Descorchando a Marta III
La pequeña Marta pasa de ser una delicada jovencita a ser el juguete sexual de mami, con la ayuda de papa y su padrino. Amor filial, humillación, squirt y dominación.
Al llegar otra vez al apartamento Neus se fue directamente a hablar con Marcos, que estaba sentado en el sofá, para ponerle al día de todo lo que había pasado. Le explico cómo me había follado a Marta en el trastero después de que me contara su apuesta con las compañeras de clase, como había visto correrse una y otra vez a su hija mientras yo la follaba sin compasión y como, para rematar la tarde, le acababa de dar por el culo mientras me contaba sus mas intimas perversiones y su fantasía de convertirla en la esclava sexual de los tres y avanzaba que tenía un plan, pero teníamos que seguirla en lo que ella dijera. Mientras lo hacía, le iba acariciando la polla por encima del pantalón y le miraba con aquella cara de vicio que tanto le gustaba. Al terminar la explicación, Marcos tenía la polla como un garrote y aprovechando que sus padres ya se habían ido y que Marta no estaba en el comedor, le dijo a su mujer.
Marcos: Mira como me las puesto el rabo, cacho de cerda – y bajándose la cremallera, se saco la polla
Neus: Hmmmmmmm – y sin hacer más comentarios, se la metió en la boca. Marcos agarro la cabeza de su mujer y empezó a follarsela por la boca sin miramientos – Joder, cariño. Eres una puta pervertida…
Y mientras Marcos usaba a su mujer, me fui al baño. Demasiado cava es lo que tiene, que te hace mear. Cuando entre en el lavabo hacia una calor tremenda. Me había olvidado que antes de bajar al trastero con ella, Neus le había ordenado a su hija que se duchara, que “apestaba” y la cría, tan obediente como siempre (la habían educado muy bien) hizo lo que se le mando. Cuando cerré la puerta me di cuenta que la ropa de Marta estaba en el suelo, y no pude evitar coger sus pantalones de chándal y mirarlos de cerca. La entrepierna estaba empapada y desprendía aquel aroma dulce a hembra joven en celo. El deseo de Neus de convertirla en una especie de mascota para usarla a nuestro antojo era algo que me ponía muchísimo.
Solté el pantalón y me saque la polla, medio morcillóna. Olía a la saliva de Neus después de haberme limpiado el rabo recién salido de su ojete. Cuando levante la tapa y empecé a mear, se descorrió la cortina de la ducha, apareciendo Marta, que estaba roja como un tomate. Me miro a los ojos y luego su vista se fue directa a mi polla y se quedo ahí, viendo como meaba.
Marta: Joder, padrino – dijo mientras se frotaba la entrepierna por encima de la toalla – como me gusta lo que veo. Te la agarraría incluso cuando meas.
Carlos: pues no te cortes – le dije provocándola – sal de la ducha y agárramela, cielo.
Marta se puso detrás de mí y pasando los brazos por mis costados, me agarro la polla mientras seguía meando. El espejo me mostraba a una zorrita con cara de vicio que disfrutaba con mi rabo en una mano y mis huevos en la otra. De un tirón le quite la toalla y una vez desnuda, sin que me soltara los genitales, le toque el coño. Como unas horas antes, estaba empapado y no era precisamente porque no se hubiera secado bien y cuando termine de mear y me seguía aguantando el rabo, puse mi mano derecha sobre la suya e inicie un vaivén suave, mientras mi mano izquierda no dejaba de masturbarla. Ella lo pillo al momento y empezó a masturbarme pese al placer que sentía por mi caricia en su clítoris. Apenas tres minutos después, se estaba corriendo mientras me agarraba fuerte la polla.
Carlos: Vamos, cielo. Tus padres estarán preguntándose porque no estás ayudándoles a poner la mesa – le dije mientras retiraba la mano de su coñito – y tu todavía no has dejado perfectamente limpio lo que acabas de usar.
