Desconcertado por mi mujer y mi padre

Relacion incestuosa de nuera y suegro con el consentimiento del marido

Desconcertado por mi mujer y mi padre

Lo que les voy a contar me tiene desconcertado y aún no se si he reaccionado bien o mal. Bueno aunque es casi imposible que pudiesen reconocernos cambiare los detalles. Les diré que mi esposa acaba de cumplir los 38, le llamaré Marta y yo Luis y tengo 45. Hace unos seis años que nos casamos y aun no tenemos hijos. Yo trabajo en una empresa de ingeniería y viajo bastante pasando bastantes días fuera de casa. Marta es auxiliar de clínica y trabaja en un geriátrico atendiendo ancianos. Desde hace unos 15 días está en nuestra casa mi padre, tiene 70 años, y se ha roto la cadera, así que le trajimos al salir del hospital para atenderle, ya que como debe estar en cama y vive solo Marta, por su experiencia le podía cuidar. Hace unos días sucedió lo que quería contarles. Era viernes yo acababa de llegar de pasa toda la semana fuera de viaje y nos fuimos a acostar, nos desvestimos y yo me metí en la cama, Marta se había quedado solo con unas braguitas de las que suele llevar y que apenas le tapan su pubis. Llevaba unos días fuera y al verla así, desnudo ya, me empalme como un burro. La verdad Marta está muy bien tiene unas tetas grandes y duras y un culo respingón que me vuelve loco. Le estaba pidiendo que se metiese rápida cuando oímos la voz de mi padre llamándola, Marta tal como estaba, solo con la braguita y las tetas al aire, salió de la habitación a la de mi padre. Tardaba en volver, estaba a punto de levantarme a ver que pasaba cuando volvió al dormitorio, según entró, se quitó las bragas y cabalgándome me pidió que la follara, mi polla saltó como una estaca al momento y se clavó en la vagina de mi esposa, que estaba abierta y húmeda, muy mojada. Me cabalgaba como una loca clavándosela una y otra vez, mientras sus tetas saltaban y se las cogía pellizcándose los pezones. Estaba muy caliente y yo también y me iba a hacer saltar de un momento a otro, casi al mismo tiempo empezamos a corrernos como hacía mucho tiempo no lo hacíamos. Luego cayó sobre mi. Cuando nos tranquilizamos un poco le pregunté como había ido donde mi padre casi desnuda, solo con la braguita y las tetas al aire. Dudó un poco en contestarme y luego me dijo que no sabía lo que le estaba pasando que le excitaba muchísimo ver como a mi padre se le ponía dura al verla. Que en el geriátrico le excitaba mucho ver como los viejos se ponían cachondos al verla. Ver como aun a muchos de ellos se les ponía dura al verla. Que cuando estaba de tardes, sola en la planta, no se ponía sujetador y dejaba la bata medio abierta para que le pudiesen ver las tetas y los muslos. Que cuando les lavaba, les pasaba la esponja por los huevos y la polla, mientras ellos le miraban las tetas, hasta que se les ponía dura. Que le ponía muy cachonda y muchas tardes se tenía que ir al baño a masturbarse. Que muchas veces ha estado tentada de hacerles una paja y a mi padre también. Que había un viejo de la residencia, que estaba bastante lelo, pero tiene una polla enorme, que enseguida se le pone dura cuando lo va a lavar, intenta siempre tocarle las tetas y que ella primero le deja y luego le riñe sacándole la mano, Mientras me contaba esto avergonzada, con los ojos cerrados, sin mirarme, noté que se estaba tocando y volvió a correrse mientras me pedía de nuevo perdón. Apagué la luz sin decir nada y enseguida se durmió aunque yo no pude. Empecé a darle vueltas a pensar en aquello que le ocurría a mi mujer , me parecía que era una guarra que como le podía pasar aquello pero por otra parte me la imaginaba con mi padre o con aquel viejo que yo me lo imaginaba tontito pero con una polla enorme que le clavaba a mi mujer y me estaba poniendo cachondo, enseguida note mi polla de nuevo dura con aquellos pensamientos, y lo mismo que Marta me masturbé dejando mi leche sobre su culo desnudo.

