Desconcertado.
A veces los más glotones no son los que más comen ...
Estoy sentado en un banquito del área de taquillas de la sauna, como es mi costumbre me voy desnudando y meticulosamente ordenando la ropa que voy acomodando en las perchas de la taquilla. No me gusta meter mis cosas de manera desordenada, pues el espacio es verdaderamente reducido y si no lo aprovechas bien es difícil que todo entre. En el otro extremo del sitio, un tío me deja perplejo, él ya se ha cambiado, tiene a la cintura su toalla y muestra un cuerpo varonil, digno de admirar. Una barba cerrada y cuidada adorna su rostro; sus brazos son fuertes y musculosos; su pecho es velludo, comienzan desde debajo del cuello, se extienden por su pecho hasta ir estrechándose cerda del ombligo, no se ve más, la toalla no deja y el se marcha hacia las duchas. De verdad que me he quedado impactado del tío.
Bueno, cosas como estas no se ven todos los días, pero lo mejor es que me olvide, pues habiendo tantas gentes más jóvenes que yo en el lugar, de seguro no está para mi. Al fin ya estoy listo, me pongo la toalla a la cintura y me voy a tomar una ducha y cuando llego me encuentro de nuevo a la misma imagen. El agua corre por su cuerpo, comienza a frotarse con el gel y pronto la espuma envuelve a su cuerpo. Por otro lado, yo con timidez me voy a la ducha más lejana y comienzo a ducharme, pero mis ojos no pueden dejar de mirar al tío, máxime que lo noto que él no se fija en mi, está en su baño y no se percata de que lo estoy mirando. Finalmente y casi simultáneamente terminamos de ducharnos, nos secamos un poco y veo que el toma el camino de la sauna de vapor. Cuando él entra yo me quedo fuera, veo como tres tíos entran tras de él en busca de su conquista. Pasan unos minutos no sale nadie y me decido a entrar yo también para observar lo que ocurre.
Pronto me lo encuentro a él, está de pie en una esquina del pasillo trasero de la sauna, yo tomo la dirección contraria y puedo ver en penumbra a los otros tres tíos que van en pos de encontrarse con él. El primero que lo alcanza lo acaricia y con unas de sus manos le acaricia la polla y con desden lo deja, no es lo que está buscando. Yo pienso lo mismo, el tío está muy bueno, pero no tiene una polla en concordancia con su espectacular cuerpo. Los otros dos hacen lo mismo y parece que el desprecio corta al tío que está muy lejos de empalmarse. Finalmente llego yo y con mis manos comienzo a acariciar su pecho velludo y sudado. Con una mano me ocupo de su pecho y con la otra le palpo la espalda en la cual no tiene ni un solo vello. De verdad que tiene un cuerpo exquisito. Luego acaricio su polla y de verdad que es una decepción. Pero el tío me gusta tanto que continúo acariciándolo ante su aceptación. Yo sudo copiosamente, mi polla está dura como un palo. El tío comienza a perder el corte y también comienza a acariciar mi pecho velludo. Luego nuestras bocas se acercan y se confunden en un intenso beso, mi lengua entra en su boca y golosa no deja de saborear ninguno de sus rincones. Luego termino el beso, pero mi boca no se aleja de su cuerpo, sigo con mi lengua saboreando su cuello y pronto estoy disfrutando de sus tetillas que son bastante grandes y que se van poniendo duras. Continúo disfrutando de sus tetillas y ahora con una de mis manos vuelvo a acariciar su polla que está comenzando a entrar en erección y que poco a poco va tomando un tamaño mayor. Acaricio sus huevos calientes y sudados y me doy cuenta que son bastante grande e imagino la cantidad de leche que deben contener. Y ahora yo le invito a ir a una cabina, él acepta. Antes de salir del vapor nos damos una ducha de agua para quitarnos un poco de sudor y así mojados salimos del vapor y nos vamos en busca de un lugar privado. Pronto lo encontramos; coloco una toalla sobre la cama y me quedo desnudo ante el tío. Lo beso y él se acuesta sobre la toalla y boca arriba.