Marta: ¿El baño? – Me dijo - Pero si ahora lo recojo, padrino
Carlos: No, cielo. Mi polla y mis dedos. La has estado tocando y la has puesto dura y con líquido pre seminal. No la puedo guardar así en el pantalón o lo manchare y además, tu flujo me ha empapado los dedos…
Marta: Pero… Pero, padrino – me dijo haciendo un mohín y mirándola con cierto desagrado – acabas de… hacer pis…
Carlos: Si. Acabo de hacer pis y me acabas de masturbar. Haberlo pensado antes – y me decidí a hacer una prueba del carácter de mi ahijada – ahora, límpiala – le ordene.
Marta me rodeo, se sentó en la taza del WC y se metió la polla en la boca sin rechistar. Lo hizo primero con cara de asco pero luego, poco a poco se fue desvaneciendo. Estuvo un par de minutos chupándome la polla como si fuera un caramelo. Estaba claro que no tenía otra referencia de cómo hacerlo y me propuse que algún día se la enseñaría a chupar de verdad, así que cuando considere que ya la tenía limpia, se la saque de la boca. Luego le metí los dedos y realizo los torpes movimientos que conocía hasta que quedaron brillantes. Al terminar le dije que se vistiera, que la cena estaría enseguida, mientras salía del baño.
Cuando llegue otra vez al comedor, Marcos se estaba guardando la polla en el pantalón y Neus se arreglaba el pelo mientras tragaba la lefa de su marido. Marcos siempre había tenido menos leche que yo, pero a la guarrona de su mujer, le encantaba tragársela porque era dulzona y, en el fondo, era una golosa.
Neus: ¿Seguía Marta en la ducha? – Me pregunto
Carlos: si. Pero ya salía – le conteste mientras que con gestos le hacía entender que tenia restos de leche en la barbilla – Me ha ayudado a mear y luego, me la ha limpiado con la boca. Esta niña llegara lejos. Muy lejos…
Neus: Si… estoy segura que lo hará… - dijo. Y sin hacer caso a mi indicación que tenia lefa en la cara, llamo a su hija para que la ayudara a poner la mesa
Mientras ponían la mesa, la niña se fijo en principio con sorpresa en esos restos blanquecinos que tenía su madre en la barbilla y conforme fue pasando el tiempo, la sorpresa se fue tornando en una sonrisa hasta que, una vez sentados en la mesa, la madre le pregunto a su hija:
Neus: ¿Se puede saber a qué viene esa sonrisilla estúpida, Marta?
Marta: Es que, jejeje… es que tienes “algo” en la barbilla, mama – Le dijo la niña, omitiendo expresamente que sabía que “aquello” era semen.
Neus: ¿Qué? – Dijo mientras se tocaba la barbilla, como si acabara de enterarse de que esos restos de la corrida de Marcos estaban ahí – Ah… bue… bueno, será… crema, que me he tomado antes… - Dijo poniendo una malísima excusa.
Marta: Crema! – dijo mi ahijada empezando a reír escandalosamente – Crema! Jajajaja. Seguro que es crema, mami!!! De nabo!!! Juajuajuajua
Neus: Oye! – Le dijo poniéndose seria al momento. La jovencita había caído en su trampa - ¿Y cómo sabes que es “de nabo”?
Marta: Yo… bueno… eh… - dijo al verse pillada – esto… bueno… supongo… no se…
Neus: Marta, dime la verdad – dijo poniendo aquel semblante serio que ponía cuando quería imponerse a su hija, sin darle opción a rechistar - ¿Tu ya habías visto “crema de nabo” antes?
Marta: Eh… Si… - dijo mirando hacia abajo, adoptando una postura sumisa ante nosotros – yo… He visto “crema de nabo” antes, mama.
Neus: Vaya… ¿Y cómo es eso? Explícanos, cielo. Prometo no enfadarme. O al menos, no demasiado – dijo mientras ponía recta la espalda – pero con la condición que nos seas TOTALMENTE sincera.
Marta: Si mama…
Y así fue como Marta nos relato a todos como había empezado la apuesta con las niñas de su clase para ver cuál de ellas follaba más veces y como tenían que llevar un condón usado para demostrar que lo habían hecho. Era por eso que la joven marta conocía la “crema de nabo” y porque sabía que era del mismo color que lo que tenía su madre en la barbilla. Y mientras lo explicaba, mirando a su madre a los ojos, no se dio cuenta que esta tenía la mano sobre su propio regazo, tocándose el coño o como su padre y yo, teníamos las manos sobre nuestras pollas.
