marcos: En la puta gloria, tío. Tu, a tu rollo…
Carlos: fresa, ven aquí – le dije a mi ahijada. Ella lo hizo gateando, moviendo su culo relleno de plug pegado a una colita – quiero que graves como le follo el culo a agujero. Pero no quiero que salga ninguna cara ni nada que pueda decir quienes estamos aquí. Solo el culo de tu amiga y mi polla bombeando. De tanto en tanto, saldré y tu meterás un par de dedos den su ojete para que se vea cómo se va dilatando, hasta que no toques pared ¿Lo entiendes?
Fresa asintió y yo le pegue un par de buenas tortas al culo de agujero. El dolor hizo que se contrajera otra vez y la grabación empezó con un ojete enrojecido, pero cerrado. De repente, mi polla entraba en plano y se veía como taladraba, sin miramientos ese pequeño ojete que alojaba 20 cm de polla, hasta que los cojones tocaban su encharcado coño. Tras eso, sin ceremonias, se veía como el macho enculaba a esa hembra y le daba caña de la buena. Tal como le dije, fresa no perdía detalle, pero omitía aquellos con los que se nos pudiera relacionar ni a mí ni a quien había conocido como Ruth y que ahora era solo “agujero”. Cinco minutos después de la brutal follada, Marta le metía los dedos por quinta vez en el culo a su amiga y este, incapaz de contraerse, los dejaba entrar sin rozar la carne que lo formaba. Entonces, se acabo el video.
Mientras había estado atento a la “dirección” del video, no había mirado otra cosa que no fuera el móvil de mi ahijada, pero cuando termino la producción, eche un vistazo a la sala. Marcos se estaba follando la garganta de agujero, provocándole gran cantidad de arcadas y babas, que bajaban por el tronco de su polla y goteaban desde sus cojones al suelo. José, había dejado su teléfono grabando la escena, apoyado en la tapa y había puesto a vaca a 4 patas, follandosela sin miramientos al lado de agujero, para no perderse un solo detalle. Sus embestidas hacían que las tetas de Neus se movieran como dos grandes campanas coronadas por las pinzas que Marcos le había puesto un rato antes. Fresa, por su parte, en algún momento había conseguido un pequeño vibrador y se lo estaba aplicando al clítoris mientras usaba la otra mano para grabar. Aquello no era un sex shop, aquello era Sodoma y Gomorra.
Tras un buen rato follandole el culo a agujero empecé a notar en la base de las pelotas de los síntomas inconfundibles de un potente orgasmo. Aquella cría era como una muñeca de trapo. Atada y a voluntad de mi compadre y a la mía. Se había corrido tantas veces que el banco, bajo su coño, chorreaba flujo y puesto que tenía permiso, lo hacía sin medida y sin tener que pedir autorización. Quería correrme y quería hacerlo de una forma abundante, dentro del ojete que acababa de desvirgar, así que ordene a fresa que se estirara y que con la lengua, estimulara mis huevos y la zona peri anal. Ella lo hizo y empezó a compaginar el trabajo de lamerme a mí con el de hacerlo con agujero. La pequeña fresa era un libro en blanco en el que se podía escribir cualquier cosa y la bisexualidad ya estaba en ella. Mientras comía ambos sexos, me gire un poco y alargue mi mano hasta su entrepierna: estaba empapada. Metí un par de dedos y el suspiro estremeció mis testículos. Sin preámbulos, empecé a masturbarla, hundiendo mis dedos hasta el fondo, estimulándole el clítoris i al poco rato, estallaba en un potente squirt que obtenía un contundente “joder” de José, que seguía follando a vaca sin piedad, pero había cambiado de entrada y ahora le castigaba el ojete mientras le azotaba las nalgas de forma esporádica. La cara de mi comadre era todo un poema y sin poder cerrar la boca, se corría una y otra vez, poniendo los ojos en blanco y mugiendo como lo que era. A simple vista se veía que tenía los muslos empapados y que entre sus rodillas se había formado un charco viscoso gracias a los flujos vaginales que segregaba con sus orgasmos.
Cinco minutos después, mis pelotas no aguantaron mas el trabajo realizado por fresa y la presión anal que ejercía agujero y descargaron todo su contenido con un potente orgasmo que rellenaba el recto de la pequeña hasta lo más hondo de su ser mientras yo la agarraba por las caderas y la hundía todo lo que me fue posible dentro de su ser. La lengua de fresa ayudo a producir una mayor cantidad de semen y su masaje contribuyo a que saliera por mi glande y se alojara en el interior de su esfínter. Desvirgar un agujero siempre es un placer, pero si es el de una cria masoquista y encima una de tus esclavas colabora lamiéndote, es, sencillamente, la gloria.
Saboree las contracciones involuntarias que tenia la cría en su ano y un par de minutos después me retire poco a poco. Aquel pequeño agujero tenia ahora un diámetro donde cabían tres dedos. Mientras la pequeña fresa me limpiaba los restos que tenía mi polla, separe las nalgas de agujero. Gruesos grumos de leche empezaron a salir del culo de agujero y después de recorrer los labios vaginales eran recogidos por la ávida boca de fresa, que aprovechaba la situación para meterle la lengua a su amiga, provocándole más contracciones.
