Desaparecido 5
Victor descubre la pista clave. Una vez la tiene, solo tiene que encontrar la forma de llegar hasta su hermana.
“
Creo que es suficiente por hoy, ya iremos mejorando.” me cogió de la mano y me llevó a la habitación. Fue al baño mientras yo me metía en la cama y volvió a los pocos segundos. Entró desnuda en la habitación, con la erección aún, pero esa vez no aparté la mirada, abrí las sábanas y dejé que se metiera dentro. La abracé con fuerza y ella a mi, noté su erección contra mi cuerpo y quise apartarme pero no lo hice y en cambio sentí como el notar su pene duro contra mi piel el mio se puso duro otra vez. La besé, ella parecía contenta de mi reacción, le di las gracias y le dije cuanto me gustaba y le di las buenas noches.
Caí dormido enseguida y de repente me vi andando por un pasillo, largo con una puerta al final, tardé mucho, muchísimo en llegar a la puerta y cuando lo hice descubrí que estaba cerrada, golpeé y grité pero no sirvió de nada y cuando me giré para volver atrás vi que solo había una pared dura. Me desperté de golpe, me costaba respirar y en lugar de intentar dormir otra vez me fui al ordenador.
Lo primero que hice fue buscar el nombre del mundo en el que quería entrar en goleta y enseguida me aparecieron foros donde se hacía la misma pregunta pero en ningún lugar aparecía la respuesta. Me costó casi cuatro horas encontrar alguna pista o descubrir que era aquel sitio. Era un mundo de chicas transexuales donde buscaban ayuda para convertirse en mujeres pero para entrar tenías que ser realmente transexual, en la vida real y que alguien te diera la llave, era casi imposible pero había chicas que lo habían conseguido. Busqué pistas de algunas chicas que lo habían conseguido pero nunca encontraba pistas suyas después del post en el que lo contaban. Me quedé mirando el ordenador durante un buen rato, las chicas que lo conseguían quizás ni llegaban a entrar, era una cosa, eso quedaba claro que cada persona tenía que conseguir por si misma, cada chica travesti. Necesitaba entrar pero no sabía como hacerlo y a las seis de la madrugada no era un buen momento para pensar, apagué el ordenador, volví a la cama y abracé a Natalia, ella se giró al sentirme detrás me besó y me dijo que durmiera. No tardé en conseguirlo.
Natalia me despertó con un beso a media mañana, agarró mi mano y la llevó a su cola, yo la empecé a acariciar, ella agarró mi verga y deseándome solo buenos días me empezó a masturbar. Sentía que le debía algo y pese al asco que me daba, la miré a los ojos y llevé mi mano a su verga, aún no estaba dura del todo pero sabía que tenía que hacer, la cogí mientras apartaba su mano de mi verga y me senté entre sus piernas mirándola directamente a los ojos. “No tienes porque...” empezó a decir pero la corté a medias, me abalancé sobre ella para besarle un pezón y le dije que ella me encantaba y que no me importaba hacerlo si eso era lo que ella quería. Su verga se puso dura rápidamente. Yo no dejé de mirarla a los ojos pero mientras una de mis manos la masturbaba con ganas la otra empezó a acariciarle los testículos y el ano suavemente. No tardó en empezar a gemir de placer, sentía su verga caliente entre mis manos, como se ponía dura y caliente y de repente me gustó la sensación y empecé a hacerlo con ganas, con amor y de repente sentí como esa preciosidad gritaba de placer al correrse, como me hacía sentir especial por regalarme ese momento.
Nos levantamos de la cama y desnudos fuimos a desayunar. La besé muchas veces mientras hacia el zumo y preparaba el café y no dejé de disfrutar de la visión de esos pechos perfectos. Cuando nos sentamos me preguntó que había hecho esa noche y le conté lo que había descubierto. Su cara se desencajó al oírlo.
- ¿Que tienes que contarme?
- Se de lo que me hablas, no quería pensar que fuera eso cuando lo vi pero lo sospeché. A mi una vez me ofrecieron que pasara esa puerta pero no lo hice.
- ¿Que se tiene que hacer para entrar o que es?
- En realidad no llegas a entrar nunca, una vez descubres la contraseña ya estás dentro. Se dice que el sitio pertenece a una empresa que convierte a travestis en chicas con pene usando lo tecnología mas avanzada.
- ¿Y?
- Y a cambio la chica se compromete a trabajar para ellos, en prostíbulos y cosas así. Solo una persona desesperada querría entrar ahí pero, poniéndome en la piel de Carla, veo que quizás tu hermana lo estaba. Todas las trans pasamos por momentos así, en que lo vemos todo negro y mas de las que crees escogen este camino, si realmente existe. No conozco a nadie que conozca a nadie que lo haya contado.
- ¿En serio?
- Si, lo siento.
- Tengo que entrar Natalia, tengo que sacar a mi hermana.
- Víctor, amor.- era la primera vez que me llamaba así- Puede que el precio sea muy caro, puede que sea la vida.- me asusté al oírlo pero sabía que debía hacer.- Tengo que entrar.
- Vas a tener que ser una travesti.- tragué saliva.
- ¿Me ayudarás?
- Te ayudaré, pero yo vendré contigo si puedo.
- ¿Que debo hacer para parecer una mujer?- Natalia me miró casi con pena.
- Debes querer serlo y seguramente tendrás que cambiar algunas partes de ti de manera irremediable, por ejemplo deberás hacerte láser en la cara y agujeros en las orejas. Deberás aprender a comportarte, a vestir, a moverte, a hablar, a maquillarte como una mujer. Te tendrán que gustar las cosas femeninas. Si todo esto no pasa, nadie te creerá.- miedo es poco, sentía pavor.
