Desayunando al Botones(Tras la despedida... 4)
Borja es el botones de 18 años que está currando la noche de la despedida de soltero de Lorenzo. Esa noche su trabajo le parecerá fantástico.
Estaba decidido, me reafirmé cuando iba camino del Parador a currar en el turno de noche del fin de semana. Doce horitas, de seis de la tarde del Sábado a seis de la mañana del Domingo.
Si, lo había decidido, al salir del curro iría a la Sauna Gay del centro a que me metiesen un par de polvos y se me pasase este mal rollo que ya duraba casi una semana.
Perdón a todos en primer lugar porque no me he presentado previamente. Me llamo Borja y tengo dieciocho años, ya me queda menos de un mes para los diecinueve, y será el primer cumpleaños que pasaré fuera de mi casa. El pasado Octubre me desplacé a esta ciudad, que está a seiscientos kilómetros de la mía, para estudiar en la mejor Facultad de Telecomunicaciones del país. Siempre he sido muy buen estudiante y la nota de corte de esta prestigiosa Facultad la pasé sin excesivos problemas.
Mis padres son ambos trabajadores y para estudiar tan lejos de casa, además de solicitar una Beca de Estudios, tuve claro desde el principio que tendría que buscar un trabajo para sufragar mis gastos.
Recién llegado recorrí todas las Empresas de Trabajo Temporal de la zona y afortunadamente tuve suerte; me propusieron el trabajo de botones en el Parador de la ciudad. Ayudó desde luego que tuviese dominio en francés e inglés, ambas lenguas eran nativoa ya que mi padre es irlandés y mi madre belga valona y me hablaron cada uno en su lengua desde bebé.
El trabajo parecía estar pensado para mi, el horario es cojonudo, solo trabajo la noche del Viernes y la del Sábado con lo que puedo compaginarlo totalmente con mis estudios. Además el turno de noche es muy tranquilo, por lo que me llevo el portátil y puedo adelantar materia de la carrera sin problema.
Lo único duro de estar tan lejos de casa es que casi no veo a Chema, mi novio. Estamos juntos desde los quince años, era uno de mis colegas de la pandilla y cuando me di cuenta de que era más que un colega tuve la suerte de que el sentía exactamente lo mismo.
Cuando decidí trasladarme a esta ciudad la idea era que nos viniésemos juntos a estudiar, pero sus padres le convencieron de que se quedase a estudiar Derecho en nuestra ciudad de origen, por lo que desde que llegué aquí solo lo he visto en Navidades y un fin de semana que vino de visita. Las cosas no están bien entre nosotros en este momento. El lunes de esta semana, cuando hablamos, lo noté raro y conseguí tras mucho insistir que me confesase que el Domingo se había enrollado con dos colegas de su equipo de futbol y yo, que ya no pude escuchar más, le colgué el teléfono.
Llevo toda la semana entre cambios de humor y lloreras que no son normales. No he contestado ni a sus wass ni a sus llamadas. Me jode que me haya puesto los cuernos, pero me jode especialmente que lo haya hecho con esos dos chulitos de su equipo de futbol. Los conozco y no los soporto.
Pero ya está, al salir del curro me iba a ir a la sauna y me iba a desquitar. No pretendía contárselo, solo necesitaba hacer algo para no seguir imaginándome que tras cada entrenamiento o partido esos dos iban a seguir follándoselo y yo estaba a 600km sin poder impedirlo.
Llegué al curro y repasé con el encargado de recepción el planning de la jornada. Se esperaba la llegada de poca gente porque la mayoría de las entradas se habían producido antes de las cuatro, pero las dos suites reales, las de la última planta, estaban reservadas para una despedida de soltero, incluyendo además barra libre en la discoteca del Parador y en los mini bares de las habitaciones.
Peña de pasta me comentó Joan, el encargado, hay que tratarlos muy bien, me repitió como tres veces en menos de cinco minutos.