Cuando Marcos vio que el agujero trasero había quedado libre, saco su miembro de la boca de Ruth y rodeándola, se la clavo por el culo. Fue una penetración sin ceremonias, sin preparación. Simplemente agarro su polla por la base y se la clavo hasta los huevos, haciendo que un buen grumo de lefa espesa saliera del culo y resbalara hasta la boca de su hija. No era la primera vez que uno de nosotros usaba un agujero recién rellenado de leche del otro macho y por lo tanto, no nos daba ningún reparo.
Marcos: Toma, hija de puta! – Chillaba fuera de si mi colega – toma rabo. Que ojete tienes, cacho de zorra. Te lo acaban de desvirgar y sigue apretando como si todavía fueras una puta virgen! Acostúmbrate, te voy a encular a diario. Te vas a ir a casa con el ojete relleno de lefa y cuando beses a tu padre, notaras como te sale del culo y mientras él cree que eres una princesa, tu sabrás que en realidad eres mi agujero – decía mientras le daba realmente duro por el culo mientras le tiraba del pelo y le azotaba las nalgas, hasta dejárselas rojas.
La cría, libre de la obstrucción de la boca, pero sin que le hubiéramos quitado la argolla que le mantenía los labios abiertos, gemía y ponía los ojos en blanco, babeando como una perra rabiosa mientras caí una y otra vez en un orgasmo que se había prolongado prácticamente desde que la punta de mi polla había entrado en su esfínter. Afortunadamente, la excitación no permitió que mi compadre durara más de quince minutos con el frenético ritmo de la enculada y los azotes en el culo, que se lo había dejado realmente maltrecho tras este tiempo, lleno a su juguete con una abundante carga de lefa mientras la agarraba por los hombros y se la hundía a fondo.
Marcos: Ni te muevas!– ordeno a la joven sumisa y mientras sacaba la polla del culo de agujero y se la metía en la boca a su hija para limpiársela, le ordeno – fresa quiero que te tragues todo el semen que tu padre le ha metido a esta pequeña zorra. José, colega, tu turno…
José hizo bajar a vaca, que le estaba montando en cuclillas mientras este le comía las ubres. Ella no protesto, pero si puso cara de mohín. Aquella polla la estaba rellenando hasta lo has profundo de su matriz y sentía tener que bajarse de ella. De todas formas, obedientemente, se la quito del coño, dejando el rabo de José totalmente empapado en sus propios flujos.
Cuando el empresario se acerco al esfínter de agujero, este, había perdido toda capacidad de contraerse. Estaba totalmente abierto y listo para el tercer (y no menos complicado) asalto. José hizo que fresa dirigiera su polla hacia el esfínter de su amiga y lo aguantara firme mientras entraba con suavidad. Él, a diferencia de nosotros, no iba a tener tantas oportunidades para jugar con las chicas, así que decidió vivir y saborear la penetración. Lo hizo cm a cm, notando como el esfínter de agujero se abría al máximo, como había pasado con su coño, un rato antes. Despacio, le fue introduciendo todo su aparato hasta que, a falta de dos dedos, encontró resistencia. Entonces sonrió y de un golpe de caderas, entro hasta el fondo.
Fresa soltó un chillido ahogado y se volvió a notar llena. Pero esta vez aquella polla había traspasado algo. Agujero no podía moverse. Sabía que si lo hacía, se iba a cagar otra vez y eso haría que se muriera de vergüenza. Ya no ante Marta y su familia, si no ante un completo desconocido como era José. Sin embargo, el empresario empezó a bombear de forma suave, alargando la situación y demostrando ser un artista en el control del orgasmo. Tiro de su rabo y poco a poco fue saliendo, hasta que solo permaneció dentro de ella medio capullo. Entonces volvió a apretar y su ojete volvió a abrirse para tragarse la parte más gorda y luego todos los cm que le seguían. A diferencia de la follada de Marcos, la de José era pausada y eso hacía que agujero notara perfectamente cómo se dilataba y contraía su esfínter para alojar a aquel “invitado”
Entre la lengua de fresa en el coño y el pollón de José en el culo, agujero era un mar de fluidos. Por su piel resbalaba tanto la saliva que le salía por la boca, bajaba por su barbilla y caía al suelo como el flujo que iba directamente a la boca de marta. Estaba en una nube, flotando en aquel extraño orgasmo anal que había descubierto relativamente hace poquito. Tenía una sed horrible, así que cuando Marcos le retiro la argolla, pese a que José todavía le estaba follando el culo, creyó, inocentemente, que le iban a dar agua y bien… lo que le dio marcos a agujero era para beber, pero no estaba fresco.
