Desconocida y ardiente.

No siempre la gente se fija en el interior de las personas sin valorar el exterior. En este caso conocí a una mujer que estando comprometida y con una vida totalmente normal y corriente pero que tiene ese secreto mejor guardado que pueda tener, un harem de amigos o amantes.

Conocí a esta mujer a través de la pagina y claro, solo con sus fotos en ropa interior y con el mensaje que tenía puesto en su perfil pues quise saber si habría oportunidad de conocerla y saborear su ardiente cuerpo.

Mandé un mensaje como siempre hago para ver si ella buscaba lo mismo que yo buscaba, es decir, sexo sin compromiso pero sin llegar a ser un polvo y adiós, porque con un encuentro sexual no se saborea completamente a una persona, al menos a mí siempre me ha parecido de esta manera.

Tras varios mensajes que nos enviamos, llegamos a la conclusión de que deberíamos de quedar para tomar algo y ver si realmente lo que decimos y vemos cuando nos mandamos mensajes en real es verdad, por ello como se avecinaba el puente de diciembre que en mi país hay dos días que son festivos que son el seis y ocho de diciembre pues siempre que coincidan bien es un buen puente para irse o salir a otro lugar para distraer la mente y el cuerpo de la vida cotidiana.

Ella vive en la ciudad y yo sin embargo resido en un pueblo algo alejado de la ciudad, como a una hora, pero bueno, también es genial que no estemos cerca así cuando no queramos cruzarnos por la calle, es más fácil para ambos.

Quedamos el día seis de diciembre a las seis de la tarde en una cafetería del centro, muy conocida pero a la vez muy tranquila y como siempre me gusta hacer llegue media hora antes, aunque ella también llego a los diez minutos, por tanto estuvimos antes de tiempo y tras los besos en las mejillas como saludo de presentación y primer contacto de nuestras pieles pues nos sentamos en una mesa que estaba en la terraza acondiciona al exterior, ya sabéis, de esas que tienen calefactores para que si hace frío la gente no se congele y se sienta a gusto para consumir sus bebidas.

Estuvimos charlando un montón, con preguntas y respuestas que por supuesto tenían muchos sentidos y que yo no me cortaba en ir directamente al grano, por tanto, cuando ella ya quiso dejar de jugar a preguntar y yo responder lo más caliente posible fue cuando quisimos ver si la atracción era acorde para ambos, le dije que si quería podría reservar una habitación de hotel para que no tuviéramos que buscar algo rápido si surgía y ella me dijo que como quisiera, que ella era libre de hacer lo que quisiera pero si era cierto que llevaba tiempo sin conocer uno de los hoteles más famosos de la ciudad y claro.

En el trayecto seguíamos charlando, contándonos cosas cotidianas hasta que ella me hizo la pregunta que había evitado o que no surgió en la cita que habíamos mantenido:

— ¿Qué fue lo que te llamo la atención de mi perfil?— esta mujer no se anda con tonterías a la hora de preguntar, la verdad, por lo que yo honestamente le conteste con una carcajada.

Ella quería saber cual fue el motivo por el cual había contactado, pero realmente lo que deseaba escuchar era lo siguiente:

— La verdad es que tus fotos eran muy sugerentes, tanto que incluso cualquier otro hombre podría decir que tienes unos bellos pechos con unos riquísimos pezones, aparte de una escultura perfecta para ser diosa durante las noches de sexo en las que estés con otros hombres. También diría que ese monte de Venus que tienes hace que miles de mentes deseen acariciar y descubrir que hay un poco más abajo, claro, esto te lo digo de una manera sutil pero real.

Y antes de que ella pudiera hacer un gesto en su rostro casi de sorpresa por lo directo que fui al contarle lo que yo me había fijado en su perfil, continué indicando la realidad:

— Pero si te soy sincero te diré que todas las mujeres sois físicamente iguales en el caso de tener dos pechos,— aquí ella puso esa cara de “está claro que este hombre se ha fijado, vamos bien, jajaja”— que tienes una figura que más quisieran muchas mujeres tener a tus treinta y cinco años,— aquí su cara cambio al gesto de “mira que buen piropo me está regalando, parece que gana puntos aunque habrá que ver por donde acaba y si al final pasó la noche con él”,— aunque lo que realmente me llamo la atención es ese colgando azul con el símbolo que tiene, mientras me fije en la pulsera de cuero que tenias en tu muñeca izquierda cuando estabas agarrando tu braguita negra de encaje haciendo ese sensual movimiento de bajar, aunque realmente no quisieras enseñar completamente todo lo que escondes.

