Desconocido (II)

Dos semanas después, suspenso en químicas.

Por fin finalizaba el curso y podía descansar un poco. El bachillerato ya es un sufrimiento de horas de estudio para los que no nos gusta mucho empollar. Pero finalmente, creo que me podría dar un buen verano.

Pero el cielo se me vino abajo cuando vi las notas de Química. La puta de la profesora me había suspendido. No me lo podía creer. Si me había salido un examen bordado. La muy hija de su madre, me había puesto un suspenso y un asterisco al lado. No sé si se pensó que es que me había copiado en el examen o que. La cuestión es que me acababa de joder vivo el verano si tenía que estar estudiando otra vez.

Inmediatamente me fui a buscarla, con lo caliente que estaba me daban ganas de llegar y cantarle las cuarenta, a ver a qué venía eso. Pero cuando llegué a su despacho se iba.

  • Disculpe, profesora,...

  • Ahora no puedo.

  • Entonces cuando, porque necesito que me explique el suspenso...

  • Que te he dicho que ahora no puedo. Vuelve esta tarde sobre las 6 que acaban las reuniones de profesores.

Nada, no había forma. La zorra se iba y me dejaba a mí así, cabreado, sin saber que había pasado. Hasta ahora no era una profesora que me callera mal, pero no me gustaba que me estuviera dejando así. Además, estaba buena. Era una tiarrona morena de pelo largo y lo menos 1,80. Lo menos me sacaba un palmo. Siempre con faldas largas, un poco gordita, pero con unas tetorras enormes.

Estaba tan caliente que después de comer, mientras hacía la siesta empecé a fantasear.

-¿Con que me vas a suspender no? ¡Pues ahora mismo me vas a comer la polla, que seguro que te gusta zorra!

Me imaginaba que la tiraba encima de la cama, me sacaba la verga y se la metía en la boca.

-¿Qué? ¿Ahora ya no hablas no? ¿Ya no me puedes decir porque me has suspendido no, zorra? Te vas a tragar todo mi semen.

Me estaba haciendo una paja tan a gusto que no me había dado ni cuenta de que mi hermana acababa de entrar en casa con un portazo.

-O mejor, ponte a 4 patas, que te voy a abrir ese culo de puta que tienes. Y voy a rellenarte los intestinos de semen caliente.

-Ejem, ejem!

En ese momento se asomó mi hermanita por la puerta y me pilló en plena faena poniéndome rojo como un tomate.

-No te había oído - intentaba guardarme mi mástil dentro del pantalón, pero me costaba.

-Como me ibas a oír? No dicen que la masturbación produce sortera? - y se descojonaba la cabrona.

-Es que me ha puesto muy caliente la de químicas. La muy puta me ha suspendido.

-Uy, pues yo diría que te a puesto caliente de otra manera.

-No seas graciosa, que no tengo ningunas ganas de joderme el verano.

-No, si vas así ha hablar con ella a lo mejor hasta te aprueba, jajajaja.

-No tiene gracia. Y encima tengo que volver a patear hasta el colegio porque teníamos que hablar por la tarde.

-Bueno, te dejo que acabes, que si no llegaras tarde. Que yo aquí mirándote y eso no se te baja.

-Coño, porque se me tenía que bajar, ni que fuera la primera vez que me la ves.

No pude terminar, como pude me la guarde, ya se relajaría, y me fui hacia el colegio.

Cuando llegué estaba sola y ya pudo atenderme.

  • A ver, Laura, ¿a que ha venido eso de suspenderme?

  • Uy, ¿muy seguro de ti mismo te veo no? De qué tú eres el más listo y más chulo.

  • No, eso tampoco eso. Pero comparé mis respuestas con las del libro y con mis compañeros y estaban bien. No puedo entender porque los demás han aprobado y yo no.

  • Y si te digo que es porque te vi copiando?

  • Pues que es mentira, y si no haberlo dicho durante el examen.

  • Entonces si tanto es así, ¿no te importará volver a responder, no?

  • Pues no, a lo mejor se me ha olvidado algo, pero en una semana no creo que sea mucho.