Marcos: a partir de ahora, vas a ser mi orinal particular – le dijo a agujero mientras mantenía su mano en la nuca, impidiendo que la aprendiza pudiera retirarse - ¿te parece bien? ¿No dices nada? Pues entonces, lo serás – dijo mientras vaciaba la vejiga en la garganta de la hija de su amigo.
Agujero trago instintivamente. La alternativa era ahogarse, así que lo hizo con avidez. Al principio le revolvió el estomago, pero después, conforme fue tomando el liquido elemento y calmando su sed, se fue haciendo menos repugnante. Además, José había incrementado el ritmo y tenía suficientes problemas para concentrarse en no irse por la pata abajo como para hacerle ascos a lo que tenía en la boca.
Carlos: vaca – le susurre a mi comadre – ponte detrás de José y ayúdale a bombear el ojete de agujero. Quiero que le digas guarradas y le restriegues tus ubres por la espalda mientras lo haces. Quiero que se corra dentro de ese ojete y cuando lo hagas, le pongas el plug de zorra que hemos elegido para ella sin que pierda una sola gota de semen.
Vaca se arrastro hasta detrás de mi amigo y empezó a restregarse con sus grandes tetones contra su espalda a la vez que le explicaba cómo le gustaría que usara a las crías y como las convertiría en su depósito de leche particular. Le explico que quería verlas preñadas para que las siguiera follando con su gran tripon y que notaran como han de dar el máximo de ellas mismas para encajar semejante cacho de carne. Mientras, agarro la base de su polla y lo masturbaba mientras podía, entre empellón y empellón. Todo ese trabajo cerdo sobreexcito al empresario. Tres zorras para el solo era demasiado incluso para alguien tan habituado a las orgias como él. El ojete de agujero en su polla, la lengua de fresa en los cojones y las tetas de vaca en la espalda hicieron que le fuera imposible retener la leche en sus huevo y tensando sus músculos soltó la gran corrida que había estado reteniendo hasta ese momento mientras empujaba hasta el fondo su gorda polla.
Agujero noto que no podía controlar las ganas de volver a cagar y que cuando José sacara su pollón del recto, nada impediría que volviera a pasar la vergüenza de no controlar su esfínter, pero antes de que se terminara de retirar del todo, vaca ya le estaba poniendo el plug. Era de un tamaño tan grande como el de la matriarca y se había elegido con cuidado para que la cría hiciera honor a su nombre. Era una masoquista y así seria tratada. El juguete sexual hizo su trabajo de contención y tanto la leche del empresario como su mierda, quedaron retenidas en la parte final de su dilatado esfínter. La polla de José, una vez flácida, fue limpiada por fresa, aprovechando la posición en la que estaba y tras terminar, éxito mínimamente el clítoris de su amiga para tragarse un largo orgasmo de agujero.
José: Joder – dijo mientras amasaba las ubres de vaca – estas hembras son increíbles… cualquiera esta a nivel para la orgia de esta noche.
Marcos: ¿Qué te parecen las tres zorras?
José: pues que con una capucha nadie sabría quienes son ni qué edad tienen…
Carlos: Me tienta la idea, pero puede que otro día. De momento, quiero disfrutarlas un poco más en privado.
La verdad es que las tres hembras, ahora mismo, estaban para el arrastre. Con restos de semen y orin por todo el cuerpo, pelo incluido y con un aliento de mil demonios, así que les ordene que se ducharan. Primero lo hizo vaca, ayudada por las dos inferiores, que la enjabonaron y cuidaron que cada centímetro cuadrado de su cuerpo fuera enjabonado y limpiado a conciencia. Incluso sus orificios, en los que metieron los dedos, para eliminar todo rastro de semen. Una vez limpia, su hija le chupo las tetas como a ella le gustaba y entre ella y agujero, le comieron el coño para que pudiera correrse en sus caras.
La siguiente fue fresa, con la ayuda de agujero. Tal como hizo con Neus, agujero limpio cada parte del cuerpo de su superior y después, se sentó en la ducha para que fresa le pegara una larga meada en la boca, que trago sin ningún problema.
Agujero tuvo que limpiarse sola, pero antes de eso, la hicimos poner en cuclillas en la ducha y con las rodillas bien abiertas, quitarse el plug que una vez fuera de su culo permitió la caída de toda la abundante corrida del dueño del local y algunos rastros la mar de vergonzosos para la aprendiza. Todo fue debidamente grabado para uso y disfrute propio y de aquellos terceros que se supusieran aptos para disfrutar de las imágenes en las que se podría ver como la pequeña aprendiz podía meterse casi hasta el fondo cuatro dedos, algo increíble para alguien que acababa de ser desvirgada.
Una vez limpias, con sus abrigos impolutos y sus colas puestas, salimos del local rumbo a un Burguer King no demasiado lejano, pero con la particularidad de que estaba en la autopista, no si antes recordárle a vaca que tendría que subir a comer pollas una vez por semana y a la pequeñas, que las traeríamos de tanto en tanto para que fueran usadas por “el tito José” como se hizo llamar el mismo.