Desayuno

Nada mejor para empezar el día que un buen desayuno.

Aquel Domingo me levanté hacia las 11 de la mañana, la noche anterior, habíamos salido mi mujer y yo de marcha, nos habíamos acostado bastante tarde y habíamos tomado unas cuantas copas, así que tenía un leve dolor de cabeza, fui al baño, me di una ducha, y me aseé, salí en zapatillas y albornoz , y me fui a la cocina, me tomé una aspirina, puse la radio bajita, y comencé a preparar el desayuno para mi y para mi señora, ya se oía de nuevo el sonido de la ducha , era mi señora que se estaba duchando, no tardaría mucho en aparecer para desayunar.

De repente, la imagen de mi mujer duchándose entró en mi cerebro, me imaginé el recorrido que haría el agua desde que cae con fuerza sobre su pelo, luego mas despacio se desliza por su cuello, algunas gotas sueltas quedarán adheridas durante unos instantes a sus blancos pechos y sus pezones estarán tremendamente rojos, erectos y duros , luego el agua que se cuele por el canalillo de los pechos bajará con cierta velocidad por su vientre, hará un pequeño remolino en su ombligo, y a continuación se perderá en la suave mata de pelo de su pubis, allí se introducirá en la raja del chochito de mi señora, para después caer a la bañera y perderse por el desague .

Y luego esa esponja natural que ella tiene, llena de gel frotando su cuerpo, primero su cuello, luego sus pechos, aplastándose bajo la presión de las esponja, saliéndose de la presión por los lados y hacia arriba, luego el vientre, a continuación el trasero, primero alrededor de las nalgas y luego por la rajita del culete hacia abajo, mas abajo, luego por delante, primero la mata del pubis y luego todo el chochete bien frotadito por la suave esponja...

Estaba solo en la cocina y totalmente excitado, no era capaz de quitarme de la cabeza la imagen de mi mujer en la ducha, de pronto cesó el sonido de la ducha y yo me tranquilicé un poco, al poco rato llegó mi mujer a la cocina, tenía una toalla blanca atornillada a la cabeza, el albornoz , y unas zapatillas, llego a la cocina y me saludó pesadamente, buenos días, estaba resacosa y cansada, yo ya le tenía preparada una aspirina, un vasito de agua, con poquita agua, un zumito de naranja recién exprimido, y un cafetito bien cargado, se sorprendió agradablemente, yo no suelo ser muy detallista para estas cosas, pero aquel desayuno podía ser algo especial, ella me dio un beso en la mejilla en agradecimiento.

Comenzamos a charlar un poco sobre la noche anterior, que si había buena música en tal local, la marcha que teníamos todos con las copas y tal, y poco a poco se fue espabilando, cuanto mas espabilaba yo me iba dando cuenta de lo realmente bella que es mi mujer, estaba preciosa, sin maquillar ni ostias, y con el albornoz que poco a poco al estar sentada y al moverse había dejado de estar perfectamente ajustado a su cuerpo y dejaba entrever sus pechos, yo no podía sacarme de la cabeza que debajo de aquel albornoz mi mujer estaba totalmente desnuda, de repente le espeté sin mas, Cariño estas realmente preciosa esta mañana, ella se sonrió, se acercó a mí y se sentó en mi regazo, me dio un suave beso en la boca y me preguntó ¿Que te pasa cariño, no has desayunado lo suficiente?, y siguió dándome besitos, yo respondí, no, creo que aun desayunaría un poquito más, ella dijo, si ¿que te apetecería?, sin dudarlo un segundo respondí, creo que tu serás hoy mi desayuno, nos besamos ya apasionadamente, nuestras lenguas se entrelazaron una vez y otra, solo se separaban para besarnos mutuamente el cuello, lamerle el lobulillo de la oreja, introducirle mi lengua en su oreja, y de nuevo nuestras bocas fundidas en un húmedo beso.

Solté el lazo del albornoz de mi señora y le quité la toalla que tenía en el pelo, mi mano fue directamente a por sus tetas, se las palpé, las tomé al peso, se las apreté despacito, luego fuerte, fui bajando mi cabeza por su cuello luego besé su pecho, y luego mi lengua comenzó a recorrer las primeras prominencias de los pechos de mi mujer, con lo ojos cerrados y a lenguetazos descubrí un pezón , lo lamí perfectamente, lo mordisqueé suavemente, lo lamí de nuevo, y me lancé a por el otro, mi mujer ya estaba metida en el asunto, así que la senté en la mesa, separé la silla, y volví besarla en la boca.

Mientras la besaba le abrí el albornoz y se quedo sentada en la mesa totalmente desnuda, y la tumbé suavemente en la mesa acompañándola en la caída con besos en la boca, dejé su boca y comencé a bajar de nuevo hacia sus pechos, volví a comérmelos, continué por su vientre, zigzageando con mi lengua, hasta el hoyuelo de su ombligo, allí comenzaba un línea de vello rubio poquitin mas visible que el resto, la seguí con mi lengua y me encontré de repente con mi lengua entrelazada en el vello del pubis de mi

señora, allí me entretuve unos instantes, amenazando con lamer la parte alta de la vulva de mi señora pero sin llegar, solo llegaba mi aliento ardiente.