  • Vale pues coge tiza y empieza con la primera pregunta.

Empecé a escribir y ella se sentó detrás de mí. De repente empecé a notar su mano acariciando mi culo, con la parte de fuera de la mano. Y me recordó al concierto. Como siempre me acojoné y no supe que decir.

  • En verdad te he suspendido porque el otro día creo que no te di todo lo que querías.

Yo estaba alucinando. No podía creer que fuera ella quien estaba detrás mío en el concierto.

Me empezó a agarrar el culo con las dos manos y a manosearlo y masajearlos mis dos redondos glúteos.

Yo cerré los ojos y apoyé mis dos palmas de la mano en la pizarra. Ella rodeó con sus manos mi cintura y me desabrochó el pantalón.

Me gustaba, pero me descolocaba lo que ocurría. Como en el concierto no hacía nada, solo me dejaba hacer, callado e impasible.

Dejó caer mis pantalones al suelo con los calzones y volvió a masajearme el culo, a separar los glúteos y a soplar por mi ano.

Me daban escalofríos, me entraban hasta sudores en las manos que se empastraban con tiza.

Pasó su lengua por mi raja y lamió mi ano haciendo moverse a mi esfínter.

  • Estaba un poco borracha, pero de todos modos me encantaba tocarte, y lo que empecé como un juego, ya ves como acabó.

Metió suavemente su dedo corazón empapado en saliva, lo fue metiendo hasta que sentí sus nudillos en mis glúteos.

  • Fue una gozada disfrutar de tu orgasmo y no he podido olvidarlo. Tus gestos, tus movimientos, tus gemidos. Sin que nadie nos escuchase.

Me agarró la verga, completamente erguida y empezó a masturbarme.

  • Espera, gírate hacía mi mesa.

Me agachó hacía su mesa y me separó ligeramente las piernas.

  • Me he pasado varias noches masturbándome, recordándolo. Y estoy segura de que tú también.

Volvió a meter su lengua más profundamente en mi ano y yo cada vez lo dilataba más.

  • Pensando en lo que tú querías que hiciera.

Entonces, entre mis piernas vi como se iba levantando la falda.

  • Y por eso te he suspendido, para poder verte sin que nadie más nos interrumpa.

Noté entre mis piernas algo, que no podía estar seguro, pero... En unos segundos salí de dudas, me estaba acariciando por el culo con su verga.

  • Estoy segura de que siempre has querido que alguien te desvirgara el culito. Y ¿quien mejor que tu profe de químicas, no?

Noté como empezaba a empujarme en el ano y a abrir mi esfínter algo que ya no era tan pequeño como unos dedos. Empezaba a penetrarme un falo enorme, de una tía impresionante.

Seguía sin poder decir nada, sin saber qué hacer, solo dejarme penetrar y masturbar por aquella hembra.

  • ¿Qué, te gusta no? ¿Te gusta sentir mi polla dentro de ti? Vamos, reconócelo. Dime, si Laura. Dilo.

  • Si, Laura.

  • ¿Quieres que te folle?

  • Si, fóllame.

  • Di, ¿Qué es lo que más te gusta? ¿Qué te den por el culo o por la boca?

  • Por el culo.

  • ¿Seguro? Yo creo que por la boca también te encanta. Vamos, ponte de rodillas.

Me cogió de la cabeza y me giró. Entonces vi que no era una polla, que se había puesto un arnés enorme. Con su falda enganchada en la cintura y aquel cacharro enorme colgando me apretó contra su cuerpo metiéndome aquel pedazo de polla en la boca.

  • Venga, chúpala cerdo, chúpala entera, hasta que se corra en tu boca.

Me la metía casi hasta la garganta, casi me daban arcadas. De repente se apretó la polla y salió un chorro de leche.

  • A que te gusta cerdo, pon otra vez tu culo en pompa, que te voy a rellenar ahora el culo.

Me coloqué a 4 patas sobre la mesa, ella se colocó detrás y me metió el consolador aquel hasta dentro.