Ahora puedo observarlo con detenimiento me acerco a la cama, me siento en su borde y con una de mis manos acaricio su pecho, veo como el tío cierra los ojos del placer. Luego sustituyo mi mano por mi boca y comienzo a besar y a saborear con mi lengua su pecho mojado. El sabor de su piel resulta delicioso y mi lengua va disfrutando todo su pecho hasta llegar al ombligo. Puedo ver como su polla comienza de nuevo a empalmarse y decido darle un beso en el medio de sus huevos y luego con su lengua empiezo a acariciar uno de sus huevos, trato de introducírmelo en la boca, paso trabajo pero al fin lo logro succionar y lo tengo dentro de mi boca. Le hago lo mismo al otro y finalmente me acerco a su polla y me la introduzco completa dentro de mi boca, le doy varios chupones y la dejo, veo que el estimulo a comenzado a surtir su efecto y ha comenzado a tomar tamaño. Continúo dándole lengua a los vellos de su pecho y finalmente estoy de nuevo disfrutando de sus tetillas. Cuando pasan unos instantes con una de mis manos acaricio su polla y me siento sorprendido por el tamaño que ha tomado su polla, ya tiene más del doble del tamaño que tenían cuando me la introduje en la boca y por eso no pierdo tiempo y vuelvo a chupársela, pero esta vez ya no puedo metérmela completamente en la boca. Se ha puesto dura y cuando trato de abandonarla siento como su mano en mi cabeza no me deja. Yo tomo la decisión de seguir mamándolo. Ahora su polla no solo a aumentado de largo sino también de grosor y por su orificio salen las primeras gotas de líquido. Paso trabajo para meterme este trozo de carne en la boca, pero él no vacila en aguantar mi cabeza y siento como choca con mi misma garganta cuando mis labios acarician la base de aquel tronco. No puedo abandonar aquella polla, el tío me lo impide, siento como unas gordas venas son las encargadas de aquel crecimiento. Sigo mamando, pero cada vez se me hace más difícil tener aquel trozo de carne jugoso en mi boca. Me salen lágrimas cada vez que me la empuja, hago arqueadas, pero el tío no me da tregua y me hace seguir mamando aquel trozo de polla que ya es descomunal, jamás había visto una cosa así.
Tengo que descansar un poco, pues estoy sofocado, pero el tío ahora está empalmado a más no poder y comienza a darme lengua por el cuello y pronto se apodera de mis tetillas. A mi se me pone la mente en blanco, cuando me doy cuenta que me tiene las piernas abiertas, que las suyas están dentro de las mías, que la cabeza de su polla está acariciando mi esfínter. Me doy cuenta que está al borde de penetrarme, que aquel aparato del tío es verdaderamente grande. Aterrado trato de escaparme, pero sus fuertes manos aguantan mi cintura y siento como aquella salvaje polla entra en mi maltrecho culo y sin ninguna piedad va hasta el mismo fondo de mis entrañas, solo lubricada por las gotas de sus líquidos pre seminales, que aunque son abundantes para abrirse camino, no impiden que sienta como destroza mi culo. Yo me parto del dolor, pero el tío no me saque ni un milímetro de su aparato. Solo lo deja tranquilo sin moverse en lo más profundo por unos instantes. Y cuando empiezan sus embestidas siento como la vida se me marcha. El ritmo de su follada pronto se hace muy grande. Me la saca casi completamente y de nuevo y de un solo golpe hasta los mismos cojones. Yo me abrazo con fuerza al tío mientras el sigue disfrutando de mi culo sin clemencia.
Luego siento como su cuerpo se contrae, me va a llenar el culo de leche, yo estoy al borde de correrme, no puedo aguantar más un chorro de leche sale de mi polla y embarra su pecho, mientras siento como él acelera más, está al borde de correrse, pero su ritmo es salvaje, hasta que por una exclamación de placer me doy cuenta que está eyaculando. Sus chorros de leche caliente los siento como inundan mis entrañas y me doy cuenta que son abundantes.
Finalmente nuestros músculos se vuelven a relajar, nos continuamos acariciando por un rato más hasta que el tío me saca aquella tremenda polla de mi culo. Sin una palabra de por medio, sin saber su nombre, ni él el mío nos separamos y fuimos a darnos una ducha para quitarnos el copioso sudor de nuestro cuerpo y la leche que teníamos pegada a los vellos.