Me fui a cambiar, para ponerme el uniforme de botones, que afortunadamente en Paradores no era de color rojo. Mi traje de curro consistía en pantalón de tergal negro, camisa blanca, corbata negra y chaqueta cuello Mao negra con el logotipo de Paradores en el bolsillo del pecho.
El pantalón ya desde que empecé a currar me quedaba demasiado ajustado. Cierto es que tengo unas nalgas poderosas pero ya le había avisado a la gobernanta por si se podían enviar a sacarle un poco del tiro al taller de costura que confeccionaba toda la ropa del Parador.
Lo cierto es que el turno empezaba tranquilo y antes de la cena pude dedicar una hora a buscar referencias en el portátil para un trabajo que tenía que entregar a mediados de semana.
Después de la cena se empezó a animar la jornada, sobre todo porque llegó el grupo de la despedida de soltero y les acompañé a las suites.
La verdad es que era un grupo variopinto de especímenes masculinos, todos trajeados de diferentes estilos, pero hacían un grupo muy salao, y todos tenían su punto.
Ya venían contentillos de la cena, y en el ascensor el cachondeo era máximo. Les enseñé las habitaciones que al estar comunicadas y ser exactamente iguales me evitó tener que soltar dos veces el mismo rollo.
Al acabar la turné por la habitación me acompañó hasta la puerta el mayor de todos ellos, que se presentó como Jose y debía pasar los cincuenta aunque era realmente atractivo. Me comentó que a las tres y media de la madrugada vendrían tres strippers y que le gustaría que las acompañase hasta la habitación, justo hasta la puerta de esa habitación no de la otra, dándome para agradecerme el servicio un billete de cien euros de propina.
Joder, que guay, así molaba el rollazo de subir a las habitaciones y tratar al cliente como si fuese memo enseñándole hasta como encender las luces. Lo normal es que cayese una propina como mucho de diez euros, si caía una de veinte ya era un festival.
El resto de la noche ya no pude trabajar más en el portátil. Estuve subiendo botellas de cava a algunas habitaciones de parejas, pero sobre todo me tocó estar en la puerta del Parador indicándole a los grupos despistados por donde se entraba a la discoteca, que era por un lateral, para que no molestasen a los huéspedes entrando por la puerta principal.
A las tres y cuarto cerró la Disco y los grupos salían para seguir la marcha por los pubs y afters del centro. También subieron los del grupo de la despedida a sus habitaciones. Joder, iban bastante tajas la verdad jajajaja. Los trajes ya no estaban tan bien compuestos y me pareció ver a tres que subían especialmente cachondos entre ellos mientras esperaban el ascensor.
Era un chico bastante alto y mono más o menos de mi edad, con un tiarrón de media melena muy morboso y un pelirrojo alto y cuadrado. Me excité viendo como disimuladamente se tocaban y se reían mientras el resto ni se empanaba del rollo que se traían. “Aquí hay tema seguro”, pensé mientras me sonreía.
Jose me guiñó un ojo antes de subir al ascensor y yo asentí. No se me había olvidado que en un rato aparecerían las tres señoritas que les calentarían la noche aún más si cabe, esto lo pensé viendo de nuevo el cachondeito que se traían los tres de marras jejeje.
Puntuales como un reloj suizo llegaron las tres muchachas. Aunque tuve muy claro desde siempre que las mujeres no me atraían sexualmente tengo que reconocer que eran tres chicas atractivas y con unas curvas pronunciadas. A una de ellas la conocía del campus, y ella a mí. Hablamos mientras les llamé al ascensor. Estudiaba Químicas y curraba de stripper en despedidas y eventos para pagarse la carrera. Sacaba, me dijo, más pasta que en cualquier otro curro y se metía en su papel el ratito de la actuación y ya. Su chico también era stripper por lo que al llegar a casa los findes se comentaban como habían ido sus actuaciones y que tipo de personajes habían tenido como público.
