Descomunal
Un cipote enorme empala a Clara...
Una mano que a duras penas abarca lo suficiente para agarrar semejante cipote. Un monstruo mitológico repleto de venas hinchadas cuyo pollón sobresale como las cumbres nevadas de las mayores cordilleras.
Caliente y firme, tersa y suave, grande y gruesa...definiciones perfectas para hablar de una polla nada habitual.
Mientras ella se la acerca a la abertura de su coño él la agarra de las nalgas para obligarle a alzarse permitiendo así, el suficiente espacio para semejante mástil.
Un glande húmedo intenta abrirse paso entre los labios vaginales repletos de flujo. Cuesta. No entra fácilmente, ni los intentos de alejar entre sí los dos cachetes de él ni la caída de peso de ella consiguen que la verga se esconda en el interior de un coño ansioso de semejante animal.
La mezcla de dolor y excitación obligan a la mujer a intentar lubricar semejante bestia. Dándole el coño a él y agarrando con las dos manos la polla, en una posición clásica como el 69, comienza a lamer el cipote, mientras que el hombre le come el coño incesantemente y le introduce un dedo en el culo, la desesperada dama no consigue meterse el nabo en la boca, no hay manera, no cabe, se tiene que limitar a lamer y chupar la punta de la polla mientras lo pajea con las dos manos.
Al fondo de la habitación y de pie, la pareja de ella está dando buena cuenta de los pechos de la otra mujer mientras le pasa la polla entre la nalgas de la efusiva hembra.
Clara sigue enfrascada en el pollón, como si de una devoradora de pollas se tratara, ésta, se encuentra ofuscada en intentar meterse la polla en la boca mientras le pasa la lengua a lo largo y ancho del descomunal miembro. Consciente de ser una ocasión única y sabedora de que jamás volverá a ver a ese desconocido enmascarado, se trabaja la polla como si fuera la única en el mundo.
Chupa, lame e incluso muerde a cada rebufo de respiración entrecortada que sale de su nariz... está disfrutando, y no parará hasta que semejante miembro la empale como hacia Vlad Tepes con sus enemigos turcos.
El sujeto golpea y estruja las nalgas de ésta mientras le succiona el clítoris con una maestría ejemplar.
Clara goza, disfruta, chilla y berrea en los momentos breves en que su boca no está ocupada con la polla monstruosa. Un nabo grande que destaca sobretodo por su largura y por su grosor.
A punto de correrse como una perra, se alza bruscamente para colocarse al lado del desconocido para que éste poniéndose encima la penetre de una puta vez.
El sujeto obediente se pone encima mientras agarra su falo para colocar la punta en la abertura de un coño encharcado por la saliva de él y los flujos de ella.
Así, muy despacio, la polla gruesa se abre paso, aguantando la respiración, ella comienza a disfrutar de la inevitable penetración. Un pollón enorme que comprime y estruja un clítoris apunto de estallar.
Mezcla de dolor y placer ella le agarra del culo para ayudar al desconocido a que la embista como lo haría un ser mitológico como el minotauro.
Dentro, los huevos repletos de esperma hacen de tope para un pollón que empuja como un ariete vikingo dentro de ella.
Repleto, lleno, completo y rebosante de polla tiene el sufrido coño.
Cree enloquecer a cada embestida del sujeto, a cada golpe de cadera la respiración se detiene para que los pulmones dejen espacio a semejante animal. Un ritmo cada vez más acelerado que permite adivinar un orgasmo cargado de esperma...y así sucede.
Mientras ella grita por un orgasmo súbito y repleto de carne, él saca su miembro y eyacula en la cara y pechos de ella mientras su coño se rellena de aire debido al hueco dejado por semejante miembro.
Ximo ante la morbosa visión, descarga su polla en la boca de ella, cuestión que ella agradece tragándose el néctar y lamiendo los huevos de éste.
Una vez desfogado se coloca junto a Clara apartando al desconocido, para dulcemente besarle en la boca, ella que todavía está exhausta, se acaricia lentamente el clítoris para intentar retener un orgasmo que la ha dejado prácticamente en los brazos de Morfeo.