Neus: ¿Y para ti es tan importante ganar esa apuesta que follas con cualquiera? – dijo, muy seria
Marta: Yo… jooooo. Es que no me gusta perder – dijo mi ahijada – ya lo sabes, mama! – dijo mientras empezaba a llorar.
Neus se levanto de su asiento y se fue hacia su hija. Le acarició el pelo y le dio un abrazo que la hundió entre sus dos tetas mientras le decía “está bien, cielo. Está bien…”. Al cabo de un par de minutos, el lloro había cesado y pese a ello, Neus, no dejaba de acariciar el pelo a Marta ni la dejaba salir de entre sus tetas, que presentaban unos pezones duros como balas.
Neus: Marta, si ya has estado con un chico, tenemos que contarte algo – dijo mi amiga, dándole rimbombancia al asunto – vamos mejor al sofá…
Nos sentamos los cuatro en el sofá. Marta y Neus en medio y Marcos al lado de su hija y yo en el de mi amiga.
Neus: Veras, cielo - dijo agarrándole una mano a su hija – eso que te pasa a ti, nos paso a nosotros tres hace mucho tiempo. Empezamos a… jugar cuando teníamos unos años mas que tu y aun hoy en día lo hacemos
Marta: ¿Jugar? – pregunto con inocencia
Neus: Joder, Marta – Exclamo su madre – Follar! Que nos gusta follar. Coño!
Marta: Perdona, mami – contesto mi ahijada avergonzada por no haberlo pillado.
Marcos: Cariño – le dijo su padre - ¿A ti te gusta follar? ¿Te lo pasas bien mientras lo haces?
Marta: Yo… - y entonces me miro a mí. Yo sabía que me estaba pidiendo permiso para contar nuestro encuentro en el trastero y asentí con la cabeza. Ella sonrió, quitándose un peso de encima y dijo – con el padrino sí. Con los otros, es muy aburrido…
Neus: Es que el padrino folla muy bien – le dijo mientras le giñaba el ojo – y papi también
Marta: ¿También?
Neus: Si cielo – le dijo mientras le acariciaba la pierna - ¿Quieres probarlo?
Marta: Yo… bueno… sí, claro…
Neus: Pues ven… ayúdame… Marcos ¿Te puedes bajar los pantalones, cielo?
No hacia ni veinte minutos que mi compadre había soltado toda la carga de sus huevos en la garganta de su mujer, pero la prospectiva de follarse a su hija, tal y como tanto había fantaseado, hizo que al bajarse el pantalón, tuviera la polla totalmente tiesa. Marcos tampoco tenía una mala polla. Gruesa como la mía, algo más corta pero con mucho pelo en la base y los cojones, lo que hacía que pareciera más pequeña de lo que era en realidad. Cuando la polla de Marcos quedo expuesta, Neus le agarro la mano a su hija y se la puso encima, iniciando el movimiento masturbatorio. La pequeña, que ya le estaba pillando el truco a agarrar pollas, la cogió sin problemas y empezó a hacerle una paja a su padre
Neus: Muy bien, Marta – le seguía dando órdenes su madre – ahora, abre la boca y métetela en ella, como si te comieras un chupa chup - Marta acerco la boca al miembro de su padre y le dio unos lengüetazos, como si realmente fuera un chupa chup. Cuando lo hizo, la cara de Marcos se transformo por el placer – Eso es, cielo, ahora, pasa la lengua por aquí… - dirigía su madre mientras le indicaba que lamiera los cojones de su progenitor – eso es… ahora a la boca… chupa… muy bien… otra vez a los huevos… así… ahora saca la lengua y muévela cerca del culo… muy bien!!!
Mientras se la chupaba su hija Marcos estaba en otra galaxia. Había soñado tantas veces en que aquel bomboncito se la metiera en la boca que, si no estuviera tan excitado, ya se habría corrido en su garganta. Sin embargo, cuando levanto la cabeza vio que su mujer, mientras indicaba a la adolescente como chuparle la polla, los cojones y el ojete a su padre, había bajado el pijama de su hija hasta las rodillas y con la mano izquierda, le estaba acariciando la raja del culo y el coño.