— Te voy a ser sincero, ya que creo que deseas que lo sea y que no te diga palabras bonitas y directas, sino que vaya a lo que me gusto de tu perfil. Las fotos dicen mucho, siempre se ha dicho que una fotografía dice más de mil palabras, pero en tu perfil note algo que no lo hice con otras mujeres y es, que llevabas un vestido burdeos el cual te remangaste para enseñar lo que realmente querías, con esas poses de casi inclinarte hacia adelante para que la gravedad haga que tus senos caigan y sean deseados, mientras tus manos acarician tu prenda de encaje negro que me fascina, y tu piel blanca sin un ápice de color distinto por el bronceado a parte de la sensualidad de dicha pose que en cuanto estemos en la habitación del hotel pienso degustar lo que escondes dentro de tu ropa interior y hasta que no me sacie no pienso dejar de lamer, chupar y morder. Eso si, siempre que desees tú mostrarme el porqué te fijaste en mí cuando lo normal es que te fijarás en otros miles de hombres y podrías estar con ellos ahora.

Y antes de que pudiera ella decirme nada, se acerco, pego sus labios a los míos y metió su lengua dentro de mi boca, mientras sus manos agarraban mi culo y hacia que nos pegáramos más. Cuando ella se separo con los ojos cerrados, sintiendo todo como su fuera una fragancia nueva que está probando abrió sus ojos y mirando hacia los míos, me dijo:

— Realmente he quedado con otros, pero ninguno ha pasado de la hora de la cita, porque por mucho que intentes charlar con un hombre, si solo te miran a las tetas o si te levantas y sabes que lo hacen, te miran el culo pues la verdad, no inspira mucho, aunque no te voy a negar que con alguno me he acostado, pero ya sabes lo que pasa en estas citas y es que si no te encuentras bien, intentas que corra el tiempo lo más rápido posible o das excusas para ver si así se olvidan de ti. En tu caso, aún no me he aburrido. Aún no tengo ganas de irme a mi casa. Aún no te he pillado ni una mirada fija a mis pechos. Aún no he visto que hayas mirado tu móvil o me hayas dado intención de que miré el mío. Y lo mejor de todo, aún no me quiero ir de ti, porque además besas muy dulce y tienes buen culo, jejeje.

Nos fuimos al hotel dando un paseo con una bella mujer al lado de un rio que despierta deseos de mojarse dentro de él y no parar de navegar abrazado a un monumento de la seducción como era esta mujer.

Cuando llegamos, mi amigo que estaba apunto de acabar su turno, nos dio las llaves de la habitación y tras dar los datos mios para el registro de la habitación nos dirigimos al ascensor, en donde sin darme cuenta yo, note que detrás nuestra había una persona que conocía de otros encuentros que había tenido en el pasado, pero que esta persona o no quiso verme o simplemente estaba ignorándome el saludo, por lo que cuando las puertas del ascensor se abrieron, vi que perfectamente podría entrar en él más de ocho personas y claro cuando entramos mi cita y yo y me giré y les hice el gesto de si querían entrar, pero él acompañante joven que iba con esa antigua amistad sexual me indico que no, que esperarían al otro ascensor, por lo que en cuanto pulse el botón que nos dirigiría a la planta en donde se encontraba nuestra habitación, mi acompañante me agarro del cuello con sus dos brazos y volvió a juntar sus labios contra los mios, por lo que mis manos ya fueron directamente a su culo, agarrando bien y haciendo incluso que abriera sus piernas un poco para así poder acceder a donde todo hombre desea acceder estando en un habitáculo tan cerrado y que nadie puede ver el interior.