- ¿Cuanto voy a necesitar?
- Unos meses, seguramente.
- ¿Tanto?
- Si y vas a tener que vivir la mayor parte de tu tiempo como mujer. Cada día te voy a enseñar tanto como pueda pero costará.
- ¿Y cuando empezamos?
- ¿Mañana?
- Mañana.
- Creo que ahora deberías ir a ver a tus padres, no sabes cuando los volverás a ver.- tenía toda la razón. Me levanté y me fui a ducharme y a vestirme. Volví a despedirme de Natalia.
- ¿Vendrás esta noche?
- Si, claro.
- Cuando despiertes mañana será para ser una chica.
- Lo se.- le di un beso rápido y salí de casa.
Llegué al apartamento de mis padres poco después y entré a verles. Cuando les vi noté que estaban cansados y deprimidos. Hablaban poco, miraban la televisión. Me senté con ellos y dejé que pasaran las horas, mi madre preparó la comida y nos sentamos los tres a la mesa, el sitio de mi hermana estaba vacío pero nos sentábamos en los mismos sitios donde lo hacíamos desde que nacimos nosotros dos. Mi hermana, su presencia, aún estaba allí. Pero no me atreví a contar nada de lo que había sucedido, si podía se lo contaría todo ella misma, no les quería dar ninguna esperanza.
Me quedé después de comer un rato y después volví a mi casa, Natalia ya no estaba pero me había dejado unos recados. Había una lista de tiendas apuntadas a las que tenía que ir y al lado ponía que debía comprar, había calculado que todo costaría unos 300 euros, era bastante pero iba a pagar lo que fuera necesario. Bajé al centro y fui de tienda en tienda, al Sephora a comprar un estuche completo de maquillaje, a una tienda ropa interior femenina, me hizo comprar un sujetador y un tanga a juego, a una tienda de ropa a comprar unos pantalones de lycra como les que llevaban la mayoría de las chicas, de cintura baja y pata de elefante, un top palabra de honor y un jersey y después me hizo ir a una tienda especializada en pelucas de pelo natural y a una zapatería especializada en zapatos de tallas grandes, me pidió que comprara las botas con el tacón mas alto que encontrar y a poder ser con un poco de plataforma. Cuando acabé ya eran las ocho y media y fui a verla al bar, miró lo que había comprado y me felicitó con un besazo, me dio la llaves de su piso y me dijo que ya podía empezar a practicar con las botas.
Al llegar al piso me puse las botas que había comprado, llegaban hasta la rodilla y estaban hechas de una tela negra que se enganchaba a la pierna. El tacón media unos 18 centímetros y la plataforma unos cinco, eran extremadamente altos, nadie usaba zapatos así por la calle. Me costó levantarme de la cama y enseguida me sentí inseguro pero di un paso y no me caí, di dos y tres y poco a poco paso a paso y aguantándome de las paredes conseguí cruzar la casa. Me pasé tres horas antes de cenar y tres después andando y conseguí que me doliera todo el cuerpo pero también conseguí andar a un ritmo normal y sin caerme ni trastabillar. Me costó pero estoy orgulloso de decir que cuando llegó Natalia la dejé sorprendida. Me abrazó con fuerza y me besó con ganas antes de decir que lucia muy sexy. Me sorprendí pensando que la quería.
Fuimos al sofá y me desabrochó las botas, me las sacó y con cuidado me masajeó los pies, tardamos un rato en empezar a hablar.
- Natalia.
- Si, dime.
- ¿No te importará que cada vez parezca mas una mujer?
- No, claro que no que tontería.
- Si pero...
- Pero nada. Yo tengo verga. ¿Te gustan las vergas a ti o te gusto yo?
- Me gustas tu.
- A pesar de que tenga verga y a mi me gustarías igual con tetas y coño.
- Gracias.- busqué sus ojos- Te quiero.- se acercó a mi me beso con ternura-
- Y yo a ti.
Dejó mis pies aparte. Me desabrochó la camisa y poco a poco empezó a recorrer todo mi cuerpo con su lengua, me besó las orejas, los pezones, el vientre y la nariz y cuando sintió que mi erección era impresionante desabrochó mi pantalón y sacó mi verga. Se sentó encima mío y de debajo de su falda sacó la suya, las dos se encontraron en el mismo sitio, las cogió con una mano y con la otra puso una de mis manos agarrándolas las dos también. Las empezamos a mover al mismo ritmo, nos besamos. No tardamos en empezar a gemir, a la vez, unidos casi en una sola voz. La volví a besar y lo seguí haciendo hasta que llegamos al clímax y justo antes de venirnos paramos. Entonces Natalia se levantó, se bajo la falda lentamente y se sacó el tanga. Se puso de espaldas a mi, sabía que debía hacer, se empezó a sentar encima mío otra vez, mi verga se acercaba a su ano, con una mano agarré su verga y puse la otra en su cintura. Noté su ano caliente sobre mi verga y poco a poco empezó a bajar. Me costó meterla, bastante, pero poco a poco su ano se fue abriendo y mi verga fue entrando dentro suyo. Solo conseguir que entrar ya hizo que gritáramos de placer como no lo habíamos hecho nunca pero cuando empezó a mover su cadera ritmicamente sentí que moría de placer. No dejé de masturbarla ni un momento y cuando sentí que me iba a venir lo empecé a hacer mas rápido, con mas ganas. Y entonces sentí como se venía otra vez en mi mano y como yo, casi mágicamente me venía a la vez dentro de su colita. Espero a que acabara del todo para salir y cuando lo hizo nos miramos a la cara con suma sensación de felicidad.