Desaparecido 8

Siento haver tardado tanto en volver a escribir y espero que me perdoneis. He tenido algunos problemillas y he tenido que hacer un parón. Vuelvo donde lo dejé, con Victor transformándose y su pequeña sorpresa para Natalia

Cuando acabé me dijo que si no me podía follar esa noche era mejor que me fuera y me dijo que volviera el jueves, que lo tenía libre. Que fuera a las ocho. Le dije que lo haría y me fui. Mi cabeza se estaba haciendo un lío cada vez mas grande, cada vez me sentía mas confuso, o confusa. Era un chico que tenía que querer ser una chica y hasta ahora estaba disfrutando de ser una chica. Era un chico y me había gustado que me trataran como a una puta, bailar como a una puta, comportarme como una puta. Era un chico y me estaba gustando lucir sexy, que los hombres me miraran, me utilizaran, comerme sus pollas, besarles y hasta tenía ganas de que me penetraran. ¿En que me estaba convirtiendo? ¿En lo mismo que era mi hermana? ¿Era una mujer? ¿Quería ser como Carla, Natalia, Cristina o Mónica? No lo sabía.

Tardé media hora en llegar a casa andando. Subí al piso y cuando entré vi que había luz. Natalia estaba en el comedor.

  • Si que vuelves tarde amor.
  • Si. ¿Pero tu que haces despierta?
  • Te estaba esperando.- vi algo raro en su cara.
  • ¿Tienes celos amor?- me senté a su lado y la abracé por la espalda, poniendo mi barbilla sobre su hombro.- Tu me dijiste que lo hiciera.
  • Ya lo se, pero te quiero y no puedo dejar de estar celosa cuando te vas con un hombre y se te folla en su casa, no puedo.
  • No me ha follado.- le costó un poco darse cuenta de lo que le acababa de decir, no he querido.
  • ¿Que? ¿Porque? ¿No quieres que te follen? Ya sabes que lo tendrás que hacer.
  • Si quiero Natalia, claro que quiero.
  • ¿Y entonces?- la miré a los ojos fijamente con todo el amor que podía transmitir.
  • ¿No lo entiendes?- de repente se le empezó a iluminar la cara.
  • El tuyo es el primer culo que he probado, tu verga ha sido la primera que me he comido, tu leche la primera que me he bebido y, porque te quiero, te quiero con locura, y pese a mis obligaciones para con mi hermana, pese a mi proceso de educación, es tu verga la primera que quiero sentir en mi culo. Y se que es imposible pero me gustaría que esa fuera la única verga que tuviera que sentir.- Natalia se me tiró encima llorando a lágrima viva, nos abrazamos con fuerza, nos besamos como posesas, como locas.
  • Gracias, no sabes cuanto significa esto para mi.
  • Si lo se Natalia, se cuanto significa para ambos y por eso lo he hecho. Ahora vamos a la cama.

La cogí de la mano y la llevé a la habitación. Hice que se sentara, en cada movimiento ponía todo el amor, cariño y ternura que era capaz. Le desabroché la blusa y le hice un beso antes de acabar de quitarla, le saqué los zapatos casi acariciando sus pies y le di otro beso, le saqué los pantalones y la volví a besar. Le saqué el sujetador y le besé cada uno de los pezones, le saqué el tanga y le besé la verga flácida. Una vez desnuda me desnudé yo y cogiendo el peine me senté detrás suyo y le deshice los nudos, le saqué los pendientes, las pulsera y los collares. Abrí las sábanas y la estiré. Yo me estiré a su lado, me acerqué a ella y la abracé con fuerza sintiendo nuestros cuerpos desnudos en contacto, piel contra piel.

Entonces fue ella la que se empezó a mover. Empezó a acariciar mi entrepierna y mi verga fue reaccionando poco a poco a ese contacto agradable y sensual. “La debes tener muy cargada después de esta noche, no es bueno ir a dormir así y cuando estuvo lo suficientemente dura me empezó a masturbar. Me besó. No dejó de masturbarme ni un momento.

  • El chico de hoy no me ha tratado muy bien.- me costaba hablar solo quería gemir pero me sentía muy cómodo en ese momento.- Me veía como un objeto casi.
  • La mayoría son así, por eso hay tantas putas trans, somos un objeto para los hombres y poco para la sociedad.
  • ¿Pero no siempre es así?- Natalia me seguía masturbando y entre palabra y palabra a veces tenía que parar de hablar.
  • No. Hay chicos que te quieren.
  • Hay chicos que te quieren.- repetí.
  • Yo te quiero.
  • Y yo a ti pero tu no eres un chico.- ella rió, yo la besé y me lancé al disfrute. Estaba a punto de correrme y sentía que esa iba a ser la mejor de mi vida.
  • No quiero ensuciar las sábanas.- se metió dentro de la sábana y puso su boca alrededor de la punta de mi verga, no dejó de mover la mano y en pocos segundos sentí como el placer me invadía un placer que se convirtió en un grito de placer inmenso, en un placer casi doloroso, y en una corrida monumental. Me corrí entera dentro da la boca de Natalia. Me limpió bien antes de subir como acostumbraba y me besó compartiendo mi semen conmigo, durante ese beso interminable nos fuimos pasando mi leche hasta que nos separamos y nos la tragamos los dos.
  • Eres un amor, mi amor.
  • Y tu eres mi princesa.