Neus había empezado por acariciarla suavemente, pero poco a poco se había ido animando y gracias a la extrema humedad de la raja adolescente, en un momento tenía dos dedos dentro de su coño de su hija. Eso hizo que perdiera el mundo de vista y dejando que la cría trabajase sola la polla de su padre, se puso detrás suyo y empezó a follarla con esos dos dedos mientras que con la mano libre le tocaba las tetitas y le tiraba de los pezones
Marta empezó a gemir y suspirar. Y cuando esos gemidos pillaron a la polla de su padre dentro de su boca el pobre Marcos, para contener la eyaculación, se echo para atrás y dejo de ver como su mujer follaba cada vez con más ganas el coño de su hija, dejando de jugar con sus tetas y pasándole la mano por el bajo vientre para controlar los movimientos de la niña y poder marcar el ritmo. En esa postura, el ano de Marta le quedaba a un palmo y el olor a hembra joven que desprendía su hija le atraía como una polilla a la llama y no pudo contener las ganas de meter su lengua ahí. Primero paso su lengua por los alrededores del agujerito de su hija y cuando lo tuvo suficientemente lubricado puso la punta y, sin dejar de meter y sacar los dedos, en una posición perfecta para alcanzar su punto G, le clavo la lengua por el culo, como si fuera una pequeña polla.
Marta, que en aquel preciso momento tenia los huevos de su padre en la boca arqueo la espalda y soltando los cojones de su padre, se corrió de forma intensa y explosiva, soltando un squirt que mojo la cara y medio brazo de su madre, quien lejos de darle un respiro, incremento el ritmo de su paja y le clavo la lengua hasta lo más hondo, lo que provoco un segundo orgasmo de la jovencita, dejando el suelo empapado
Neus: Joder, cielo – le dijo mientras le pasaba los dedos por los labios del coño… - ¿Te mojas siempre tanto o es por algo especial?
Marta: Es siempre igual. Mami – le respondió girándose y apoyándose en la pierna de su padre – El padrino me dijo que tú también mojas mucho ¿Es verdad?
Neus no dijo nada. Se puso en pie y se quito los pantalones, sentándose luego en el sofá, al lado de Marcos. Agarro la mano de su hija y se la llevo al coño para que se lo acariciara. Ahora estaban los dos progenitores sentados y la niña de rodillas, con los pantalones del pijama totalmente empapados a la altura de las rodillas, dejando al descubierto sus agujeros. Marta tenía la polla de su padre en la boca y su mano derecha en el coño de su madre.
Neus: Ya has visto lo que ha hecho mama con los dedos en tu coñito, cielo – le dijo mientras se quitaba la blusa y dejaba sus tremendos tetones al aire – ahora te toca a ti, cariño – y diciendo esto, se echo para atrás, dejando los dos dedos de la niña en el interior de su depilado coño.
Marta empezó a intentar coordinar la mamada a su padre con la masturbación de su madre y puesto que no se salía con ello Marcos termino agarrándole la cabeza y primero, solo la guio para que siguiera el ritmo de la mamada, pero al cabo de muy poco tiempo, mientras veía como le metía los dedos a su mujer, se fue envalentonando y termino follandole la garganta mientras su madre se retorcía de placer y le pedía que le metiera mas dedos y que le follara el coño más rápido. Justo antes de correrse, Neus estaba como loca de excitación. Tenía los 4 dedos de Marta en el interior de su coño y la niña bombeaba como una locomotora y cuando su dedo pulgar impedía que metiera más profundamente su mano en el coño de su madre, tiraba de ella y justo antes de salir el meñique, lo volvía a meter a fondo.
Neus: Mira cerda! Mira que me haces! – Y diciendo esto, agarro a su hija por el pelo y arrancándola de entre las piernas de su padre, la puso entre las suyas –Mira!!! Abre la puta boca, perra!!! Miraaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!!!!!!!