En el ascensor me preguntaron el número de tíos que estaban en la despedida y que pinta tenían. Les comenté mis impresiones y las dejé en la puerta de la habitación acordada con Jose. Al entrar de nuevo al ascensor ya escuché los gritos, risas y aplausos de los machotes que estaban dentro.
Estaba de nuevo en la puerta del hotel, esta vez fumándome un piti cuando salieron; serían cerca de las cuatro y media y mi conocida de la Uni me pidió un cigarro y se quedaron todas a fumar un rato conmigo. Estaban contentas, aunque alguno había insistido en que se quedaran un rato más, habían sido muy respetuosos cuando de negaron y el que por sus descripciones entendí que era Jose les había dado cien euros de propina a cada una, con lo que la noche les había salido guay. Me comentaron que cobraban cada una doscientos limpios por actuación una vez restada la comisión del quince por ciento de la agencia de despedidas que las contrataba.
Acabamos el piti y se marcharon en un taxi que les pedimos desde el Parador. Al entrar pensé fugazmente en la pasta que se debían dejar estos en la despedida. Realmente era peña desahogada económicamente, a lo poco se habrían pulido tres o cuatro veces mi salario mensual.
La última hora del curro normalmente se me hacía pesadísima, solía mirar el reloj siete u ocho veces y el tiempo no me pasaba. Ese día especialmente, realmente estaba decidido a ir a la sauna al salir y ya tenía ganas de que llegase la hora. Estaba nervioso y hasta no estaba tan cabreado como toda la semana. Estar en el curro también me ayudaba para no darle vueltas al mono tema de los cuernos.
Eran las seis menos veinte y llamaron de la habita de la despedida para pedir unos cafés y una botella de bourbon. Estaba claro que tenían división de opiniones, los habría que querían espabilar ya y los que querrían seguir la farra, todo un clásico.
El encargado de recepción de noche me pidió que lo subiese yo, que había una excursión de cincuenta alemanes que saldrían en nada a hacer el check out para irse cal aeropuerto en bus y que ya se ocupaban de ello los botones de día. También me autorizó a que cuando acabase de servir en la habita me fuese ya; que bajase directo a los vestuarios y para casa. Lo agradecí, porque cuando salía un grupo así de numeroso como mínimo pringaría media hora más antes de salir.
Subí a las suites con el carro de desayunos y llamé. Me abrió el chico joven del grupo, después sabría que se llamaba Kevin, también sabría el nombre de todos los miembros del grupo por lo que ya me referiré a ellos por su nombre. Me consta que ya los conocéis a todos jejeje. Kevin iba con solo una toalla del hotel anudada a la cintura, la verdad sea dicha estaba realmente muy bueno y me puse un poco nervioso.
Kevin: Pasa, pasa, ¡tíos! ¡ya está aquí el desayuno!.
El alborozo fue general. Al entrar vi a dos tíos mas en toalla, el fortachón de media melena, Kepa; y el alto musculoso y pelirrojo, Raúl.
Hostia, estaban los tres para mojar pan. Había dos hombres más, ya vestidos con ropa deportiva y observé que recién duchados también por su pelo húmedo. Eran cincuentón que me había dado la propina, Jose, que llevaba una camiseta deportiva con el pantalón del traje, aunque sin cinturón y sin zapatos ni calcetines, y el más bajo y delgado del grupo que llevaba una melena suelta, chándal y bambas, Marcos. Y justo del baño salía recién duchado y también de ropa esport, una sudadera gris y un chándal gris a juego con unas bambas blancas, el calvete con perilla, Pepe.
Juraría que faltaba alguien, pero me dispuse a dejar los termos de café, leche, las pastas, los vasos y botella de bourbon que traía en el carrito, y a irme. Pero, mientras servía entre tanto hombretón, además de estar concentrado para que no se me cayese nada por los nervios, no podía dejar de escuchar su conversación.