De repente me separé, tome las piernas de mi señora, las levanté y las separé, dejando a mi señora como en la consulta del ginecólogo pero el mesa de mi cocina, comencé por el interior de sus muslos a base de lenguetazos, arrimándome poco a poco hacia su chocho , recorrí varias veces los pliegues de piel que limitan el coño con el muslo, a cada movimiento de mi lengua veía como el chocho de mi señora se iba abriendo y dejando ver los labios interiores , lamí los labios exteriores, y baje al ojete del culo y el espacio entre este y su vagina, luego subí a la parte superior de su raja, le introduje la puntita de la lengua y la utilicé para abrirle el chocho de arriba abajo y de abajo arriba, nada mas hacer esto su vulva se abrió como una flor, entonces comencé a dar largos lametazos de abajo arriba, estaba completamente abierta, sus labios menores enrojecían a cada lametón y su clítoris comenzaba a dejarse notar, así que saque mi lengua todo lo que pude y se la metí hasta el fondo, estuve follándola con la lengua hasta que me di cuenta de que su clítoris estaba totalmente erecto, me abalance sobre el, lo rodeé con mi boca y lo golpeé suavemente pero muy rápido con la puntita de mi lengua, mientras introducía dos dedos de mi mano derecha en su vagina y comencé a follarla despacito con mis dedos, los gritos de placer de mi mujer hacia rato que habían dejado de ser leves gemidos, noté que se estaba muy cerca de correrse, así que moví más rápido mis dedos en su interior, al tiempo que atrapé su clítoris succionando con mis labios, tuve que esmerarme para no soltar aquel punto de placer por que ella en pleno orgasmo, movía el culo como una posesa, no le solté el clítoris hasta que ella dejo de gritar y de moverse.

Me incorporé y me quede mirando como mi mujer se iba relajando del tremendo orgasmo que había tenido, me encanta mirarla así espatarrada, con la vulva brillante colorada como un tomate y recuperando la respiración normal, yo me quite mi albornoz, y me quede en pelotas, con mi polla tiesa como un hierro, la vulva de mi mujer estaba justo delante de mi polla así que la cogí y le di unos golpecitos contra su vulva, y luego me dispuse a hacer lo que mas me gusta, que es mirar como mi polla entra y sale de mi mujer, ella lo sabe y le excita mucho el saber que a mi el ver su cuerpo penetrado por mi polla me pone a cien, aquella situación era la ideal para un primer plano maravilloso, allí estaba el chocho de mi mujer aun semiabierto, y mi polla enfrente, me la cogí y la dirigí hacia su chocho, le restregué mi capullo a lo largo de su raja, su chocho se abrió de nuevo completamente, ella gemía de nuevo y pugnaba por meterse mi polla , pero yo frotaba mi capullo, le daba golpecitos con mi polla a su clítoris, le metía un poquitín la puntita, y se la quitaba, la metía , y la quitaba, esta situación era desesperante para mi por que estaba excitadísimo, y para ella que se volvía loca para que se la metiera, de repente se la metí hasta el fondo y me quedé quieto, ella tenía una expresión como de asustada, que desapareció cuando comencé a bombear como un loco mi polla en su coño, ella gritaba cada vez más hasta que tubo un segundo orgasmo, nada más notar su segundo orgasmo saque mi polla de su chocho, me agache y de nuevo le lamí la vulva y el culo por todo, estaba totalmente empapada, volví a meterle mi lengua en su vagina, que estaba totalmente llena de líquidos y mi lengua apenas notaba resistencia, en un momento saque mi lengua de su vagina y me puse a lamerle el clítoris mientras impregnaba mis dedos con sus fluidos íntimos, luego introduje mi dedo índice en su culete despacio mientras mi lengua insistía por toda su vulva, cuando notaba que la resistencia de mi dedo en su culo aumentaba, lo sacaba y lo introducía de nuevo en su vagina, par lubricarlo, y de nuevo se lo metía en el culo, poco a poco su culo estaba cada vez mas lubricado, y el hecho de estar lubricando su culo no parecía que le disgustase a mi señora, mas bien al contrario, poco a poco fui introduciendo dos dedos y muy despacito fueron entrando, mi mujer gemía, al poco rato mis dedos eran dueños de su culo y lo estaban follando en toda regla, sin dejar de comerle el chocho, entonces me levanté y se la metí hasta el fondo en su vagina, una, dos, veces hasta el fondo, luego la quite y le puse mi capullo en su culete, empujé y poco a poco fue entrando mi polla, despacito fui metiendo y sacándola, la notaba apretadísima y era delicioso, entonces mi mujer aplico la mano derecha a su chocho y comenzó a masturbarse como una posesa, y a agitarse y gritar yo aceleré el ritmo de mis penetraciones cada vez más y más hasta que me corrí dentro del culo de mi mujer al tiempo que ella se corría como una loca y no paraba de frotarse el clítoris, que estaba de color morado, cuando retiré mi polla de su culo, un chorro de espeso esperma resbaló del ojete aún dilatado de mi señora, me incliné sobre ella le besé, y entre jadeos me dijo ¿te gustó el desayuno cariño?, yo respondí, me encantó mi amor.