Y con un gran chillido de cerda en el matadero, Neus se abrió mas de patas, quito los dedos de Marta del interior de su coño y soltó un chorro de liquido en la boca y la cara de su hija que la dejo empapada.
Neus: Eres una cerda, Marta!!!. Una guarra!!! – decía fuera de si mi comadre – saca la lengua, perra!!! Bien afuera!!! Y ahora pásamela por el coño, vamos!!! – le ordeno a su hija mientras le daba fuertes tirones en el pelo que hacían que la cabeza de Marta fuera ahí donde le ordenaba su madre – Vamos, hija de puta!!! Comete el coño por donde saliste!!!
A estas alturas Marcos se las miraba apenas a medio metro, con la polla en la mano mientras se masturbaba con la izquierda y con la mano derecha amasaba las tetas de su mujer y tiraba con ganas de los pezones, cosa que le encantaba a Neus. El cabeza de familia no perdía detalle de cómo su hijita, que hasta hacia relativamente poco era su ojito derecho era ahora usada como una perra lamedora por su madre, el amor de su vida.
Yo por mi parte, no perdí el tiempo. Después de ver como Neus le metía el primer squirt de su vida a Marta en toda la boca, me desnude. Deje mi ropa en una silla cercana y me arrodille detrás de mi ahijada. Le quite como pude el pantalón de pijama que tenía todavía a la altura de las rodillas y de un tirón, para no interrumpir la comida de coño que le estaba haciendo a su madre, le quite la parte de arriba. La verdad es que decir que Marta le comía el coño a Neus era falsear un poco la verdad, ya que en realidad la niña tenía la lengua fuera mientras que su madre, a base de tirones y empujones en el pelo, se follaba a sí misma con la boca de su hija mientras resoplaba como una cafetera y la llamaba absolutamente de todo.
Una vez desnuda, el cuerpo de Marta parecía el de una gatita sometida, haciendo absolutamente todo lo que se le ordenaba. Por un momento, algo en el interior de mi cerebro hizo que me preguntara si lo estaría pasando mal y casi por instinto, lleve mis dedos al coño de la cría y tras pasarle los dedos por los labios, se los metí de forma delicada. Me lleve la grata sorpresa de que estaba realmente empapado y cuando los saque, el flujo contenido por sus juveniles labios resbalo por el interior de su muslo en dirección a su rodilla. Aquella chica había heredado el gen de la ninfomanía de su madre y le encantaba que la tratasen duro.
Era una mina y como a todas las minas, para sacarle provecho, hay que picar en ellas, así que agarre mi polla con la derecha y mientras que con la izquierda afianzaba su cadera, se la metí de un solo golpe, entrando hasta los huevos gracias a la humedad que tenia ahí mi ahijada y a la dilatación que había provocado la paja de su madre. Al notarse llena de golpe, Marta echo la cabeza atrás y gimió profundamente, descuidando por un momento el coño absolutamente encharcado de su madre. En esa pequeña fracción de tiempo y gracias a mi posición a la espalda de su hija, pude ver como lo tenía “mama”. El maternal chocho depilado de Neus estaba totalmente abierto, como si acabara de parir otra vez a su hija. La posición de las piernas favorecía que sus labios se separaran y que presentara un aspecto obsceno. Además, entre las babas de Marta y los flujos de Neus, aquello estaba empapado y goteando en dirección al tapón de cava bien metido en el ojete que todavía conservaba la matriarca, que cuando noto el cese del contacto de la lengua de su hija con su vulva, levanto la cabeza. La mirada de Neus y la mía se encontraron y cuando lo hicieron vi que ya no había vuelta atrás. La madre había catado sexualmente a su hija y no iba a renunciar a ello jamás. Por mi parte, mire a Neus y aguantándole la mirada, le di un fuerte pollazo a su hija que le toco la base de la matriz, lo que hizo que se corriera al instante, gimiendo como un animalito herido y empapándome las piernas.