Kepa: ¡Epa!, a mi ponme mejor un bourbon, que aún estamos de fiesta jajaja.
Pepe: Porfa para mi un café sólo, rapidito, porque me piro ya para casa. Así aprovecho el domingo. (mientras cogía una mochila y se la ponía a los hombros)
Jose: jajajajaja, aprovechado ya lo has aprovechado máquina jajajaja. ¡Quédate hombre! ¡Igual lo sigues aprovechando! jajajaja
Pepe (cogiendo el café que yo le servía en ese momento) jajajaja, ¡que hijo de puta!. Paso, me piro ya así le doy una sorpresa a la parienta.
Marcos: ¿Vas a pié?
Pepe: ¿Caminando? ¡Ni de coña!, dejé el coche en el parquing antes de bajar al restaurante ayer.
Marcos: Hostia tío, ¿me puedes acercar a casa?
Kevin (hablando conmigo) A mi ponme un Bourbon también please. Joder tíos, que rajados. Quedaros que seguimos la fiesta un rato jajajajaja.
Pepe: Ufff, tenéis mucho peligro vosotros y yo ya voy bien servido de fiesta para hoy (acariciándose la barriga cervecera y riendo) que me conozco y me pierdo enseguida jajajaja. ¡Venga Marquitos! (pasándole el brazo por detrás del cuello) piramos.
Raúl: Cuidado en el coche jajajajaja. A ver si vais a hacer fiesta privada jajajaja
Se carcajearon todos y Marcos se ruborizó un poco mirando hacia mi. Vaya, vaya, estaba flipando con estos, me daba la sensación de que habían tenido una despedida muy de mi palo. Los tres de las toallas que era los que había visto de cachondeo antes de subir pudiese ser. Pero igual serían imaginaciones mías.
Marcos y Pepe, haciéndoles una peineta a todos y sonriendo salieron de la habita entre gritos de ¡Rajados! ¡Cuidadin con lo que hacéis! y ¡Ojo con la palanca de cambio!
Yo ya estaba recogiendo el carro para irme también pero me lo impidió Jose agarrándome ligeramente del brazo.
Jose: Perdona chaval, que aún faltan dos que están en la otra habita (y mirándolos a todos) ¿Quién despierta a los tortolitos? Jajajaja
No se porqué pero en ese momento también yo me ruboricé un poco. ¿Faltaban dos y estaban en plan tortolitos? ¿Qué le pasaba a estos hereros? ¿O no eran tan heteros? Estaba flipando.
Kepa, el fortachón de media melena, se ofreció voluntario y se fue por el arco que las comunicaba a la otra habitación. Kevin se me acercó con su vaso de bourbon en la mano y sonriendo.
Kevin: Oye, ¿te apetece tomarte una copa con nosotros?, estás currando pero una rapidita puedes ¿no?
Miré mi reloj, eran las seis y cinco, y sin pensarlo contesté, creo que demasiado acelerado por mis crecientes nervios.
Yo: Pues la verdad es que ya he acabado mi jornada ahora mismo. Pero si, claro que me hago una rapidita antes de marchar.
Kevin (palmeándome la espalda): De puta madre, ¿marchando un bourbon? Jajajaja
Yo: Soy más de vodka… pero ok (mirándolo, sonriendo y yendo a por un vaso)
Kevin: Tranqui tío, que ya te lo sirvo yo (guiñándome un ojo), ¡que ya has acabado!
Yo: jejeje gracias.
Kepa volvió de la habitación contigua en el momento en el que Kevin me servía la copa.
Kepa: Estos vienen en un rato que aún están acaramelados jajajajaja. Anda la hostia (mirándome) ¿Te quedas? (acercándose y estrechándome la mano) soy Kepa, encantado.