  • Aaaa

Lo apretó, soltó otro poco de leche dentro de mi culo que sentí hacía dentro de mis intestinos. Y empezó a darme embestidas más fuertes. Con el líquido resbalaba mejor el consolador y me lo metía y sacaba casi entero.

Mi polla no paraba de dar botes y de chorrear de la follada que me estaba dando aquel monumento de mujer, que para mí no había sido hasta entonces más que una profesora.

  • Creo que voy a correrme - dijo Laura apretando nuevamente aquel cacharro enorme que tenía dentro -. Aaaaa, aaaaa

Me soltó dos o tres chorros más dejándolo vacio y llenando mi culo entero de leche. La sensación de como entraba y se movía la leche era indescriptible. No sé si me corrí, pero para mí como si lo hiciera.

  • Sabia que te iba a gustar. Eres un salido y te encanta que te follen. Pues ahora túmbate.

Yo seguía haciendo todo lo que me ordenaba. La zorra de mi profesora me utilizaba a mí como yo siempre quería usarla a ella. Y encima me gustaba. La muy cabrona sabía hacer las cosas que me gustaban.

  • Túmbate bocarriba y no te preocupes tanto de tu culo, que ahora está lleno, pero ya te lo vaciaré.

Me tumbé como ella decía, se quitó el arnés y se sentó en mi cara, poniéndome su coño peludo y bien recortado en la boca, abriendo sus labios de par en par para que mi lengua entrara. Me agarró con una mano mi miembro duro y la otra mano la puso en mi vientre. Me apretó varias veces el vientre y salió parte de la leche de mi culo y después empezó a cabalgarme.

Me estiraba de la polla como si fueran las riendas y me pasaba todo su coño abierto por la cara. La zorra estaba empapada y me encantaba su olor a coño húmedo.

Cada vez me apretaba más la polla y me restregaba más su coño por la cara. Yo con la lengua intentaba pasarla por toda su raja. Pero a veces casi me ahogaba. Desde atrás levantaba el culo, se estiraba de mi polla hacía adelante y cuando ya estaba en mi barbilla volvía a bajar tirando hacía atrás. Pasando toda su raja por mi boca y acabando su clitoris en mi lengua.

A la final, cachonda que estaba, me apretó hasta meterme su coño en la boca y yo aproveche para absorberle el clítoris hasta morderlo.

Pegó un gemido y salió de mí hacía delante. Tiró tu vestido hacía un lado para no mancharse con la leche que había soltado por el suelo y se arrodilló sobre mi verga. Se la metió entera y empezó a moverse, arriba y abajo, resbalando sus rodillas en el suelo cayendo a veces hacía un lado u otro, pero quedando siempre toda mi polla doblada dentro de ella.

  • Jodido cerdo crio. Tan pequeño y ya tan tieso.

Se sacó la polla de su coño y se dio la vuelta, se puso hacía mí se quitó el sujetador y dejó caer sus enormes senos en mi cara. Me agarró de las muñecas y colocó mis brazos por encima de mi cabeza.

  • Vamos cerdo, quiero que te corras. Que me rellenes el coño con tu semen.

Cada bandazo que daba me arreaba un tetazo en la cara con aquellos enormes senos que me dejaban tibio. Mi polla entraba completamente dentro de aquel enorme coño, hasta notaba sus muslos que me golpeaban.

  • Ya sé lo que pasa, que lo que a tí te pone es la música verdad. Como yo seguro que soy vieja y gorda para ti, no te corres conmigo.

  • No, eso no es verdad.

Sacó un discman del bolso que lo tenía al alcance de la mano y puso en marcha una canción de los Femme Fatale. Se colocó en cuclillas se la volvió a meter y volvió a cabalgarme. Con cada acorde, con cada distorsión, subía y bajaba a lo bestia clavándosela hasta el fondo.

Haciendo fuerza con sus músculos apretando más aún mi pobre polla dura y cansada.

  • Aaaaaaa... - Mi corrida fue también bestial, no solo por cantidad de esperma, sino porque todos los músculos de mi cuerpo estaban vibrando, temblaba de excitación.