El sábado nos lo pasamos abrazadas en la cama hasta que Natalia se fue a trabajar, no intentó hacer el amor y yo no se lo pedí, solo compartimos nuestro amor. Cuando se hubo ido llamé a Cristina y Mónica para invitarlas a cenar, las dos aceptaron encantadas. Una vez cerrado esto llamé a un sitio de comida a domicilio y encargué la cena, me duché y me vestí y después me intenté maquillar, lo tuve que hacer hasta cinco veces hasta conseguir un resultado óptimo, mas o menos, pero mi intento valió muchos halagos de mis amigas cuando llegaron.

Durante la cena charlamos animadamente sobre las experiencias de la noche anterior y todas parecieron bastante decepcionadas cuando les expliqué que me había sucedido a mi hasta que les conté el motivo. Entonces puse en marcha el plan que había estado ideando y les conté que quería hacerle un regalo a Natalia, quería que mañana fuera la primera en penetrarme pero quería que fuera algo especial. Ellas quedarían con ella para comer y yo me haría la enferma, durante ese rato podría prepararlo todo. Les pedí además si alguna me podría prestar algún vestido picante para la ocasión, las dos se ofrecieron enseguida pero decidimos que iríamos a casa de Cristina después de cenar que era quien tenía una talla mas parecida a la mía. Acabamos de cenar con tranquilidad, no me podía sentir mas a gusto con ellas y después nos fuimos a su casa.

Cristina primero me enseñó la casa, era un loft precioso, inmenso, un ático carísimo en el centro de Barcelona aunque como tocaba en algunos aspectos parecía demasiado el piso de una puta. Después nos hizo sentar en el sofá y sirvió una copas, las dejó en la mesa y fue a su habitación. Volvió con una montaña gigante de ropa y zapatos que dejó en la mesa del comedor, detrás del sofá. “Ya puedes empezar a probar y queremos ver cada modelito, queremos un buen espectáculo. Puso música de ambiente y yo me fui a cambiar. Como una profesional iba mostrando cada modelito, con movimientos sexys y picantes. Algunos provocaban risotadas, otros aplausos, comentarios picantes, comentarios negativos... y había de todo, shorts, minis, tops, conjuntos enteros, palabras de honor, ropa transparente, de colores, corsés, de estilo gótico, punk, vintage, lolita, de todo y lo mismo con los zapatos.

El pase de modelos duró casi tres horas en las que bebimos cono condenadas y reímos con ganas. Es de las mejores noches que recuerdo en toda mi vida. “Deberías dedicarte a esto” dijo en algún momento Mónica. “¿A que?- respondí yo inocente- ¿A ser modelo?” las dos se rieron con ganas con la respuesta. “A ser puta, das perfectamente la talla.” y reí con ellas pese a lo mucho que en aquel momento me inquietó ese comentario.

Acabamos eligiendo un conjunto muy sexy de dos piezas: la parte superior consistía en un

body

plateado abierto por la zona del culo que resaltaba muchísimo la figura y las piernas iban cubiertas por una perneras estrechas arriba y acampanadas abajo que se aguantaban de la cintura con un cinturón ancho. Elegimos a juego unas sandalias con cuña empezaban con una plataforma de diez centímetros transparentes y acababan a veinte centímetros del suelo. Además para completar mi atuendo y hacer mi entrada me recomendaron un capa negra que me cubría hasta los pies.

Una vez elegida la ropa nos pusimos a charlar de otras cosas hasta que empezaron a hablar de sus compañeras de trabajo. Hablaron de muchas chicas pero hubo una por la que quizás mostré demasiada curiosidad:

  • ¿Y te acuerdas de Carla?- dijo Cristina- ¿Que habrá sido de ella?
  • No lo se, Natalia me dijo que había empezado a salir con un chico y se fueron distanciando. Me caía muy bien, era muy buena chica.
  • Si, a mi me encantaba y era muy buena en lo suyo, con solo tocar una verga hacía que pareciera una fuente.- las dos se pusieron a reír.
  • ¿Quien era esta?- pregunté como quien no quiere la cosa.
  • Una amiga de Natalia.- me contaron lo que ya sabía pero aportaron mas información.-... y era la mejor. Que cuerpazo, si se ha convertido en una mujer ya se debe estar presentando a cástings para hacer de modelo. Y cobraba una fortuna unos 800 euros por un servicio de una hora.- entonces entendí como pagaba el piso, debía ser rica.
  • Una vez trabajé con ella.- dijo Mónica- y era realmente buena, yo también habría pagado. Nos contrataron para una fiesta, debíamos hacer un espectáculo y me desarmó por completo, me hizo el amor como no me lo ha hecho nadie y la comía de maravilla, parecía que hubiera nacido con una verga en la boca.
  • De hecho, -siguió Cristina- se parecía bastante a ti, era mas joven pero la verdad es que tenéis unas caras muy parecidas, las dos sois muy hermosas, muy distintas pero muy parecidas e igual de guapas.- intenté desviar la cosa, se estaban acercando demasiado a la verdad y pese a que me habría gustado contarla pensé que aún no había llegado el momento de que supieran la verdad.

Cuando nos fuimos me quedé pensando en mi hermana. La mejor en la cama, era. ¿Yo debía ser tan bueno? Quizás si, pero eso se lo tendría que preguntar alguien que se hubiera acostado con ella. Y era muy guapa. ¿Que locura la había llevado a hacer eso? ¿Porque no me lo había contado nunca? No lo podía adivinar, yo la habría entendido, lo estaba haciendo. ¿Y me estaría convirtiendo yo en lo que era ella? Me daba miedo, me aterrorizaba solo con pensarlo.