Pero yo antes de hacer que una de mis manos llegara a ese pozo en el que manaba tanto liquido sexual que era producido por el calor que ella tenia internamente y que deseaba ser ya probado por mis labios y lengua, quise que se calentará más, agarre bien uno de sus muslos y alzando un poco dejé que el aire que había pasara a través de sus muslos para enfriar ese horno que tenia entre sus piernas y que ya estaba algo hinchado y bastante mojado. Mientras nos besábamos, metiendo nuestras lenguas y jugando con ellas. Mientras mis manos acariciaban su piel que no estaba tapada por el vestido que llevaba puesto. Mientras mi ardor sexual empezaba a crecer dentro de mi bóxer y pantalón y que ella no paraba de agarrar con una de sus manos. Mientras que hacíamos todo esto, llego el ascensor a la planta indicada y se abrieron las puertas en donde había una pareja esperando y viendo el espectáculo que teníamos, pero no nos separamos ni un solo instante, ya que la hice un poco y ella puso sus piernas enlazadas a mi cadera por lo que si, tuve que salir del ascensor en dicha postura algo incomoda para poder andar, porque apenas veía nada tras la melena que tenía suelta y que no me permitía ver mucho, aunque he de decir que la pareja entro en el ascensor ella riéndose y él alucinando de las cosas que podría haber visto en su vida.

Llegamos a la puerta de la habitación comiendo nuestras bocas, ella metiendo su mano por todos los sitios posibles antes de que se me bajaran los pantalones y yo apoyando su espalda contra la puerta, metiendo la llave magnética en la cerradura y tras ponerse la luz en verde, giré la manivela y dejando que se abriera del todo la puerta, porque ella estaba pegada y yo no la había soltado, fue cuando nos separamos un poco de dicha madera y ella con un movimiento de su pie hizo que se cerrara completamente, sin apenas hacer ruido y ligera.

Entre con ella colgada encima de mí y cuando estaba a punto de rozar mis rodillas contra la cama fue cuando se separó de mí y se desengancho sus piernas de mi cadera. Se quedo de pie y ayudando a quitarse el vestido me dejo ver su cuerpo.

Blanco.

Terso.

Esbelto.

Con sus michelines en donde tiene que estar.

Con su ropa de encaje de color burdeos.

Con una pequeña pero diminuta mancha justo en donde la braguita tiene mayor protección de tela, que aunque no pasa nada por verlo, te incita a que tu boca se posé en sustitución de la tela que lo tapa.

Con sus ojos encendidos y brillantes.

Y con su sonrisa de indicar que deseaba más y durante más tiempo.

Yo me senté en la cama.

Ella me quito la camiseta que llevaba puesta.

Me intento quitar el cinturón pero en eso la ayudé.

También intento quitarme los pantalones, pero siendo sincero, si estás sentado, es difícil que te lo quiten por la postura en que te encuentras, por tanto, me levante para ello y entonces ella sin cortarse un pelo, los bajo rápido, viendo ese bulto que estaba a punto de salirse del bóxer producido por su ardor sexual y haciendo el gesto de silencio con su dedo índice en vertical con sus labios de su boca, bajo también el bóxer.

Tras una fenomenal lección de como limpiar y dejar brillante mi pene hasta la base y parte de mis testículos, fue cuando ella se levantó, me empujo suavemente contra la cama, cayendo boca arriba y sin ningún preámbulo, se subió encima mía y empezó una cabalgada lenta y profunda hasta que hinco sus uñas en mi pecho mientras tenía un fuerte y agitado orgasmo. Pero como no quedo totalmente satisfecha, siguió cabalgando hasta tener otro más y otro, y ya cuando no pudo más, se tumbo en la cama y tras recuperar el aliento durante unos segundos, se giro para ponerse en la posición del 69 y sin cortarse ni un pelo, se trago todo mi rabo con los jugos de sus orgasmos, haciendo que su boca y garganta tragaran líquidos, tanto suyos como mi bestial corrida que fue dentro de su garganta.

Cuando quedo contenta, entonces me sonrío y me dijo:

— Felicidades, eres mi maduro follamigo, y has entrado en uno de los harem más intensos de tu vida. Si quieres, seguimos, si estás cansado, me voy y si quieres más este es mi móvil para cuando vuelvas a querer, eso si, soy exigente y tú das más de lo que crees.

Y con estas palabras, se puso en la posición de a cuatro patas, con sus manos abriendo su culo y gimiendo mientras me ofrecía volver al asalto.

Por supuesto que volvimos ha hacerlo, incluso encima de la encimera del cuarto de baño, y también en la ventana, mientras ella abría, yo la empotraba por detrás, haciendo que sus maravillosas tetas casi se salieran por el marco de la ventana.

Gracias, por querer pertenecer a mi grupo de amigas de esta página.