A la mañana siguiente cuando nos despertamos, creo que ella noto en su culo que me había corrido, trató de disculparse por aquello que le pasaba, yo no decía nada, cuando de nuevo la llamada de mi padre que nos pedía para ir al baño, nos levantamos los dos a la vez, Marta me dijo es mejor que vayas tu, pero yo le dije que no que fuese ella. Estábamos desnudos lo dos, se fue a poner el sujetador y las bragas pero yo no la dejé haciéndola un gesto como que no pasaba nada la acerqué una bata, muy corta de raso, que se cerraba con un cinturón y que apenas le tapaba las tetas y le dejaba casi el culo al aire. Se la apretó cerrándola yo, la bese, se la aflojé abriéndosela un poco y acaricié su culo. Me sonrió y besó marchando para donde mi padre. Yo me quedé tras la puerta mirando, enseguida les vi pasar apoyado en las muletas y sin quitar su mirada de las tetas de Marta.

Desde el pasillo sin que me viera mi padre les observaba, inclinada, le bajó el pantalón del pijama, dejando casi sus tetas fuera, y le cogió la polla para ponerle a mear. Enseguida se le empezó a poner dura, Marta que me observaba me miró, yo le hice un gesto de aprobación, suavemente le descubrió el glande. M padre apoyado en sus muletas, no le quitaba la vista de las tetas. Mientras ella, con su mano cogida a su polla, trataba de dirigirla para que mease, mientras acercaba su coño, descubierto al abrírsele la bata tan corta, haciéndolo rozar en la mano de mi padre. Me imagina a Marta mojada, caliente como una zorra y me estaba empalmando. Después, dura como la tenía mi padre, suavemente, con la escusa de sacudírsela, se la meneo unas cuantas veces. Luego trató de metérsela en el pijama, pero estaba muy excitado y no podía. Me miró y algo le dijo al oído que mi padre asintió, luego le volvió a decir algo me volvió a mirar Marta y me sonrió. Le condujo de nuevo a su cama, al pasar yo me escondí para que mi padre no me viese, y Marta me hizo un gesto como que fuese a mirar. Le ayudó a tumbarse, aun estaba con su polla fuera del pijama dura y tiesa, Marta se quedó de pié junto a la cama, frente a al puerta desde donde yo espiaba, quieta sin hacer nada, y mi padre, libre de las muletas, metió su mano entre los muslos de mi mujer, fue subiéndola, hasta que podía ver como con sus dedos acariciaba los labios del coño. Abriendo sus muslos, aún le dejaba llegar mejor, luego me miró, como pidiéndome permiso, e inclinándose sobre la cama, empezó a meneársela a mi padre mientras este le sobaba las tetas. La verdad la polla de mi padre me pareció muy grande y dura además para su edad. Mi padre, sin podérmelo llegar a creer lo que estaba pasando, le pidió que se pusiese sobre él para follársela, Marta le dijo que no, que estaba mal y además yo andaba por allí y les podía ver. Le acerco las tetas a la polla acariciándosela con ellas y empezó a meneársela con mas fuerza hasta que mi padre empezó a lazarla chorros de leche sobre ellas. Marta empezó a esparcirse la leche por las tetas mientras me miraba caliente como me había puesto yo viéndolos. Luego le tapó a mi padre y salió hacía el pasillo, desde donde les espiaba yo, con su batita abierta, enseñando el coño y las tetas manchadas por la leche de mi padre.

Se quedó frente a mi, como esperando que iba a hacer o decirla, pero por mi polla, que sobresalía de la bata que llevaba, pudo adivinar lo caliente que me había puesto. Según se acercó a mi, la cogí y llamándola guarra, la dí un beso, a la vez que mi mano trataba de averiguar en su coño lo caliente que se había puesto, y no tarde en comprobar lo caliente y húmedo que estaba. La puse, allí mismo, de espaldas contra la pared del pasillo, le abrí los muslos con mi mano, tiré de sus caderas haciéndola inclinarse, y dirigí mi polla a ese coño tan caliente que había palpado. Mientras se la clavaba, entre terriblemente excitado y por otra parte cabreado, le pregunté si era eso lo que quería la polla de mi padre. Me contestó que parecía que a mi me hubiese gustado mas que la follara mi padre. Al oírla m excitaba más y más. Rápidamente nos corrimos los dos como locos. Luego se volvió, nos besamos mientras acariciaba sus tetas, y me volvió a preguntar si me hubiese gustado verla follar con mi padre, le contesté que no sabía, que él era mi padre y ella mi mujer. Le pregunté si a ella si. Me contestó que era la primera vez que hacía una paja a un viejo, que se la había hecho para mi, que se había puesto súper caliente y que si a mi me hubiese gustado lo habría hecho.

