Desconocidos

Dos personas, un deseo y ni un dato. Gracias a TODORELATOS

Tener que usar una red pública de internet para ganar un poco de cobertura y de paso tomar un café es una situación habitual por las mañanas en las que las “reuniones” o no están cerradas o se retrasan.

Que lo hagas en una cafetería relativamente frecuentada con gente que mira de reojo lo que tu pantalla refleja es normal por lo que si no hay mucho trabajo aprovecho para revisar los relatos publicados en TODORELATOS, es una página cómoda por que en el momento que avanzas la página no se ve el encabezado ni la tipografía y ausencia de fotos impide apreciar la temática de la página.

Así me encontraba con el encabezado a la vista  cuando entro la mujer que solo al pasar me hizo levantar  la vista cruzando nuestras miradas no sin antes haber podido ver la pantalla, debí haberme puesto de espalda a la pared, así todo vendría de frente. Traía el frio de la calle en el abrigo que la envolvía y desprendió el calor cuando lo dejo a su lado en la mesa donde se sentó frente a mí.

Botas negras altas y falda ancha, un jersey de escote redondo que resalto al desanudarse la bufanda que traía al cuello y una melena rubia con mechas que iban del rojizo al rubio platino. Jugo con ella mientras le servían el desayuno y cruzo conmigo una sonrisa esbozada que solo decía “sé lo que estás viendo”

Eso no impidió que siguiese viendo las novedades, revisando mi cuenta e ideando la próxima historia que mi pobre imaginación podría soltar. Pero me estaba observando, sabía que mi agenda abierta al lado era una “farsa”…

Yo veía que la tostada se quedaba fría mientras removía el café…  y distraídamente se recolocaba el tirante del sujetador que fácilmente podría ser una 105.

Saco su teléfono móvil y trasteo con el aparentemente para buscar cobertura de red. Con él en la mano se dirigió hacia mí para preguntarme. Hice ademan de bajar la pantalla pero simplemente un dedo en la esquina de la cam lo impidió.

-          “Te sabes la clave del local??... no quiero gastar megas.

Le di la misma servilleta donde yo la había apuntado y caí en la cuenta que ella tenía una pegatina con la clave justo a un metro de su cabeza.

-          Yo también escribo!!... y me dijo un Nick que memorice.

-          Cuando se separaba mostrando su culo realzado por los tacones me pregunto simplemente “Te va el bluethoth??...

Mire el teléfono y le dije que lo iba a probar. Cuando vi el símbolo le hice una señal de afirmación.

En todo esto habían pasado dos minutos escasos . Los cafés estaban fríos y yo caliente.

Pedí uno más para mí y pedí que me cobrasen las consumiciones y que pusiesen otro café a la mujer de la falda. La bella del teléfono.

Al ponérselo lo agradeció con un gesto y una sonrisa mientras el camarero seguía a su faena al tanto de lo que podía pasar.

Busque el Nick, mire su perfil, sin más datos , vi la temática de lo que escribía… sexo en grupo, lesbianismo, dominación, tríos, relatos de sexo con maduras y maduros,… prolífica si que era.

Revise varios relatos, vi sus valoraciones y comentarios y todos estos iban en un sentido, nunca se ponía en contacto con nadie a no ser que ella aceptase. Los había desengañados por no recibir respuesta, los que preguntaban si eran reales, los que dejaban un correo electrónico para que les “hiciese caso” y los que agradecían una contestación a un comentario.

Un pitido, un aviso de que habían solicitado conectar, sincronizar o como se llame mi teléfono con otro a través de bluetoth… no lo había desconectado.  La mire y volvió a afirmar, volvió a pasar su mano por su escote y volvió a olvidarse del café.

-          Te gustan???... gracias por el café!

-          Si me gustan son delicados, muy explícitos y ya he valorado y comentado alguno.

Le mande mi Nick y la deje viendo los que yo había colgado. Repasaba el teléfono arriba y abajo con una mano y con la otra se colocaba la falda con un poco de incomodidad. La mano del escote bajaba un poco más y ya no era el tirante lo que colocaba,… se colocaba las copas del sujetador, levantando unos pechos ya de por si elevados. Imagine sus pezones erguidos y sabía que le empezaban a rozar.

-          Guau!! Todos reales o imaginados.

-          De todo hay. Te gustan??

-          Si, y alguno me han dado ganas de hacerlo…

-          Ahora??

-          Si se pudiese!! Sí.