Yo (flipando aún más de como todos tomaban tranquilamente el que estuviesen dos pavos liados en la otra habita. Le estreché la mano a aquel hombre fortachón solo cubierto con una toalla) Encantado, yo soy Borja.
Se me fueron presentando todos, y mentiría si dijese que no me encontré muy a gusto entre todos aquellos tíos que acababa de conocer.
Kepa y Kevin se quedaron de pié conmigo, uno a cada lado, mientras Raúl y Jose se sentaron en el borde de una de las camas.
Jose: Joder para la noche, no me la hubiese imaginado así nunca. Que fuerte jajajaja.
Kevin: Hostia papá, has disfrutado pasándote a mi acera ¿eh? Jajajaja
Kepa: A ver si va a ser verdad que el que lo prueba ya no lo deja jajajaja
Se rieron todos y Kepa me agarró lateralmente por la cintura pegándome a el.
Kepa: ¿Que Chaval? (mientras bajaba su mano por mi espalda) ¿No tienes calor con esta americana puesta? (fue bajando por mi espalda hasta un roto que tenía mi pantalón entre las nalgas y del que no fui consciente hasta ese momento) Porque por aquí… (punteando con el dedo por el roto y alcanzando mi ojete a través de la tela del gayumbo)… ya llevas un respiradero cojonudo jajajaja.
Kevin se asomó a mi parte trasera y tras ver como el fortachón del Kepa me estaba dedeando empezó a desabotonarme la americana.
Kevin: Pues creo yo que vamos a tener segunda parte jajajaja
Yo lo miré mientras me desabotonaba y le sonreí lujuriosamente, el dedo de Kepa me estaba dando mucho gustito. Kevin se sonrió igualmente y se acercó para darme un morreo al que yo respondí de inmediato. Kepa se me pegó al cuello y sin dejar de puntearme con su dedo el ojete me lamió y me dió mordisquillos.
Me dejé llevar y despelotar por aquellos dos tíos. Ya no tenía la americana y Kevin me sacó la corbata y la camisa rápidamente sin dejar de morrearme. Al sacar mi camisa hubo algo que llamó poderosamente su atención y es que tengo un par de piercings en los pezones. Esto hizo que dejase mi boca y fuese directamente a mis tetillas a jugar con ellos, lo cual me pone super guarro porque los tengo hipersensibles. Kepa aprovechó el movimiento de Kevin para, girándome la cabeza hacia él, meterme su lengua hasta la campanilla.
Estaba ya todo empalmado morreando con Kepa y vi que los dos que estaban en el bordillo de la cama no perdían tampoco el tiempo. Raúl se había abierto la toalla y dejaba que Jose le comiese su tieso rabo de una forma muy golosa. Jose se había quitado ya la camiseta pero seguía con el pantalón del traje en el que era apreciable una poderosa erección.
Los cinco lo estábamos gozándolo de puta madre. Kevin sin dejar de comerme los pezones me desabrochó el cinturón y el pantalón bajándomelo ayudado por Kepa desde mi retaguardia. Mis gayumbos estampados que me había regalado mi madrina las pasadas navidades era lo único que impedía que estos dos accediesen a mi rabo y ojete directamente, pero, por el ritmo que llevaban acabaría pronto sin ellos.
Diego: jajajajaja Menudo desayuno que lleváis cabrones jajaja. ¿Qué cuñadín, nos unimos a tu fiesta? Jajajaja. (Morreándolo después de una forma muy lasciva) vamos venga, andthe lost to the river jajajaja
En el arco que separaba ambas habitas estaban Lorenzo, el homenajeado en la despedida de soltero y su cuñado Diego. Ambos en gayumbos y con los rabos bien tiesos. Joder pensé, estos dos están también rebuenos, no me extraña que estuviesen acaramelados. Diego se desnudó y desnudó a su cuñado metiéndose su rabo hasta el fondo en su boca con el consiguiente gemido de Lorenzo.