No he visto cuanta leche han soltado sus cojones, pero cuando me incorporo me doy cuenta que ha sido tanta que cuando me dirijo hacia la ducha la leche me corre entre las piernas. Me doy una ducha, estoy cansado como un perro, me voy a la taquilla me visto y me largo a mi casa. En la mente se me ha quedado una idea fija. Lo que se perdieron aquellos tíos que pasaron por el lado de aquella persona y lo despreciaron porque pensaron que la tenía pequeña. A mi aquello me había dejado desconcertado.
Habían pasado varios días, de mi mente no se me quitaba aquel tío. Pero no tenía la menor idea de cuando me lo volvería a encontrar, pero de repente, cuando menos lo esperaba, entro al ascensor de mi edificio, lo tomo, yo vivo en la oncena planta y cuando llego al tercero el ascensor se detiene y para mi sorpresa entra el tío. Yo me quedo petrificado, no podía creer que lo tenía ante mi. Cuando llegamos a la planta baja el tío no me deja salir del ascensor, no deja que abra la puerta y con su dedeo índice marca de nuevo el piso tercero. No ha habido de nuevo una sola palabra, pero no hace falta. Yo se que en esa planta hay un hostal e imagino que él debe estar alojado en él. Salimos del ascensor y fuimos directamente a su habitación.
Entramos en la habitación nos fuimos quitando la ropa uno al otro y pronto estábamos de nuevo los dos desnudos uno frente al otro. Yo me acerqué a besarlo, pensaba que nos meteríamos de inmediato en la cama. Pero él me condujo hasta la ducha, con calma puso el agua a una temperatura tibia y nos metimos bajo ella. Tomé el gel en mi mano y comencé a enjabonarlo. Ahora podía acariciar con mis manos todos los centímetros de su piel. Luego fue él quien comenzó a aplicarme el jabón mientras yo no dejaba de acariciar su polla que poco a poco comenzaba a crecer. Ahora yo sabía que aquel aparato era así, que pasaría de un tamaño inofensivo a tomar aquellas dimensiones y me dedique a observar y disfrutar aquel fenómeno. Con mis manos enjabonadas no dejaba de acariciar sus huevos y su polla, que pronto entre mis manos se iba convirtiendo en un verdadero cañón. Cuando la tenía en su tamaño de crucero la metí por entre mis piernas enjabonadas y sentía como si estuviera cabalgando sobre el lomo de un potro salvaje. Mientras él con sus manos acariciaba mi culo y me lo iba dilatando. De pronto me puso de espalda y metió su polla entre mis piernas, mientras su pecho velludo y enjabonado se restregaba con mi espalda. Su polla rozaba mi culo y comencé a sentir la lujuria. Sabía que pronto aquel aparato se apoderaría de mi culo y me haría ascender hasta la gloria. Con una de sus manos puso una de mis piernas en el borde de la bañera y continuó rozando mi culo con su descomunal miembro. Mi culo avaricioso comenzaba a dilatarse y de pronto sentí como la cabeza de su polla ensartaba mi esfínter y metía su aparato hasta chocar sus huevos contra mis nalgas y comenzar sus embestidas salvajes. Con mi pierna puesta en el borde de la bañera mi culo se abría al máximo para su disfrute, pero no tenía equilibrio, por lo que tenía que quedarme a merced de sus brazos que me aguantaban y me gozaban. Ante cada embestida mi polla se empalmaba más y pronto empezaron a salir gotas de líquido y unas ganas salvajes de correrme. Yo traté de pajearme pero con unas de sus manos él me lo impidió. Continuó follandome de esa forma salvaje. Cada vez me sentía más cerca del orgasmo y pronto sentí como me corría mientras él continuaba imperturbable con sus embestidas hasta que también le llegó el momento de no poder aguantar más y soltó toda su leche de nuevo en mi culo.
Luego nos aclaramos el jabón, nos secamos, nos vestimos y nos marchamos.
Ese día, por la noche no pude aguantar más, ya estaba acostado y me levanté, tomé el elevador en el octavo piso y marqué el tercero, me dirigí a su habitación, toqué en la puerta y aquel hombre que me había dejado desconcertado abrió la puerta y de nuevo estuvimos juntos en la cama hasta el amanecer.
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