Neus: Hija de puta!!! ¿Quién coño te ha dicho que podías parar? – le chillo a su hija y le pego un tortazo que hizo que se contrajera su coño – Sigue comiéndome el coño, que te voy a regalar un corridón!!! Y pobre de ti que quites la boca, porque te muelo a palos!!! Y tú, cabrón! – dijo girándose hacia su marido – muérdeme los pezones!!! Machácame las tetas como me gusta o no dejare que te folles a mi hija!!!- y tras decir eso, agarro con las dos manos la nuca de Marta y se la hinco profundamente entre las piernas, a la vez que subía los pies, como si estuviera en el ginecólogo.
Marcos, ante la perspectiva de follarse a su hija se puso a morder los pezones de su mujer, extremadamente sensibles desde que había amamantado a su hija. Iba de uno a otro y en aquel pezón que no podía morder usaba los dedos. Tiraba de él hasta poner la ubre de su mujer tensa, para después soltarla y abofetearla con un sonido seco, mientras la insultaba y le preguntaba cómo podía ser tan cerda de tener a su hija entre las piernas mientras le permitía a su padrino reventarle el coño a pollazos. El coctel de sensaciones fue mezclándose de manera explosiva en el interior de Neus hasta que no lo pudo contener más y exploto en un tremendo squirt que le dio de lleno en la boca a Marta, que no tuvo más remedio que tragárselo todo si quería respirar.
Esa lucha por respirar hizo que apretara el coño y me contrajera la polla, exprimiéndomela, dándome una idea de cómo habría sido follarmela cuando todavía era virgen de ese agujero. Aquello fue la hostia y le di un par de palmadas con todas mis ganas en el culo que le dejaron mi marca en su blanca piel. Los dos golpes en sus cachetes hicieron que mugiera como una vaca y la vibración que provoco dio de lleno con el clítoris de su madre, que se encontraba a media corrida. El cambio de estimulo de lengua a vibración hizo que se meara en la boca de la cría, quien en apenas unos segundos había recibido sus primeros cachetes por mi parte y un squirt, seguido de una lluvia dorada por parte de su madre, que al no dejar que se apartara lo hizo en toda su boca.
El orgasmo, con meada incluida mantuvo a Neus en una nube durante unos minutos, en los que no dejo de apretar la cabeza de su hija contra su coño ni por un momento y la niña, como paso con el squirt, se tuvo que tragar la meada de su madre para poder respirar mientras yo le bombeaba a ritmo frenético por el coño con mi polla, que cada vez estaba más gorda viendo como mi amiga trababa a su propia hija. Cuando Neus volvió a la tierra, dejo ir poco a poco la cabeza de su hija. La cara de la cría era un espectáculo. Su nariz, así como casi toda la cara, estaban blancas del flujo de su madre, que goteaba junto con restos de orina que se mezclaban en ella.
Neus: Joder, putita, que lengua tienes – le soltó Neus a Marta mientras le acariciaba la cabeza a su hija, como si fuera una cachorrita que ha hecho pipi en el papel en lugar de en el suelo – muy bien, pequeña. Te has ganado tu regalo. Sácame el tapón que tengo en el ojete y pon la lengua. Tu padrino ha dejado hace un rato algo para ti. No quiero que desperdicies una sola gota o de castigare.
Marta: Pero mama… tu culo… no me…
Neus: ¿Cómo te atreves a decirme que no? – le chillo y sin dejar que terminara la frase le soltó una hostia con la mano abierta a su hija que hizo que se fuera al suelo, provocando que mi polla saliera de su agujero – Tú harás lo que yo te diga cómo, cuándo y dónde a mi salga del coño, cacho de zorra!!! Eso o despídete de cualquier capricho que tengas!!! Y ahora, méteme la puta lengua en mi ojete!!! YA!!!
Marta se levanto vacilante. Jamás le habían pegado excepto el día que encontró los consoladores de su madre en la mesita. Y eso había sido en el culo. Ahora, en poco menos de quince minutos, su madre le había soltado dos hostias en la cara, sin miramientos. Y lo peor de todo, es que no sabía si lo odiaba o si le gustaba, así que opto por hacerle caso a su instinto y tras ponerse otra vez de rodillas acerco la boca a la entrepierna de su madre, que la cogió por el pelo y le dijo “metete la polla del padrino antes, perra”. La pequeña hizo caso al instante y con la mano derecha me agarro el rabo y lo volvió a introducir en su chorreante chochito mientras echaba el culo hacia atrás. Acto seguido miro a su madre, que tras acariciarle otra vez la cabeza, subió el culo para que pudiera cumplir la orden.