A mi ya me habían quitado los gayumbos, los zapatos y los pantalones y tenía a Kevin comiéndome el rabo mientras Kepa me estaba abriendo los cachetes y me lengüeaba el ojete. Joder, estaba disfrutándolo a tope. Estos pavos comiéndome entero y mientras yo viendo como Raúl y Jose se estiraban en la cama haciendo un sesenta y nueve perfecto, de manual, y Diego le comía de rodillas la polla a su cuñado Lorenzo quien me veía con la cara desencajada del placer mientras se acariciaba uno de sus pezones.
Diosss, Kepa acababa de meterme un dedo y lo movía en mi interior haciendo círculos, ummm, estaba claro que este tío fortachón me estaba trabajando para follarme. Tanto él como Kevin se habían quitado las toallas y lucían unas prodigiosas erecciones.
En un momento y sin dejar de dedearme, ahora ya con dos de sus dedos, Kepa se levantó lamiéndome toda la espalda y rodeándome con sus fuertes brazos comenzó a trabajarme los pezones.
Kepa: Kevin, vamos a llevarnos al chavalín a la cama que tengo ganas de follármelo a gustito…
Kevin, sin dejar de comerme la polla se levantó ligeramente y me agarró por la parte posterior de mis rodillas mientas Kepa me asía de los sobacos. En volandas me llevaron hasta la cama que estaba libre.
En la otra cama Jose le estaba comiendo el culo al pelirrojo como si fuese un postre delicioso y éste no paraba de gemir.
Diego también se estaba trabajando el culo de su cuñado mientras morreando lo llevaba al escritorio que había bajo la tele.
Llegaba la hora de las folladas y yo, no lo niego, estaba encantado. A mi me colocaron boca arriba y Kepa colocó mis piernas sobre los hombros mientras Kevin me acercó su rabo para que me lo tragase entero. Me dio tiempo a apartarme un momento para preguntarles si tenían condones.
Kepa: Tranqui tío, déjame follarte a pelo, me apetece sentirlo todo. Es la primera vez que lo hago con un tío, venga… mira como estoy…
Sé que no debería, pero las ganas de follar hicieron que asintiese y continuase comiéndome el rabo de Kevin. Noté el capullo de Kepa a la entrada de mi culo y me relajé para que fuese entrando poco a poco. La verdad es que Kepa sabía lo que hacía, se movía despacio, iba introduciéndomelo por partes y parando para que me acostumbrase al grosor de su polla. Oí una mezcla de gemido y grito en la cama de la derecha y vi de reojo como Raúl, que estaba boca abajo y agarrado a la almohada, estaba siendo taladrado por la gran polla de Jose.
En el escritorio, aunque no veía lo que pasaba, lo intuía porque lo escuchaba.
Diego: Tranquilo cariño, ya llevas la mitad… tranquilo, disfrútalo, tranquilo
Lorenzo: Hostia, hostia, tío, sácala por favor, ay, ay, tio, ¡AYYY!
Diego: Ya está cuñadín, ya la tienes toda dentro, tranquilo, tranquilo… ahora te voy a follar como tu a mí antes, tranqui… que soy yo… tranqui
El vasco también me la había clavado entera y movía sus caderas ligeramente a los lados haciéndome suspirar sobre la polla de Kevin . No se donde había aprendido el Kepa a follar así pero lo hacía de vicio, tenía mi culo totalmente a su merced.
De la cama contigua se escuchaban los gemidos tanto de Jose como de Raúl y el chof chof chof característico de una buena follada.
Desde el escritorio se escuchaban también gemidos aunque yo mismo estaba jadeando por la bombeada que me estaba dando Kepa.
Estuvimos así un rato, yo no necesitaba tocarme la polla para saber que me iba a correr de gusto de un momento a otro. Kepa me follaba ya en plan salvaje mientras Kevin me estaba literalmente follando la boca. Y ambos se morreaban. Era un morbo absoluto.