Se levantó después de este breve cruce de mensaje y se perdió en el pasillo de los servicios y yo detrás de su culo con la mirada.

Leí un relato más, erótico de infidelidad, de celos mal entendidos y cuernos por que el hombre “se los merecía”… y de orgullo por ser mujer y  recuperar una sexualidad no aprovechada y recuperada con creces con cuernos consentidos.

El pitido de entrada de un archivo adjunto me hizo levantar la vista cuando ella se sentaba colocándose la falda.

Era una foto de un aparador que había visto en el pasillo de los servicios con un jarrón. Me pico la curiosidad y me acerque a verlo… no había nada raro pero al meter la mano en el jarrón (alguna causa debía tener la foto) me encontré con un tanga, con una prenda que había estado rozando su sexo y que mostraba una humedad inusual…

Me metí al servicio de caballeros y lo olí, olí el perfume de un sexo húmedo, deseoso de placer y del que no sabía más que una clave con números y cifras.

Desde allí le mande una foto de mi nariz oliéndolo…  y tras esperar a ver la confirmación de lectura mande una de mi pene en erección… y volví a la mesa no sin problemas al andar.

-          Ummm!!  Eso por unas braguitas??? – preguntaba.

-          Si y por el contenido… le respondí

Lo leyó y mientras abría las piernas dejando entrever su sexo me respondió… “por esto?”.

Si , por perderme entre tus piernas, por secar tu vagina con mi lengua, porque nuestros cuerpos estén dentro uno de otro.

-          “Y que vas a hacer?” hasta la tipografía de las letras parecía dominante, desafiante.

Mire en el ordenador un plano de la zona y le mande un link de un hotel a la vuelta de la esquina y fui recogiendo la parafernalia de la mesa y ella con poner el abrigo bajo el brazo y recoger el teléfono ya estaba afuera…

En lo que me acerque a pagar recibo un mensaje…

-          Vienes??... hab. 318

Era la primera vez que entraba en un hotel sin tener habitación, cuando había estado en compañía siempre fue en  mi habitación, pero ahora ella era la que controlaba la situación.

Cruce el vestíbulo y creí que todas las miradas iban dirigidas a mi…. El ascensor me dejo en la tres y me oriente con los paneles hacia el 18…

Me esperaba, desnuda,  rotunda, desafiante. No sé quién se abalanzó sobre quien ni quien fue el primero en usar la boca no para besarnos, sino para comernos los labios, describir círculos dentro de la boca, ir modelando la carne que después nos íbamos a devorar…

Me desnudo empezando por la camisa, mesando el pelo de mi pecho , tanteando una polla a reventar que luchaba por salir y meterse en un coño, húmedo, empapado, depilado. Bello!...

Follamos, nos comimos, me cabalgo, nos entregamos a una lujuria no planeada. Me violo el ano con un dedo y yo pude penetrarla analmente provocándole un orgasmo anal. Me follo con su boca para recuperar un vigor perdido dentro de su vagina.

No es mi afán describirlo, las imágenes están confusas, la ropa por los suelos, los cuerpos mezclados, la cama descolocada. Y luego, la calma, el relax del placer…

Una ducha, no muchos comentarios, ni una pregunta, ni un dato. Tan solo verla salir de la ducha desnuda y preguntando por sus bragas… “las necesito!”… recoger su ropa y un beso de despedida.

Y luego volver a esa cafetería, sin esperanzas, sin un dato… ni un mensaje más ni una señal de cobertura, ni un nombre. Mande mensajes a su Nick, leí un relato de lo ocurrido al que hube de valorar con un 10. Le di mis datos casi públicamente, suplique una palabra…

Pasados unos meses, con mi pareja en un centro comercial concurrido mi teléfono vibro…

-          “dejastes el bluethoth conectado??”

Eran esas letras y cifras de un Nick que me dio placer y me volvió loco y que pese a cambiar de móvil conserve..

Levante la cabeza, la adivine por su melena y su abrigo, acompañada del brazo de un hombre y la vi volver la cara, sonriendo… No pude llegar a ella. Había un cartel con un 20 % de descuento en “no sé qué” y había que entrar… cuando pude recorrer el centro comercial había desaparecido la señal, la señal y ella…

El camarero ya sabe cómo tomo el café, la habitación la he usado dos veces con excusas de no coger el coche por la noche después de una farra, a mi pareja le llama la atención,… porque hasta allí cogemos el coche y el jarrón lo he comprado a los del bar. No pega nada con mis cosas, pero mantiene el olor de un sexo con una desconocida.