Cuando Marta quito el tapón del ojete de su madre, un torrente de lefa caliente salió disparado en dirección a su lengua. Aquella corrida llevaba en el culo de Neus aproximadamente una hora y en ese tiempo había macerado lo suficiente como para no salir sola del agujero marrón de su progenitora. Pese a ello, la obediente Marta se lo trago todo y procuro no pensar en lo que contenía el fluido que estaba ingiriendo. Cuando termino de salir, su mare le ordeno que metiera la lengua y ella, tan solicita después de recibir dos buenas hostias, obedeció sin pensárselo. El ojete de Neus se abrió y dejo entrar la lengua de su hija hasta que no pudo más. Entonces la movió dentro, recuperando los últimos restos de mi leche mientras Neus se agitaba con la respiración entrecortada al tiempo que pajeaba frenéticamente a Marcos
Neus: Así… eso es putita… sigue… un pocooooooooooooo – dijo mientras se corría por tercera vez en la cara de su hija – zorra!!! Que lengua!!!!! Joder!!!!! Ahora tu, cariño!!! Enséñale a tu puta hija como se corre su padre!!! Y tú, Carlos, no te cortes en rellenarla! No tiene la regla y todavía no hay peligro que la preñes!
Y diciendo esto, se levanto, dejo su lugar a su marido y se marcho hacia su habitación. Marcos se sentó en el lugar de Neus y le puso la polla en la boca a la niña, que inmediatamente empezó a chuparla. Por mi parte, empecé a acelerar la follada mientras le palmeaba el culo, dejándoselo totalmente rojo.
Carles: Venga zorrita, mueve el culo – le dije a mi ahijada, siguiendo el ritmo que su madre había impuesto y bombeando realmente duro – mami quiere que te rellene el chochito de lefa y creo que ya se el motivo, así que será mejor que no la contradigas si no quieres ganarte un buen castigo.
Marcos: Vamos, perra! Chupa bien la polla que te creo, cacho de cerda – le decía mientras la agarraba con ambas manos de la nuca, como había hecho hacia un rato su madre y le follaba la garganta, haciendo que su hija moqueara y babeara como si realmente fuera una perra – quiero vaciarme en tu puta garganta ¿No querías lefa para enseñar a tus amigas? Pues la vas a tener!!! Toma hija de puta!!! Traga leche!!!
Y diciendo esto, empujo su polla hasta el fondo de la garganta de Marta al tiempo que vaciaban los huevos, lo que hizo que parte de la carga se fuera por la nariz. Marcos follaba la garganta de su hija como si fuera una veterana del sexo a la vez que descargaba todo su semen en lo más profundo de la niña. La presión que volvió a sentir en la garganta hizo que se contrajera nuevamente en torno a mi polla y esta vez, sin tenerme que contener, solté una gran descarga de semen en el interior de mi ahijada. Fue maravilloso ser el primer macho en su vida que la regaba por dentro. Fue una descarga intensa y abundante y mientras lo hacía, le metí el pulgar derecho por el culo, como la otra vez, con lo que apretó todavía más la musculatura vaginal, exprimiéndome hasta la última gota de semen de mis pelotas.
Cuando terminamos de corrernos, la soltamos. Marta cayó al suelo como si fuera una muñeca, rebosando lefa por delante y por detrás mientras intentaba recuperar la respiración. Ella también se había corrido media docena de veces mientras la follaba y le azotaba el culo. Si alguien la viera ahí mismo, sin conocer la historia y sin verle la cara, pensaría que era una puta experimentada después de una orgia. De su boca manaba un fino hilo de semen y de su coño, salían borbotones del mismo fluido mientras su culo rojo denotaba que se lo habían azotado recientemente.
Los tres estábamos realmente satisfechos, pero cuando Neus entro con su arnés puesto, supimos al instante que la noche, no había hecho nada más que empezar.