Pude decir en un momento, en el que Kevin me dio un respiro y me pidió que le lamiese las bolas, que me iba a correr.
Kevin: ummm hostia tíos y ¿si bendecimos al novio?
Kepa (Sacándome el rabo y dejándome todo loco con la sensación de vacío en mi interior.) Anda la hostia, esa es buena.
Los dos saltaron de la cama y me ayudaron a levantarme. Le dieron el toque a Jose que estaba follándose a lo loco al pobre pelirrojo, quien para no gritar mordía una de las almohadas y los cuatro fuimos hacia el escritorio donde el hipster de Diego se estaba follando a base de bien a su cuñado que gemía con los ojos cerrados.
Los abrió de golpe cuando Diego le quitó el rabo y lo plantificamos en mitad de la habitación de rodillas entre nuestras ardientes pollas.
Lorenzo no sabía hacia donde mirar y Raúl fue el primero que lo agarró de la cabeza y le metió el rabo hasta la tráquea bombeándosela
Raúl: Cómetela Lo, cómetela.
Yo sentí una mano en la polla, era de Jose, e inmediatamente yo cogí la suya y lo pajeé también. Kevin y Kepa se comían la boca mientras se pajeaban mutuamente y pajeaban a Diego que veía como su cuñado estaba rodeado de pollas y sonreía de oreja a oreja gimiendo.
Raúl: Así, así, me corro!!!
Sacó ligeramente su polla de la boca de Lorenzo y comenzó a lanzar chorretones de lefa que caían sobre su la lengua y cara del novio.
Fue tan morboso que yo ya noté que me corría y así lo hice saber. Entre Diego y Kevin giraron la cabeza de Lorenzo hacia mi polla, y fue sentir su lengua en el capullo y venirme. Llevaba toda la semana sin pajearme por lo que regué de leche al pobre chaval. Cayó en su lengua, en su pecho y en su cara.
Jose que estaba a mi lado se corrió inmediatamente salpicando su oreja y su hombro y depositando el último trallazo en su boca.
No tardaron ni diez segundos a correrse tanto Kevin como Kepa y con las pollas muy juntas y prácticamente al unísono descargando sobre la cara pecho y lengua de Lorenzo que estaba como en trance. Su cuñado Diego lo cogió de la cabeza y se la clavo hasta el fondo y gritando “¡Tomaaaa!” Descargó su carga directamente en la garganta del protagonista de la despedida, que no dejó escapar ni una gota.
Diego se puso inmediatamente de rodillas y comenzó a lamer la cara de Lorenzo dándole a continuación morreos pasándole todo el semen que iba recogiendo.
Todos los veíamos y nos veíamos con una sonrisa en nuestros labios. Que bueno joder, ufff, estaba encantado de haber currado hoy, más que nunca.
Diego ayudó a su cuñado a levantarse con ayuda de Raúl.
Diego: ¿Que tíos?, ¿nos damos un bañito?
Jose: ¡Dioss!, ¡falta nos hace!
Kevin: Ya te digo papá, ¿te has puesto las botas hoy eh?
Jose: Calla Kevin, que ha sido hoy porque estamos entre colegas pero de esto ni palabra ¿eh?
Raul. Lo que se hace en las despedidas queda en las despedidas jajajaja.
Yo: jejejeje, tíos yo me marcho ya, muchas gracias jejeje.
Kepa (guiñándome un ojo): ¿No quieres darte un bañito con nosotros Borja?
Yo (recogiendo mi ropa y poniéndome los gayumbos): No gracias tíos, ha estado de puta madre, la verdad es que lo necesitaba pero me tengo que marchar (viendo que mi reloj marcaba las siete y cuarto). Así me cambio y salgo sin que sepa el jefe que aún estoy por aquí y me pregunte.