Dejamos la conversación así y nos fuimos a desayunar, después yo marché a comprar algunas cosas. Al volver al mediodía Marta estaba en la cocina preparando la comida para mi padre, tenía puesto un vestido muy corto de algodón muy pegado, con botones por delante, enseguida noté que no llevaba sujetador pues tenía muy marcados los pezones, me acerqué a darle un beso, la abracé cogiéndola por el culo y subiéndole apenas nada, pues era tan corto el vestido que apenas le cubría las nalgas, descubrí que tampoco llevaba bragas. Abrazados como estábamos, y notar mi mano en su culo desnudo, me dijo al oído, te estaba esperando, tu padre quiere follarme. No se que me pasó pero mi polla saltó como un resorte poniéndose dura como una estaca, ella se dio cuenta, y pasándome la mano por encima la bragueta sintiendo mi polla dura, siguió preguntándome si quería probar, que mi padre no me había oído llegar. Metí mi mano entre sus muslos y enseguida note su coño muy mojado lo que me calentó aún más. Y sin pensarlo le dije fóllatelo. Y dándome un beso en los labios me dijo que con la condición de que después la follara yo. Se soltó otro botón del vestido, dejando casi sus tetas al aire y cogió la comida para llevársela a mi padre. Al pasar a mi lado con la bandeja de la comida, me dijo mira pero no te corras guárdamelo para mi. Dejó medio cerrada la puerta para dejarme esconder tras de ella y yo me aposté allí. Ví como le ponía la bandeja sobre las piernas y se sentaba a su lado. Con lo corto del vestido, al sentarse, todos sus muslos se veían al aire y, me imagino, mi padre podría verla el coño muy poblado de vello negro. Empezó a darle de comer y al inclinarse para darle, hasta yo desde donde estaba, podía verle casi enteras las tetas. Mi padre no tardo un segundo en soltarle otro botón más y empezar a sobárselas. Marta hizo como que le reñía, diciéndole que qué hacía y que yo podía llegar de un momento a otro. Pero como esperábamos mi padre hizo caso omiso de la advertencia y ahora con sus dos manos sobaba las tetas de mi mujer. Marta con la disculpa de que iba a tirar la bandeja, poniéndose de pie, la dejó sobre la mesilla, preguntándole que qué quería, a la vez que se soltaba el último botón que le quedaba atado, y quedando desnuda ante él, se le acercó preguntándole si quería que le volviese a desahogar, mientras le sacaba de nuevo su polla del pijama. Mi padre la contestó que quería follarla, que le había puesto muy excitado y hacía mucho que no follaba. Marta le dijo que era imposible que era la mujer de su hijo y que además podría volver y que pasaría. Pero mi padre metiéndole la mano entre los muslos le decía, al comprobar su coño húmedo y sus labios abiertos, que estaba tan caliente como él. Mi padre con su mano la llevó contra él y Marta sin apenas resistencia se sentó sobre la polla de mi padre dejándola entrar hasta los huevos. Enseguida se puso a cabalgar sobre él clavándosela una y otra vez. Me miraba, miraba hacia la puerta imaginándome allí tras ella, como pidiéndome perdón, imaginándose que yo estaba tan duro como mi padre, mientras, cabalgando sobre mi padre, gemía de placer. Cada vez las embestidas eran mas intensas, parecían los dos a punto de correrse, las tetas de mi mujer saltaban al ritmo de la cabalgada y Marta empezó entre gemidos a chillarle a mi padre llamándole cabrón que pones los cuernos a tu hijo y pidiéndole que se corriese. Creo que lo hicimos los tres casi a la vez. Marta con su vagina llena de la leche de mi padre, caída apoyando sus manos sobre su pecho, mientras este aprovechaba para sobarle las tetas pellizcándola los pezones, Marta se descabalgó de la polla de mi padre, que saltó, aun morcillona y llena de jugos y leche, de su vagina. De pié junto a la cama se ató un par de botones de su vestido mientras mi padre aun acariciaba el interior de sus muslos. Después salió de la habitación al pasillo desde donde había estado viendo el polvo yo. Se puso ante mi, esperando mi reacción. Aún llevaba sus tetas al aire, con los pezones duros, fuera del vestido. Al ver que me había corrido yo también me dijo que ella no había podido evitarlo. Le pregunté que le decía mi padre, cuando estaban follando, que notaba que la calentaba tanto. Y me contestó que mi padre le decía que la iba a follar el culo también. Le pregunté si le iba a dejar hacerlo. Y apoyándose en mi, restregando sus tetas y su coño contra mi polla desnuda me preguntó ella: Quieres?.