Lorenzo: Hostia tío, claro. Oye…esto… lo de aquí…
Yo (con un dedo en posición de silencio sobre mis labios) Chss. Tranqui, que lo que pasa en la despedida, se queda en la despedida jejejeje.
Lorenzo (super gracioso con los restos de lefa en su pecho y estrechándome la mano) gracias tío.
Diego: Venga cuñadín (agarrándolo por el cuello y dándole un beso en la mejilla) Vamos a darnos un bañito que en unas horas vuelven las parientas de su despedida jajajaja. Chao Borja, encantado (guiñándome un ojo), si repetimos algún día te damos un toque ¿no? jajajaja
Yo (devolviéndole el guiño) Por supuesto jejejeje
Ambos se fueron al baño y les acompañó Jose que se despidió de mi con el pulgar hacia arriba.
Raúl se acercó con su móvil para apuntar mi teléfono y unirme al grupo de la despedida. Tomó nota de mi número mientras yo me estaba calzando.
Kevin y Kepa aún tenían ganas de marcha, porque mientras se fumaban un piti allí en pelotas, se iban pasando el humo de uno al otro en un morreo sin fin. Raúl tomó mi número y trasteando en el wass se empezó a descojonar.
Raúl: ¡Tíos, mirad esto!
En el grupo de wass “ despedida loka” había un último mensaje enviado por Marcos hacía quince minutos. Era la foto de un pollón enorme y muy grueso empalmado con lefa en la punta y al lado de una palanca de cambios con un texto: “Buen y duro Domingo cabrones”
Kevin (descojonándose): Hostia el Marquitos ha vuelto a ordeñar al Pepe jajajajaja. Luego borramos todos la foto para que no tengáis problema con las parientas ¿eh?. Pero eso que tiene el Pepe habrá que catarlo jajajajaja.
Kepa (pasando el brazo por encima de Kevin) Que sii, tío, venga, vamos a bañarnos. Agur tío (despidiéndose de mí), hasta la próxima jajajaja
Yo: Jejejejeje. ¡Hasta otra campeones!
Kevin y Kepa entraron en el baño entre risas y Raúl se quedó para decirme que le encantaría quedar conmigo para tomar algo algún día. Tal cual lo dijo, mirándome a la cara y al rabo, tuve claro que era lo que quería el pelirrojo y le contesté que sin problemas, mientras me iba hacia la puerta de la habita y él al baño.
Cuando bajaba en el ascensor hacia el sótano, donde estaban los vestuarios y duchas del personal, iba pensando lo bien que me había venido esa hora y pico en la despedida de soltero. Me había ahorrado la Sauna, había sacado cien euros de propina, me había pegado un polvo cojonudo y tenía en la agenda los números de todos esos machos del grupo por si quería echar otra cana al aire. Y lo mejor de todo es que ya no estaba nada rallado por los cuernos de Chema. Incluso lo entendía. Aunque ambos nos queríamos está claro que la carne era débil y un polvo con terceros no tenía porque joder lo nuestro.
Me duché y cambié rapidito para que no me viese nadie del turno de mañana que paraban a las ocho diez minutitos de descanso.
Salí al exterior por la puerta del vestuario que daba a un lateral del castillo y vi a Chema, fumando y paseando nerviosamente de un alado a otro. Al abrir del todo la puerta se paró en seco y me miró. Me dio un vuelco el corazón y le sonreí sorprendido.
Yo: ¿Y tu desde cuando fumas?
Chema (Hablando entrecortado después de tirar el cigarro): Borja tío (con los ojos llorosos) en…entiendo que no quieras hablar con…conmigo pero…
Lo corté dándole un beso cálido que se transformó en un morreo lento y tranquilo. Como me gustaba como me besaba, era lo que más me gustaba de el. Además ya saben lo que se dice… Si besa bien… Folla bien. Y mi Chema me follaba de puta madre.
Yo: Tío… vámonos para casa que estoy reventado.
Y cogidos de la mano bajamos caminando hacia el centro